El justo no se asusta.—Si Dios está con nosotros, ¿quién nos podrá condenar? Que él nos libre del miedo cuando hay que mantenerse firmes frente a las amenazas o a las burlas de los demás.
1 En el Señor he puesto mi refugio; ¿cómo dicen a mi alma: «Huye, cual un pájaro, hacia el monte,
2 porque los impíos tensan su arco, y ajustan sus flechas a la cuerda para herir en la sombra a los de recto corazón?
3 Si han cedido los cimientos, ¿qué puede hacer el justo?»
4 El Señor está en su templo santo, el Señor tiene su trono en el cielo. Sus ojos están observando y fija su mirada en los hijos de Adán.
5 El Señor explora al justo y al impío, y su alma odia a quien ama la violencia.
6 Hará llover sobre los malvados carbones encendidos y azufre y un viento abrasador les tocará en suerte.
7 Porque el Señor es justo y ama la justicia, los que son rectos contemplarán su rostro.