1 Del maestro de coro. Salmo. De David.
Mira y escúchame.—Dios no se olvida de sus hijos: Él resucitó a Cristo.
2 ¿Hasta cuándo, Señor, seguirás olvidándome? ¿Hasta cuándo me ocultarás tu rostro?
3 ¿Hasta cuándo sentiré angustia en mi alma y tristeza en mi corazón, día tras día? ¿Hasta cuándo mi enemigo triunfará a costa mía?
4 ¡Señor, Dios mío, mírame y respóndeme! Ilumina mis ojos para que no me duerma con los muertos,
5 y no diga mi enemigo que acabó conmigo, ni mis adversarios se alegren al verme vacilar.
6 En cuanto a mí, confío en tu bondad; conoceré la alegría de tu salvación y cantaré al Señor que me ha tratado bien.