Tú me has librado de la muerte.—«Andaré en presencia del Señor en la tierra de los vivientes». Con todos los que Dios salvó de la muerte, con Jesús nuestro Salvador, expresamos nuestra gratitud.
1 ¡Aleluya!
1 Amo al Señor porque escucha
el clamor de mi plegaria;
2 Inclinó hacia mí su oído
el día en que lo llamé.
3 Me envolvían los lazos de la muerte,
estaba preso en las redes fatales,
me ahogaban la angustia y el pesar,
4 pero invoqué el nombre del Señor:
«¡Ay, Señor, salva mi vida!»
5 El Señor es muy bueno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
6 El Señor cuida de los pequeños,
estaba débil y me salvó.
7 Alma mía, vuelve a tu descanso,
que el Señor cuida de ti.
8 Ha librado mi alma de la muerte,
de lágrimas mis ojos
y mis pies de dar un paso en falso.
9 Caminaré en presencia del Señor
en la tierra de los vivos.
10 Tenía fe, aun cuando me decía:
«Realmente yo soy un desdichado».
11 Pensaba en medio de mi confusión:
«¡Todo hombre decepciona!»
12 ¿Cómo le devolveré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
13 Alzaré la copa por una salvación
e invocaré el nombre del Señor;
14 cumpliré mis promesas al Señor
en presencia de todo su pueblo.
15 Tiene un precio a los ojos del Señor
la muerte de sus fieles:
16 «¡Mira, Señor, que soy tu servidor,
tu servidor y el hijo de tu esclava:
tú has roto mis cadenas!»
17 Te ofreceré el sacrificio de acción de gracias
e invocaré el nombre del Señor.
18 Cumpliré mis promesas al Señor
en presencia de todo su pueblo,
19 en los atrios de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén.