La vuelta de los desterrados
1 Que se alegren el desierto y la tierra seca, que con flores se alegre la pradera.
2 Que se llene de flores como junquillos,
2 que salte y cante de contenta,
2 pues le han regalado el esplendor del Líbano
2 y el brillo del Carmelo y del Sarón.
2 Ellos a su vez verán el esplendor de Yavé,
2 todo el brillo de nuestro Dios.
3 Robustezcan las manos débiles
3 y afirmen las rodillas que se doblan.
4 Díganles a los que están asustados:
4 «Calma, no tengan miedo,
4 porque ya viene su Dios a vengarse,
4 a darles a ellos su merecido;
4 El mismo viene a salvarlos a ustedes.»
5 Entonces los ojos de los ciegos se despegarán,
5 y los oídos de los sordos se abrirán,
6 los cojos saltarán como cabritos
6 y la lengua de los mudos gritará de alegría.
6 Porque en el desierto brotarán chorros de agua,
6 que correrán como ríos por la superficie.
7 La tierra ardiente se convertirá en una laguna,
7 y el suelo sediento se llenará de vertientes.
7 Las cuevas donde dormían los lobos
7 se taparán con cañas y juncos...
8 Por allí pasará una buena carretera,
8 que se llamará el camino santo;
8 por él no transitará ningún impuro,
8 y el sinvergüenza no se atreverá a pisarlo;
9 no habrá allí ningún león,
9 y la fiera salvaje no se acercará a él.
9 Por este camino marcharán los rescatados
10 y por ahí regresarán los libertados por Yavé;
10 llegarán a Sión dando gritos de alegría,
10 y con una dicha eterna reflejada en sus rostros;
10 la alegría y la felicidad los acompañarán
10 y ya no tendrán más pena ni tristeza.
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Comentarios Isaías, capítulo 35
35,1
El regreso de los desterrados y el anuncio de los tiempos del Mesías. Ver los comentarios de Isaías 40-41.