Ageo encabeza a los profetas posteriores al destierro. Estos tres, Ageo, Zacarías y Malaquías, transmiten la Palabra de Dios en un tiempo totalmente nuevo. Los antiguos profetas denunciaban los pecados de Israel y anunciaban el Juicio inminente. Pero ahora, pasadas las pruebas de la destrucción de Jerusalén y el destierro a Babilonia, la comunidad judía debe reconstruir su patria y es entonces cuando los profetas exigen que se reconstruya primeramente el Templo.
Bien es cierto que los judíos, como nosotros, debían servir a Dios antes que pedirle la solución de sus problemas. Pero el mensaje de Ageo es profético en otro sentido: inicia una nueva etapa de la Historia Sagrada en que la maduración del pueblo judío se haría a partir de la fidelidad a la Ley y al culto. El Templo ya es la Morada de Dios en medio de su pueblo, pero también queda en espera de una venida misteriosa de Dios, del día en que visitará a su pueblo.