De nuevo la pregunta: ¿todo eso, para qué?
1 Hay otro mal que he visto bajo el sol y que aplasta al hombre.
2 Alguien recibió de Dios fortuna, riqueza y honores: nada faltó de todo lo que pudo desear. Pero Dios no le concede disfrutar de ello, y es otro el que lo aprovecha. Esta es otra cosa muy mala y que no se puede justificar.
3 Supongamos que un hombre tuviera un centenar de hijos y viviera largos años, pero durante todo ese tiempo no encontrara la felicidad y no tuviera después sepultura —en ese caso digo que un recién nacido fallecido es más feliz que él—.
4 Ese niño vino para nada, sólo para regresar a la negrura, y hasta su mismo nombre permanecerá en la oscuridad.
5 No vio ni conoció el sol, pero descansó; en cambio el otro, no.
6 Ese hombre pudo haber vivido dos mil años, pero ¿de qué le serviría si no conoció la felicidad? Bien se puede decir que todo va al mismo lugar.
7 Todo el trabajo del hombre es por su boca, pero esto no basta para llenar su alma.
8 ¿En qué aventaja el sabio al tonto? ¿En qué sale ganando el pobre cuando sabe comportarse en la vida?
9 Más vale creer en lo que se ve que dejarse llevar por sus deseos: pues allí también no se retiene nada y se corre tras el viento.
10 Todo lo que existe ya ha recibido su nombre, y se sabe lo que es un hombre: no puede discutir con Alguien más poderoso que él.
11 ¿Muchas palabras? Habrá mucho de vacío: ¿qué se habrá ganado?
12 ¿Quién sabe cómo debería vivir el hombre durante sus días contados y frágiles que pasan como sombra? ¿Quién le revelará al hombre lo que pasará bajo el sol después de él?