1 El segundo año del reinado del gran rey Asuero,
2 tuvo un sueño Mardoqueo, hijo de Jair, hijo de Simer, hijo de Kich, de la tribu de Benjamín.
3 Ese judío, que vivía en Susa, era un personaje muy conocido en la corte del rey;
4 formaba parte de los desterrados que Nabucodonosor, rey de Babilonia, había traído cautivos junto con Jeconías, rey de Judá.
5 Este fue el sueño de Mardoqueo. De repente se sienten gritos y ruidos espantosos, retumba el trueno, tiembla la tierra; todo se conmueve.
6 Entonces se aproximan dos enormes dragones listos para enfrentarse. Lanzan un rugido,
7 e inmediatamente todas las naciones se preparan para atacar al pueblo de los justos.
8 ¡Es un día de tinieblas y oscuridad, día de prueba y de angustia, de violencia y de terror, en toda la tierra!
9 Todo el pueblo de los justos está espantado, temen la desgracia y se preparan para morir. Pero claman a Dios,
10 y su clamor hace surgir un pequeño manantial que se transforma en un gran río de un caudal desbordante.
11 Luego vuelve la luz y se levanta el sol, triunfan los humildes y devoran a los orgullosos.
12 En ese momento se despertó Mardoqueo. No dejaba de pensar que debía haber algún proyecto de Dios en el sueño que había tenido. Hasta el anochecer trató por todos los medios de comprender su sentido.