La Biblia Latinoamericana
作者:神与人
Segunda Carta a los Tesalonicenses (2Tes)
Introducción Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3
Segunda Carta a los Tesalonicenses (2Tes) Introducción
La esperanza del día de Cristo era un poderoso estímulo para la fe de los primeros cristianos, pero podía también llevar a un nerviosismo malsano. La Iglesia de Tesalónica parece que se vio afectada por una enfermedad bastante frecuente en los grupos minoritarios y perseguidos: la espera del fin del mundo que resolvería todos los problemas, una espera que en ese momento no hacía más que perturbar la vida cristiana.
En su carta Pablo trata de apaciguar a la comunidad. Pero, ¿será verdaderamente Pablo quien habla en esta carta? Muchas dudas se han suscitado al respecto: ¿por qué esta segunda carta, aparentemente tan próxima a la primera? La primera parte no parece ser más que un remedo de diversos párrafos de la carta anterior, y la única cosa clara y novedosa es la advertencia sobre la venida del Anticristo y la hora del Juicio. Como a primera vista esta advertencia parece contradecir a la primera carta, en que se aguardaba la venida próxima del Señor, muchos intérpretes afirman que esa carta no es de Pablo, sino que un autor posterior quiso decir en vez de él lo que Pablo no había dicho en su momento.
La realidad es que las dos cartas a los Tesalonicenses formaban parte de las colecciones más antiguas de las cartas de Pablo, con la particularidad de que, al igual que las dos cartas a los Corintios, no fueron nunca publicadas separadamente. En el caso de las cartas a los Corintios, es fácil ver que la segunda incluye diversos fragmentos de otras cartas que Pablo les había enviado en otras ocasiones. Los responsables de esa Iglesia habían combinado todo lo que les parecía más interesante y más adaptado para una lectura pública y lo habían enviado a las demás Iglesias como una sola carta.
En el caso de Tesalónica parece que tomaron de uno o dos mensajes de Pablo el contenido de los capítulos 2 y 3 de esa “segunda carta” y les dieron la forma de una verdadera carta haciéndolos preceder por un primer capítulo imitado de la “primera carta a los Tesalonicenses”.
Es fácil ver que el motivo central de la carta, que es frenar la espera histérica de la venida de Cristo en el capítulo 2, no contradice en nada lo que Pablo decía en 1Tes 4,14 sobre la resurrección: el párrafo que seguía (1Tes 5,1) no sugería la venida inminente de Cristo, sino que por el contrario Pablo quería mantener la esperanza sin desviar la atención de la vida corriente.
De todos modos, la carta ha sido reconocida por la Iglesia desde el segundo siglo como tradición apostólica; es por tanto palabra de Dios y tapa un pequeño agujero en el conjunto de la revelación. Nos invita a no dejarnos impresionar, como se ha dado en el transcurso de toda la historia, por los rumores de revelaciones, de tragedias y del fin de mundo.
Segunda Carta a los Tesalonicenses (2Tes) Capítulo 1
1 Pablo, Silvano y Timoteo a la Iglesia de los tesalonicenses, congregada en Dios nuestro Padre y en Cristo Jesús, el Señor:
2 Reciban gracia y paz de Dios Padre y de Cristo Jesús, el Señor.
3 Debemos dar gracias a Dios en todo tiempo por ustedes, hermanos. Es justo hacerlo, ya que siguen progresando en la fe y crece el amor de cada uno a los hermanos.
4 Nosotros mismos hablamos de ustedes con orgullo en las Iglesias de Dios porque se mantienen firmes y guardan su fe en medio de todas las persecuciones y pruebas que deben soportar.
5 Estas han de ser para ustedes una muestra del justo juicio de Dios, pues deben mostrarse dignos de ese Reino de Dios por el cual ahora padecen.
El juicio y la venida
6 Pero también es justo que Dios devuelva sufrimientos a los perseguidores
7 y que a ustedes, los perseguidos, les dé el descanso con nosotros el día en que el Señor Jesús se manifieste glorioso y venga del cielo rodeado de su corte de ángeles.
8 Entonces la llama ardiente castigará a los que no reconocen a Dios y no obedecen al Evangelio de Jesús, nuestro Señor.
9 Serán condenados a la perdición eterna, lejos del rostro del Señor y de su Gloria irresistible.
10 Vendrá aquel día para ser glorificado en sus santos y para que todos admiren su obra en los que creyeron, entre los que están ustedes, que acogieron nuestro testimonio.
11 Estos son nuestros pensamientos en todo momento mientras rogamos por ustedes: que nuestro Dios los haga dignos de su llamada y que, por su poder, lleve a efecto sus buenos propósitos, haciendo que su fe sea activa y eficiente.
12 De ese modo el nombre de Jesús, nuestro Señor, será glorificado a través de ustedes y ustedes lo serán en él, por gracia de nuestro Dios y de Cristo Jesús, el Señor.

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Comentarios Segunda Carta a los Tesalonicenses, capítulo 1
1,1

Encontramos aquí los mismos temas que en 1 Tes. Una comunidad perseguida. La base de la vida cristiana que son la fe, la esperanza (o perseverancia) y el amor. El Día de Cristo.
1,6

Cuando los apóstoles se dirigían a los paganos, insistían en el juicio de Dios (Rom 1,18; H 17,31). Los paganos, en efecto, no tenían idea de un tal juicio, pues todo el más allá se les escapaba. Desde hace casi un siglo ha existido también entre nosotros la tendencia a pasar por alto el juicio, como reacción a varios siglos en que ocupó un lugar excesivo, unido al miedo a castigos. Pero de hecho, la evangelización de los paganos modernos, cuya conciencia no ha sido ni siquiera despertada en la familia, exige que se hable como en tiempos de Pablo.

Saber que el bien y el mal existen, que la vida prepara una salvación (o una pérdida) definitiva y que Dios juzga a los hombres, es una base necesaria para la vida cristiana. Muchos tratan justamente de huir de esa verdad, diciendo, por ejemplo, que Dios es sólo amor, o imaginándose una serie de existencias en las que siempre podremos recuperarnos.

Es justo que Dios devuelva sufrimientos a los perseguidores. No olvidemos que las cartas a los Tesalonicenses son las más antiguas de Pablo. Si bien era su deber recordar el juicio, como lo habían hecho los profetas y el mismo Jesús, era difícil que Pablo hubiera vaciado su lenguaje de todo lo que expresa una sed de justicia violenta. Esta violencia en contra de los malos ha sido (y lo es todavía en muchas religiones) un apoyo a la fe, pero Jesús nos invitó a desprendernos de ella (Mt 13,29).

En el día que venga del cielo... En tiempos de los apóstoles se creía que el Día del Señor vendría pronto, y todos pensaban que el Juicio universal inauguraría el reino de Dios Padre (1 Cor 15,24). Ahora suponemos que no es tan inminente y preferimos pensar en el juicio de cada uno en el momento de su muerte: el «juicio particular».
Segunda Carta a los Tesalonicenses (2Tes) Capítulo 2
1 Pero hablemos, hermanos, de esa venida de Cristo Jesús, nuestro Señor, y de nuestra reunión con él. Les rogamos
2 que no se dejen perturbar tan fácilmente. No se asusten por manifestaciones del Espíritu, o por rumores, o por alguna carta que pasa por nuestra, que dicen que el día del Señor es inminente.
3 No se dejen engañar de ninguna manera. Primero tiene que producirse la apostasía y aparecer el adversario de la religión, el instrumento de la perdición,
4 el rebelde que se pone por encima de todo lo que es considerado divino y sagrado, que incluso pondrá su trono en el templo de Dios para mostrar que él es Dios.
5 ¿No recuerdan que se lo decía cuando estaba con ustedes?
6 Ustedes saben qué es lo que ahora lo detiene, para que sólo se manifieste a su debido tiempo.
7 La fuerza antirreligiosa ya está obrando secretamente, pero falta que desaparezca el que la retiene.
8 Entonces se manifestará el adversario, a quien el Señor ha de barrer con el soplo de su boca y al que derribará cuando venga en su gloria.
9 Al presentarse este sin-ley con el poder de Satanás hará milagros, señales y prodigios al servicio de la mentira
10 para engañar y pervertir a todos los que han de perderse, a los que no aceptaron el amor de la verdad que los habría salvado.
11 Por eso Dios les está enviando las fuerzas del engaño dejando que crean en la mentira.
12 Así serán condenados al fin todos los que no quisieron creer en la verdad porque les gustaba más el mal.
Perseveren en la fe
13 Pero nosotros tenemos que dar gracias en todo momento por ustedes, hermanos amados por el Señor, pues ustedes son la parte de Dios y fueron elegidos para que se salvaran mediante la fe verdadera y fueran santificados por el Espíritu.
14 Con este fin los llamó mediante el Evangelio que predicamos, y los destinó a compartir la gloria de Cristo Jesús, nuestro Señor.
15 Por lo tanto, hermanos, manténganse firmes y guarden fielmente las tradiciones que les enseñamos de palabra o por carta.
16 Que los anime el propio Cristo Jesús, nuestro Señor, y Dios, nuestro Padre, que nos ha amado dándonos en su misericordia un consuelo eterno y una esperanza feliz.
17 El les dará el consuelo interior y los hará progresar en todo bien de palabra o de obra.

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Comentarios Segunda Carta a los Tesalonicenses, capítulo 2
2,1

No se asusten... En Tesalónica sucedía lo que es frecuente en toda comunidad perseguida: se daba la tendencia a evadirse de la vida real. Corrían rumores de que la venida de Cristo estaba muy cercana y la esperanza se convertía en histeria. Por eso Pablo recuerda algunas verdades que no son totalmente nuevas, pues el Antiguo Testamento había hablado más de una vez de las crisis que precederían al Juicio. No podemos tomar al pie de la letra todo lo que los profetas habían dicho al respecto, pues hablaban con imágenes propias de su tiempo. Sin embargo, todos ellos concordaban en anunciar tiempos muy difíciles para los creyentes y un triunfo casi total de los enemigos de Dios en un primer momento. Jesús no los había desaprobado.

Tiene que producirse la apostasía... Antes del regreso de Cristo habrá una «apostasía», es decir, un abandono de la fe a escala mundial.

...y aparecer el adversario de la religión. Es cierto que se han encontrado anticristos en todos los siglos: 1 Jn 2,18. Al final, sin embargo, habrá un anticristo más típico que todos los que lo han precedido. Cristo volverá en el momento en que la Iglesia parezca vencida.

Ustedes saben qué es lo que ahora lo detiene (6). Tal vez lo sabían ellos, pero la cosa es para nosotros muy oscura. Para Pablo, la apostasía es la de las naciones ya convertidas al Evangelio, y la fuerza del mal ya está actuando en ellas (7). Pero es probable que Pablo siguiera el pensamiento de autores «apocalípticos», algunas obras de los cuales forman parte de la Biblia (entre ellos Ezequiel 38-39, Daniel 2-10); cada crisis acontece en el momento fijado por Dios, y cada actor de la historia dura el tiempo que necesita para cumplir el bien y el mal que lleva consigo.

Dos acciones no se han llevado a cabo todavía, y son tal vez las que el Evangelio nombra juntas (Mc13,10 y 14): la proclamación del Evangelio a las naciones, es decir, primero a los pueblos del imperio romano, y la culminación de la crisis judía, la que debía ser la destrucción de Jerusalén en el año 70. La no realización de estos dos hechos es a lo mejor lo que, según Pablo, detiene la venida del anticristo.

Pablo no podía ni sospechar que el «tiempo de las naciones» mencionado por Lucas (21,24) iba a durar tantos siglos; para él era sólo cuestión de años. Retengamos sin embargo su manera de visualizar el fin del mundo: todo lo que hay en la historia humana debe madurar; la historia acabará en una última aventura inspirada por un orgullo diabólico; la fe o la negación del Evangelio serán el centro de la confrontación mundial.

Dios les dirige las fuerzas del engaño...(11) Esto no quiere decir que Dios quiera el mal, sino que una vez más encontramos este modismo hebreo que debería traducirse: Dios deja que lleguen a ellos. Deja sin defensa frente a los errores a los que rechazan la luz; por eso, ¡cuánta credulidad y supersticiones hay actualmente en medios que se creen demasiado inteligentes para creer!
2,13

Al igual que en 1 Tes 4, Pablo invita a la Iglesia a seguir sus instrucciones y sus reglas. Vuelve a tratar con mayor severidad la obligación de trabajar (1 Tes 4,11): si todos trabajaran, la comunidad estaría más equilibrada.
Segunda Carta a los Tesalonicenses (2Tes) Capítulo 3
1 Por lo demás, hermanos, rueguen por nosotros, para que la palabra del Señor prosiga su carrera y reciba honor, como pasó entre ustedes.
2 Que Dios nos libre también de los individuos indeseables y malos, ya que no todos creen.
3 El Señor es fiel: a ustedes los fortalecerá y preservará del Maligno.
4 Tenemos absoluta confianza en el Señor de que seguirán haciendo lo que les mandamos, como ya lo hacen.
5 Que el Señor fije sus corazones en el amor de Dios y la perseverancia de Cristo.
Que todos trabajen
6 Hermanos, les ordenamos en nombre de Cristo Jesús, el Señor, que se aparten de todo hermano que viva sin control ni regla, a pesar de las tradiciones que les transmitimos.
7 Ya saben cómo tienen que imitarnos, pues no vivimos sin control ni regla mientras estuvimos entre ustedes.
8 No pedimos a nadie un pan que no hubiéramos ganado, sino que trabajamos duramente noche y día hasta cansarnos para no ser una carga para ninguno.
9 Te níamos, por supuesto, el derecho de actuar en otra forma, pero quisimos ser para ustedes un modelo que imitar.
10 Además, cuando estábamos con ustedes les dijimos claramente: el que no quiera trabajar, que tampoco coma.
11 Pero ahora hemos oído que hay entre ustedes algunos que viven sin control ni regla y no hacen nada, muy ocupados en meterse en todo.
12 A ésos les mandamos y les rogamos, por Cristo Jesús, nuestro Señor, que trabajen en paz y se ganen el pan que comen.
13 Por su parte, hermanos, no se cansen de hacer el bien.
14 Si alguien no obedece lo que les mandamos en esta carta, señálenlo y no tengan más trato con él, para que se avergüence.
15 Pero no lo consideren como enemigo, sino corríjanlo como a hermano.
16 Que el Señor de la paz les dé su paz en todo tiempo y en todo. Que el Señor esté con todos ustedes.
17 Este saludo es de mi propia mano: Pablo. Es la contraseña en todas mis cartas. Esta es mi letra.
18 Que la gracia de Cristo Jesús, nuestro Señor, esté con todos ustedes.