La Biblia Latinoamericana
作者:神与人
Segunda Carta a Timoteo (2Tim)
Introducción Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3
Capítulo 4      
Segunda Carta a Timoteo (2Tim) Introducción
Leer al respecto la Introducción a las Cartas pastorales.
Mientras la Primera Carta a Timoteo mostraba a un Pablo todavía libre en sus movimientos, ésta la escribe desde una de sus prisiones. Una reflexión de Pablo respecto de un amigo fallecido (2Tim 1,17) parecería indicar que estaría entonces en Roma. Se estaría pues en los años 61-63, o más tarde aún, durante un segundo y dudoso cautiverio de Pablo. Pero esta interpretación se basaba en una mala traducción.
Los temas de esta carta invitan a pensar que haya sido escrita desde Cesarea, donde Pablo estaba detenido por el gobernador Félix (He 24). La carta sería del año 58 y por lo tanto posterior a la primera en algunos meses.
El comienzo de la carta tiene puntos de contacto muy notables tanto con el discurso de Pablo en He 26 como con la carta a los Romanos. Sin embargo no es tan sencillo interpretar las aproximaciones del tema o de vocabulario para sugerir que 2Tim tiene el mismo autor que la carta a los Romanos; quien piense que la carta fue escrita más tarde por otra persona, dirá que los pasajes paralelos fueron copiados de las cartas anteriores de Pablo, para hacer creer en su autenticidad. Y al revés, cuando encuentre una idea un poco novedosa verá en ella la prueba de que el autor no es el mismo. Tales comparaciones y referencias exigen un enorme trabajo y honradez para ser interpretadas correctamente.
Pablo habla de su nueva condición de prisionero, que parecía que iba a prolongarse. Concentra entonces su atención en el lugar que tienen el fracaso y el sufrimiento en el plan de Dios. Fracaso aparente de muchas vidas cristianas después de una conversión y de comienzos prometedores; sufrimiento del apóstol encadenado por causa del Evangelio. Por momentos imagina lo peor y se muestra dispuesto a sacrificar su vida, como en Fil 1,20. Pero en otros momentos vuelve a la certeza, que también se leía en Fil 1,19: ese cautiverio forma parte de su misión y le permitirá dar testimonio del Evangelio frente a las más altas autoridades del imperio romano.
No olvidemos que desde su partida de Mileto, y en una forma más radical después de su detención en el Templo (He 21,27), Pablo dio vuelta a la página: se despidió tanto del mundo judío como del mundo griego de Oriente que conocía y amaba. No se equivocaba cuando veía el porvenir bastante sombrío. La presente carta retoma varios temas del discurso de Pablo en Mileto: Pablo prevé la difusión de los errores dentro de la Iglesia y la formación de sectas.
Timoteo fue el primero de los asistentes de Pablo en el tiempo y al que más amaba. Con esta carta Pablo quiere transmitirle su fuerza y su convicción apostólica. Por eso le recuerda que la base, tanto de la vida de fe como de la actividad apostólica, radica en la meditación y el conocimiento de la Palabra de Dios.
Segunda Carta a Timoteo (2Tim) Capítulo 1
1 Pablo, apóstol de Cristo Jesús por decisión de Dios, que nos prometió la vida en Cristo Jesús,
2 a su querido hijo Timoteo.
2 Vengan sobre ti de Dios Padre y de Cristo Jesús, nuestro Señor, la gracia, la misericordia y la paz.
Dios no nos dio un espíritu de timidez
3 Doy gracias a Dios, a quien sirvo con conciencia limpia como mis antepasados, cuando constantemente te recuerdo en mis oraciones noche y día.
4 Al acordarme de tus lágrimas, siento un gran deseo de verte, para llenarme de alegría.
5 Recuerdo tu fe sincera. Así eran tu abuela Loide y tu madre, Eunice, y estoy convencido de que la recibiste de ellas.
6 Por eso te invito a que reavives el don de Dios que recibiste por la imposición de mis manos.
7 Porque Dios no nos dio un espíritu de timidez, sino un espíritu de fortaleza, de amor y de buen juicio.
8 No te avergüences, pues, del testimonio acerca del Señor ni de mí al verme preso. Al contrario, sufre por el Evangelio, sostenido por la fuerza de Dios.
9 El nos ha salvado y nos ha llamado para una vocación santa, no como premio a nuestros méritos, sino gratuitamente y por iniciativa propia. Esta llamada, que nos concedió en Cristo Jesús desde la eternidad,
10 acaba de manifestarse ahora con la aparición de Cristo Jesús, nuestro Salvador, que ha destruido la muerte y ha hecho resplandecer en su Evangelio la vida y la inmortalidad.
11 Este es el mensaje para el que fui hecho predicador, apóstol y maes tro,
12 y por el que ahora padezco esta nueva prueba. Pero no me avergüenzo, porque sé en quién he puesto mi confianza y estoy convencido de que tiene poder para custodiar hasta aquel día lo que deposité en sus manos.
13 Toma como norma la sana doctrina que has oído de mí sobre la fe y el amor según Cristo Jesús.
14 Conserva el precioso depósito con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros.
15 Ya sabes que todos los de Asia me han abandonado, entre ellos Figelo y Hermógenes.
16 Que el Señor tenga piedad de la familia de Onesíforo, porque a menudo me dio ánimo y no se avergonzó cuando supo que estaba en prisión.
17 Al contrario actuó con coraje, me reclamó y me recuperó.
18 El Señor le conceda hallar la misericordia del Señor aquel día; tú conoces mejor que yo todos los servicios que me prestó en Efeso.

**
Comentarios Segunda Carta a Timoteo, capítulo 1
1,3

Reaviva el don de Dios que recibiste. Véase 1 Tim 4,14. Pablo trata de comunicar a Timoteo su propia energía y le recuerda tanto el amor de Dios como sus promesas. La sana doctrina,... el precioso depósito... lo que me has oído decir (v. 13-14): véase 1 Tim 1,3. Si bien la doctrina de la fe no debe ser alterada, tampoco puede guardarse en conserva. Debe ser vivida, lo que pone en juego nuestra creatividad, así como también la del Espíritu Santo que la hace redescubrir cada día.

Para guardarme... lo que deposité en sus manos (12). Estas palabras nos invitan a recordar cuál es el sentido exacto de la palabra «fe». En hebreo, en el Antiguo Testamento, la palabra fe tenía la misma raíz que «afirmarse» y «ser firme». En griego, la palabra que se usó para «fe» significaba tanto la confianza que se podía tener en un deudor como la garantía que había dado. Pablo considera, pues, toda su vida apostólica como el depósito que ha puesto en las manos de Dios. Al igual que él, el hombre de fe gasta su vida en una labor a menudo ingrata y persevera como si ya viera lo que aún no puede ver (He 11,27).
Segunda Carta a Timoteo (2Tim) Capítulo 2
Obra como buen soldado de Cristo
1 En cuanto a ti, hijo, que tu fuerza sea la gracia que tienes en Cristo Jesús.
2 Cuanto has aprendido de mí, confirmado por numerosos testigos, confíalo a personas que merezcan confianza y que puedan instruir después a otros.
3 Soporta las dificultades como un buen soldado de Cristo Jesús.
4 El que se alista en el ejército trata de complacer al que lo contrató, y no se mete en negocios civiles.
5 El atleta no será premiado si no ha competido según el reglamento.
6 Al agricultor que trabaja duro le corresponden en primer lugar los frutos de la cosecha. Entiende lo que quiero decirte;
7 seguramente el Señor hará que lo comprendas todo.
8 Acuérdate de Cristo Jesús, descendiente de David y resucitado de entre los muertos, según mi evangelio.
9 Por él sufro hasta llevar cadenas como un malhechor; pero la palabra de Dios no está encadenada.
10 Por eso lo soporto todo por el bien de los elegidos, para que también ellos alcancen la salvación que se nos dio en Cristo Jesús y participen de la gloria eterna.
11 Una cosa es cierta:
11 si hemos muerto con él, también viviremos con él.
12 Si sufrimos pacientemente con él, también reinaremos con él.
12 Si lo negamos, también él nos negará.
13 Si somos infieles, él permanece fiel, pues no puede desmentirse a sí mismo.
No te metas en discusiones de palabras
14 Recuerda a tu gente estas cosas y diles insistentemente en nombre de Dios que dejen las discusiones de palabras, que no son de ningún provecho y desconciertan a quienes las escuchan.
15 Trata de merecer la aprobación de Dios; sé como obrero irreprensible, experto en el manejo de la palabra de la verdad.
16 No participes en conversaciones inútiles y extrañas a la fe, que solamente hacen progresar la impiedad.
17 Son doctrinas que se propagan como la gangrena. Pienso en Himeneo y Fileto,
18 que se apartaron de la verdad afirmando que la resurrección ya tuvo lugar, con lo que desconciertan la fe de algunos.
19 A pesar de todo no se hunden los sólidos cimientos puestos por Dios, en los cuales está inscrito: El Señor conoce a los suyos, y: Aléjese de la maldad el que invoca el nombre del Señor.
20 En una casa rica no hay sólo vajillas de oro y plata, sino también de madera y de barro. Unas son tratadas con mucho cuidado, y las otras no.
21 Si alguno, pues, trata de no cometer las faltas de que hablo, será como vajilla noble: será santo, útil al Señor, apropiado para toda obra buena.
22 Evita los deseos desordenados, propios de la juventud. Busca la rectitud, la fe, el amor, y ten buenas relaciones con aquellos que invocan al Señor con corazón puro.
23 Pero evita las cuestiones tontas e inútiles, pues sabes que originan peleas.
24 Un servidor del Señor no debe ser peleador, sino comprensivo con todos, buen pedagogo, paciente en las incomprensiones.
25 Reprenderá a los rebeldes con dulzura: quizá Dios les conceda que se conviertan y descubran la verdad,
26 liberándose de los lazos del diablo que los tiene sometidos a su voluntad.

**
Comentarios Segunda Carta a Timoteo, capítulo 2
2,1

Confíalo a personas que merecen confianza... (2) Hemos visto que, en las primeras misiones, Pablo se preocupaba de establecer responsables en cada comunidad (He 14,23). Véase también Tito 1,6. Estos deben ser capaces de preservar la fe. Muchas veces valorizamos más la eficacia inmediata de nuestra acción que la exactitud doctrinal. Pero, a la larga, no hay error que no se pague. San Ireneo sostiene que la principal misión de la Iglesia es mantener en el mundo el conocimiento verdadero de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Véase sin embargo el comentario a Gál 2,5.

En seguida Pablo invita a Timoteo a darse por entero, con la seguridad de que sus esfuerzos serán recompensados.

El testigo de Cristo es mensajero del Cristo victorioso, con la firme esperanza de la fe; se mostrará animoso y fuerte, convencerá por su propia convicción. Debe evitar las pérdidas de tiempo: conversaciones inútiles, entretenimientos que solamente nos ayudan a olvidar que nos aburrimos y ya no sabemos luchar y vivir, falsos problemas religiosos que nos apartan de la misión tan urgente.

El que se alista... (4) Pablo tuvo que ganarse la vida al mismo tiempo que predicaba (2 Cor 11,9; 2 Tes 3,7). Este párrafo sin embargo, y las citas bíblicas que trae, apuntan a los que pierden el tiempo ganando su subsistencia, cuando debiera ser la comunidad quien tendría que preocuparse de sus necesidades. Para un ministro de la Iglesia el trabajo puede ser una manera de situarse en el mundo y en medio de los hombres; pero también puede ser una manera de escapar de las dificultades y de las humillaciones de cualquier trabajo apostólico.
2,14

La carta vuelve sobre las experiencias del trabajo apostólico. Con el tiempo los convertidos son puestos a prueba; unos progresan y otros se pierden. El apóstol no debe extrañarse, pues, de ninguna caída, y ningún escándalo puede conmover los sólidos cimientos puestos por Dios (19): La Iglesia jamás será vencida.

Dicen que la resurrección ya tuvo lugar (18). La fe en la resurrección era tan difícil de aceptar en ese tiempo como lo es hoy, y muchos trataban de conservar la palabra sin cargar con un Dios que quiebra todos nuestros esquemas de pensamiento. Tal vez los nombrados aquí decían que en el bautismo había tenido lugar una resurrección espiritual y que no había que esperar otra después de la muerte. A este respecto véase en el Evangelio de San Juan la precisión aportada por 5,28, justamente después de 5,25.
Segunda Carta a Timoteo (2Tim) Capítulo 3
1 Has de saber que en los últimos días vendrán momentos difíciles;
2 los hombres serán egoístas, amantes del dinero, farsantes, orgullosos, chismosos, rebeldes con sus padres, ingratos, sin respeto a la religión;
3 no tendrán cariño ni sabrán perdonar; serán calumniadores, desenfrenados, crueles, enemigos del bien,
4 traidores, sinvergüenzas, llenos de orgullo, más amigos de los placeres que de Dios;
5 ostentarán apariencias de piedad, pero rechazarán sus exigencias.
5 Evita a esa gente.
6 De esta clase son los que se meten por las casas engatusando a mujeres infelices, llenas de pecados, movidas por toda clase de pasiones,
7 que siempre están aprendiendo y nunca llegan al conocimiento de la verdad.
8 Del mismo modo que Janés y Jambrés se opusieron a Moisés, también ellos se oponen a la verdad. Son hombres de mente pervertida, descalificados en cuanto a la fe.
9 Pero no irán muy lejos, pues su locura será desenmascarada a la vista de todos, como les pasó a aquéllos.
10 Tú, en cambio, has seguido de cerca mi enseñanza, mi modo de vida, mis proyectos, mi fe, mi paciencia, mi caridad,
11 mi valentía, mis persecuciones y sufrimientos; sabes lo que me pasó en Antioquia, Iconio y Listra. ¡Cuántas persecuciones tuve que sufrir! Pero de todas me libró el Señor.
12 De igual manera serán perseguidos todos los que quieran servir a Dios en Cristo Jesús.
13 Mientras tanto los pecadores y los embusteros irán de mal en peor, engañando y engañados a la vez.
14 Tú, en cambio, quédate con lo que has aprendido y de lo que estás seguro, sabiendo de quiénes lo recibiste.
15 Además, desde tu niñez conoces las Sagradas Escrituras. Ellas te darán la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús.
16 Toda Escritura está inspirada por Dios y es útil para enseñar, rebatir, corregir y guiar en el bien.
17 Así el hombre de Dios se hace un experto y queda preparado para todo trabajo bueno.

**
Comentarios Segunda Carta a Timoteo, capítulo 3
3,1

En los últimos días: véase 1 Tim 4,1. Ni siquiera la presencia del mal en la Iglesia nos debe sorprender.

El párrafo 3,14-17 ha querido dejarnos, en pocas palabras, todo un mensaje sobre la meditación bíblica: las Escrituras te darán la sabiduría (15). La meditación bíblica es la mejor manera de hacer madurar la fe (v. 15-17). Cuando se escribieron estas líneas, la Escritura era esencialmente el Antiguo Testamento, pero ya la Iglesia poseía y consideraba como «Escrituras» varios evangelios y algunas cartas de Pablo.

Justo antes de la mención de la Escritura, leemos: aquello de lo que estás seguro... sabiendo de quienes lo recibiste. La lectura bíblica es inseparable de la «Tradición de los Apóstoles», que es además la «Tradición» de la Iglesia. Es una manera de entrar en la comprensión de la Biblia, así como Jesús, inmediatamente después de su resurrección, abrió a sus apóstoles a una nueva manera de releer la historia santa.

Toda Escritura está inspirada por Dios (16), y nosotros buscamos en ella el mensaje de Dios a su pueblo más bien que un pretexto para la especulación personal. El mismo Espíritu que dirige a la Iglesia es el que ha inspirado a los autores bíblicos.

Durante largos años se ha hablado de la «inspiración» de la Biblia, pero no ante todo para animar su lectura en la familia o en la comunidad, sino para afirmar que no contiene ningún error. Esto se debió a que muchas personas veían contradicciones entre la Biblia y la ciencia. Tales problemas han sido en parte superados. Por un lado, todo libro de la Biblia es como los autores humanos lo escribieron, reflejando su cultura y sus limitaciones; (antes de la venida de Cristo, el conocimiento de la fe no había alcanzado su madurez; antes de la ciencia, no se hablaba según los esquemas de la ciencia). Pero también la Biblia entera es de Dios, y todo texto es parte de un mensaje definitivo. Ahí está la verdad de Dios, y no en la exactitud puntual de los detalles

Pero hay que recordar, sobre todo, que la palabra de Dios es el alimento normal de la fe. Es útil, y no sólo para enseñar, pues la lectura bíblica tiene valor de sacramento para el espíritu cristiano. Ninguna predicación, ningún catecismo, ni siquiera «bíblico», puede reemplazar, para el desarrollo de la fe, la lectura meditada y frecuente de la palabra de Dios.
Segunda Carta a Timoteo (2Tim) Capítulo 4
Predica la palabra
1 Te ruego delante de Dios y de Cristo Jesús, juez de vivos y muertos, que ha de venir y reinar, y te digo:
2 predica la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, rebatiendo, reprendiendo o aconsejando, siempre con paciencia y dejando una enseñanza.
3 Pues llegará un tiempo en que los hombres ya no soportarán la sana doctrina, sino que se buscarán maestros según sus inclinaciones, hábiles en captar su atención;
4 cerrarán los oídos a la verdad y se volverán hacia puros cuentos.
5 Por eso debes estar siempre alerta. Supera las dificultades, dedícate a tu trabajo de evangelizador, cumple bien tu ministerio.
6 En cuanto a mí, estoy a punto de sacrificar mi vida y se acerca el momento de mi partida.
7 He combatido el buen combate, he terminado mi carrera, he guardado lo que me confiaron.
8 Sólo me queda recibir la corona de toda vida santa con la que me premiará aquel día el Señor, juez justo; y conmigo la recibirán todos los que anhelaron su venida gloriosa.
Ultimas recomendaciones
9 Apresúrate a venir a mí lo antes posible,
10 pues Demás me ha abandonado; estaba apegado a este mundo y ha vuelto a Tesalónica. Crescente se ha ido a Galacia y Tito a Dalmacia.
11 Solamente Lucas está conmigo. Toma contigo a Marcos, pues me será muy útil para el ministerio.
12 A Tíquico lo mandé a Efeso.
13 Cuando vengas, tráeme la capa que dejé en Tróade, en casa de Carpo, y también los libros, sobre todo los pergaminos.
14 Alejandro, el herrero, me ha causado mucho daño. El Señor le dará su merecido por lo que ha hecho.
15 Ten cuidado con él también tú, pues habla contra lo que predicamos.
16 La primera vez que presenté mi defensa, nadie estuvo a mi lado, todos me abandonaron. ¡Que Dios no se lo tenga en cuenta!
17 Pero el Señor estuvo conmigo llenándome de fuerza, para que el mensaje fuera proclamado por medio de mí y llegara a oídos de todos los paganos; y quedé libre de la boca del león.
18 El Señor me librará de todo mal y me salvará llevándome a su reino celestial. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
19 Saluda a Prisca y Aquila, y a la familia de Onesíforo.
20 Erasto se quedó en Corinto. A Trófimo lo dejé enfermo en Mileto.
21 Haz todo lo posible por venir antes del invierno. Te saludan Eúbulo, Pudente, Lino, Claudia y todos los hermanos.
21 El Señor sea contigo. 22 La gracia sea con ustedes.

**
Comentarios Segunda Carta a Timoteo, capítulo 4
4,1

Predica la Palabra (2): es el último consejo de Pablo y ésta debe ser la principal preocupación de la Iglesia y de cualquier responsable de la Iglesia.

Pablo sabe que no será liberado y que será condenado a muerte. Al igual que Jesús, asume su propio sacrificio. Vuelven entonces las comparaciones, que tanto le gustaban a Pablo, con el soldado y el atleta. En esa época los atletas recibían una corona de laureles, símbolo de la inmortalidad.