La Biblia Latinoamericana
作者:神与人
Carta a Tito (Tit)
Introducción Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3
Carta a Tito (Tit) Introducción
Esta carta a Tito parece que fue la primera en cuanto a fecha de las Cartas pastorales: véase la Introducción a esas cartas p. 501.
Es el comienzo del año 58 y han transcurrido pocos meses desde el envío de la Carta a los Romanos. Pablo piensa que ya no hay más trabajo para él en la parte oriental del imperio romano y se prepara para ir a Roma y evangelizar desde allí la parte occidental del imperio, especialmente España. Pero Dios ha previsto las cosas de otra manera: dentro de poco Pablo será detenido en Jerusalén y, después de varios años de cautiverio en Cesarea, será llevado a Roma para ser allí juzgado en el tribunal del emperador.
Pablo se ha despedido de las comunidades de Grecia y de “Asia”, la provincia del imperio que corresponde a Turquía occidental (He 20,25). Tal vez fue antes de su entrevista con los presbíteros (ancianos) de la región de Éfeso, que tuvo lugar en Mileto (He 20,1), cuando Pablo redactó esta carta, que presta una atención especial a esos pastores de las comunidades cristianas. Los otros puntos importantes de la carta se refieren a las obligaciones de los cristianos según su situación en la sociedad, al respeto por sus obligaciones sociales y a la sumisión a las autoridades. Pablo retoma o desarrolla aquí lo que había expuesto en la segunda parte de la carta a los Romanos. Esa misma carta le inspira algunas pinceladas sobre el plan de Dios que encontramos en 1,3-4; 2,11-34; 3,4-7
Pablo está ya pensando en su viaje a Roma. Una de las paradas será Nicópolis, en la costa occidental de Grecia, un sector que había evangelizado Pablo (Rom 15,19), y donde se encontrará con Tito, que está en Creta.
Carta a Tito (Tit) Capítulo 1
1 Pablo, servidor de Dios, apóstol de Cristo Jesús para comunicar a los elegidos de Dios la fe y el conocimiento de la verdad que es parte de la religión...
2 Esperamos la vida eterna que nos había prometido desde siempre el Dios que no miente jamás.
3 El habló con toda claridad en el tiempo fijado, y ése es el mensaje que me ha sido encargado por decisión de Dios, nuestro Salvador.
4 Te saludo, Tito, verdadero hijo mío en la fe que compartimos: recibe gracia y paz de Dios Padre y de Cristo Jesús, nuestro Salvador.
Los presbíteros
5 Te dejé en Creta para que solucionaras los problemas existentes y pusieras presbíteros en todas las ciudades, de acuerdo con mis instrucciones.
6 Deben ser hombres intachables, casados una sola vez. Es preciso que sus hijos sean creyentes y que no puedan ser acusados de mala conducta o de ser rebeldes.
7 Pues el supervisor (u obispo), siendo el encargado de la Casa de Dios, debe ser irreprensible: no debe ser autoritario ni de mal genio, ni bebedor, ni peleador o que busque dinero.
8 Al contrario, que practique la hospitalidad, que sea amigo del bien, hombre de buen juicio, justo, piadoso, dueño de sí mismo.
9 Que se atenga a la doctrina segura y sea capaz de predicar la sana enseñanza y al mismo tiempo sepa rebatir a los que la atacan.
10 Porque hay muchos espíritus rebeldes, charlatanes y engañadores, sobre todo entre los de origen judío.
11 Hay que taparles la boca, pues enseñan en forma muy interesada cosas que no conviene y desconciertan a familias enteras.
12 Fue precisamente uno de su raza, a quien ellos tienen por profeta, el que dijo: «Cretenses, siempre mentirosos, malas bestias y comilones perezosos.»
13 Es la pura verdad. Por eso repréndelos con firmeza para mantenerlos en una fe sana
14 y que no hagan caso de las fábulas judías ni sigan las prácticas de gente que da la espalda a la verdad.
15 Todo es limpio para los limpios, pero para los manchados que se niegan a creer, nada es limpio: hasta la mente y la conciencia la tienen corrompida.
16 Pretenden conocer a Dios, pero lo niegan con su modo de actuar; son seres rebeldes, vulgares y no sirven para ninguna obra buena.

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Comentarios Carta a Tito, capítulo 1
1,5

Tito debía organizar las Iglesias de Creta y establecer responsables en cada ciudad.

No sabemos si el título supervisor (en griego episcopo, de donde viene obispo) se daba a todos los ancianos (en griego presbíteros) o estaba reservado para los que efectuaban un trabajo más efectivo. Después de un tiempo ya no hubo más que un solo obispo, responsable de toda la comunidad y superior a los ancianos. Cuando los apóstoles murieron, estos obispos fueron sus sucesores y gobernaron la Iglesia con la misma autoridad —al menos teóricamente—.

Lo que Pablo dice aquí, sobre las condiciones necesarias para ser anciano o supervisor, recuerda lo que hallamos en 1 Timoteo. Notemos, sin embargo, los siguientes puntos:

— Casados una sola vez. No era necesario, por supuesto, que estuvieran casados, sino que como se consagraba a hombres de una cierta edad, comúnmente casados, la carta excluye aquí a los que se habían divorciado y se habían vuelto a casar varias veces, mientras eran todavía paganos.

— Debe ser irreprensible, no sólo él, sino también su familia. Su aptitud para presidir es esencial a su vocación, y de hecho no podía ser aceptado por la comunidad si la gente de su derredor daba mal ejemplo.

— Debe ser acogedor. La Iglesia es más comunión que organización. Todo el mundo debe ser acogido y sentirse a gusto en casa de los responsables. Por otra parte, se debe acoger a los hermanos y a los responsables que vienen de otras regiones para asegurar así la comunión entre las diversas comunidades. El equilibrio humano de este «obispo» es, pues, parte de su vocación; no puede ser un hombre de carácter mal equilibrado, cuyas intervenciones hieran, cuya autoridad ignore las reglas elementales de la sana convivencia y del respeto hacia las personas. Muchas veces se ha reprochado a los responsables de la Iglesia que tienen fe, pero no saben actuar humana y correctamente.

El párrafo 1,12-16 es una advertencia contra la vuelta a una religión de prácticas y abstinencias inspirada en la Ley judía. Todo es limpio para los limpios: conforme a lo dicho en Mt 15,11 y Rom 14,20. Eso no quiere decir que nuestras intenciones (¡las nuestras son siempre puras!) justifiquen nuestros actos; eso sería olvidar que el árbol (el deseo que nos impulsa a actuar) se juzga por sus frutos, que no son justificables si van contra la voluntad de Dios manifestada por la Ley.
Carta a Tito (Tit) Capítulo 2
Andemos como seres responsables
1 Expón lo que correspone a la sana doctrina.
2 Los ancianos han de ser sobrios, respetables, juiciosos, maduros en su fe, caridad y perseverancia.
3 Que las ancianas igualmente se porten como corresponde a santas mujeres; que no sean chismosas ni aficionadas al vino, sino más bien personas de buen consejo.
4 Así enseñarán a las jóvenes a amar a su marido y a querer a sus hijos,
5 a ser juiciosas y castas, a cuidar bien de su hogar, a ser buenas y obedientes a sus maridos. De este modo nadie podrá hablar mal de nuestra fe.
6 Invita también a los jóvenes a que sean responsables en todo.
7 Tú mismo serás un ejemplo para ellos cuando vean tu conducta, tu enseñanza desinteresada, tu honradez,
8 tu predicación sana e intachable. Con esto los de fuera no encontrarán cosa alguna que criticar, y más bien se sentirán avergonzados.
9 Los siervos, que se sometan a sus amos en forma habitual; que traten de complacerlos y no los contradigan.
10 Que no roben a sus patrones, sino que se muestren dignos de toda confianza; así atraerán elogios sobre la doctrina de Dios, nuestro Salvador.
11 Porque la generosidad del Dios Salvador acaba de manifestarse a todos los hombres;
12 nos enseña a rechazar la vida sin Dios y las codicias mundanas, y a vivir en el mundo presente como seres responsables, justos y que sirven a Dios.
13 Ahora nos queda aguardar la feliz esperanza, la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador, Cristo Jesús,
14 que se entregó por nosotros para rescatarnos de todo pecado y purificar a un pueblo que fuese suyo, dedicado a toda obra buena.
15 Tú enseña estas cosas, aconsejando y reprendiendo con toda autoridad. No dejes que nadie te menosprecie.

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Comentarios Carta a Tito, capítulo 2
2,1

Aquí se recuerdan las obligaciones de los fieles según su situación en la vida. En la sociedad de aquel tiempo, mucho menos compleja que la nuestra, todo se reducía a esclavos o libres, hombres o mujeres, jóvenes o viejos. En nuestros días habría que pedir a cada uno que mirara más de cerca sus responsabilidades en la vida.

Se insiste en que debemos producir frutos; el párafo siguiente dirá que si Cristo se sacrificó por nosotros, ese sacrificio no debe quedar estéril.

La generosidad del Dios Salvador, acaba de manifestarse (11). La carta vuelve a recordarnos la esencia del mensaje cristiano, que nos revela un don de Dios; y debe producir bondad y reconciliación, sacando a los hombres del egoísmo que los paraliza.

Se entregó por nosotros (14). Como en Ef 5,25 y 1 Cor 11,25, el sacrificio de Jesús es en primer lugar para purificar a los que formarán su pueblo. Nos enseña a rechazar la vida sin Dios (12). Después de nuestra conversión, es contemplando a Jesús como poco a poco abandonaremos todo lo malo que hay en nosotros. Progresaremos gracias a:

— la sobriedad, y el sentido de nuestras responsabilidades;

— la justicia con los demás, siendo en primer lugar justo ante de Dios;

— la santidad, que aquí se entiende como sinceridad en el servicio de Dios.
Carta a Tito (Tit) Capítulo 3
1 Recuerda a los creyentes que se sometan a los jefes y a las autoridades, que sepan obedecer y estén listos para toda tarea provechosa.
2 Que no insulten a nadie, que sean pacíficos y comprensivos y traten a todos con toda cortesía.
3 Pues también nosotros fuimos de esos que no piensan y viven sin disciplina: andábamos descarriados, esclavos de nuestros deseos, buscando siempre el placer. Vivíamos en la malicia y la envidia, éramos insoportables y nos odiábamos unos a otros.
4 Pero se manifestó la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor a los hombres,
5 pues no fue asunto de las obras buenas que hubiéramos hecho, sino de la misericordia que nos tuvo. Él nos salvó por el bautismo que nos hacía renacer
6 y derramó sobre nosotros por Cristo Jesús, nuestro Salvador, el Espíritu Santo que nos renovaba.
7 Habiendo sido reformados por gracia, esperamos ahora nuestra herencia, la vida eterna.
8 Una cosa es cierta, y en ella debes insistir: los que creen en Dios han de destacarse en el bien que puedan hacer. Ahí está lo bueno y lo que realmente aprovecha a la sociedad.
9 Evita, en cambio, las cuestiones tontas, las genealogías, las discusiones y polémicas a propósito de la Ley; no son ni útiles ni importantes.
10 Reprende al que deforma el mensaje. Después de dos advertencias romperás con él,
11 sabiendo que es un descarriado y culpable que se condena a sí mismo.
12 Cuando te mande a Artemas o a Tíquico, date prisa en venir donde mí a Nicópolis, pues decidí pasar allí el invierno.
13 Toma todas las medidas necesarias para el viaje del abogado Zenas y de Apolo, de modo que nada les falte.
14 Y que los nuestros aprendan a moverse apenas se presente alguna necesidad, en vez de quedarse como unos inútiles.
15 Te saludan todos los que están conmigo. Saluda a los que nos aman en la fe.
15 La gracia sea con todos ustedes.

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Comentarios Carta a Tito, capítulo 3
3,1

Al hablar a la primera generación cristiana, Pablo presentaba la conversión como una ruptura con la vida anterior y con el mundo. Pero la presente carta fue escrita en el transcurso de la generación siguiente, y mientras la Iglesia se establecía en las diversas provincias del Imperio Romano, la espera de una inminente venida de Cristo se había esfumado. Si la vida del mundo y de la Iglesia debía prolongarse, era necesario que el cristiano diera en ese mundo el ejemplo de una vida ordenada y justa. Y como la obediencia era entonces el pilar de la vida familiar y social, el autor pedía que la obediencia del creyente viniera del corazón.

Sería fácil hablar de contradicciones o de oportunismo en la enseñanza del Nuevo Testamento, pues aquí se habla de lealtad social y virtudes familiares y allá de ignorar hasta a su padre y a su madre. Pero en realidad lo uno no se opone a lo otro. Obediencia que viene del corazón, siempre que esto no se oponga a la voluntad de Dios; pero rechazo de cualquier dependencia cuando una autoridad humana pretenda reemplazar a Dios, ignorando la conciencia y los derechos de las personas.

Aquí se insiste en las virtudes sociales; lo mismo había sido en 2,5; 2,10 y también en 1 Tim 2,2 y 2,11.
3,8

Al que deforma el mensaje (10). El texto griego usa una palabra que significa «seleccionar», y que se puede traducir indiferentemente por «sectas» o «herejías». En vez de aceptar la fe tal como la transmite la Iglesia, el hereje escoge lo que personalmente le parece más importante y mejor. Rechaza una parte del mensaje y, junto con sus discípulos, abandona la Iglesia para formar su propio grupo. Al preferir su propio discernimiento a la doctrina de la Iglesia, pierde la actitud profunda de la fe y destruye la unidad del Cuerpo de Cristo, aun cuando haya sabido preservar la mayor parte del mensaje.