La Biblia Latinoamericana
作者:神与人
Primera Carta de Pedro (1Pe)
Introducción Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3
Capítulo 4 Capítulo 5    
Primera Carta de Pedro (1Pe) Introducción
No sabemos casi nada de la vida del apóstol Pedro después de su liberación milagrosa, relatada en He 12. Era el año 44. En los meses siguientes, la muerte de Herodes Agripa no impidió a los sumos sacerdotes que siguieran intentando su muerte. ¿Cuándo partió para el mundo griego? ¿Qué contactos tuvo con las co-munidades fundadas por Pablo? Se sabe que en Corinto una facción se declaraba partidaria de él y que aparentemente lo conocía (1Cor 1,12).
¿Cómo pudo participar en el concilio de Jerusalén el año 49 (He 15)? ¿Cuándo llegó a Roma? Esta carta es un testimonio de su presencia en esa ciudad.
La carta de Pedro tiene numerosos puntos de contacto tanto con la carta de Santiago como con las de Pablo. Al final nos informa que el redactor fue Silvano, o Silas, uno de los responsables de la Iglesia de Jerusalén que luego acompañó a Pablo en sus misiones. Con eso nos confirma la unidad de la fe desde los comienzos de la Iglesia; Pedro, Santiago y Pablo eran los testigos incontestables de Cristo que, lejos de enseñar versiones diferentes del Evangelio, inspiraban una predicación común del misterio cristiano a partir de datos intocables que ya se llamaban “la Tradición” o “la Doctrina”.
Los profetas de la Iglesia, acostumbrados a dar una interpretación cristiana del Antiguo Testamento, iban creando poco a poco un lenguaje cristiano y, como eran itinerantes, ese lenguaje debía necesariamente estar de acuerdo con el testimonio de los apóstoles.
La originalidad de esta carta se nota en los tres puntos siguientes:
– de 1,3 a 3,7 todo está inspirado en la ceremonia del bautismo: los himnos, la homilía sobre el sentido del bautismo y el género de vida que llevarán en el mundo los nuevos bautizados:
– la carta hace el elogio de un nuevo pueblo de bautizados, piedras vivas del templo auténtico y sacerdotes de Dios para un culto espiritual;
– repetidas veces Pedro invita a meditar la pasión de Cristo: su sacrificio está siempre presente en el corazón del pueblo de Dios y la persecución forma parte de su vocación.
Una tradición muy antigua asegura que Pedro fue ejecutado durante la persecución de Nerón y que fue enterrado en unos terrenos de la colina del Vaticano. Excavaciones recientes han permitido descubrir una tumba conteniendo osamentas y marcada con diferentes inscripciones, que es casi con certeza la del apóstol, primera piedra de la Iglesia.
Primera Carta de Pedro (1Pe) Capítulo 1
1 Pedro, apóstol de Cristo Jesús, a los elegidos que viven fuera de su patria, dispersos por el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia,
2 a los elegidos, a quienes Dios Padre conoció de antemano y santificó por el Espíritu para acoger la fe y ser purificados por la sangre de Cristo Jesús:
2 ¡Que la gracia y la paz abunden entre ustedes!
Ya están salvados
3 Bendito sea Dios, Padre de Cristo Jesús, nuestro Señor, por su gran misericordia. Al resucitar a Cristo Jesús de entre los muertos, nos dio una vida nueva y una esperanza viva.
4 Reservaba para ustedes la herencia celestial, ese tesoro que no perece ni se echa a perder y que no se deshace con el tiempo.
5 Y los protege el poder de Dios, por medio de la fe, con miras a la salvación que nos tiene preparada para los últimos tiempos.
6 Por esto estén alegres, aunque por un tiempo tengan que ser afligidos con diversas pruebas.
7 Si el oro debe ser probado pasando por el fuego, y es sólo cosa pasajera, con mayor razón su fe, que vale mucho más. Esta prueba les merecerá alabanza, honor y gloria el día en que se manifieste Cristo Jesús.
8 Ustedes lo aman sin haberlo visto; ahora creen en él sin verlo, y ahora se sienten llenos de una alegría inefable y celestial
9 al tener ya ahora eso mismo que pretende la fe, la salvación de sus almas.
10 Los profetas hablaron de ese favor que ustedes iban a recibir y se preguntaron o quisieron saber más al respecto.
11 El Espíritu de Cristo estaba en ellos y les descubría de antemano los sufrimientos de Cristo y la gloria que iba a alcanzar, pero ellos se preguntaban quién sería y cuándo se realizaría eso.
12 Estaban preparando lo que mantiene a los ángeles en suspenso, y que ahora les ha sido anunciado a ustedes por sus evangelizadores, al mismo tiempo que el Espíritu Santo les era enviado desde el cielo. Y les fue revelado que todo esto sería, no para ellos, sino para ustedes.
Sean santos
13 Por tanto, tengan listo su espíritu y estén alerta, poniendo toda su esperanza en esta gracia que será para ustedes la venida gloriosa de Cristo Jesús.
14 Si han aceptado la fe, no se dejen arrastrar ya por sus pasiones como lo hacían antes, cuando no sabían.
15 Si es santo el que los llamó, también ustedes han de ser santos en toda su conducta,
16 según dice la Escritura: Sean santos, porque yo soy santo.
17 El Padre que invocan no hace diferencias entre personas, sino que juzga a cada uno según sus obras; tomen, pues, en serio estos años en que viven fuera de la patria.
18 No olviden que han sido rescatados de la vida vacía que aprendieron de sus padres; pero no con un rescate material de oro o plata,
19 sino con la sangre preciosa de Cristo, el Cordero sin mancha ni defecto.
20 Dios pensaba en él desde antes de la creación del mundo, pero no fue revelado sino a ustedes al final de los tiempos.
21 Gracias a él han creído en Dios que lo resucitó de entre los muertos y lo glorificó, precisamente con el fin de que pusieran su fe y su esperanza en Dios.
22 Al aceptar la verdad, han logrado la purificación interior, de la que procede el amor sincero a los hermanos; ámense, pues, unos a otros de todo corazón,
23 ya que han nacido esta vez, no de semilla corruptible, sino de la palabra incorruptible del Dios que vive y permanece.
24 Pues toda carne es como hierba y su gloria como flor del campo. La hierba se seca y la flor se cae, 25 pero la palabra del Señor permanece eternamente.
25 Esta palabra es el Evangelio que se les ha anunciado a ustedes.

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Comentarios Primera Carta de Pedro, capítulo 1
1,1

Nótese el saludo, semejante a los de Pablo: en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Este trozo podría ser la predicación del jefe de una comunidad cristiana, dirigida a los adultos que acaban de bautizarse. En esos años los creyentes se preocupaban más que hoy por su salvación después de la muerte. A los que se bautizaban, los apóstoles les hablaban de la herencia de Dios que les estaba reservada a consecuencia de la resurrección de Cristo: tesoro que no perece ni se echa a perder, y que no se deshace con el tiempo (4).

Pero ya sabían los nuevos bautizados que la fe cristiana estaba amenazada y perseguida. Bautizarse era comprometerse con Cristo hasta la muerte.

Ustedes lo aman sin verlo... (8). Fe, esperanza, amor a Cristo: siempre las tres virtudes (o fuerzas) de la vida cristiana van a la par. Cristo llegó a la gloria a través de los padecimientos. El cristiano sigue el mismo camino y ya conoce el gozo verdadero en medio de las pruebas.
1,13

Se desarrollan las consecuencias lógicas del bautismo: ceder a los vicios del mundo significaría una vuelta a la esclavitud de la que Cristo nos ha rescatado por su sangre.

22-25: Aquí reconocemos ese «nacer de nuevo», «nacer de lo alto», del que Jesús habla a Nicodemo en Jn 3,9.

Lo que sigue es un llamado a vivir como perfectos: no apegarse a las cosas del tiempo presente, sino llevar una vida útil y preciosa ante Dios, a la medida de lo que le costamos.
Primera Carta de Pedro (1Pe) Capítulo 2
1 Rechacen, pues, toda maldad y engaño, la hipocresía, la envidia y toda clase de chismes.
2 Como niños recién nacidos, busquen la leche no adulterada de la Palabra; gracias a ella crecerán y alcanzarán la plenitud.
Cristo es la piedra angular
3 ¿Acaso no han probado lo bueno que es el Señor?
4 Se han acercado al que es la piedra viva rechazada por los hombres, y que sin embargo es preciosa para Dios que la escogió.
5 También ustedes, como piedras vivas, se han edificado y pasan a ser un Templo espiritual, una comunidad santa de sacerdotes que ofrecen sacrificios espirituales agradables a Dios por medio de Cristo Jesús.
6 Dice la Escritura: Yo voy a colocar en Sión una piedra angular, escogida y preciosa: quien se afirme en ella no quedará defraudado.
7 Ustedes, pues, que creen, recibirán honor. En cambio, para aquellos que no creen, él es la piedra rechazada por los constructores, que se ha convertido en la piedra angular;
8 piedra en la que la gente tropieza y roca que hace caer. Cuando se niegan a creer en la palabra, están tropezando con aquello en lo que debían afirmarse.
9 Pero ustedes son una raza elegida, un reino de sacerdotes, una nación consagrada, un pueblo que Dios hizo suyo para proclamar sus maravillas; pues él los ha llamado de las tinieblas a su luz admirable.
10 Ustedes antes no eran su pueblo, pero ahora son pueblo de Dios; no habían alcanzado su misericordia, mas ahora les ha sido concedida su misericordia.
Lleven una vida ejemplar
11 Amados hermanos, por ser aquí extranjeros y gente de paso, les ruego que se abstengan de los deseos carnales que hacen la guerra al alma.
12 Lleven una vida ejemplar en medio de los que no conocen a Dios; de este modo, esos mismos que los calumnian y los tratan de malhechores notarán sus buenas obras y darán gloria a Dios el día de su visita.
13 Sométanse a toda autoridad humana por causa del Señor: al rey, porque tiene el mando;
14 a los gobernadores, porque él los envía para castigar a los que obran mal y para animar a los que obran bien.
15 La voluntad de Dios respecto de ustedes es que, obrando el bien, acallen la ignorancia de los imbéciles.
16 Sean libres, pero no hagan de la libertad un pretexto para hacer el mal. Sean libres como servidores de Dios.
17 Respeten a todos, amen a los hermanos, teman a Dios y respeten al que gobierna.
18 Que los siervos obedezcan a sus patrones con todo respeto, no sólo a los que son buenos y comprensivos, sino también a los que son duros.
19 Porque ahí está el mérito, en que soportan malos tratos sin haberlo merecido, habiendo actuado a conciencia y por Dios.
20 Porque, ¿qué mérito habría en soportar el castigo cuando se ha faltado? En cambio, si pueden soportar que los traten mal cuando han actuado bien, eso es grande ante Dios.
21 Para esto han sido llamados, pues Cristo también sufrió por ustedes, dejándoles un ejemplo, y deben seguir sus huellas.
22 El no cometió pecado ni en su boca se encontró engaño.
23 Insultado, no devolvía los insultos, y maltratado, no amenazaba, sino que se encomendaba a Dios que juzga justamente.
24 El cargó en su cuerpo con nuestros pecados en el madero de la cruz, para que, muertos a nuestros pecados, empezáramos una vida santa. Y sus heridas nos han sanado.
25 Pues eran ovejas descarriadas, pero han vuelto al pastor y guardián de sus almas.

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Comentarios Primera Carta de Pedro, capítulo 2
2,3

Dos palabras resaltan en este párrafo: piedras y sacerdotes. Dicen lo que serán los nuevos cristianos.

Como piedras vivas, edifíquense. El Señor es la piedra que sobresale del suelo y en la que tropiezan todos aquellos que no lo vieron ni lo tomaron en cuenta (Is 8,14).

Jesús es, en otro sentido, la piedra rechazada por los constructores, que pasa a ser la base del nuevo edificio (Is 28,16; Sal 118,22). Y los cristianos son las piedras de esta Iglesia: piedras vivas, porque cada uno participa de la vida de Dios, y porque cada uno juega un papel activo en la Iglesia (Ef 4,12-16).

También ustedes son un reino de sacerdotes. Entenderemos mejor estas palabras si nos acordamos de lo dicho por Dios a Moisés en Exodo 19,5. Dios decidió entonces hacerse presente en el mundo y transformar el curso de la historia mediante un pueblo suyo, que sería Israel. Ahora bien, Pedro nos dice: ustedes que han reconocido a Cristo son el verdadero pueblo de Dios y el verdadero Israel. No formamos los bautizados una religión más; somos el pueblo de Dios, que es una minoría activa y la levadura del mundo.

Somos sacerdotes, en el sentido que tenía este término en tiempo de Pedro, es decir, los que tienen el privilegio de acercarse a Dios. Nos fue encargada la misión de preparar a la humanidad para que en ella se realice la salvación: que los hombres y los pueblos descubran su destino común y, finalmente, reconozcan que no pueden solucionar sus problemas sin creer en Jesús, haciendo del evangelio la ley de su vida.

Un cristiano, consciente de la dignidad nueva que recibió por don de Dios, no puede sino proclamar sus maravillas (2,19), y esto es evangelizar. Y cuando se celebra la eucaristía, más todavía se siente responsable del mundo en el que vive a lo largo de la semana.
2,11

Aquí viene la invitación a ser ciudadanos, trabajadores y esposos modelos. Si somos calumniados, es una razón más para demostrar lo hermosa que es la vida cristiana y que se equivocan los calumniadores. Y si las autoridades comienzan a perseguir, no es una razón para desobedecer las leyes.

Ver también el comentario Tito 3,1.
Primera Carta de Pedro (1Pe) Capítulo 3
Deberes de los esposos
1 Igualmente ustedes, mujeres, obedezcan a sus maridos. Si alguno de ellos se opone a la Palabra, será ganado por la conducta de sus mujeres mejor que por discursos,
2 pues les bastará ver su modo de ser responsable y sin reproche.
3 No se preocupen tanto por lucir peinados rebuscados, collares de oro y vestidos lujosos, todas cosas exteriores,
4 sino que más bien irradie de lo íntimo del corazón la belleza que no se pierde, es decir, un espíritu gentil y sereno. Eso sí que es precioso ante Dios.
5 De ese modo se adornaban en otros tiempos las santas mujeres que esperaban en Dios y obedecían a sus maridos.
6 Así obedecía Sara a Abrahán, al que llamaba su señor. Ustedes serán hijas de Sara si obran el bien sin tener miedo a nada.
7 Y ustedes, maridos, sean a su vez comprensivos en la vida en común. Sabiendo que sus compañeras son seres más delicados y que ambos comparten la gracia que lleva a la vida, trátenlas con respeto. Con eso vuestras oraciones no serán desoídas.
8 Finalmente, tengan todos un mismo sentir, compartan las preocupaciones de los demás con amor fraterno, sean compasivos y humildes.
9 No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto; más bien bendigan, pues para esto han sido llamados; y de este modo recibirán la bendición.
10 El que de veras quiera gozar la vida y vivir días felices, guarde su lengua del mal y que de su boca no salgan palabras engañosas.
11 Aléjese del mal y haga el bien, busque la paz y corra tras ella.
12 Porque el Señor tiene los ojos puestos sobre los justos y los oídos atentos a sus peticiones; mas el Señor se opone a los que hacen el mal.
No teman a las amenazas
13 Y ¿quién podrá hacerles daño si se esfuerzan en hacer el bien?
14 Felices ustedes si incluso tienen que sufrir por haber actuado bien. No teman lo que ellos temen ni se asusten,
15 sino bendigan en sus corazones al Señor, a Cristo; estén siempre dispuestos para dar una respuesta a quien les pida cuenta de su esperanza,
16 pero háganlo con sencillez y deferencia, sabiendo que tienen la conciencia limpia. De este modo, si alguien los acusa, la vergüenza será para aquellos que calumnian la vida recta de los cristianos.
Sufrir a ejemplo de Cristo
17 Es mejor sufrir por hacer el bien, si tal es la voluntad de Dios, que por hacer el mal.
18 Pues Cristo murió una vez por el pecado y para llevarnos a Dios, siendo ésta la muerte del justo por los injustos. Murió en su carne, y luego resucitó por el Espíritu.
19 Entonces fue a predicar a los espíritus encarcelados;
20 me refiero a esas personas que se negaron a creer en tiempo de Noé, cuando estaba por acabarse la paciencia de Dios y Noé ya estaba construyendo el arca. Pero algunas personas, ocho en total, entraron al arca y se salvaron a través del agua.
21 Ustedes reconocen en esto la figura del bautismo que ahora los salva; pues no se trata de una limpieza corporal, sino que se pide a Dios una renovación interior por medio de la resurrección de Cristo Jesús.
22 El se ha ido al cielo y está a la derecha de Dios, después de someter a los ángeles, a las dominaciones y las potestades.

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Comentarios Primera Carta de Pedro, capítulo 3
3,1

Hablando a los cónyuges, Pedro se dirige de preferencia a las mujeres. ¿Será porque reconoce la importancia de su misión? ¿O bien, porque, en el resto de la carta, se fijó más bien en los hombres que, según la costumbre judía, ocupaban toda la primera parte de la asamblea?

¿Por qué les pide que obedezcan al marido? ¿Será porque así lo quiere Dios, o porque la Iglesia es antifeminista y quiere que las esposas estén sometidas? Ya se aclaró este punto en 1 Cor 11,9 y Ef 5,22. Los apóstoles escucharon y enseñaron la sentencia revolucionaria de Jesús, que daba a la mujer, en el matrimonio, los mismos derechos que al marido. Pero como vivían en una sociedad dominada por los varones, difícilmente podían imaginar o descubrir una nueva forma de convivir de los esposos.

De todas maneras, no podían reformar de un día al otro la cultura machista de su tiempo. Hablaban para mujeres acostumbradas a obedecer; y, si algunas de ellas habían entendido el llamado a la libertad que les dirigió Cristo (Lc 8,1), fácilmente lo demostraban con gestos que escandalizaban a muchos (1 Cor 11,9). Nótese de paso que las palabras más antifeministas del Nuevo Testamento están en 1 Tim 2,11-12. Y lo más probable es que no son palabras del propio Pablo.

El consejo para los maridos parece más bien una advertencia: pocas veces, al convertirnos, dejamos de ser violentos o autoritarios.
3,17

En este párrafo encontramos lo referente a la «bajada de Cristo a los infiernos», de que habla nuestro Credo: ver también Ef 4,9 y comentario de Mt 27,52.

Pedro habla, según la manera de expresarse de aquel tiempo, de los hombres pecadores del tiempo de Noé. Eran para los judíos el ejemplo de los que pecan por irresponsabilidad y no se preocupan realmente de la voluntad de Dios. Y, sin embargo, Cristo los salvó: vino para todos, y no solamente para los que fueron fieles o para aquellos que tuvieron la suerte de pertenecer a su Iglesia.

Se notará la comparación entre el diluvio y el bautismo: el agua hace desaparecer un mundo viejo, una vida de pecado; el que llega a Cristo empieza una vida nueva, afanándose por una renovación interior.

Murió por ser carne (18), o sea, por haber aceptado y asumido realmente nuestra condición mortal, pero debía ser retomado por el Espíritu de Dios. Con estas palabras se reafirma la doble naturaleza de Cristo: comparar con Rom1,4.

Miren cómo Cristo padeció en su carne: ver Rom 6.
Primera Carta de Pedro (1Pe) Capítulo 4
1 Dado que Cristo padeció en su carne, háganse fuertes con esta certeza: el que ha padecido en su carne ha roto con el pecado.
2 Por ello, entreguen lo que les queda de esta vida, no ya a las pasiones humanas, sino a la voluntad de Dios.
3 Ya es bastante el tiempo que dimos a todo lo que buscan los paganos: excesos, pasiones, borracheras, orgías y culto de los ídolos.
4 A ellos les parece raro que ustedes ahora no corran con ellos hacia ese torrente de perdición, e incluso lo interpretan mal;
5 pero tendrán que rendir cuentas a Aquel que está preparado para juzgar a vivos y a muertos.
6 Pues no sin razón el Evangelio ha sido anunciado a muchos que han muerto; si bien en cuanto seres humanos han recibido la sentencia de muerte, a través del Espíritu viven para Dios.
7 El fin de todas las cosas está cerca; vivan, pues, con sensatez y dediquen sus noches a la oración.
8 Sobre todo ámense de verdad unos a otros, pues el amor hace perdonar una multitud de pecados.
9 Acójanse unos a otros en sus casas sin quejarse.
10 Que cada uno ponga al servicio de los demás el carisma que ha recibido, y de este modo serán buenos administradores de los diversos dones de Dios.
11 Si alguno habla, que sean palabras de Dios; si cumple algún ministerio, hágalo con el poder de Dios, para que Dios sea glorificado en todo por Cristo Jesús. A él sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.
Consuelo a los perseguidos
12 Queridos hermanos, no se sorprendan por el incendio que ha prendido en medio de ustedes para ponerlos a prueba. No es algo insólito lo que les sucede.
13 Más bien alégrense de participar en los sufrimientos de Cristo, pues también se les concederán las alegrías más grandes el día en que se nos descubra su gloria.
14 Si son insultados a causa del nombre de Cristo, felices ustedes, porque la gloria y el Espíritu de Dios descansan sobre ustedes.
15 Sería una lástima que alguno tuviera que sufrir por asesino, ladrón, malhechor o delator;
16 pero si sufre por ser cristiano, no tiene por qué avergonzarse, sino que más bien debe dar gracias a Dios por llevar ese nombre.
17 Ha llegado el tiempo del juicio, y éste empieza por la casa de Dios. Pues si comienza por nosotros, ¿qué fin tendrán los que se niegan a creer en el Evangelio?
18 Si el justo se salva a duras penas, ¿dónde se presentarán el pecador y el impío?
19 Así, pues, si sufren porque ésta es la voluntad de Dios, confíen sus almas al Creador, que es fiel, y continúen haciendo el bien.

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Comentarios Primera Carta de Pedro, capítulo 4
4,1

A ellos les parece raro... (4): Aceptamos, quizá con demasiada facilidad, organizar nuestra vida como los que no aguardan las promesas de Jesús; nuestra conducta en nada les sorprende.

El Evangelio fue anunciado a muchos que han muerto (6). A lo mejor esto se debe relacionar con el párrafo anterior: 3,18-20. Es una manera de hablar de este encuentro misterioso que Jesús, al morir, tuvo con los muertos de tiempos pasados, a los que también venía a salvar.

Vivan con sensatez y dediquen sus noches a la oración (7). El mundo moderno nos ha liberado de muchas tareas materiales, pero tal vez la diversión continua que nos ofrecen los medios nos esclaviza a tal punto que no nos reservamos cada día y cada semana largos tiempos de oración. Lo que más falta no es el tiempo sino el deseo de lo que realmente vale.
4,12

Estos versículos presentan condensada la idea central de la carta.
Primera Carta de Pedro (1Pe) Capítulo 5
Consejos varios
1 Ahora me dirijo a sus Ancianos, dado que yo también soy anciano, y testigo de los sufrimientos de Cristo, y espero ser partícipe de la gloria que ha de manifestarse.
2 Apacienten el rebaño de Dios cada cual en su lugar; cuídenlo no de mala gana, sino con gusto, a la manera de Dios; no piensen en ganancias, sino háganlo con entrega generosa;
3 no actúen como si pudieran disponer de los que están a su cargo, sino más bien traten de ser un modelo para su rebaño.
4 Así, cuando aparezca el Pastor supremo, recibirán en la Gloria una corona que no se marchita.
5 También ustedes, los más jóvenes, sean sumisos a la autoridad de los Ancianos. Revístanse de humildad unos para con los otros, porque Dios resiste a los orgullosos, pero da su gracia a los humildes.
6 Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que, llegado el momento, él los levante.
7 Depositen en él todas sus preocupaciones, pues él cuida de ustedes.
8 Sean sobrios y estén vigilantes, porque su enemigo, el diablo, ronda como león rugiente buscando a quién devorar.
9 Resístanle firmes en la fe, sabiendo que nuestros hermanos en este mundo se enfrentan con sufrimientos semejantes.
10 Dios, de quien procede toda gracia, los ha llamado en Cristo para que compartan su gloria eterna, y ahora deja que sufran por un tiempo con el fin de amoldarlos, afirmarlos, hacerlos fuertes e inconmovibles.
11 Gloria a él por los siglos de los siglos. Amén.
12 He recurrido a Silvano, nuestro hermano, para escribirles estas breves líneas, pues lo considero digno de toda confianza. Quise animarlos y recalcar que esto es gracia de Dios: estén firmes.
13 Los saluda la comunidad que Dios ha congregado en Babilonia, también los saluda mi hijo Marcos.
14 Salúdense unos a otros con el beso fraterno.
14 Paz a todos ustedes, que están en Cristo.

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Comentarios Primera Carta de Pedro, capítulo 5
5,1

En los variados consejos que vienen a continuación, se notará lo que les toca a los Ancianos, responsables y pastores de la comunidad. Comparar con el discurso de Pablo en He 20,17.

Pedro ve en la persecución la mano del demonio que hace lo imposible para desaminar a los que esperan en Cristo. Está comprobado que cuando uno se prepara a dar un paso importante para servir mejor a Dios, se levantan un montón de obstáculos inesperados. El que se acobarda entonces pierde todo. Cuando de nuevo se disponga a dar algún paso, el demonio multiplicará sus ataques. Esas pruebas son comunes y, para hacerles frente, se requiere una fe bien despierta.

Babilonia, en el lenguaje de los cristianos de aquel tiempo, indicaba la «ciudad grande», símbolo del progreso, faro de la civilización y centro de las religiones paganas, es decir, Roma (ver Apoc 17). Ya existía una Iglesia en Roma en el momento en que Pedro escribe.