La Biblia Latinoamericana
作者:神与人
Números (Núm)
Introducción Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3
Capítulo 4 Capítulo 5 Capítulo 6 Capítulo 7
Capítulo 8 Capítulo 9 Capítulo 10 Capítulo 11
Capítulo 12 Capítulo 13 Capítulo 14 Capítulo 15
Capítulo 16 Capítulo 17 Capítulo 18 Capítulo 19
Capítulo 20 Capítulo 21 Capítulo 22 Capítulo 23
Capítulo 24 Capítulo 25 Capítulo 26 Capítulo 27
Capítulo 28 Capítulo 29 Capítulo 30 Capítulo 31
Capítulo 32 Capítulo 33 Capítulo 34 Capítulo 35
Capítulo 36      
Números (Núm) Introducción
Este libro se llama los “Números” porque comienza y acaba con un censo de los israelitas. Desconcertará a muchos lectores porque al parecer hace caso omiso de la veracidad histórica. Es conveniente pues tener claro desde un comienzo que este libro sobrepone dos historias.
Los Números se ubican a continuación del Éxodo y el Levítico. Suponen que en el Sinaí, inmediatamenåte después de la gran revelación a Moisés y de la historia del ternero de oro, Dios entregó todas las leyes a que se refiere el Levítico. Los hechos que nos cuentan habrían sucedido en el transcurso del año siguiente, durante la travesía del desierto de Parán o cuando llegaron al oasis de Cadés. Así es como los Números retoman antiguas tradiciones que se encontrarán muy especialmente en los capítulos 11-14 y 20-25 y que a veces repiten bajo una forma diferente algunos acontecimientos del Éxodo.
Pero, si bien es cierto que los capítulos que acabamos de indicar conservan elementos muy antiguos, lo esencial del libro fue redactado en los medios sacerdotales de Jerusalén en la misma época que el libro del Levítico, es decir, al regreso del exilio, unos setecientos años después de Moisés. El objetivo principal de esos sacerdotes era darle una legitimidad a toda la estructura religiosa y social de Israel como pueblo consagrado al culto del Dios único.
Todas las iniciativas que se atribuyen a Moisés van dirigidas en realidad a la comunidad judía de los tiempos posteriores al exilio, y los autores van a pintar el cuadro en que aquél se mueve a escala del pueblo que tienen bajo sus ojos: unos cientos de familias del Exodo se han transformado en un pueblo de seiscientos mil hombres adultos, sin contar sus mujeres, hijos y ganado. La pequeña arca de madera que se transportaba a lomo de burro es en ese momento el centro de un santuario portátil casi tan impresionante como el templo de Jerusalén, y los sacerdotes con sus ceremonias ocupan continuamente el centro de la escena. El relato fue escrito en una época en que Israel no era más que una modesta provincia del imperio persa: razón demás para estimular su imaginación y transformar a los compañeros de Moisés en un ejército formidable, agresivo y conquistador al servicio del Dios único.
Números (Núm) Capítulo 1
El censo de las doce tribus
1 Yavé habló a Moisés en el desierto del Sinaí, en la Tienda de las Citas divinas, el primer día del mes segundo, el segundo año después de la salida de Egipto.
2 Le dijo: «Registren a toda la comunidad de los hijos de Israel por casas paternas.
3 Tú y Aarón alistarán a todos los de más de veinte años, útiles para la guerra.
4 Tendrán con ustedes, para que les ayuden, un hombre de cada tribu, jefe de familia.
5 Estos son sus nombres:
5 De la tribu de Rubén: Elisur, hijo de Sedeur.
6 De la de Simeón, Selumiel, hijo de Suridday.
7 De la de Judá, Najasón, hijo de Aminadab.
8 De la de Isacar, Nata neel, hijo de Suar.
9 De la de Zabulón, Eliab, hijo de Elón.
10 De los hijos de José, por Efraím: Elisana, hijo de Amiud; por Manasés: Gamliel, hijo de Padasur.
11 De la de Benjamín: Abidam, hijo de Guedeoní.
12 De la de Dan: Abiezer, hijo de Ammisadday.
13 De la de Aser: Paguiel, hijo de Ocrón.
14 De la de Gad: Elisaf, hijo de Duel.
15 De la de Neftalí, Ajira, hijo de Enán.
16 Estos son los que fueron escogidos en la asamblea; eran jefes en la tribu de su padre y eran los jefes de los clanes de Israel.
17 Moisés y Aarón tomaron como ayudantes a esos hombres que habían sido designados por sus nombres
18 y convocaron a toda la asamblea el día primero del segundo mes, haciendo su alistamiento por familias y linajes, tomando el nombre de cada uno de los hombres de veinte años para arriba,
19 como Yavé había mandado a Moisés. Así se hizo el censo en el desierto de Sinaí.
20 De la tribu de Rubén, primogénito de Israel, contando los nombres de todos los varones de veinte años para arriba, según sus familias y linajes,
21 fueron alistados cuarenta y seis mil quinientos hombres aptos para la guerra.
22 De la tribu de Simeón, contando los nombres de todos los varones de veinte años para arriba, según sus linajes y familias;
23 fueron alistados cincuenta y nueve mil trescientos hombres aptos para la guerra.
24 De la tribu de Gad, contando los nombres de todos los varones de veinte años para arriba, según sus familias y linajes,
25 fueron alistados cuarenta y cinco mil seiscientos cincuenta hombres aptos para la guerra.
26 De la tribu de Judá, contando los nombres de todos los varones de veinte años para arriba, según sus linajes y familias,
27 fueron alistados setenta y cuatro mil seiscientos hombres aptos para la guerra.
28 De la tribu de Isacar, contando los nombres de todos los varones de veinte años para arriba, según sus linajes y familias,
29 fueron alistados cincuenta y cuatro mil cuatrocientos hombres aptos para la guerra.
30 De la tribu de Zabulón, contando los nombres de todos los varones de veinte años para arriba, según sus linajes y familias,
31 fueron alistados cincuenta y siete mil cuatrocientos hombres aptos para la guerra.
32 De los descendientes de José, por la línea de Efraím, contando los nombres de todos los varones de veinte años para arriba, según sus linajes y familias,
33 fueron alistados cuarenta mil quinientos hombres aptos para la guerra.
34 Por la línea de Manasés, según sus linajes y familias,
35 se alistaron treinta y dos mil doscientos hombres aptos para la guerra.
36 De la tribu de Benjamín, contando los nombres de todos los varones de veinte años para arriba, según sus linajes y familias,
37 se alistaron treinta y cinco mil cuatrocientos hombres aptos para la guerra.
38 De la tribu de Dan, contando los nombres de todos los varones de veinte años para arriba, según sus familias y linajes,
39 fueron alistados sesenta y dos mil setecientos hombres aptos para la guerra.
40 De la tribu de Aser, contando los nombres de todos los varones de veinte años para arriba, según sus familias y linajes,
41 fueron alistados cuarenta y un mil quinientos hombres aptos para la guerra.
42 De la tribu de Neftalí, contando los nombres de todos los varones de veinte años para arriba, según sus familias y linajes,
43 fueron alistados cincuenta y tres mil cuatrocientos hombres aptos para la guerra.
44 Estos son los hijos de Israel aptos para la guerra contados por Moisés y Aarón, ayudados por los doce jefes de Israel, uno de cada tribu.
45 Fueron contados según sus linajes y familias
46 y resultaron en total seiscientos tres mil quinientos cincuenta.
47 Los levitas no fueron contados ni alistados,
48 pues Yavé habló a Moisés y le dijo:
49 «No contarás a los de la tribu de Leví junto con los hijos de Israel,
50 sino que tú pondrás a los levitas al servicio y cuidado de la Morada del Testimonio, de todos sus utensilios y de todo cuanto le pertenece. Ellos llevarán la Morada y todos sus utensilios, servirán en ella y acamparán en torno a ella.
51 Cuando la Morada haya de trasladarse, los levitas la desarmarán; cuando tenga que pararse, ellos la montarán. Cualquier extraño que se acerque, será castigado de muerte.
52 Los hijos de Israel acamparán cada uno en su campamento y bajo su bandera, por cuerpos de ejército,
53 mientras que los levitas acamparán alrededor de la Morada del Testimonio, y cuidarán de ella, para que así no venga la cólera contra la comunidad de los hijos de Israel.»
54 Los hijos de Israel lo hicieron tal como se lo había mandado Yavé a Moisés.

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Comentarios Números, capítulo 1
1,1

¿Qué significa este censo de Israel, con sus numerosas repeticiones, y esta disposición ordenada de los campamentos de las doce tribus? Es algo semejante a un juego escénico: Israel se presenta como un pueblo ordenado, los ejércitos de Yavé en marcha para conquistar la tierra prometida. Ocupan el primer lugar los hombres de la tribu de Leví, o sea, los levitas, dedicados al culto: así entendemos que ese pueblo es un pueblo «santo», consagrado a Dios.
Números (Núm) Capítulo 2
Los «Ejércitos de Israel»
1 Yavé dijo a Moisés y a Aarón:
2 «Los hijos de Israel acamparán cada uno bajo su bandera, bajo las enseñas de sus familias, en torno a la Tienda de las Citas divinas, y frente a ella.
3 La tribu de Judá acampará hacia el oriente, por donde sale el sol, con su bandera y los diversos cuerpos de su ejército. Najasón, hijo de Aminadab, será el jefe de los hijos de Judá.
4 Su ejército es, según el censo, de setenta y cuatro mil seiscientos hombres.
5 Junto a él acampará la tribu de Isacar: Natanel, hijo de Suar, será el jefe de los hijos de Isacar.
6 Su ejército es, según el censo, de cincuenta y cuatro mil cuatrocientos hombres.
7 Luego estará la tribu de Zabulón: Eliab, hijo de Jelón, será el jefe de los hijos de Zabulón.
8 Su ejército es, según el censo, de cincuenta y siete mil cuatrocientos hombres.
9 El total del campamento de Judá es, según el censo, de ciento ochenta y seis mil cuatrocientos hombres; éstos marcharán a la vanguardia.
10 Al sur acampará la tribu de Rubén, con sus cuerpos de ejército. El jefe será Elisur, hijo de Sedeur.
11 Su ejército es, según el censo, de cuarenta y seis mil quinientos hombres.
12 Junto a él acampará la tribu de Simeón; Selumiel, hijo de Surisadday, será el jefe de los hijos de Simeón.
13 Su ejército es, según el censo, de cincuenta y nueve mil trescientos hombres.
14 Luego estará la tribu de Gad, cuyo jefe será Elysaf, hijo de Duel.
15 Su ejército es, según el censo, de cuarenta y cinco mil seiscientos cincuenta hombres.
16 El total del campamento de Rubén es, según el censo, de ciento cincuenta y cuatro mil cuatrocientos cincuenta hombres; éstos marcharán en segundo lugar.
17 Partirá entonces la Tienda de las Citas, y el campamento de los levitas estará en medio de los demás campamentos. En el mismo orden que llegaron partirán, cada uno por el lado que le corresponda y bajo su propia bandera.
18 Al occidente acampará la tribu de Efraím, por cuerpos de ejército. Elisama, hijo de Ammiud, será el jefe de los hijos de Efraím.
19 Su ejército es, según el censo, de cuarenta mil quinientos hombres.
20 Junto a él estará la tribu de Manasés, su jefe será Gamaliel, hijo de Pedasur.
21 Su ejército es, según el censo, de treinta y dos mil doscientos hombres.
22 Luego estará la tribu de Benjamín, cuyo jefe es Abidam, hijo de Guedeoní.
23 Su ejército es, según el censo, de treinta y cinco mil cuatrocientos hombres
24 El total del campamento de Efraím es, según el censo, de ciento ocho mil cien hombres; éstos marcharán en tercer lugar.
25 Al norte, la tribu de Dan bajo su bandera y con sus diversos cuerpos de ejército. El jefe será Abiezer, hijo de Ammisadday.
26 Su ejército es, según el censo, de sesenta y dos mil setecientos hombres.
27 Junto a él acampará la tribu de Aser, cuyo jefe será Paguiel, hijo de Ocrón.
28 Su ejército es, según el censo, de cuarenta y un mil quinientos hombres.
29 Luego estará la tribu de Neftalí; Ajira, hijo de Enan, será el jefe.
30 Su ejército es, según el censo, de cincuenta y tres mil cuatrocientos hombres.
31 El total del campamento de Dan es, según el censo, de ciento cincuenta y siete mil seiscientos hombres. Estos marcharán en retaguardia, cada uno bajo su bandera.
32 Estos fueron los hijos de Israel contados según sus familias paternas. El total de los hombres alistados para la guerra en los diversos campamentos y repartidos en diferentes cuerpos de ejército era de seiscientos tres mil quinientos cincuenta.
33 Pero los de la tribu de Leví no fueron alistados como los demás, pues así se lo había mandado Yavé a Moisés.
34 Los hijos de Israel hicieron todo, tal como Yavé lo había ordenado a Moisés: así acampaban y así emprendían la marcha, cada uno con su tribu, bajo su bandera y con los de su familia.
Números (Núm) Capítulo 3
La tribu de Leví
1 Estos son los descendientes de Aarón y de Moisés en el tiempo que Yavé habló a Moisés en el monte Sinaí.
2 Estos son los nombres de los hijos de Aarón: Nadab, el primogénito; Abihú, Eleazar e Itamar.
3 Estos son los nombres de los hijos de Aarón que fueron ungidos sacerdotes y que fueron consagrados para ejercer el sacerdocio.
4 Nadab y Abihú murieron delante de Yavé cuando ofrecieron a Yavé un fuego profano, en el desierto del Sinaí, y como no tenían hijos, Eleazar e Itamar fueron los que ejercieron el sacerdocio junto con su padre Aarón.
5 Yavé dijo a Moisés:
6 «Manda que se acerquen los de la tribu de Leví. Estarán al servicio de Aarón, el sacerdote,
7 y compartirán la responsabilidad de Aarón y de toda la comunidad en todo lo referente a la Tienda de las Citas; estarán a cargo del servicio de la Morada.
8 Los Levitas cuidarán de todos los utensilios de la Tienda de las Citas, de todo lo que ha sido encargado a los hijos de Israel: estarán a cargo del servicio de la Morada.
9 Darás los levitas a Aarón y a sus hijos en concepto de «donados»: son tomados de entre los hijos de Israel y le son donados.
10 Pero reservarás a Aarón y sus hijos las funciones sacerdotales. El que no sea levita y se acerque, morirá.»
11 Yavé dijo a Moisés:
12 «He elegido a los levitas de entre los demás hijos de Israel, en lugar de todos los primogénitos de Israel, de los que abren el seno materno: los Levitas serán, pues, para mí.
13 Porque todo primogénito me pertenece desde el día en que hice morir a todos los primogénitos de Egipto; entonces consagré para mí a todos los primogénitos de Israel; tanto de hombre como de ganado son para mí: ¡Yo soy Yavé!»
14 Yavé dijo a Moisés en el desierto de Sinaí:
15 «Alista a los hijos de Leví por familias y por clanes: alistarás a todo varón de un mes para arriba.»
16 Moisés los alistó según la orden de Yavé, tal como se lo había mandado.
17 Los nombres de los hijos de Leví son: Guersón, Quehat y Merarí.
18 Estos son los nombres de los hijos de Guersón, por familias: Libní y Semeí.
19 Los hijos de Quehat, por familias: Amram, Yishar, Hebrón y Uziel.
20 Los hijos de Merarí, por clanes: Majlí y Musí. Estos son los clanes de Leví y sus familias paternas.
21 De Guersón procedían la familia libnita y la familia semeíta: ésas son las familias guersonitas.
22 Los varones de un mes para arriba, eran siete mil quinientos.
23 Las familias de los guersonitas acampaban detrás de la Morada, al poniente.
24 El jefe de la casa de Guersón era Eliasaf, hijo de Sael.
25 Los hijos de Guersón estaban encargados de la tienda, de su toldo y de la cortina de entrada a la Tienda de las Citas,
26 del cortinaje del atrio y de la cortina de entrada al atrio que rodea la Morada, del altar y de las cuerdas necesarias para todo su servicio.
27 De Quehat procedían la familia amramita, la yisharita, la hebronita y la uzielita: ésas son las familias quehatitas.
28 Contando todos los varones de un mes para arriba, eran ocho mil seiscientos al servicio del santuario.
29 Las familias quehatitas acampaban al lado meridional de la Morada.
30 El jefe de la familia quehatita era Elisafán, hijo de Uziel.
31 A su cargo estaban el Arca, la mesa, el candelabro, los altares, los objetos sagrados que se usan en el culto, el velo y todo su servicio.
32 El jefe de los levitas era Eleazar, hijo del sacerdote Aarón. Ejercía la supervisión de todos los que guardaban el Santuario.
33 De Merarí procedían la familia majlita y la musita: ésas eran las familias meraritas.
34 Contando todos los varones de un mes para arriba, eran seis mil doscientos.
35 El jefe de la familia merarita era Suriel, hijo de Abijayil. Acampaban al lado septentrional de la Morada.
36 A los hijos de Merarí les estaba encomendado el cuidado de los tablones de la Morada,
37 de sus travesaños, columnas y bases, de todos sus utensilios; y de las columnas que rodeaban el atrio con sus basas, clavos y cuerdas.
38 Al este, frente a la Morada, delante de la Tienda de las Citas hacia oriente, acampaban Moisés y Aarón con sus hijos, que estaban encargados del Santuario en nombre de los hijos de Israel. Cualquier laico que se acercara, sería muerto.
39 El total de los levitas, de todos los varones de un mes para arriba era de veintidós mil; Moisés y Aarón los habían registrado por familias, siguiendo la orden de Yavé.
40 Entonces Yavé dijo a Moisés: «Registra a todos los primogénitos varones de los hijos de Israel, de un mes para arriba, y anota su número.
41 Luego, toma a los levitas para mí, Yavé, en lugar de todos los primogénitos de los israelitas; y toma el ganado de los levitas en lugar de todos los primogénitos del ganado de los hijos de Israel.»
42 Moisés registró, según le había ordenado Yavé, a todos los primogénitos de los hijos de Israel,
43 y el total de los primogénitos varones, contando los hombres desde la edad de un mes para arriba, según el censo, resultó ser veintidós mil doscientos setenta y tres.
44 Entonces Yavé dijo a Moisés:
45 «Toma a los levitas en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel, y el ganado de los levitas en lugar de su ganado; así los levitas serán míos: ¡Yo soy Yavé!
46 Pero has de rescatar los doscientos setenta y tres primogénitos que exceden del número de los levitas;
47 toma, pues, cinco siclos por cabeza, en siclos del santuario, a razón de veinte granos por siclo.
48 La plata se la entregarás a Aarón y a sus hijos como rescate de los que sobrepasan el número.»
49 Moisés tomó la plata del rescate de los que sobraban después de rescatar a los otros con los levitas.
50 Esta plata que pidió a los primogénitos de Israel era de mil trescientos sesenta y cinco siclos, en siclos del Santuario;
51 Moisés la entregó a Aarón y a sus hijos según Yavé le había ordenado.

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Comentarios Números, capítulo 3
3,1

Los capítulos 3, 4 y 8 se refieren a los sacerdotes y levitas.

En tiempos de Abraham, cada jefe de familia era «sacerdote» de su propio grupo: él mismo sacrificaba (Gén 15,10), cumplía ritos sagrados (Gén 28,18) y bendecía de parte de Dios (Gén 27,27).

Posiblemente Moisés estableció hombres encargados de celebrar el culto y de enseñar las leyes de Yavé a Israel. Fue destinado a esta misión el grupo llamado tribu de Leví, que al comienzo era tal vez una tribu de guerreros. En el asunto del Becerro de Oro fueron ellos los que se pusieron de parte de Moisés, restableciendo la situación. Los jefes de familia, sin embargo, siguieron oficiando sin leyes ni control (ver Jueces 17).

David y Salomón crearon el clero judío: en adelante, solamente los hombres de la tribu de Leví serían sacerdotes. Quizá en la reforma de Josías es cuando se hizo una diferencia entre los mismos levitas. Los de grado más alto fueron llamados sacerdotes, y los de grado inferior, levitas (ver 2 Re 22,8). Los que volvieron a Jerusalén por orden de Josías, con prohibición de celebrar en el Templo, fueron posiblemente los primeros «levitas» de rango inferior, mientras el clero de Jerusalén veía confirmados sus privilegios. Ellos, «sacerdotes» del Templo, formaron en adelante una casta superior, y para diferenciarlos dentro de la misma tribu de Leví, fueron considerados descendientes de Aarón, hermano de Moisés.

El libro de los Números atribuye a Moisés mismo, de manera ficticia, toda esa organización.

Los levitas representan a los primogénitos de Israel que Yavé había salvado en la primera pascua, cuando morían los primogénitos de Egipto. Ya que fueron salvados por Yavé, le pertenecen en adelante.
Números (Núm) Capítulo 4
Las familias de los levitas: los quehatitas
1 Yavé dijo a Moisés y a Aarón:
2 «Dentro de los levitas, haz el censo de los hijos de Quehat, por clanes y familias,
3 de todos los de más de treinta años hasta los cincuenta, aptos para entrar al servicio de la Tienda de las Citas.
4 Este será el servicio de los hijos de Quehat en la Tienda de las Citas, y es un servicio muy santo.
5 Cuando se levante el campamento, Aarón y sus hijos descolgarán la cortina y cubrirán con ella el Arca del Testimonio.
6 Pondrán sobre ella una cubierta de cuero fino y extenderán encima un paño todo de púrpura; luego le pondrán las varas.
7 Sobre la mesa de los panes ofrecidos extenderán un paño de púrpura y pondrán sobre ella las fuentes, copas, vasos y jarros de libación, y el pan que está siempre encima.
8 Extenderán sobre ella un paño carmesí, que cubrirán con una cubierta de cuero fino, y después le pondrán las varas.
9 Tomarán entonces un paño de púrpura y cubrirán el candelabro del alumbrado con sus lámparas, despabiladeras y ceniceros, y todos los vasos de aceite que se utilizan en el servicio del candelabro.
10 Lo pondrán con todos sus utensilios en una cubierta de cuero fino y lo colocarán sobre las angarillas.
11 Sobre el altar de oro extenderán un paño de púrpura. Lo cubrirán con una cubierta de cuero fino, y le pondrán las varas.
12 Tomarán luego todos los vasos que se empleen en el servicio del Santuario, los pondrán en un paño de púrpura, los cubrirán con una cubierta de cuero fino y los colocarán sobre las angarillas.
13 Quitarán las cenizas del altar y extenderán sobre él un paño escarlata.
14 Pondrán encima todos los utensilios para su servicio: los braseros, tenedores, palas y platos; extenderán sobre él una cubierta de cuero fino y le pondrán las varas.
15 Después que Aarón y sus hijos hayan terminado de envolver las cosas sagradas con todos los utensilios y puesto en marcha el campamento, los hijos de Quehat se acercarán para transportarlas; pero que no toquen lo que es sagrado, no sea que mueran. Este es el papel de los hijos de Quehat en la Tienda de las Citas.
16 Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, estará al cuidado del aceite del alumbrado, del incienso aromático, de los panes de ofrenda perpetua y del óleo de unción; cuidará de toda la Morada y de cuanto hay en ella, sean cosas sagradas o sus utensilios.»
17 Yavé dijo a Moisés y a Aarón:
18 «No dejen que los quehatitas mueran y desaparezca su familia de entre los demás hijos de Leví.
19 Hagan con ellos de esta manera, para que vivan y no mueran cuando se acercan a las cosas muy sagradas. Aarón y sus hijos se adelantarán para poner a cada uno en su servicio y darle su carga,
20 pero no entrarán, ni por un instante, a ver las cosas sagradas; de lo contrario, morirán.»
Los guersonitas
21 Yavé dijo a Moisés:
22 «Haz también el censo de los hijos de Guersón por familias y clanes.
23 Alistarás a los de treinta años para arriba hasta cincuenta, aptos para prestar servicio en la Tienda de las Citas.
24 Estas serán las obligaciones de su servicio:
25 llevarán las cortinas de la Morada y de la Tienda de las Citas, el toldo y la capa de cuero fino que la cubre por encima y la cortina de la entrada de la Tienda de las Citas,
26 los cortinajes del atrio y la cortina de la entrada de la puerta anterior al atrio que rodea la Morada y el altar. También las cuerdas y todos los utensilios que usan en su servicio. Todo lo que se necesita para su trabajo.
27 Los hijos de Guersón prestarán su servicio y desempeñarán sus funciones y obligaciones a las órdenes de Aarón y de sus hijos.
28 Este será el servicio de las familias guersonitas en la Tienda de las Citas, bajo las órdenes de Itamar, hijo del sacerdote Aarón.
Los meraritas
29 Harás el censo de los hijos de Merarí, por clanes y familias,
30 de todos los de treinta años hasta los cincuenta, aptos para prestar servicio en la Tienda de las Citas.
31 Esto es lo que han de transportar y éste es el servicio que ellos prestarán en la Tienda de las Citas: los tablones de la Morada, sus travesaños, columnas y basas;
32 las columnas que rodean el atrio con sus basas, clavos y cuerdas: todos sus utensilios y todo lo necesario para su servicio. Señalarán con nombre cada uno de los objetos que han de transportar.
33 Este es el servicio de los clanes meraritas. En todo lo referente al servicio de la Tienda de las Citas, estarán a las órdenes de Itamar, hijo de Aarón.»
Censo de los levitas
34 Moisés, Aarón y los jefes de la comunidad hicieron el censo de los hijos de Quehat, por clanes y familias,
35 de todos los de más de treinta años hasta los cincuenta, aptos para prestar servicio en la Tienda de las Citas.
36 Fueron registrados por clanes: eran dos mil setecientos treinta.
37 Así fueron registrados en las familias quehatitas todos los que tenían que servir en la Tienda de las Citas. Los alistaron Moisés y Aarón, según lo ordenado por Yavé.
38 Se hizo el censo de los hijos de Guersón, por clanes y familias,
39 de todos los de treinta años hasta los cincuenta, aptos para el servicio en la Tienda de las Citas.
40 Fueron registrados por clanes y familias: eran dos mil seiscientos treinta.
41 Así fueron registrados los hijos de Guersón que habían de servir en la Tienda de las Citas. Los alistaron Moisés y Aarón según la orden de Yavé.
42 Se hizo el censo de los clanes de los hijos de Merarí, por clanes y familias,
43 de todos los de treinta años para arriba hasta los cincuenta, aptos para servir en la Tienda de las Citas.
44 Fueron registrados por clanes: eran tres mil doscientos.
45 Los alistaron Moisés y Aarón, según lo había ordenado Yavé a Moisés.
46 El total de los levitas que Moisés, Aarón y los jefes de Israel registraron por clanes y familias,
47 de todos los de treinta años hasta los cincuenta aptos para servir y transportar las cosas de la Tienda de las Citas
48 fue, según el censo, de ocho mil quinientos ochenta.
49 Por orden de Yavé cada uno fue registrado señalándole su servicio y lo que debía transportar. El censo se hizo tal y como Yavé había mandado a Moisés.

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Comentarios Números, capítulo 4
4,1

En Israel, todos los varones de la tribu de Leví eran destinados al culto, y cada clan de dicha tribu estaba destinado a un determinado servicio. Es lo que enseña el presente censo de la tribu de Leví. Los levitas, consagrados al servicio de Dios para toda su vida, recordaban con su sola presencia que la misión de Israel era el servicio divino.

Ese clero de Israel existía tal cual en tiempos de Cristo. Pero desde el principio, la Iglesia naciente se desprendió de esa visión de las cosas: en adelante para ella ya no habrá más templo, ya no habrá más una «Casa de Dios» en medio de las casas de los hombres (Jn 2,19; Ap 21,22): Jesús es el Nuevo Templo en el que reside la plenitud de la divinidad (Col 2,9). La Iglesia por tanto ya no necesita de un clero que asegure el servicio del Templo, ni necesita más de «levitas». Necesita, eso sí, «ministros» que por sus diferentes servicios aseguren el crecimiento de todo el Cuerpo (Ef 4,11-12).

Pero la Iglesia se desarrolló a lo largo de los siglos: pueblos enteros se fueron adhiriendo a la nueva religión a la siga de su rey o de sus príncipes. La gran mayoría de los hombres siente la necesidad de una religión, a pesar de que tal vez no hayan comprendido el llamado a la fe. La mayoría, pues, era cristiana simplemente porque el cristianismo había destronado a las antiguas creencias. Así, en un régimen de cristiandad, la Iglesia pasó a ser lo que había sido el antiguo Israel: un pueblo religioso animado por una red invisible de creyentes. Las comunidades cristianas crecían en número y el culto en las iglesias reemplazaba las reuniones en las casas particulares. Esto mismo preparaba el terreno para ministerios más acaparadores; la nueva situación obligó a volver a las perspectivas del Antiguo Testamento. En adelante se iba a necesitar «sacerdotes» y un «clero» para guiar a los «fieles», a los que «sólo estaban bautizados» y quienes muchas veces no iban más allá de la religiosidad popular.

Habrá que esperar hasta el siglo XX para que sea revalorizado el bautismo. Se comenzará entonces a comprender que la Iglesia necesita ministerios, pero que no todos los ministerios suponen la pertenencia a un clero de célibes, de hombres reclutados desde su juventud y formados de antemano en seminarios. Se eligirán a otros a partir de los dones que hayan manifestado dentro de la comunidad cristiana, y con la aprobación de esa comunidad.
Números (Núm) Capítulo 5
Leyes diversas
1 Yavé dijo a Moisés:
2 «Manda a los hijos de Israel que echen del campamento a todos los leprosos, a los que están impuros por flujo seminal y a todos los que están impuros por haber tocado algún muerto.
3 Ya sean hombres o mujeres, los echarán fuera del campamento para que no lo hagan impuro, pues yo habito en medio de ustedes.»
4 Así lo hicieron los hijos de Israel: los echaron fuera del campamento, tal como Yavé lo había mandado a Moisés.
5 Yavé dijo a Moisés:
6 «Di a los hijos de Israel: El hombre o la mujer que cometa algún pecado en perjuicio de otro, ofendiendo a Yavé, será reo de delito.
7 Confesará el pecado que ha cometido y restituirá exactamente el objeto del delito, añadirá una quinta parte más y se la devolverá al que fue perjudicado.
8 Y si no hay personas a quien devolver la cosa, se la darán a Yavé. El culpable se la dará al sacerdote, además del carnero de reparación que se ofrece por él.
9 Asimismo, la mejor parte de todas las primicias que ofrecen los hijos de Israel pertenece al sacerdote.
10 Los sacrificios que cada cual ofrece le pertenecen, a excepción de lo que entrega en manos del sacerdote.»
11 Yavé dijo a Moisés:
12 «Habla a los hijos de Israel respecto del caso siguiente. Un hombre tiene una mujer que se porta mal y lo engaña;
13 otro hombre ha tenido relaciones con ellas en secreto y ella supo disimular este acto impuro de tal manera que nadie lo ha visto y no hay testigos.
14 Puede ser que un espíritu de celos entre en el marido y que tiene sospechas porque, de hecho, se hizo impura. Pero también puede ser que un espíritu de celos le haya entrado y tenga sospechas, siendo que ella le ha sido fiel.
15 En estos casos, el hombre llevará a su mujer ante el sacerdote y presentará por ella la ofrenda correspondiente: una décima de medida de harina de cebada. No derramará aceite sobre la ofrenda, ni le pondrá incienso, pues es ofrenda de Celos, o sea, ofrenda para recordar y descubrir una culpa.
16 El sacerdote hará que se acerque la mujer ante Yavé,
17 tomará luego agua santa en un vaso de barro y, recogiendo polvo del suelo de la Morada, lo esparcirá en el agua.
18 Así, puesta la mujer delante de Yavé, el sacerdote le descubrirá la cabeza y pondrá en sus manos la ofrenda para recordar la culpa, mientras que él mismo tendrá en sus manos el agua de amargura que trae la maldición.
19 Entonces el sacerdote pedirá a la mujer que repita esta maldición: «Si nadie más que tu marido se ha acostado contigo y no te has descarriado con otro hombre, esta agua amarga que trae la maldición manifestará tu inocencia.
20 Pero si te has ido con otro que no es tu marido, y te has manchado teniendo relaciones con otro hombre...
21 Y el sacerdote proseguirá con la fórmula de maldición: Que Yavé te convierta en maldición y abominación en medio de tu pueblo; que se marchiten tus senos y que se te hinche el vientre.
22 Entren en tus entrañas las aguas que traen la maldición, haciendo que se pudran tus muslos y reviente tu vientre.» Y la mujer responderá: ¡Así sea, así sea!
23 Después, el sacerdote escribirá en una hoja estas imprecaciones y las lavará en el agua amarga.
24 Y dará a beber a la mujer estas aguas que traen la maldición.
25 El sacerdote tomará de manos de la mujer la ofrenda por los celos, la llevará a la presencia de Yavé y la pondrá sobre el altar.
26 Luego tomará un puñado de la harina ofrecida en sacrificio y la quemará sobre el altar; finalmente, dará a beber el agua amarga a la mujer.
27 Si la mujer fue infiel a su marido y se hizo impura, el agua que bebió se volverá amarga en ella, se le hinchará el vientre y se le marchitarán los senos y será mujer maldita en medio de su pueblo.
28 Pero si la mujer no se hizo impura, sino que ha sido fiel, no sufrirá y podrá tener hijos.
29 Este es el rito de los celos, para cuando una mujer peca con otro hombre y se hace impura;
30 o para cuando a un hombre le entren celos y se ponga celoso de su esposa. Entonces llevará a su esposa en presencia de Yavé y el sacerdote cumplirá todos estos ritos.
31 Con esto el marido estará exento de culpa y ella pagará la pena de su pecado.»
Números (Núm) Capítulo 6
Los nazireos
1 Yavé dijo a Moisés:
2 «Di a los hijos de Israel: Si un hombre o una mujer se consagra a Yavé mediante el voto de nazireato,
3 no beberá ni vino ni bebida alguna que pueda embriagar, ni vinagre hecho de vino o de otra bebida embriagante cualquiera, ni tampoco jugo alguno exprimido de uvas; no comerá uvas frescas ni pasas.
4 Todo el tiempo que sea nazireo, no comerá fruto alguno de la vid, desde los granos hasta el hollejo.
5 Todo el tiempo de su consagración como nazireo, no se pasará la navaja por su cabeza; hasta que pasen los días de su consagración, será persona consagrada y se dejará crecer la cabellera.
6 Durante el tiempo de su consagración no se acercará a ningún cadáver,
7 aunque sea de su padre o madre, de su hermano o hermana; en pocas palabras, si a ésos les toca morir, no se hará impuro por cuanto tiene en su cabeza la consagración a su Dios.
8 Todo el tiempo de su voto está consagrado a Yavé.
9 Si alguien muere de repente junto a él, y con esto su cabeza consagrada ha quedado impura, se rapará la cabeza el día que se purifique, y se la rapará otra vez al séptimo día.
10 El octavo día ofrecerá dos tórtolas o dos pichones al sacerdote a la entrada de la Tienda de las Citas.
11 El sacerdote ofrecerá uno en sacrificio por el pecado y el otro en holocausto; así expiará por aquel hombre la impureza contraída a causa del muerto. Consagrará de nuevo su cabeza el mismo día:
12 se consagrará a Yavé por toda la duración de su voto de nazireo y ofrecerá un cordero de un año como sacrificio por el delito. Los días anteriores son nulos, pues su voto de nazireo ha sido interrumpido.
13 Esta es la ley referente a los nazi reos. Cuando se cumpla el plazo de su consagración, el nazireo será conducido a la entrada de la Tienda de las Citas
14 y presentará su ofrenda a Yavé: un cordero de un año sin defecto en holocausto; una oveja de un año sin defecto en sacrificio por el pecado; un carnero sin defecto como sacrificio de comunión;
15 un canastillo de panes ázimos de flor de harina amasada con aceite, y tortas sin levadura untadas en aceite con sus correspondientes oblaciones y libaciones.
16 El sacerdote presentará todo esto a Yavé y ofrecerá el sacrificio por el pecado y el holocausto.
17 Ofrecerá a Yavé el carnero del sacrificio de comunión junto con el canastillo de panes sin levadura y, luego, hará la ofrenda y la libación.
18 Entonces el nazireo se rapará su cabellera a la entrada de la Tienda de las Citas; tomará su cabellera de nazireo y la echará al fuego que arde debajo del sacrificio de comunión.
19 En cuanto la espaldilla del carnero esté cocida, el sacerdote la tomará; tomará también un pan y una torta sin levadura, y lo pondrá todo en manos del nazireo que acaba de rapar su cabeza.
20 El sacerdote lo mecerá todo delante de Yavé como se hace con las ofrendas. Son cosas consagradas y pertenecen al sacerdote, lo mismo que el pecho que fue mecido y el pernil que fue ofrecido. Hecho esto, el nazireo ya podrá beber vino.
21 Esta es la ley referente al nazireo que viene a presentar su ofrenda a Yavé con ocasión de su voto, aparte de lo que sus posibilidades le permitan. Si prometió algo más al hacer su voto, lo cumplirá después de cumplido lo previsto por la ley del nazireato.»
22 Yavé dijo también a Moisés:
23 «Di a Aarón y a sus hijos: Así bendecirán a los hijos de Israel. Dirán:
24 “¡Yavé te bendiga y te guarde!
25 ¡Yavé haga resplandecer su rostro sobre ti y te mire con buenos ojos!
26 ¡Yavé vuelva hacia ti su rostro y te dé la paz!”
27 Es así como ellos pondrán mi Nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré.»

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Comentarios Números, capítulo 6
6,1

Los nazireos eran hombres que se consagraban a Dios por un tiempo o definitivamente. Sansón era nazireo (Jue 13,5) y Juan Bautista lo fue posiblemente (ver Lc 1,15). También había nazireos entre los primeros cristianos de raza judía (He 21,23). Ver también el voto de Pablo (He 18,18).

En Israel no se conocían vocaciones religiosas como existen ahora en la Iglesia, pero la ley sobre los nazireos nos muestra cómo ciertos creyentes se consagraban a Dios.
6,24

Bendición de Moisés que usaba siempre San Francisco de Asís.

Aquí empieza una serie de tradiciones antiguas que formarán lo esencial de los capítulos 11-14. En esta sección imprimimos en letras corrientes estos relatos antiguos y reservamos la letra cursiva para las partes que se deben a los sacerdotes redactores del libro de los Números.
Números (Núm) Capítulo 7
1 El día en que Moisés terminó la Morada, la ungió y la santificó con todo su mobiliario. Después de la consagración del altar y de todos sus utensilios,
2 los jefes de Israel, jefes de los clanes y de las tribus que habían presidido el censo, hicieron una ofrenda.
3 Ofrecieron a Yavé seis carretas cubiertas y doce bueyes: una carreta por cada dos jefes y un buey por cada uno, y los presentaron delante de la Morada.
4 Entonces Yavé habló a Moisés y le dijo:
5 «Recibe todo esto de su mano para el servicio de la Tienda de las Citas. Dáselo a los levitas, a cada uno según su servicio.»
6 Moisés recibió las carretas y los bueyes y se los dio a los levitas:
7 dos carretas y cuatro bueyes a los hijos de Guersón, para su trabajo;
8 cuatro carretas y ocho bueyes a los hijos de Merarí, para el trabajo que cumplían a las órdenes de Itamar, hijo del sacerdote Aarón.
9 Pero no dio ni buey ni carreta a los hijos de Quehat, porque estaban a cargo del servicio del santuario y llevaban su carga al hombro.
10 Los jefes hicieron su ofrenda en ese día de la dedicación del altar, y presentaron su ofrenda delante del altar que acababa de ser consagrado.
11 Y Yavé dijo a Moisés: «Cada día uno de los jefes vendrá para hacer su ofrenda por la dedicación del altar.»
12 Najasón, hijo de Aminadab, de la tribu de Judá, hizo su ofrenda el primer día.
13 Ofreció una fuente de plata de ciento treinta siclos de peso, un platillo de plata de setenta siclos, en siclos del Santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite, para la oblación;
14 una naveta de oro de diez siclos, llena de incienso;
15 un novillo, un carnero, un cordero de un año, para el holocausto;
16 un chivo para el sacrificio por el pecado;
17 y para el sacrificio de comunión, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esa fue la ofrenda de Najasón, hijo de Aminadab.
18 El segundo día, Natanael, hijo de Suar, de la tribu de Isacar, hizo su ofrenda.
19 Ofreció en una fuente de plata de ciento treinta siclos de peso, un platillo de plata de setenta siclos en siclos del Santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite, para la oblación;
20 una naveta de oro de diez siclos llena de incienso;
21 un novillo, un carnero, un cordero de un año para el holocausto;
22 un chivo para el sacrificio por el pecado;
23 y para el sacrificio de comunión, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esa fue la ofrenda de Natanael, hijo de Suar.
24 El tercer día, Eliab, hijo de Helón, de la tribu de Zabulón, hizo su ofrenda.
25 Ofreció una fuente de plata de ciento treinta siclos de peso, un platillo de plata de setenta siclos, en siclos del Santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para la oblación,
26 una naveta de oro de diez siclos llena de incienso;
27 un novillo, un carnero, un cordero de un año para el holocausto;
28 un chivo para el sacrificio por el pecado;
29 y para el sacrificio de comunión, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esa fue la ofrenda de Eliab, hijo de Helón.
30 El cuarto día, Elisur, hijo de Sedeur, de la tribu de Rubén, hizo su ofrenda.
31 Ofreció una fuente de plata de ciento treinta siclos de peso, un platillo de plata de setenta siclos de peso, en siclos del Santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para la oblación;
32 una naveta de diez siclos de oro llena de incienso;
33 un novillo, un carnero, un cordero de un año, para el holocausto;
34 un chivo para el sacrificio por el pecado;
35 y para el sacrificio de comunión, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esa fue la ofrenda de Elisur, hijo de Sedeur.
36 El quinto día, Selumiel, hijo de Surisadday, de la tribu de Simeón, hizo su ofrenda.
37 Ofreció una fuente de plata de ciento treinta siclos de peso, un platillo de plata de setenta siclos, en siclos del Santuario, ambos llenos con flor de harina amasada con aceite, para la oblación;
38 una naveta de oro de diez siclos llena de incienso;
39 un novillo, un carnero y un cordero de un año para el holocausto;
40 un chivo para el sacrificio por el pecado;
41 y para el sacrificio de comunión, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esa fue la ofrenda de Selumiel, hijo de Surisadday.
42 El día sexto, Elyasaf, hijo de Duel, de la tribu de Gad, hizo su ofrenda.
43 Ofreció una fuente de plata de ciento treinta siclos, un platillo de plata de setenta siclos, en siclos del Santuario, ambos llenos con flor de harina amasada con aceite para la oblación;
44 una naveta de oro de diez siclos llena de incienso;
45 un novillo, un carnero y un cordero de un año, para el holocausto;
46 un chivo para el sacrificio por el pecado;
47 y para el sacrificio de comunión, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esa fue la ofrenda de Elyasaf, hijo de Duel.
48 El día séptimo, Elisama, hijo de Ammihud, de la tribu de Efraím, hizo su ofrenda.
49 Ofreció una fuente de plata de ciento treinta siclos, un platillo de setenta siclos de peso, en siclos del Santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para la oblación;
50 una naveta de oro de diez siclos de peso, llena de incienso;
51 un novillo, un carnero y un cordero de un año para el holocausto;
52 un chivo para el sacrificio por el pecado,
53 y para el sacrificio de comunión, dos bueyes, cinco carneros cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esa fue la ofrenda de Elisama, hijo de Ammihud.
54 El día octavo, Gamaliel, hijo de Pedasur, de la tribu de Manasés, hizo su ofrenda.
55 Ofreció una fuente de plata de ciento treinta siclos de peso, un platillo de plata de setenta siclos, en siclos del Santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para la oblación;
56 una naveta de oro de diez siclos de peso, llena de incienso;
57 un novillo, un carnero y un cordero de un año para el holocausto;
58 un chivo para el sacrificio por el pecado;
59 y para el sacrificio de comunión, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esa fue la ofrenda de Gamaliel, hijo de Pedasur.
60 El día nono, Abidam, hijo de Guedeo ní, de la tribu de Benjamín, hizo su ofrenda.
61 Ofreció una fuente de plata de ciento treinta siclos de peso, un platillo de plata de setenta siclos, en siclos del Santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para la oblación;
62 una naveta de oro de diez siclos, llena de incienso,
63 un novillo, un carnero, un cordero de un año para el holocausto;
64 un chivo para el sacrificio por el pecado;
65 y para el sacrificio de comunión, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esa fue la ofrenda de Abidam, hijo de Guedeoní.
66 El décimo día, Abiezer, hijo de Ammisadday, de la tribu de Dan, hizo su ofrenda.
67 Ofreció una fuente de plata de ciento treinta siclos de peso, un platillo de plata de setenta siclos de peso, en siclos del Santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para la oblación;
68 una naveta de oro de diez siclos, llena de incienso;
69 un novillo, un carnero, un cordero de un año para el holocausto;
70 un chivo para el sacrificio por el pecado;
71 y para el sacrificio de comunión, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esto fue lo que ofreció Abiezer, hijo de Ammisadday.
72 El día undécimo, Pagiel, hijo de Ocrón, de la tribu de Aser, hizo su ofrenda.
73 Ofreció una fuente de plata de ciento treinta siclos de peso, un platillo de plata de setenta siclos de peso, en siclos del Santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite, para la oblación;
74 una naveta de oro de diez siclos llena de incienso;
75 un novillo, un carnero y un cordero de un año para el holocausto;
76 un chivo para el sacrificio por el pecado;
77 y para el sacrificio de comunión, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esa fue la ofrenda de Pagiel, hijo de Ocrón.
78 El día duodécimo, Ajirá, hijo de Enan, de la tribu de Neftalí, hizo su ofrenda.
79 Ofreció una fuente de plata de ciento treinta siclos de peso, un platillo de plata de setenta siclos de peso, en siclos del Santuario, los dos llenos de flor de harina amasada en aceite para la oblación;
80 una naveta de oro de diez siclos de peso, llena de incienso;
81 un novillo, un carnero y un cordero de un año para el holocausto;
82 un chivo para el sacrificio por el pecado; y para el sacrificio de comunión,
83 dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Esa fue la ofrenda de Ajirá, hijo de Enan.
84 Esa fue la ofrenda de los jefes de Israel en la dedicación del altar, el día en que fue consagrado: doce fuentes de plata, doce platillos de plata y doce navetas de oro.
85 Cada fuente era de ciento treinta siclos, y cada platillo de setenta siclos. Los siclos de plata de todos estos objetos eran en total dos mil cuatrocientos, en siclos del Santuario.
86 Las navetas de oro eran doce, llenas de incienso. Cada naveta era de diez siclos, en siclos del santuario. Los siclos de oro de las navetas sumaban en total ciento veinte.
87 El total del ganado: para el holocausto, doce novillos, doce carneros, doce corderos de un año, con sus oblaciones correspondientes; para el sacrificio por el pecado, doce chivos.
88 El total del ganado para los sacrificios de comunión: veinticuatro novillos, sesenta carneros, sesenta machos cabríos y sesenta corderos de un año. Estas fueron las ofrendas de la dedicación del altar una vez que fue consagrado.
89 Cuando Moisés entraba en la Tienda de las Citas para hablar con El, oía la voz que le hablaba de lo alto del Lugar del Perdón que está sobre el Arca del Testimonio, de entre los dos querubines. Entonces Moisés hablaba con El.
Números (Núm) Capítulo 8
1 Yavé dijo a Moisés:
2 «Di a Aarón: Cuando dispongas las lámparas, las colocarás de manera que las siete lámparas alumbren hacia la parte delantera del candelabro.»
3 Así lo hizo Aarón: colocó las lámparas en la parte delantera del candelabro, tal como Yavé lo había mandado a Moisés.
4 Este candelabro era de oro macizo; desde el pie hasta las flores eran de oro macizo. Hicieron el candelabro según el modelo que Yavé había mostrado a Moisés.
Los levitas son consagrados a Yavé
5 Yavé dijo a Moisés:
6 «Aparta a los levitas de entre los demás hijos de Israel y purifícalos.
7 Lo harás de la siguiente manera: los rociarás con agua bendita; se rasurarán todo el cuerpo, se pondrán ropa limpia y así quedarán purificados.
8 Tomarán luego un novillo, con su correspondiente oblación de flor de harina amasada con aceite, y tú tomarás otro novillo como sacrificio por el pecado.
9 Mandarás que se acerquen los levitas a la Tienda de las Citas y convocarás a toda la comunidad de los hijos de Israel.
10 Harás que los levitas se acerquen a Yavé, y los hijos de Israel les impondrán las manos.
11 Entonces Aarón ofrecerá a los levitas, como se presenta una ofrenda mecida, pues son ellos los que estarán a cargo del servicio de Yavé.
12 Los levitas impondrán sus manos sobre la cabeza de los novillos, y tú sacrificarás el primero como sacrificio por el pecado, y el otro en holocausto a Yavé: así harás la expiación por los levitas.
13 Pondrás luego a los levitas delante de Aarón y de sus hijos y los presentarás como se presenta una ofrenda mecida.
14 De este modo los separarás de los hijos de Israel, para que sean míos. 15 Desde ese momento cuidarán del servicio en la Tienda de las Citas.
15 Los purificarás y los presentarás como se presenta una ofrenda mecida,
16 porque me son consagrados: ellos son la parte de Israel que me ha sido dada, y yo los he recibido a cambio de todos los primogénitos, es decir de los que salen primeros del seno materno en Israel.
17 Porque míos son todos los primogénitos de los hijos de Israel, tanto de hombres como de ganado: los consagré a mí el día que di muerte a todos los primogénitos en la tierra de Egipto.
18 Pero ahora he escogido a los levitas en lugar de todos los primogénitos de Israel.
19 Los he tomado de entre los israelitas y se los he dado a Aarón y a sus hijos, para que sirvan en la Tienda de las Citas y atraigan la misericordia sobre los hijos de Israel. Si éstos se acercaran personalmente al Santuario morirían.»
20 Moisés y Aarón y toda la comunidad de los hijos de Israel hicieron con los levitas conforme Yavé había mandado a Moisés.
21 Los levitas fueron purificados y se pusieron ropa limpia, y Aarón los presentó ante Yavé como se presenta una ofrenda, y luego hizo la expiación por ellos para que fueran purificados.
22 A partir de este momento los levitas se hicieron cargo del servicio en la Tienda de las Citas, a las órdenes de Aarón y sus hijos. Como Yavé lo había mandado a Moisés, así se hizo con los levitas.
23 Yavé dijo a Moisés:
24 «Esta ley también se refiere a los levitas. Los de veinticinco años para arriba servirán en la Tienda de las Citas.
25 Pero, cumplidos los cincuenta años, dejarán de servir.
26 En adelante podrán ayudar a sus hermanos en la Tienda de las Citas, pero ya no tendrán funciones. Así harás con los levitas en lo que se refiere a sus funciones.»
Números (Núm) Capítulo 9
En qué fecha celebrar la Pascua
1 En el mes primero del segundo año de la salida de Egipto, Yavé habló a Moisés, en el desierto de Sinaí, y le dijo:
2 «Que los hijos de Israel celebren la Pascua a su tiempo.
3 La celebrarán por la noche del día catorce de este mes, con todos sus ritos y ceremonias.»
4 Moisés, pues, dijo a los hijos de Israel que celebraran la Pascua
5 y ellos la celebraron el día catorce del mes, al atardecer, en el desierto del Sinaí, tal como Yavé lo había ordenado a Moisés.
6 Pero sucedió que algunos hombres estaban impuros por haber tocado un cadáver humano y no pudieron celebrar la Pascua aquel día. Se presentaron a Moisés y Aarón el mismo día,
7 y les dijeron: «Estamos impuros por haber tocado un cadáver humano, ¡qué lástima que no podamos presentar la ofrenda a Yavé cuando los hijos de Israel la están celebrando!»
8 Moisés les contestó: «Esperen que yo escuche lo que manda Yavé respecto a ustedes.»
9 Yavé dijo a Moisés:
10 «Di a los hijos de Israel: Si uno de ustedes o de los descendientes de ustedes está impuro por haber tocado un cadáver, o está de viaje en tierra lejana, esto no le impedirá que celebre la Pascua de Yavé.
11 La celebrará el día catorce del segundo mes al atardecer. Comerán el cordero con panes ázimos y hierbas amargas,
12 y no dejarán nada de él para el otro día ni le quebrarán hueso alguno. Observarán todas las ceremonias de la Pascua.
13 En cambio el que, encontrándose puro y no estando de viaje deje de celebrar la Pascua, será eliminado de entre los suyos por no haber ofrecido a su tiempo la ofrenda de Yavé. Así pagará la pena de su pecado.
14 Si un extranjero que vive entre ustedes quiere celebrar la Pascua de Yavé, la celebrará según los preceptos y costumbres de la Pascua. El rito será el mismo para todos, tanto para el extranjero como para ustedes.
Por medio de la nube Dios da la señal de levantar el campamento
15 El día que se erigió la Morada, o sea, la Tienda de las Declaraciones divinas, la nube la cubrió.
16 Y desde la tarde hasta la mañana, se vio sobre la Morada algo como un resplandor de fuego. Y fue siempre así: de día la cubría la nube y, de noche, como un resplandor de fuego.
17 Cuando la nube se levantaba por encima de la Tienda, los hijos de Israel levantaban el campamento, y en el lugar donde se detenía la nube, allí acampaban de nuevo.
18 Los hijos de Israel partían a la orden de Yavé, y acampaban a la orden de Yavé; y quedaban acampados todo el tiempo que la nube se detenía sobre la Tienda.
19 Si la nube se detenía mucho tiempo, los hijos de Israel respetaban la orden de Yavé y no partían.
20 Lo mismo si la nube se detenía sólo algunos días sobre la Morada: a la orden de Yavé levantaban el campamento, y a la orden de Yavé acampaban.
21 Si la Nube estaba sobre la Tienda sólo desde el anochecer hasta la mañana siguiente y por la mañana se alzaba, ellos partían. Si estaba un día y una noche y luego se elevaba, partían.
22 Si, en cambio, se detenía sobre la Tienda dos días, o un mes o un año, reposando sobre ella, los hijos de Israel se quedaban en el campamento y no partían; pero, en cuanto se elevaba la nube, ellos partían.
23 A la orden de Yavé partían y a su orden acampaban, observando la decisión de Yavé, tal como la daba a Moisés.
Números (Núm) Capítulo 10
1 Yavé dijo a Moisés:
2 «Hazte dos trompetas de plata: las harás de plata batida. Te servirán para convocar a la comunidad y para dar la señal de levantar el campamento.
3 Cuando suenen las dos, se reunirá junto a ti toda la comunidad, a la entrada de la Tienda de las Citas.
4 En cambio, si se toca una sola, será para que los responsables, los jefes de mil, se reúnan contigo.
5 Cuando se toque con estrépito, partirán los que acampan al oriente.
6 Cuando se toque con estrépito por segunda vez, partirán los que acampan al mediodía. Se tocará con estrépito para dar la señal de partir;
7 en cambio cuando quieras congregar al pueblo, el sonido de las trompetas será sencillo y sin redoble.
8 Los sacerdotes, hijos de Aarón, tocarán las trompetas: ésta es una ley para ustedes y para sus descendientes.
9 Cuando ya estén en su tierra y salgan a combatir al enemigo que les trae la guerra, ustedes tocarán las trompetas con estrépito; así se acordará Yavé, Dios de ustedes, y los librará de sus enemigos.
10 En los días de alegría, en las fiestas y en las lunas nuevas, ustedes tocarán las trompetas durante el ofrecimiento de los holocaustos y sacrificios de comunión. Así harán que su Dios se acuerde de ustedes. Yo soy Yavé, Dios de ustedes.»
Orden de marcha de los «Ejércitos de Israel»
11 El día veinte del segundo mes del año segundo se levantó la Nube de encima de la Morada del Testimonio,
12 y los hijos de Israel partieron del desierto de Sinaí caminando por etapas. La Nube se detuvo en el desierto de Parán.
13 Partieron entonces por primera vez según la orden de Yavé transmitida por Moisés.
14 La bandera del campamento de la tribu de Judá partió en primer lugar, por cuerpos de ejército.
15 Al frente de la tropa de Judá iba Najasón, hijo de Aminadab; al frente de la tribu de los hijos de Isacar (en formación) Natanael, hijo de Suar;
16 al frente de la tribu de los hijos de Zabulón (en formación) Eliab, hijo de Helón.
17 Entonces fue desmontada la Morada y partieron los hijos de Guersón y los de Merarí, llevándola.
18 Partió luego la bandera del campamento de Rubén, por cuerpos de ejército. Al frente de la tropa de Rubén iba Elisur, hijo de Sedeur;
19 al frente de la tribu de los hijos de Simeón (en formación) Selemiel, hijo de Surisadday;
20 al frente de la tribu de los hijos de Gad (en formación) Elyasaf, hijo de Duel.
21 Tras éstos caminaron los quehatitas, llevando en hombros las cosas santas; así se armaba la Morada antes de que ellos llegaran.
22 Partió luego la bandera del campamento de la tribu de Efraím por cuerpos de ejército; al frente de la tropa de Efraím iba Elisama, hijo de Ammiud.
23 Al frente de los hijos de Manasés (en formación) Gamaliel, hijo de Pedasur;
24 al frente de la tribu de los hijos de Benjamín (en formación) Abidán, hijo de Guedeoní.
25 Luego, cerrando la marcha de todos los campamentos, partió la bandera del campamento de los hijos de Dan, por cuerpos de ejército. Al frente de la tropa de Dan iba Abiezer, hijo de Amisadday;
26 al frente de la tribu de los hijos de Aser (en formación) Pagiel, hijo de Ocrón;
27 al frente de la tribu de los hijos de Neftalí (en formación) Ajirá, hijo de Enan.
28 Este fue el orden de marcha de los hijos de Israel repartidos en cuerpos de ejército. Y así partieron.
RECUERDOS DEL DESIERTO: PRIMERA PARTE
29 Moisés dijo a Jobab, hijo de Raguel el madianita, su suegro: «Nosotros partimos para el lugar que Yavé nos prometió que nos daría: ¡ven pues con nosotros! Te trataremos bien porque Yavé prometió que le haría el bien a Israel.»
30 Jobab le respondió: «No iré con ustedes sino que volveré a mi país donde mi familia.»
31 Moisés le replicó: «¡Por favor, no nos dejes. Tú conoces los lugares donde tendremos que acampar en el desierto, tú serás nuestro ojo!
32 Si vienes con nosotros, tendrás tu parte en todos los favores que Dios nos haga.»
33 Saliendo de la montaña de Yavé, caminaron tres días, y durante esos tres días de marcha, el Arca de la Alianza iba delante de ellos para ubicarles un lugar donde descansar.
34 La Nube de Yavé estaba encima de ellos durante el día, cuando levantaban el campamento.
35 Cuando el Arca partía, Moisés decía: «¡Levántate, Yavé! ¡Que se dispersen tus enemigos, que huyan ante ti los que te odian!»
36 Y cuando se detenía, decía: «¡Vuélvete Yavé a las miríadas de Israel!»

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Comentarios Números, capítulo 10
10,29 Aquí empieza una serie de tradiciones antiguas que formarán lo esencial de los capítulos 11-14. En esta sección imprimimos en letras corrientes relatos y reservamos la letra cursiva para las partes que se deben a los sacerdotes redactores del libro de los Números.
Números (Núm) Capítulo 11
1 El pueblo murmuró malvadamente a los oídos de Yavé. Yavé lo oyó y se enojó: se encendió el fuego de Yavé contra el pueblo y devoró las primeras tiendas del campamento.
2 Entonces el pueblo le suplicó a Moisés. Moisés intercedió ante Yavé y el fuego se apagó.
3 A ese lugar se le dio el nombre de Tabera porque se había encendido contra ellos el fuego de Yavé.
4 El montón de gente extraña que se encontraba en medio de los Israelitas sólo pensaba en comer, y hasta los mismos israelitas se pusieron a quejarse. Decían: «¿Quién nos dará carne para comer?»
5 ¡Cómo echamos de menos el pescado que gratuitamente comíamos en Egipto, los pepinos, melones, puerros, cebollas y ajos.
6 Ahora tenemos la garganta seca, y no hay nada, absolutamente nada más que ese maná en el horizonte!
7 El maná era como la semilla del cilantro, se parecía a un manojo de malvavisco.
8 La gente del pueblo se dispersaba para recogerlo, luego lo molían entre dos piedras o lo machacaban en un mortero. Después lo cocían en una olla y hacían con él tortillas. Su sabor era parecido al de una tortilla con aceite.
9 Por la noche, apenas caía el rocío sobre el campamento, caía también el maná.
10 Moisés oyó que el pueblo lloraba, cada familia a la entrada de su tienda, mientras ardía la cólera de Yavé. Moisés se afectó mucho por eso.
11 Le dijo a Yavé: «¿Por qué tratas tan mal a tu servidor? ¡No me has hecho ningún favor al imponerme la carga de todo este pueblo!
12 ¿Soy yo acaso quien lo dio a luz para que me digas: Llévalo en tu seno, como la nodriza lleva a su bebé, al país que prometiste bajo juramento a nuestros padres?
13 Todo el pueblo viene a mí para decirme: ¡Danos carne, queremos comerla! Pero, ¿de dónde voy a sacar carne para dársela?
14 ¡No puedo conducir solo a todo este pueblo, es demasiado peso para mí!
15 Si así es como me quieres tratar, mejor mátame, te lo ruego; con eso me harías un favor y me vería libre de esta desgracia!»
16 Yavé le respondió a Moisés: «Júntame setenta ancianos de Israel, hombres de los que sabes que son ancianos y escribas de su pueblo, y llévalos a la Tienda de las Citas. Que se paren a tu lado.
17 Bajaré y hablaré contigo; luego tomaré de mi espíritu que está en ti y se lo pondré a ellos. Llevarán contigo la carga del pueblo y ya no tendrás que llevarla solo.
18 Dirás al pueblo: Santifíquense para mañana, comerán carne ya que vinieron a llorar a los oídos de Yavé. Pues ustedes dijeron: ¿Quién nos dará carne para comer? ¡Estábamos tan bien en Egipto! Yavé les dará carne y la comerán.
19 La comerán no sólo uno o dos, o siquiera cinco, diez o veinte días,
20 sino todo un mes, hasta que les salga por las narices y sientan asco de ella. Porque menospreciaron a Yavé que está en medio de ustedes cuando vinieron a llorar ante él, diciéndole: ¿Por qué salimos de Egipto?»
21 Moisés dijo: «El pueblo al que pertenezco consta de seiscientos mil hombres de a pie, y tú dices: ¿¡Les voy a dar carne y la comerán todo un mes!?
22 Si se mataran para ellos rebaños de ovejas y de bueyes, ¿tendrían bastante? Si se recogieran para ellos todos los pescados del mar, ¿sería suficiente?»
23 Yavé le dijo a Moisés: «¡Así que la mano de Yavé es muy corta! Ahora verás si mi palabra se cumple o no.»
Yavé da su espíritu a los jefes de Israel
24 Moisés salió y transmitió al pueblo las palabras de Yavé: Reunió a setenta hombres de entre los ancianos del pueblo, que se pusieron de pie alrededor de la Tienda.
25 Entonces Yavé bajó en la nube y habló, luego tomó del espíritu que estaba en Moisés y lo puso en los setenta hombres ancianos. Cuando el espíritu se posó sobre ellos, se pusieron a profetizar, pero después no lo hicieron más.
26 Dos hombres se habían quedado en el campamento, el primero se llamaba Eldad y el otro, Medad; el espíritu se posó sobre ellos. Pertenecían a los inscritos, pero no ha bían ido a la Tienda, y profetizaron en el campamento.
27 Un muchacho corrió para anunciárselo a Moisés: «Eldad y Medad están profetizando en el campamento».
28 Josué, hijo de Nun, servidor de Moisés desde su juventud, tomó la palabra: «¡Mi señor Moisés, prohíbeselo!»
29 Pero Moisés le respondió: «¿Así que te pones celoso por mí? ¡Ojalá que todo el pueblo de Yavé fuera profeta, que Yavé les diera a todos su espíritu!»
30 Después de eso, Moisés regresó al campamento junto con los ancianos de Israel.
31 Empezó a soplar un viento: venía de Yavé. El viento venía del mar y arrastraba codornices, las que dispersó por el campamento y sus alrededores hasta un día de camino. Las había por todo el derredor del campamento formando una capa de dos codos.
32 El pueblo se levantó, y toda esa noche y todo el día siguiente se dedicó a recoger codornices. El que menos tenía había juntado diez grandes medidas. Las pusieron a secar alrededor del campamento.
33 Pero aún tenían la carne entre los dientes, y todavía no terminaban de masticarla, cuando la cólera de Yavé se encendió contra el pueblo. Yavé le asestó al pueblo un golpe tremendo.
34 A ese lugar se le dio el nombre de Quibrot-ha-taava, porque allí fueron enterrados los que se habían lanzado como hambrientos sobre la comida.
35 De Quibrot-ha-taava partió el pueblo para Jaserot.

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Comentarios Números, capítulo 11
11,1

En este capítulo se juntan dos tradiciones:

— Una referente a las codornices y al maná, parecida a la de Exodo 16.

— Otra, sobre el don del «Espíritu de Yavé» a los ancianos, o sea, a los jefes de Israel.
11,24

El primer conocimiento que los israelitas tuvieron del Espíritu de Dios, lo sacaron de la actuación de los profetas. Estos eran hombres que sabían algo de los secretos de Dios, hombres a quienes Dios participaba algo de su sabiduría, hombres que en ciertas ocasiones disponían de una fuerza irresistible. Por su actuación, los israelitas comprendieron que Dios comunicaba su espíritu a manera de un viento violento e imprevisto (en hebreo la misma palabra significa espíritu y viento). Ver al respecto 1 Sam 10,1-13 y 19,18-24.

Este relato nos enseña que son muy diversas las actuaciones del Espíritu (ver 1 Cor 12 y 14). Una cosa es decir y hacer cosas extrañas, hablar en lenguas, etc. Otra cosa, más importante, es el haber recibido el cargo de dirigir y de enseñar al pueblo de Dios. De Moisés, representante de Dios (que no hablaba en lenguas ni profetizaba con trances), el Espíritu se derrama sobre los inspirados.

El suceso de Eldad y Medad muestra que no siempre Dios comunica su espíritu a través de los canales oficiales. Bien es cierto que Eldad y Medad estaban en la lista, pero no estaban junto a Moisés. Así, pues, las autoridades del pueblo de Dios no deberán extrañarse si el Espíritu se comunica a veces allí donde ellos no están o sin pedirles permiso: éste será el caso de Cornelio (He 10) y de Pablo (He 9).

Ojalá que todo el pueblo fuera profeta... les diera a todos su espíritu (29) (ver Jl 3,1 y He 2,17).
Números (Núm) Capítulo 12
Miriam y Aarón se ponen celosos de Moisés
1 Miriam y Aarón murmuraban contra Moisés porque había tomado como mujer a una cuchita (del territorio de Cuch).
2 «¿Acaso Yavé, decían, sólo hablará por medio de Moisés? ¿No habló también por nuestro intermedio? Y Yavé lo oyó.
3 Ahora bien, Moisés era un hombre muy humilde. No había nadie más humilde que él en la faz de la tierra.
4 De repente Yavé les dijo a Moisés, Aarón y Miriam: «¡Salgan los tres del campamento y vayan a la Tienda de las Citas!» Salieron pues los tres.
5 Entonces Yavé bajó en la columna de nube y se puso a la entrada de la Tienda. Llamó a Aarón y a Miriam, quienes se acercaron.
6 Yavé les dijo entonces: «Oigan bien mis palabras:
6 Si hay en medio de ustedes un profeta
6 me manifiesto a él por medio de visiones
6 y sólo le hablo en sueños.
7 Pero no ocurre lo mismo con mi servidor Moisés;
7 le he confiado toda mi Casa
8 y le hablo cara a cara.
8 Es una visión clara, no son enigmas;
8 él contempla la imagen de Yavé.
8 ¿Cómo, pues, no tienen miedo de hablar en contra de mi servidor, en contra de Moisés?»
9 La cólera de Yavé se encendió contra ellos, y se retiró.
10 Cuando se disipó la nube que estaba encima de la Tienda, Miriam había contraído la lepra: su piel estaba blanca como la nieve. ¡Aarón se volvió hacia ella y se dio cuenta de que estaba leprosa!
11 Aarón le dijo entonces a Moisés: «Te lo suplico, Señor, no nos hagas pagar este pecado, esta locura de la que estábamos poseídos.
12 Que no sea como el aborto cuyo cuerpo ya está medio destrozado cuando sale del vientre de su madre».
13 Entonces Moisés le suplicó a Yavé: «¡Por favor, detente! ¡Sánala!»
14 Pero Yavé le respondió a Moisés: «Si su padre la hubiera escupido en la cara, habría tenido que esconderse de vergüenza durante siete días. Que sea pues excluida del campamento por siete días, después de lo cual se reintegrará.»
15 Miriam quedó pues fuera del campamento por siete días, y mientras ella no regresara el pueblo no se movió.
16 Entonces el pueblo partió de Jaserot y acampó en el desierto de Parán.

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Comentarios Números, capítulo 12
12,1

En el Evangelio, Jesús asegura que ningún profeta es reconocido por su propia familia (ver Mc 6,4). Miriam y Aarón, «hermanos» de Moisés, critican su actuación, y posiblemente ellos tienen la razón. Pero es para ellos una manera de igualarse a Moisés, y Dios interviene para defender a su profeta. La respuesta de Dios da a entender dos cosas:

Moisés ocupa un lugar especial en la revelación: él ha puesto las bases de la fe en Dios Liberador, Justo, Santo y Misericordioso, que ningún profeta en adelante podrá cambiar. Más aún, los profetas deberán ser reconocidos por las autoridades del pueblo de Dios, que son los sucesores de Moisés.

Y le hablo cara a cara (8). Ver el comentario de Ex 33,18.

Moisés era un hombre muy humilde: signo distintivo del que ha encontrado a Dios.
Números (Núm) Capítulo 13
Moisés envía espías para explorar la tierra prometida
1 Yavé dijo a Moisés:
2 «Envía hombres adelante para que exploren esa tierra de Canaán que voy a darles a los israelitas. Cada tribu elija como representante a uno de sus jefes.»
3 Moisés los envió pues desde el desierto de Parán según la orden de Yavé. Todos esos hombres eran jefes de Israel.
4 Estos eran sus nombres: Por la tribu de Rubén, Chamma, hijo de Zacur;
5 por la tribu de Simeón, Chafat, hijo de Huri;
6 por la tribu de Judá, Caleb, hijo de Jefoné;
7 por la tribu de Isacar, Igal, hijo de José;
8 por la tribu de Efraím, Oseas, hijo de Nun;
9 por la tribu de Benjamín, Palti, hijo de Rafu;
10 por la tribu de Zabulón, Gadiel, hijo de Sodi;
11 por la tribu de José, por la estirpe de Manasés, Gadi, hijo de Susi;
12 por la tribu de Dan, Ammiel, hijo de Gemali;
13 por la tribu de Aser, Setur, hijo de Micael;
14 por la tribu de Neftalí, Nahalí, hijo de Vafsi;
15 por la tribu de Gad, Geuel, hijo de Maqui.
16 Estos son los nombres de los hombres que Moisés mandó para que exploraran la tierra de Canaán (a Osea, Moisés le dio el nombre de Josué).
17 Moisés los mandó pues a explorar la tierra de Canaán. Les dijo: «Suban por el Negueb, luego pasen a la montaña.
18 Miren bien cómo es esa tierra y qué tipo de gente vive allí; si es fuerte o débil, escasa o numerosa.
19 Observen cómo es ese país donde viven, si es bueno o malo. Cómo son las ciudades donde viven: ¿son campamentos o ciudades fortificadas?
20 Fíjense en cómo es la tierra, si es rica o pobre, si hay o no árboles. Y no tengan miedo en traernos algunos productos del país». Porque era la estación de las primeras uvas.
21 Partieron pues a explorar ese país desde el desierto de Sin hasta Rehob, a la entrada de Emat.
22 Subieron por el Negueb y llegaron a Hebrón, donde se encontraban Ahimán, Chechai y Talmai, de la raza de los anaquim. Hebrón había sido fundada siete años antes que la ciudad de Tanis, en Egipto.
23 Llegaron al valle de Escol, donde cortaron un sarmiento con un racimo de uva que transportaron en un palo entre dos, junto con granadas e higos.
24 Ese lugar se llamó el valle del Racimo, por el racimo que habían cortado allí los israelitas.
25 Al cabo de cuarenta días volvieron de su inspección a ese país.
26 A su regreso se presentaron a Moisés, Aarón y a toda la comunidad de los israelitas, en Cadés, en el desierto de Parán. Dieron cuenta de su recorrido ante toda la comunidad y les mostraron los productos del país.
27 Esto fue lo que contaron: «Entramos al país a donde nos enviaron. ¡Realmente es una tierra que mana leche y miel: ¡aquí están sus productos!
28 Pero el pueblo que vive en ese país es muy poderoso. Las ciudades son muy grandes y fortificadas, hemos visto incluso a los descendientes de Enac.
29 Los amalecitas viven en el Negueb; los hititas, jebuseos y amorreos viven en la montaña; los cananeos están instalados en la costa del mar y en las riberas del Jordán».
30 Caleb calmó al pueblo que murmuraba contra Moisés. «Subamos, les dijo, y conquistemos ese país, que somos capaces de más.»
31 Pero los hombres que habían subido junto con él le replicaron: «No podemos atacar a ese pueblo porque es demasiado poderoso para nosotros.»
32 Y se pusieron a desacreditar la tierra que habían visitado. Les decían a los Israelitas: «La tierra que hemos explorado es una tierra que devora a sus habitantes. Los hombres que allí viven son muy altos.
33 Si hasta vimos gigantes. A su lado teníamos la impresión de que éramos langostas y así nos veían ellos.»

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Comentarios Números, capítulo 13
13,16

La tierra prometida a los hebreos se llama en este tiempo Canaán y la ocupan los cananeos. Más tarde se llamará Israel, por ser los israelitas sus dueños. Se llamará también Palestina. Esta tierra la veían en sueños como un paraíso. Cortaron un sarmiento con un racimo de uva que transportaron con un palo entre dos. Este detalle fabuloso expresa la tierra hermosa «que mana leche y miel».

La Biblia nos pinta en este lugar uno de los grandes pecados de Israel, igual que en Ex 32. A Israel no se le habría hecho muy difícil creer en Yavé si El no les hubiera impuesto una conquista que les daba miedo. Asimismo, hoy son muchísimos los cristianos que se sienten llenos de fervor espiritual, pero se asustan cuando la Iglesia les pide emprender la obra de ordenar su vida y de poner justicia en todas las esferas del mundo actual.
Números (Núm) Capítulo 14
La rebelión del pueblo en Cadés
1 Toda la comunidad se puso a lanzar gritos lastimeros, y el pueblo pasó toda la noche llorando.
2 Los israelitas se enojaron con Moisés y Aarón y toda la comunidad les dijo: «¿Por qué no morimos mejor en Egipto? ¿Por qué no morimos mejor en el desierto?
3 ¿Por qué Yavé nos lleva a esa tierra? ¿Para que allí nos maten a espada y para que nuestras mujeres y nuestros niños sean esclavos? ¿No sería mejor para nosotros volver a Egipto?»
4 Y se decían unos a otros: «Elijámonos un jefe y volvamos a Egipto.»
5 Moisés y Aarón se echaron de bruces al suelo en presencia de toda la comunidad de los israelitas.
6 Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Jefoné, que habían formado parte de los espías, rasgaron sus ropas.
7 Luego se dirigieron a toda la comunidad de los israelitas: «¡El país por donde hemos pasado y que exploramos es bueno! ¡Es una tierra excelente!
8 Si Yavé nos favorece, nos llevará a ese país y nos dará esa tierra que mana leche y miel.
9 Pero no se rebelen contra Yavé! No teman a la población de esa tierra, porque nos la serviremos en bandeja. No tienen esperanza porque Yavé está con nosotros. No les tengan miedo.»
10 La comunidad entera hablaba de tirarles piedras, pero apareció la Gloria de Yavé en la Tienda de las Citas, ante los israelitas.
11 Yavé dijo a Moisés: «¿Hasta cuándo me va a seguir menospreciando este pueblo? ¿Hasta cuándo va a tener poca confianza en mí después de todos los prodigios que he hecho en medio de él?
12 Quiero mandarles la peste y exterminarlos; luego haré salir de ti una nación más grande y más poderosa que él.»
13 Moisés le dijo a Yavé: «Los egipcios saben muy bien con qué fuerza hiciste salir a este pueblo de en medio de ellos.
14 Se lo han contado a los habitantes de este país. Esta gente sabe que tú estás en medio de tu pueblo, tú Yavé que se le apareciste cara a cara, tú Yavé que estás en medio de ellos en la nube, que caminas delante de ellos en una columna de nube de día y en una columna de fuego de noche. 15 ¿Y ahora quieres que muera este pueblo como un solo hombre?
15 Pero entonces las naciones que oyeron hablar de ti van a decir:
16 Yavé no fue capaz de llevar a ese pueblo a la tierra que había jurado darles, por eso es que los mató en el desierto.
17 ¡Demuestra más bien tu fuerza, mi Señor! Tú has dicho muy bien:
18 Yavé es paciente y rico en misericordia. Soportas la falta y el pecado, pero no dejas pasar la falta, porque el pecado de los padres lo castigas en los hijos, en los nietos y en los bisnietos.
19 Perdona pues el pecado de este pueblo con esa gran misericordia y esa paciencia que has tenido para con él, desde su salida de Egipto hasta el día de hoy.»
20 Yavé respondió: «Ya que tú me lo pides, lo voy a perdonar.
21 Pero tan cierto como que yo vivo y que la Gloria de Yavé llena la tierra
22 que la desgracia caerá sobre esa gente. Porque vieron mi Gloria y mis maravillas, vieron lo que hice en Egipto y en el desierto, y a pesar de eso me tentaron más de diez veces y no me escucharon.
23 Por eso no verán la tierra que prometí a sus padres con juramento; ninguno de los que me menospreciaron la verá.
24 Pero a mi servidor Caleb lo haré entrar a esa tierra a la que ya entró, y se la daré a su posteridad, porque tuvo un espíritu distinto y me siguió sin vacilar.
25 Ahora, como los amalecitas y los cananeos ocupan el valle, den mañana media vuelta y partan para el desierto, camino del mar de los Juncos.»
26 Yavé dijo a Moisés y a Aarón:
27 «¿Hasta cuándo esta comunidad malvada y esta gente van a seguir murmurando contra mí? Porque he oído las murmuraciones, las quejas de los israelitas en mi contra.
28 Diles: Tan cierto como que Yavé es vivo que les voy a tomar la palabra, y así como ustedes acaban de decirlo a mis oídos,
29 sus cadáveres caerán en este desierto. Ustedes se lo han ido toda la vida murmurando contra mí: pues bien, todos los que fueron censados de los veinte años para arriba,
30 no entrarán en la tierra que juré darles. Sólo habrá una excepción para Caleb, hijo de Jefoné y para Josué, hijo de Nun.
31 Quienes entrarán serán sus nietos, de los que decían que serían reducidos a la esclavitud; ellos conocerán la tierra que ustedes menospreciaron.
32 Los cadáveres de ustedes caerán en el desierto,
33 y sus hijos serán nómadas en el desierto durante cuarenta años. Cargarán con el peso de la infidelidad de ustedes hasta que el desierto haya acogido a la totalidad de sus cadáveres.
34 Ustedes emplearon cuarenta días en recorrer el país; pues bien, cada día equivaldrá a un año. Cargarán con el peso de su pecado durante cuarenta años y sabrán lo que es mi cólera.
35 Así es como trataré a esta comunidad malvada que se ha confabulado contra mí. Yo Yavé lo digo: en el desierto desaparecerán, allí morirán.»
36 Esos hombres a los que Moisés había enviado para que exploraran la tierra y que, a su regreso, habían alzado a toda la comunidad en contra de él hablando mal del país,
37 esos hombres que habían criticado a ese país con un mal espíritu, murieron de un golpe en presencia de Yavé.
38 Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Jefoné, fueron los únicos que sobrevivieron de todos los que habían ido a explorar el país.
39 Cuando Moisés transmitió a los Israelitas todo eso, el pueblo quedó consternado.
40 Muy temprano decidieron subir la montaña, pues decían: «¡Hemos pecado! Tenemos que subir a ese lugar que Yavé nos prometió.»
41 Pero Moisés les dijo: «¿Quieren desobedecer de nuevo las órdenes de Yavé?
42 No tendrán éxito, porque Yavé no está con ustedes; no se expongan pues a los golpes de los enemigos.
43 Los amalecitas y los cananeos están frente a ustedes y perecerán a espada porque se han apartado de Yavé, y Yavé nos los acompañará.»
44 Pero ellos insistieron en subir a la cumbre de la montaña, si bien el Arca de la Alianza y Moisés permanecieron en el campamento.
45 Pero los amalecitas y los cananeos bajaron de sus montañas, los derrotaron y los persiguieron hasta Jorma.

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Comentarios Números, capítulo 14
14,1

Tenemos a la vista experiencias bien parecidas a esta rebelión. El miedo es un mal consejero y vuelve violentos a los cobardes.

Los mediocres matan a los profetas para conservar su tranquilidad o para volver atrás, «a la esclavitud de Egipto». Sin embargo, Dios socorre al que por orden suya se enfrenta a la muchedumbre.

¿Hasta cuándo van a tener poca confianza en mí? (11) Un pueblo de Dios paralizado por sus temores y que desconfía de las promesas de Dios. «Hombres de poca fe», dirá Jesús a sus apóstoles.

Perdona, pues, el pecado de este pueblo (19). Otra vez aparece Moisés en su papel de intercesor. Pues aprendió de Yahvé que Dios es rico en bondad y lleno de misericordia.

Dios perdona. Esto no impide que el pueblo deba pagar el precio de sus errores. La rebelión de Cadés y la derrota que la sigue son presentados como la causa de la larga permanencia de los hebreos en el desierto. De hecho pasaron un tiempo muy largo, cuarenta años en los alrededores de Cadés. La palabra es dura: todos los que se negaron a participar en la conquista morirán a las puertas de la Tierra Prometida.
Números (Núm) Capítulo 15
MAS LEYES
1 Yavé dijo a Moisés
2 para que se lo repitiera a los Israelitas: Esto será para cuando hayan llegado al país donde van a vivir, el país que les daré.
3 Entonces le ofrecerán a Yavé sacrificios por el fuego, holocaustos o sacrificios de comunión, le ofrecerán sacrificios de agradable olor, de ganado mayor o menor, con ocasión de un voto o de una fiesta, o como ofrendas voluntarias.
4 El que ofrezca un sacrificio a Yavé presentará una ofrenda de un décimo de flor de harina amasada con un cuarto de medida de aceite,
5 y un cuarto de medida de vino para la libación; añadirás esto al holocausto o al sacrificio de cada cordero.
6 Si es un chivo, la ofrenda será de dos décimos de flor de harina amasada con un tercio de medida de aceite,
7 y un tercio de medida de vino para la libación. Ese será un sacrificio de agradable olor para Yavé.
8 Cuando ofrezcas en sacrificio un novillo, ya sea como holocausto, ya sea como sacrificio de comunión o para cumplir un voto o como ofrenda pacífica a Yavé,
9 presentarás, además del novillo, una ofrenda de tres medidas de flor de harina amasada con media medida de aceite,
10 y ofrecerás media medida de vino para la libación. Ese será un sacrificio por el fuego de agradable olor para Yavé.
11 Tendrán que seguir esta norma por cada toro, por cada chivo, por cada cordero o por cada cabrito.
12 Esto será para cada una de las víctimas, no importando su número.
13 Toda persona nacida en el país observará esta norma cuando ofrezca a Yavé un sacrificio por el fuego de agradable olor.
14 Lo mismo vale para el extranjero y para cualquier persona que viva con ustedes: seguirá esta norma igual que ustedes cuando ofrezca a Yavé un sacrificio por el fuego de agradable olor, y esto será de generación en generación.
15 La norma será la misma para toda la comunidad, tanto para ustedes como para el extranjero que vive con ustedes: será una ley perpetua para sus descendientes. Yavé no hará diferencias entre el extranjero y ustedes.
16 Habrá sólo una ley y una norma tanto para ustedes como para el extranjero que vive con ustedes.
17 Yavé dijo a Moisés:
18 «Diles esto a los israelitas: Cuando hayan llegado al país a donde los llevo,
19 y estén ya comiendo del pan de esa tierra, separarán una parte para Yavé.
20 Reservarán una torta que pondrán aparte, como primicia por la masa, igual como lo hacen cuando dejan aparte una porción de la cosecha en la era.
21 Le darán una parte a Yavé de generación en generación; serán las primicias de la masa de ustedes.
22 Supongan que alguien haya pecado por error no obedeciendo a todas las órdenes que Yavé le dio a Moisés;
23 (a todas esas órdenes que Yavé dio para que se observaran en el transcurso del tiempo, y que entregó por boca de Moisés).
24 Si alguien hizo algo por inadvertencia y la comunidad no se dio cuenta de ello, entonces toda la comunidad presentará a Yavé como sacrificio un novillo, para un holocausto de agradable olor, con una oblación y una libación como lo prevé la norma. En seguida presentará un chivo para la expiación.
25 El sacerdote hará entonces la expiación por toda la comunidad de los israelitas y quedará perdonada. Pues habían actuado sin darse cuenta, y por su falta presentaron una ofrenda, un sacrificio por el fuego en honor de Yavé, así como también un sacrificio expiatorio delante de Yavé.
26 De esta manera quedará perdonada tanto la comunidad de los israelitas como el extranjero que vive en medio de ellos, ya que el pueblo pecó por inadvertencia.
27 Si una persona peca sin darse cuenta, ofrecerá como reparación una cabrita de un año.
28 El sacerdote hará la expiación ante Yavé por esa persona, y gracias a esa expiación, quedará perdonada.
29 Ya sea que se trate de un israelita o de un extranjero que viva con ustedes, la ley será la misma por el pecado por inadvertencia.
30 Pero si alguien, israelita o extranjero, peca conscientemente, como con eso insulta a Yavé, será eliminado de su pueblo.
31 Si desprecia la palabra de Yavé y viola su mandamiento, tendrá que ser eliminado, llevando consigo el peso de su pecado.»
Castigo para el que trabaja un día sábado
32 Cuando los israelitas estaban en el desierto, vieron a un hombre recogiendo leña un día sábado.
33 Los que lo encontraron recogiendo leña lo llevaron a Moisés, a Aarón y a toda la comunidad.
34 Lo dejaron preso mientras tanto, porque no se sabía lo que se haría con él.
35 Entonces Yavé dijo a Moisés: «A ese hombre hay que darle muerte. Toda la comunidad le lanzará piedras fuera del campamento.»
36 Toda la comunidad lo llevó fuera del campamento y le dieron muerte lanzándole piedras. Murió tal como Yavé se lo había ordenado a Moisés.
37 Yavé dijo a Moisés:
38 «Dirás esto a los israelitas: Háganse flecos en los bordes de sus vestidos, y esto de generación en generación. Pongan en los flecos un hilo de púrpura violeta.
39 Así será sus flecos y cuando los vean, se acordarán de todos los mandamientos de Yavé. De esta manera los pondrán en práctica y no seguirán las malas inclinaciones de su corazón o de sus ojos que los arrastran a la infidelidad.
40 De ese modo se acordarán de todos mis mandamientos, los pondrán en práctica y serán santos delante de su Dios:
41 Yo soy Yavé su Dios, yo los hice salir de Egipto para ser su Dios. ¡Yo soy Yavé su Dios!»

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Comentarios Números, capítulo 15
15,1

En los capítulos 15-19 encontramos de nuevo leyes y costumbres de Israel.
15,17

La invitación a ofrecer las primicias del pan, o sea, los primeros panes de la cosecha. El pueblo de Dios será pueblo bien educado y cortés, que no come sin dar gracias ni se sirve primero, sino que ofrece al levita o al pobre la primera parte, lo que es ofrecerla a Dios.
15,37

El hilo de color púrpura violeta se podría asemejar a las insignias que mucha gente hoy lleva. Signo exterior que vale en la medida en que corresponde a una disposición interior. Jesús se conformó con esta prescripción (Mt 9,20), pero critica a los que llevan grandes flecos para aparentar (Mt 23,5).
Números (Núm) Capítulo 16
Coré reivindica los privilegios de Aarón. Datán y Abirón se rebelan contra Moisés
1 Coré, hijo de Isar, hijo de Quehat, hijo de Leví y también Datán y Abirón, hijos de Eliab, y On, hijo de Pelet, de la tribu de Rubén,
2 se rebelaron contra Moisés. Les siguieron doscientos cincuenta israelitas, todos jefes de la comunidad, miembros del consejo y personajes conocidos.
3 Se amotinaron contra Moisés y Aarón y dijeron: «Basta ya, ¿acaso no están consagrados todos los miembros de la comunidad? ¿Y no está Yavé en medio de nosotros? ¿ Por qué entonces se creen ustedes superiores a la comunidad de Yavé?»
4 Al oír eso, Moisés se echó de bruces al suelo.
5 Luego, dirigiéndose a Coré y a toda su banda, les dijo: «Mañana temprano Yavé dará a conocer quién es suyo y quién le está consagrado y puede acercarse a él. El mismo hará que se aproxime el que eligió.
6 Así que mañana tomen sus incensarios, tú Coré y toda tu banda; y al llegar ante Yavé
7 les pondrán fuego y luego les echarán incienso. Aquel a quien Yavé designe, ése será el consagrado. ¡Se han pasado, hijos de Leví!»
8 Moisés le dijo a Coré: «¡Oigan bien, hijos de Leví!
9 ¿Les parece poco que el Dios de Israel los haya separado de la comunidad de los israelitas, y que los haya hecho acercarse a El para que sirvan en la Morada de Yavé y así aseguren el culto en nombre de la comunidad?
10 Les permitió que se le acercaran a ti y a tus hermanos, los hijos de Leví, y ¿todavía reclaman el sacerdocio?
11 Esto es el colmo, pues tú y tu banda se han amotinado contra Yavé. Y Aarón, ¿qué tienen en su contra para que murmuren de él?»
12 Moisés mandó buscar a Datán y Abirón, hijos de Eliab. Pero ellos respondieron: «¡No iremos!
13 ¿Te parece poco habernos sacado de una tierra que manaba leche y miel para hacernos morir en este desierto? ¿Y tú quieres hacer de jefe?
14 ¿Piensas que nos trajiste a una tierra que mana leche y miel? ¡Si ni siquiera nos has dado campos ni viñas! ¿Crees que toda esa gente está ciega? ¡No iremos, pues!»
15 Moisés se enojó mucho y dijo a Yavé: «No mires su ofrenda, no les he quitado nada, ni siquiera un burro, ni les he hecho daño a ninguno de ellos.»
16 Moisés dijo a Coré: «Tú y toda tu banda preséntense mañana ante Yavé, junto con Aarón.
17 Que cada uno tome su incensario y le ponga incienso, luego cada uno hará sus incensaciones en presencia de Yavé (¡doscientos cincuenta incensarios!). Tú y Aarón tendrán cada uno su incensario.»
18 Tomó pues cada uno su incensario, le puso fuego e incienso y se presentó a la entrada de la Tienda de las Citas, junto con Moisés y Aarón.
19 Como Coré sublevara a toda la comunidad contra ellos a la entrada de la Tienda de las Citas, se manifestó la Gloria de Yavé a toda la comunidad.
20 Entonces dijo Yavé a Moisés y Aarón:
21 «Apártense de esta comunidad porque la voy a exterminar en todo el campamento.»
22 Ellos se pusieron con el rostro en tierra y dijeron: «¡Oh Dios, Dios de los espíritus de todos los hombres! Si un solo hombre ha pecado, ¿vas a enojarte con toda la comunidad?»
23 Yavé le respondió a Moisés:
24 «Díganle a la comunidad que se aleje de las tiendas de Coré, Datán y Abirón.»
25 Moisés fue entonces donde Datán y Abirón; los ancianos de Israel lo siguieron.
26 Se dirigió a la comunidad: «¡Apártense de las tiendas de esos hombres perversos! No toquen nada de lo que les pertenece, porque si no van a morir debido a sus pecados.»
27 Se apartaron entonces (de las tiendas de Coré, Datán y Abirón;) mientras tanto Datán y Abirón habían salido a la entrada de su tienda junto con sus mujeres, sus hijos y sus pequeñuelos.
28 Moisés dijo: «Ahora sabrán que Yavé me envió para que realice todos esos prodigios y que eso no viene de mí.
29 Si esos hombres mueren de muerte natural y corren la misma suerte que cualquiera, es señal de que Yavé no me envió.
30 Pero si Yavé hace un milagro, si la tierra se abre en un gran tramo para tragárselos junto con todo lo que tienen, si descienden vivos al Lugar de los muertos, entonces sabrán que esos hombres despreciaron a Yavé.»
31 Aún no terminaba de hablar, cuando la tierra se abrió a sus pies.
32 Se abrió una garganta y se los tragó con toda su familia (a todos los hombres de la banda de Coré) junto con todo lo que les pertenecía.
33 Bajaron vivos al Lugar de los muertos, junto con todos los que estaban con ellos. La tierra los tapó y desaparecieron de la vista de la comunidad.
34 Todos los israe litas que estaban en los alrededores salieron huyendo y decían: «¡No vaya a tragarnos también la tierra!»
35 Entonces brotó un fuego de Dios que devoró a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el incienso.

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Comentarios Números, capítulo 16
16,1

Todo el pueblo es sagrado y Yavé está en medio de él (3). Es verdad, pero Dios escoge y llama a los que confía una misión particular en su pueblo, como más tarde lo recordará el autor de la carta a los Hebreos.

Esta página se escribió mezclando dos relatos diferentes:

— En el primero, el levita Coré reclamaba para sí los privilegios de los sacerdotes, hijos de Aarón, y lo devoró el fuego del cielo, junto con sus doscientos partidarios.

— En el segundo, Datán y Abirón, de la tribu de Rubén, se rebelaban contra Moisés, hasta que la tierra los tragó.
16,28

Comparar con Jn 5,19 y 5,36.
Números (Núm) Capítulo 17
1 Yavé dijo a Moisés:
2 «Comunícale esto al sacerdote Eleazar, hijo de Aarón: Saca los incensarios de entre las cenizas y arroja lejos el fuego que había en ellos, porque están consagrados.
3 Los incensarios de esos hombres que pecaron y que murieron te servirán para hacer las placas para revestir el altar. Esos incensarios son santos porque estuvieron en contacto con Yavé. Serán una señal para los israelitas.»
4 El sacerdote Eleazar tomó entonces los incensarios de cobre que pertenecieron a los que habían sido quemados e hizo con ellos placas para revestir el altar.
5 Allí están para recordarles a los israelitas que cualquiera que no pertenezca a la raza de Aarón no puede acercarse para hacer incensaciones a Yavé. De lo contrario, correrá la misma suerte que Coré y su banda a los que Yavé se lo había advertido por medio de Moisés.
Lo que puede la oración del sacerdote
6 Al día siguiente, toda la comunidad de los israelitas se puso a murmurar contra Moisés y Aarón: «¡Ustedes, decían, son los que han dado muerte al pueblo de Yavé!»
7 Mientras la comunidad se amotinaba contra Moisés y Aarón, estos se dirigieron a la Tienda de las Citas: la nube la había cubierto y apareció la Gloria de Yavé.
8 Entonces Moisés y Aarón se acercaron a la Tienda
9 y Yavé le dijo a Moisés:
10 «¡Retírate de en medio de esta comunidad, porque la voy a exterminar en el campamento!» Ellos cayeron con el rostro en tierra.
11 Moisés le dijo entonces a Aarón: «Toma tu incensario, pon en él fuego del altar, échale luego incienso y corre hacia la comunidad con tu incensario. Harás la expiación por ellos, porque se ha desencadenado la cólera de Yavé y ha comenzado el castigo.»
12 Aarón hizo como Moisés se lo había dicho, y corrió hacia la comunidad. El flagelo ya estaba azotando al pueblo. Aarón puso el incienso e hizo la expiación por el pueblo;
13 se paró en medio de los muertos y de los vivos, y el flagelo se detuvo.
14 Los que murieron víctimas del castigo llegaron a la cifra de catorce mil setecientos, sin contar a los que habían muerto por culpa de Coré.
15 Cuando Aarón volvió donde Moisés, a la entrada de la Tienda de las Citas, el flagelo había cesado.
La rama de Aarón
16 Yavé dijo a Moisés:
17 «Diles a los israelitas que te traigan una varilla por tribu, una varilla por cada uno de los jefes de tribu. Serán pues doce varillas; y tú escribirás en la varilla respectiva el nombre de cada uno.
18 En la varilla de Leví escribirás el nombre de Aarón, porque sólo habrá una varilla por tribu.
19 Las depositarás en la Tienda delante del Testimonio, allí donde los cito a ustedes,
20 y aquel cuya varilla florezca, ese será el que he elegido. Así acabaré con todas esas quejas de los israelitas contra mí —me refiero a las quejas contra ustedes.»
21 Moisés transmitió esas palabras a los israelitas y cada uno de los jefes le dio una varilla. Cada tribu tenía su varilla, que era llevada por su jefe, o sea, en total doce varillas. La varilla de Aarón estaba junto con las demás.
22 Moisés depositó esas varillas delante de Yavé en la Tienda del Testimonio.
23 Al día siguiente, cuando Moisés entró en la Tienda del Testimonio, la varilla de la tribu de Leví presentada por Aarón había florecido: le habían aparecido yemas, había botones de flores y las almendras habían madurado.
24 Moisés retiró entonces todas las demás varillas de la presencia de Yavé y se las mostró a los israelitas. Estos las vieron y cada uno recogió la suya.
25 Yavé dijo entonces a Moisés: «Vuelve a poner la varilla de Aarón delante del Testimonio; allí permanecerá como una advertencia para los rebeldes. Así alejarás de mí sus murmuraciones y no morirán.»
26 Moisés hizo como Yavé se lo había ordenado.
Sacerdotes para el pueblo
27 Los israelitas le dijeron a Moisés: «¡Nos morimos, estamos perdidos. Nos estamos muriendo todos!
28 Porque cualquiera que se acerque a la Morada de Yave muere. ¿Vamos pues a perecer todos así?»

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Comentarios Números, capítulo 17
17,1

Varios prodigios muestran la autoridad de Aarón, la eficacia de su oración, por ser el sacerdote elegido por Dios.

La varilla de Aarón había florecido. Aarón es el representante de los sacerdotes que, como el resto de los Levitas, no tiene tierra en Israel. Y sin embargo su ramo seco e improductivo es el que florece. Esta leyenda será conservada en la tradición bizantina y aplicada a san José: según la leyenda, el hecho de que su ramo hubiera florecido hizo que se lo eligiera entre doce pretendientes como el esposo de María, la Virgen fecunda.
Números (Núm) Capítulo 18
1 Yavé dijo a Aarón: «Tú, tus hijos y tu tribu contigo, serán responsables del Santuario. Tú y tus hijos contigo, tendrán la responsabilidad del sacerdocio.
2 También harás que participen en el culto los levitas: son tus hermanos, de la tribu de tu padre. Te ayudarán y te asistirán cuando tú y tus hijos tengan que servir en la Tienda del Testimonio.
3 Serán socios de ustedes en todo el servicio de la Tienda, pero no se aproximarán a los objetos sagrados, ni al altar, pues de lo contrario será la muerte para ellos y ustedes.
4 Los acompañarán a ustedes en el servicio de la Tienda de las Citas, en todo lo que concierne al servicio de la Tienda, pero ningún profano se unirá a ustedes.
5 Ustedes asegurarán el servicio del Santuario y el del altar. De ese modo no se desencadenará sobre los israelitas la cólera de Dios.
6 Yo mismo escogí a sus hermanos los Levitas de en medio de los israelitas para dárselos. Son donados de Dios para servir en la Tienda de las Citas.
7 Tú, y tus hijos contigo, desempeñarán su ministerio en todo lo que se refiere al altar y a lo que pasa detrás de la cortina. Ustedes asegurarán su servicio y ese sacerdocio es un don que les hago; el extraño que quisiere meterse en eso, morirá.»
Los derechos de los sacerdotes
8 Yavé dijo a Aarón: «Te doy la parte que se reserva para mí de todas las ofrendas de los israelitas. Te la doy debido a la consagración que recibieron tú y tus hijos: es una ley perpetua.
9 Esto es lo que te corresponderá de todo lo que se ofrece o se consagra: todas las ofrendas, es decir, todas las oblaciones, todos los sacrificios por el pecado y todos los sacrificios de reparación que se ofrezcan, todo eso será cosa santísima y será para ti y para tus hijos.
10 Lo comerás en un lugar santísimo. Cualquier varón lo podrá comer; la considerarás como una cosa santa.
11 Tuyo será también lo que se reserva de las ofrendas de los israelitas, de cualquier ofrenda mecida; te lo doy a ti, a tus hijos y a tus hijas como ley perpetua. Cualquiera que esté puro en tu casa, lo podrá comer.
12 Te doy además las primicias que los israelitas presentan a Yavé, lo mejor del aceite, del vino nuevo y del trigo.
13 Te doy los primeros productos de la tierra que ellos lleven a Yavé. Cualquiera que esté puro en tu casa los podrá comer.
14 Todo lo que esté consagrado por anatema en Israel será para ti.
15 Te pertenecerá el primogénito de cualquier ser viviente, sea de hombre o de animal, ofrecido a Yavé. Tú harás solamente el rescate del primogénito de hombre, así como del primerizo de un animal impuro.
16 El rescate se hará a partir de un mes de edad, lo estimarás en cinco siclos de plata calculados según el siclo del Santuario, es decir veinte gueras.
17 Pero no harás el rescate del primerizo de vaca, de oveja ni de cabra, porque están consagrados. Derramarás más bien su sangre sobre el altar, y harás quemar su grasa como sacrificio por el fuego de agradable aroma para Yavé.
18 Para ti será su carne como asimismo el pecho que se haya mecido y la espaldilla derecha.
19 Todo lo que se haya reservado de las ofrendas que hagan los israelitas a Yavé será considerado como partes santas; te las doy a ti, a tus hijos y a tus hijas: es una ley perpetua. Es una alianza eterna por la sal ante Yavé para ti y para toda tu descendencia contigo.»
Los derechos de los levitas
20 Yavé dijo además a Aarón: «Tú no tendrás territorio alguno en el país ni habrá parte alguna para ti en medio de tu pueblo. Porque yo mismo soy tu parte y tu heredad en medio de los israelitas.
21 A los hijos de Leví les doy como herencia todos los diezmos de Israel, a cambio del servicio que presten, es decir, del servicio de la Tienda de las Citas.
22 Los israelitas no se acercarán a la Tienda so pena de cometer una falta grave.
23 Los levitas son quienes asegurarán el servicio de la Tienda de las Citas y cargarán con la falta si existiese: es una regla perpetua de generación en generación. Por eso no tendrán heredad entre los israelitas.
24 El diezmo que los israelitas separan en honor de Yavé, se lo doy a los levitas como parte de su herencia. Por eso les he dicho que no tendrán heredad entre los israelitas.»
25 Yavé dijo a Moisés:
26 «Transmitirás esto a los levitas: Cuando perciban de los israelitas el diezmo que les otorgo en herencia, reservarán una parte para Yavé: será el diezmo del diezmo.
27 Esa parte que ustedes reservarán, les será contada como se cuenta el trigo en la era o el vino en la cuba.
28 Así pues reservarán una ofrenda para Yavé de todos los diezmos que reciban de los israelitas y entregarán esa parte al sacerdote Aarón.
29 De todos los dones que reciban reservarán una parte para Yavé, que será lo mejor de todo lo consagrado.
30 Les dirás además: Cuando ustedes aparten lo mejor, el resto del diezmo será para los levitas como el trigo en la era o como el vino en la cuba.
31 Pondrán comérselo en cualquier parte, ustedes y su familias: es su salario por el servicio que prestarán en la Tienda de las Citas.
32 Si han apartado lo mejor, no cometerán por ello ningún pecado. Cuiden pues de no profanar las ofrendas santas de los israelitas y no morirán.»
Números (Núm) Capítulo 19
El sacrificio de la vaca colorada
1 Yavé dijo a Moisés y a Aarón:
2 «Esta es una disposición de la Ley que les ordena Yavé. Diles a los israe litas que te traigan una vaca colorada sin defecto y sin mancha, y a la cual no se la haya enyugado.
3 Se la pasarán al sacerdote Eleazar, quien la sacará fuera del campamento y la inmolará frente a éste.
4 El sacerdote Eleazar untará su dedo en la sangre y rociará siete veces volviéndose hacia la entrada de la Tienda de las Citas.
5 Luego se quemará la vaca a la vista de todos. Quemará su piel, su carne, su sangre y sus excrementos.
6 Después el sacerdote tomará leña de cedro, de hisopo y de granado y la echará a la hoguera donde se queme la vaca.
7 En seguida el sacerdote lavará sus ropas, se bañará en agua, y regresará al campamento; el sacerdote quedará impuro hasta la tarde.
8 El que haya quemado la vaca lavará sus ropas en el agua y se bañará, quedará impuro hasta la tarde.
9 Un hombre puro recogerá las cenizas de la vaca y las pondrá fuera del campamento en un lugar puro. Allí se las conservará para hacer el agua de purificación que usará la comunidad de los israelitas para hacer la expiación.
10 El que haya recogido las cenizas de la vaca lavará sus ropas y quedará impuro hasta la tarde: es una ley perpetua tanto para los israelitas como para el extranjero que vive con ustedes.
Casos de impureza
11 El que toque a un muerto, a cualquier cadáver humano, quedará impuro durante siete días.
12 Se purificará con esa agua el tercero y séptimo día, después de lo cual quedará puro. Pero si no se purifica al tercero y séptimo día, seguirá impuro.
13 Si alguien toca a un muerto, al cadáver de un hombre que haya muerto, y no se purifica, vuelve impura a la Morada de Yavé. Ese hombre debe ser eliminado de Israel. Mientras no se haya derramado sobre él el agua de purificación está impuro y su impureza sigue sobre él.
14 Esta es la ley cuando un hombre muera en una tienda: Quienquiera que entre en la tienda quedará impuro durante siete días igual que todo lo que hay en la tienda.
15 Cualquier tiesto abierto que no tenga una tapa amarrada, quedará impuro.
16 El que en el campo toque a alguien que haya muerto, o huesos humanos o una tumba, quedará impuro durante siete días.
17 Para la purificación de esa persona, se tomará un poco de ceniza de la hoguera donde se hizo el sacrificio de expiación y se la vaciará en un vaso de agua.
18 Luego un hombre puro tomará una ramita de hisopo, la sumergerá en el agua y rociará la tienda y a todos los objetos y personas que haya en ella; se hará lo mismo con el que tocó los huesos, al muerto o la tumba.
19 El hombre puro rociará al que está impuro al tercero y séptimo día; el séptimo día este último hará la expiación. Lavará sus ropas y se bañará en agua, y a la tarde quedará puro.
20 Pero, el hombre que está impuro y que no hace el rito de expiación, será eliminado de la comunidad por haber vuelto impuro el Santuario de Yavé. Si no se derrama sobre él el agua que purifica, es un impuro.
21 Este será un rito perpetuo. El que rocíe con el agua de purificación tendrá que lavar sus ropas, y el que haya sido tocado por esa agua quedará impuro hasta la tarde.
22 Todo lo que toque el impuro quedará impuro, y el que toque eso quedará impuro hasta la tarde.»

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Comentarios Números, capítulo 19
19,1

La Carta a los Hebreos se refiere especialmente a este capítulo, cuando habla de los sacrificios del Antiguo Testamento que no podían darnos la pureza interior y solamente anunciaban el sacrificio perfecto de Cristo (ver Heb 9,13 y 13,11).

En los versículos 17-21 se habla del agua de purificación. Numerosos pueblos usaron agua para sus ritos religiosos. Aquí vemos cómo la usaban los judíos.

La Iglesia, después de lavarnos por el bautismo, usa también el agua bendita. No le reconoce un poder mágico, pero sabe que los signos materiales nos ayudan a ponernos en cierta actitud: el signo de la cruz con agua bendita, si se hace con atención y fe, ayuda a dejar el polvo de las preocupaciones diarias a la entrada del templo.

Con los capítulos 20-25 volvemos a las tradiciones antiguas sobre los acontecimientos del desierto.
Números (Núm) Capítulo 20
RECUERDOS DEL DESIERTO: SEGUNDA PARTE
Ustedes no han confiado en mí
1 Toda la comunidad de Israel llegó el primer mes al desierto de Sin. El pueblo se instaló en Cadés, allí murió y fue enterrada Miriam.
2 No había agua para la comunidad y los israelitas le echaron la culpa a Moisés y a Aarón.
3 Se encararon con Moisés y le dijeron: «¿Por qué no morimos mejor en presencia de Yavé como nuestros hermanos?
4 ¿Por qué han traído a la comunidad de Yavé a este desierto para que muramos junto con nuestros animales?
5 ¡Nos sacaron de Egipto para traernos a este lugar horrible! ¡No hay dónde sembrar, ni tampoco hay higueras, viñas ni granados y menos agua potable!»
6 Moisés y Aarón se escaparon de en medio de la comunidad y se presentaron a la entrada de la Tienda de las Citas. Allí se pusieron con el rostro en tierra y se les apareció la Gloria de Yavé.
7 Yavé le dijo a Moisés:
8 «Toma tu varilla y junto con tu hermano Aarón reúne a toda la comunidad. Y a la vista de todos le dirás a la roca que dé agua. Harás que brote para ellos agua de la roca y se la darás a beber a la comunidad y a su ganado».
9 Moisés sacó la varilla que estaba ante Yavé tal como se le había ordenado.
10 Luego Moisés y Aarón reunieron a la comunidad frente a la roca y Moisés dijo: «¡Oigan, pues, rebeldes! ¿Así que nosotros vamos a hacer brotar para ustedes agua de esta roca?»
11 Moisés levantó su mano y golpeó dos veces la roca con su varilla. Entonces brotó agua en abundancia y tuvieron para beber la comunidad y su ganado.
12 Pero Yavé dijo a Moisés y Aarón: «¡Ustedes no han tenido confianza en mí! Ya que no me glorificaron ante los israelitas, no harán entrar a esta comunidad en la tierra que les daré.»
13 Esto pasó en las agua de Meriba; los israelitas protestaron contra Yavé y él les manifestó su santidad.
Edom le cierra el camino a Israel
14 Desde Cadés, Moisés mandó a decirle al rey de Edom: «Así habla tu hermano Israel. Tu sabes de todas las dificultades con que nos hemos topado.
15 Nuestros padres bajaron a Egipto y allí permanecieron por mucho tiempo, pero los egipcios nos maltrataron a nosotros y a nuestros padres.
16 Entonces clamamos a Yavé y él escuchó nuestro clamor: envió a un ángel que nos sacó de Egipto.
16 Ahora estamos en Cadés, el oasis que conlinda con tu país.
17 Déjanos atravesar tu territorio; no atravesaremos por tus campos ni por tus viñas, ni beberemos el agua de tus pozos. Iremos por el camino real sin apartarnos ni a la derecha ni a la izquierda, hasta el día en que hayamos atravesado tu país.»
18 Edom respondió: «No pasarás por mi territorio, si lo haces saldré a tu encuentro con la espada en la mano.»
19 Los israelitas le dijeron: «Iremos por el camino y si bebemos de tu agua, nosotros y nuestros rebaños, te la pagaremos. Sólo dejaremos la huella de nuestros pies.»
20 Edom respondió: «¡No pasarás!» Y avanzó contra Israel con mucha gente y un gran ejército.
21 Como Edom le impidió a Israel que atravesara por su territorio, Israel tuvo que dar un rodeo.
La muerte de Aarón
22 Partió de Cadés toda la comunidad de los israelitas y llegaron al monte Hor.
23 Yavé le dijo a Moisés y Aarón cuando estaban en el monte Hor, en la frontera con Edom:
24 «Aarón tiene que ir a reunirse con sus padres, no entrará en el país que les daré a los israelitas, porque ustedes no siguieron mis órdenes en el oasis de Meriba.
25 Llévate contigo a Aarón y a su hijo Eleazar, y sube al monte Hor.
26 Allí le quitarás a Aarón sus vestiduras y se las pondrás a su hijo Eleazar, puesto que Aarón irá a reunirse con sus padres, allí morirá.»
27 Moisés hizo lo que Yavé le había ordenado. Subieron el monte Hor a la vista de toda la comunidad.
28 Moisés le quitó sus vestiduras a Aarón y se las puso a Eleazar. Luego murió Aarón en la cumbre del monte y Moisés bajó del monte con Eleazar.
29 Toda la comunidad se informó que Aarón había muerto; todo el pueblo de Israel lloró a Aarón por treinta días.

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Comentarios Números, capítulo 20
20,1

Este relato forma parte de los textos redactados por los sacerdotes al regreso del cautiverio. Retoma el episodio narrado en Ex 17,1-7 pero introduce en él un «pecado de Moisés». ¿Por qué? Un problema se les planteaba a esos sacerdotes: ¿cómo era posible que Moisés, ese «hombre el más humilde que haya producido la tierra» (Núm 12,3), ese profeta con quien «Dios hablaba cara a cara» (Ex 33,11) hubiera sido excluido de la tierra prometida? Pues Moisés había muerto misteriosamente sobre el monte Nebo.

No se podía dudar de que Dios es justo, y si Moisés no había entrado en la tierra prometida, esto se debía seguramente a alguna falta suya. Se había entonces vuelto a escribir el relato del Exodo, pero achacándole a Moisés un pecado: que había dudado de Dios. Un caso semejante se verá al comparar los dos relatos de la muerte de Josías, el rey justo (2 Re 22,2 y 23,29, comparado con 2 Crón 35,19-25).

¿De qué otro modo iban a entender los sacerdotes la «muerte del justo»? Unicamente el cumplimiento de las Escrituras podía esclarecer plenamente la misión de Moisés. Moisés había recibido la misión de guiar al pueblo de Dios hasta las puertas de la tierra prometida; habiendo llegado allá, podía retirarse y decir como Juan Bautista, el último profeta del Antiguo Testamento: «Es necesario que él crezca y que yo disminuya.» En ese momento comenzaba la misión de Josué: abrir al pueblo de Dios las puertas de la tierra prometida para «tomar posesión de ella». La doble vocación de Moisés y de Josué prefigura y aclara la misión del Antiguo Testamento y la de Jesús (en hebreo Josué y Jesús se dicen de la misma manera).
Números (Núm) Capítulo 21
1 El rey de Arad, un cananeo que vivía en el Negueb, supo que Is rael venía por el camino de Atarim. Atacó a Israel y tomó algunos prisioneros.
2 Entonces Israel hizo un voto a Yavé: «Si me entregas a ese pueblo, condenaré sus ciudades al anatema.»
3 Yavé escuchó a Israel y le entregó a los cananeos. Los condenaron a ellos y a sus ciudades al anatema y le dieron a ese lugar el nombre de Jormá.
La serpiente de bronce
4 Dejaron el monte Hor por el camino del mar de Suf para rodear el territorio de Edom. En el camino el pueblo perdió la paciencia
5 y murmuró contra Dios y Moisés: «¿Por qué nos hicieron subir de Egipto para que muramos en el desierto sin pan y sin agua? ¡Ya estamos aburridos de esta comida sin gracia!»
6 Entonces Dios mandó contra el pueblo serpientes-ardientes. Muchos de los israelitas murieron por sus mordeduras.
7 El pueblo fue a ver a Moisés y le dijo: «Hemos pecado, hemos murmurado contra Yavé y contra ti. Ruega a Yavé por nosotros, para que aleje de nosotros las serpientes.» Moisés oró por el pueblo,
8 y Yavé le dijo a Moisés: «Hazte una serpiente-ardiente y colócala en un poste. El que haya sido mordido, al verla, sanará.»
9 Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso en un poste. Cuando alguien era mordido por una serpiente, miraba la serpiente de bronce y se sanaba.
Las etapas a la Transjordania
10 Los israelitas partieron y acamparon en Obot.
11 Partieron de allí y acamparon en las Ruinas de los Abarim, en el desierto, al este de Moab, hacia el lado del sol naciente.
12 Salieron de allí y acamparon a orillas del torrente de Zered.
13 Subieron de allí y acamparon más allá del Arnón. Ese torrente en el desierto era el límite del territorio de los amoritas, pues el Arnón es la frontera de Moab, entre los moabitas y los amoritas.
14 Por eso se dice en el Libro de las Guerras de Yavé: «... Vaheb cerca de Sufá y el torrente de Arnón,
15 y la pendiente de la quebrada que baja hacia Ar, pegada a la frontera de Moab.»
16 De allí partieron para Beer. A propósito de ese pozo Yavé le dijo a Moisés: «Reúne al pueblo y le daré agua.»
17 Entonces Israel entonó este cántico: «¡Oh pozo! ¡Levántate y canta! 18 ¡Pozo que cavaron los jefes, pozo que perforaron los príncipes del pueblo con su cetro y su bastón!»
18 Del desierto subieron a Matana,
19 de Matana a Nahaliel, de Nahaliel a Bamot,
20 y de Bamot al arroyo que está en la campiña de Moab, hacia el monte Pisgá, frente al desierto.
Los israelitas conquistan territorios al este del Jordán
21 Israel le mandó decir a Sijón, rey de los amoritas.
22 «Déjame pasar por tu territorio. No atravesaremos por tus campos ni por tus viñas, ni beberemos el agua de tus pozos. Iremos por el camino real, hasta que hayamos atravesado tu país.»
23 Pero Sijón no dejó a Israel que atravesara por su territorio, reunió a todo su pueblo y salió al encuentro de Israel en el desierto. Cuando llegó a Yahas, atacó a Israel.
24 Israel lo derrotó a espada y conquistó su territorio desde el Arnón hasta el Yaboc, hasta la frontera de Amón, pues la frontera de Amón estaba bien defendida.
25 Israel se apoderó de todas sus ciudades, los israelitas se instalaron en todas las ciudades de los amoritas, en Jesbón y en sus alrededores.
26 Jesbón era la ciudad de Sijón, rey de los amoritas. Este había vencido al anterior rey de Moab y se había apoderado de su tierra hasta el Arnón. 27 De ahí que dicen los poetas:
27 « Vengan a Jesbón,
27 que sea reconstruida y fortificada,
27 la ciudad de Sijón.
28 Porque ha salido un fuego de Jesbón,
28 una llama de la ciudad de Sijón.
28 ¡Devoró Ar Moab
28 y los Baales de los lugares altos del Arnón!
29 ¡Ay de ti, Moab!
29 ¡Estás perdido, pueblo de Camón!
29 Hizo huir a tus hijos
29 y tus hijas fueron llevadas cautivas
29 por Sijón, rey de los amoritas.
30 Jesbón sembró la ruina,
30 sus flechas llegaron hasta Dibón;
30 hemos incendiado
30 de Nofa a Medba.»
31 Cuando Israel se instaló en el territorio de los amoritas,
32 Moisés envió es pías a Yazer. Los israelitas se apoderaron de esa ciudad y de sus aldeas y expulsaron a los amoritas que estaban allí.
33 Dando un rodeo, tomaron el camino de Basán. Og, rey de Basán, se lanzó en su contra junto con todo su pueblo y les presentó batalla en Edrei.
34 Yavé le dijo a Moisés: «No temas: Lo he puesto en tus manos junto con todo su pueblo y todo su territorio. Lo tratarás como a Sijón, rey de los amoritas, que vivía en Jesbón.»
35 Efectivamente los israelitas lo masacraron junto con sus hijos y todo su pueblo, a tal punto que nadie quedó con vida, y se instalaron en su territorio.

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Comentarios Números, capítulo 21
21,4

A propósito de la serpiente de bronce se pueden plantear dos interrogantes bien distintas. La primera: ¿cuál es el origen histórico de ese relato? La respuesta es fácil: cerca de las minas del Sinaí se honraba a un dios curandero, y en agradecimiento se le ofrecían pequeñas serpientes de bronce. Los relatos de los viajeros debieron haber inspirado ese relato. Pero la pregunta importante es la segunda: ¿qué quiere decir esta página del libro sagrado?

El pueblo murmuró contra Dios (5). Los israelitas vuelven a quejarse: es la rebelión interior del que no acepta el sacrificio y echa la culpa a los demás.

Haz una serpiente-ardiente (8). Orden extraña para los israelitas. Pero es un gesto profético: Dios quiere sanar el pecado por el mismo instrumento del pecado.

Miraba la serpiente y se sanaba (9). Otro gesto profético. El pecador no tendrá que cumplir prescripciones rigurosas: que empiece más bien por mirar con fe la señal que Dios le otorga para su curación. Jesús dirá: «Como Moisés erigió la serpiente en el desierto, así el Hijo del Hombre tiene que ser elevado de la tierra (en cruz), a fin de que quien cree en él tenga vida eterna» (Jn 3,14).

El relato de la serpiente es en la Biblia una de esas imágenes de sentido oculto que esperaban el día en que Cristo les diera significado, lo mismo que el suceso de Melquisedec (Gén 14) o la historia de José. Así en nuestra vida, en nuestro pasado, hay varios acontecimientos que no tienen explicación o sentido inmediato. ¿Por qué me tocó esto? Algún día, la luz de Cristo vendrá a darle su significación.
21,21

Cuando se cumplieron los años de su reclusión en Cadés, los israelitas volvieron a emprender con Moisés su marcha hacia la tierra de Canaán.

Rodearon el país por el sur y el este, y se establecieron provisionalmente en los territorios al este del Jordán. Aquí tuvieron lugar dos grandes victorias y los israelitas comprobaron otra vez que Dios salva a su pueblo. En el salmo 136, después de alabar a Dios, «que hizo atravesar el Mar Rojo, porque eterno es su amor», se recuerda que «hirió de muerte a grandes reyes: Sijón, rey de los amorreos, y Og, rey de Basán».
Números (Núm) Capítulo 22
1 Los israelitas salieron de allí y acamparon en las estepas de Moab, al otro lado del Jordán a la altura de Jericó.
Historia de Balaam
2 Balac, hijo de Sipor, se enteró de todo lo que Israel les había hecho a los amoritas.
3 Se apoderó de los moabitas un gran terror al ver cuán numeroso era ese pueblo: cundió el pavor en Moab por temor a Israel.
4 Los moabitas dijeron entonces a los ancianos de Madián: «¡Esa muchedumbre va a devorar toda la región, como el buey se come la hierba del campo!»
4 En ese entonces era rey de Moab Balac, hijo de Sipor.
5 Mandó buscar a Balaam, hijo de Ber, a Petor junto al río, en el territorio de los amonitas. Lo invitó a venir diciéndole: «Un pueblo que salió de Egipto acaba de extenderse por toda la región y se estableció frente a mí.
6 Ven pues, por favor, y maldice a ese pueblo porque es más poderoso que yo. A lo mejor así puedo vencerlo y expulsarlo del país, porque sé que lo que tú bendices queda bendito y lo que maldices, maldito está.»
7 Los ancianos de Moab partieron pues junto con los de Madián, con las manos llenas de regalos para el adivino, y llegaron a la casa de Balaam. Cuando le transmitieron las palabras de Balac,
8 Balaam les dijo: «Alójense en mi casa por esta noche, y les responderé según lo que me diga Yavé.» Los jefes de Moab se quedaron pues en casa de Balaam.
9 Dios visitó a Balaam y le dijo: «¿Quiénes son esos hombres que están en tu casa?»
10 Balaam le respondió a Dios: «Balac, hijo de Sipor, rey de Moab, me manda este recado:
11 Ese pueblo que salió de Egipto cubre toda la región. Ven pues y maldícelo, a lo mejor así puedo oponerle resistencia y expulsarlo.»
12 Pero Dios dijo a Balaam: «No irás con ellos ni maldecirás a ese pueblo, porque está bendito.»
13 Balaam se levantó muy de madrugada y les dijo a los jefes enviados por Balac: «Regresen a su país, porque Yavé no quiso que fuera con ustedes.»
14 Se levantaron entonces los jefes de Moab y retornaron donde Balac: «Balaam, dijeron, se niega a venir con nosotros.»
15 Balac envió de nuevo a otros jefes más numerosos y más ilustres que los primeros.
16 Llegaron donde Balaam y le dijeron: «Esto dice Balac, hijo de Sipor: ¡Por favor, no te niegues a venir a mi casa,
17 te trataré como rey y haré todo lo que me digas; ven pues y maldice a ese pueblo!»
18 Balaam respondió a los servidores de Balac: «Aunque Balac me diera su casa llena de plata y de oro, no desobedecería la orden de Yavé, mi Dios, no importa que fuera para una cosa pequeña o grande.
19 Sin embargo, alojen aquí esta noche, por favor, para que sepa lo que Yavé me quiere aún decir.»
20 Esa noche se apareció Dios a Balaam y le dijo: «¿Así que esos hombres vinieron a invitarte? ¡Muy bien, parte con ellos, pero sólo harás lo que te diga!»
21 Balaam se levantó muy de mañana, ensilló su burra y se fue con los jefes de Moab.
La burra de Balaam
21 22 Estalló la cólera de Dios contra Ba laam cuando todavía estaba en camino. El ángel de Yavé se paró en medio del camino para cerrarle el paso, mientras venía en su burra acompañado de dos sirvientes.
23 La burra vio al ángel de Yavé que le impedía el paso, con su espada desenvainada en la mano derecha. La burra dio un rodeo por el campo y Ba laam le pegó a la burra para hacerla volver al camino.
21 24 Luego el ángel de Yavé se fue a parar en un sendero abierto en medio de las parras: había un cerco a cada lado.
25 La burra vio al ángel de Yavé; pasó a rozar el muro, aplastando el pie de Balaam contra la cerca, y Balaam le pegó de nuevo.
21 26 El ángel de Yavé se fue a poner más adelante y se paró en un lugar tan estrecho que no se podía esquivarlo ni a derecha ni a izquierda.
27 Cuando la burra vio al ángel de Yavé, se echó con Balaam a cuestas. Balaam furioso, le pegó con su palo.
21 28 Esta vez Yavé abrió el hocico de la burra, la que le dijo a Balaam: «¿Qué te he hecho para que me pegues tres veces?»
29 Balaam le respondió a su burra: «¿Y hasta te burlas de mí? Ojalá hubiera tenido una espada a mano porque te habría dado muerte inmediatamente.»
30 La burra le dijo a Balaam: «¿No soy acaso tu burra en la que montas desde que viniste al mundo hasta el día de hoy? ¿Tengo costumbre de actuar contigo de esta manera?» «Evidentemente que no», respondió él.
21 31 Entonces Yavé abrió los ojos de Balaam: vio al ángel de Yavé de pie en medio del camino, con su espada desenvainada en la mano. Se arrodilló y se postró con su nariz en tierra.
32 El ángel de Yavé le dijo: «¿Por qué le pegaste tres veces a tu burra? Yo vine para impedirte el paso, porque este viaje no me gusta.
33 La burra me vio y trató de esquivarme tres veces. Si no me hubiera esquivado, te habría dado muerte al instante y a ella la habría dejado con vida.»
21 34 Balaam le dijo al ángel de Yavé: «A lo mejor pequé, pero no sabía que tú estabas impidiéndome el paso. Si esto no te gusta, me vuelvo a mi casa.»
35 El ángel de Yavé le dijo entonces a Balaam: «Anda con esos señores, pero sólo dirás las palabras que yo te trasmita.» Balaam siguió pues su camino junto con los jefes enviados por Balac.
Balaam y Balac
36 Cuando Balac supo que venía Ba laam, salió a su encuentro en Ar-Moab, en la frontera del Arnón en los límites de su territorio.
37 Balac dijo a Balaam: «¿No te había mandado gente para invitarte? ¿Por qué no viniste? ¿Pensabas acaso que no te iba a pagar como es debido?»
38 Balaam respondió a Balac: «Tú ves bien que he llegado, pero ¿qué puedo decir ahora? ¡Sólo las palabras que Dios pondrá en mi boca!»
39 Balaam se fue luego con Balac y llegaron a Quiriat-Jusot.
40 Balac sacrificó bueyes y ovejas y envió parte del sacrificio a Balaam y a los jefes que habían venido con éste.
41 De mañana Balac vino a buscar a Balaam e hizo que subiera a Bamot-Baal, porque desde allí podía ver una parte del pueblo.

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Comentarios Números, capítulo 22
22,2

Aquí empieza la muy significativa historia de Balaam, cuya narración es desarrollada en forma de leyenda.

Al tomar el camino de la libertad, el pueblo de Dios se enfrentó a varios enemigos, también a su propia cobardía ante los sacrificios que se le exigían. Pero ahora un peligro más grande todavía lo amenaza sin que lo sepa él: Balaam, el brujo, ha sido pagado para que le lance un maleficio. Todos sabemos, aunque utilicemos términos más modernos para expresar esta maldición, que nuestros propios demonios pueden llevarnos al desastre: radicalización de los conflictos, rehusar el riesgo, y otros pecados en contra de la vida.

En la continuación de la Biblia, Dios recuerda a Israel cómo lo protegió en el asunto de Ba laam: no solamente lo amparó contra los enemigos visibles, de carne y de sangre, sino también contra los invisibles, que ni el hombre ni los gobernantes pueden prever o detener (ver Josué 24,9 y Miqueas 6,5).

A lo mejor pequé, pero no sabía que tú estabas impidiéndome el paso (34). ¡Qué brujo más simpático es ese Balaam, porfiado en sus proyectos torcidos hasta que descubre que Dios mismo le cierra el paso!
Números (Núm) Capítulo 23
1 Balaam le dijo a Balac: «¡Levanta aquí siete altares y prepárame siete novillos y siete chivos!»
2 Balac hizo lo que Balaam le había dicho, y Balac y Balaam sacrificaron un novillo y un chivo en cada altar.
3 Balaam le dijo a Balac: «Quédate aquí cerca de tu holocausto mientras voy a dar una vuelta. A lo mejor Yavé viene a visitarme para que yo te revele entonces lo que me dé a conocer.» Y Balaam se fue a una cumbre.
4 Dios se presentó a Balaam y éste le dijo: «¡Preparé siete altares y en cada altar sacrifiqué un novillo y un chivo!»
5 Entonces Yavé puso una palabra en la boca de Balaam y le dijo: «Regresa donde Balac y transmítele esta palabra.»
6 Volvió pues donde Balac que seguía de pie junto a su holocausto con todos los jefes de Moab.
7 Y Balaam proclamó su poema:
7 «De Aram me dice que venga Balac,
7 de los montes del oriente me llama el rey de Moab:
7 «¡Ven y maldice a Jacob!
7 ¡Ven y amenaza a Israel!”
8 ¿Cómo maldecir si Dios no maldice,
8 cómo amenazar si Dios no amenaza?
9 ¡Lo veo de lo alto de los riscos
9 y lo contemplo de lo alto de las colinas:
9 ese pueblo vive aparte
9 no se lo puede contar entre las naciones!
10 ¿Quién podrá calcular el polvo de Jacob
10 y contar aunque sea una cuarta parte de Israel?
10 ¡Que muera yo con la muerte de los justos
10 y que mi fin sea como él de ellos!»
11 Balac le dijo a Balaam: «¿Qué me hiciste? ¡Te traje para que maldijeras a mis enemigos y tú los bendices!»
12 Respondió: «¿No debo acaso decir lo que Yavé puso en mi boca?»
13 Entonces Balac le dijo: «Ven pues conmigo a otro lugar. Desde allí verás al pueblo, aunque no todo, y tú me lo maldecirás.»
14 Lo llevó pues al Campo de los Centinelas en la cumbre del Pisga. Allí hizo siete altares y puso en cada altar un novillo y un chivo.
15 Balaam le dijo entonces a Balac: «Quédate aquí junto a tu holocausto, que yo iré un poco más lejos.»
16 Yavé se presentó a Balaam y puso una palabra en su boca, luego le dijo: «Regresa donde está Balac y transmítele esta palabra.»
17 Balaam volvió entonces donde aquél, que seguía de pie al lado de su holocausto con los jefes de Moab. Balac le preguntó a Balaam: «¿Qué dijo Yavé?»
18 Y Balaam proclamó su poema:
18 «¡Levántate Balac, escucha!
18 ¡Pon atención, hijo de Sipor!
19 Dios no es un hombre para que mienta,
19 ni es un hijo de hombre para volver atrás.
19 ¿Dice él algo sin que lo haga?
19 ¿O habla sin que actúe?
20 ¡Mira! Me trajo para bendecir;
20 si él bendice, ¿cómo voy a decir otra cosa?
21 El no vio culpa alguna en Jacob
21 ni percibió mal alguno en Israel.
21 Yavé su Dios está con él,
21 en su campamento se oye que aclaman a su rey.
22 ¡Dios lo hizo salir de Egipto,
22 y le dio cuernos de búfalo!
23 No necesitan magia en Jacob
23 ni brujerías en Israel,
23 porque a su debido tiempo se le predecirá a Jacob,
23 a Israel, lo que Dios prepara.
24 Ese pueblo se alza como una leona,
24 se yergue como un león.
24 No volverá sin que haya devorado su presa,
24 sin que haya bebido la sangre de sus víctimas.
25 Balac le dijo a Balaam: «¡Si no maldices, por lo menos no lo bendigas!»
26 Pero Balaam le respondió a Balac: «Te lo advertí muy bien: lo que diga Yavé, eso haré».
27 Balac le dijo a Balaam: «Ven, te llevaré a otra parte, y a lo mejor allí tu Dios estará de acuerdo en que me lo maldigas!»
28 Balaam condujo entonces a Balaam a la cima del monte Fogor, frente al desierto.
29 Balaam le dijo a Balac: «Haz siete altares en este lugar, y prepara siete novillos y siete chivos».
30 Balac hizo como Balaam le había dicho y sacrificó un novillo y un chivo en cada altar.
Números (Núm) Capítulo 24
La bendición de Balaam
1 Balaam vio que a Dios le gustaba bendecir a Israel, de manera que no fue como las otras veces en busca de señales, sino que se volvió de cara al desierto.
2 Cuando Balaam levantó la vista, vio a Israel agrupado por tribus; entonces el espíritu de Dios se apoderó de él. 3 Y proclamó así su poema:
3 «Palabra de Balaam, hijo de Beor,
3 palabra del hombre que traspasa el misterio,
4 oráculo del que escucha las palabras de Dios,
4 que ve lo que el Dios de la Estepa le da a ver,
4 que se postra,
4 y Dios le abre los ojos.
5 ¡Qué hermosas son tus tiendas, oh Jacob,
5 tus moradas, oh Israel!
6 Se estiran como valles,
6 como jardines a orillas de un río,
6 como áloes que ha plantado Yavé,
6 como cedros a orillas de un curso de agua.
7 ¡Se rebalsa el agua de sus dos baldes,
7 su simiente está bien regada,
7 su rey es más poderoso que Agag,
7 y su reino crece todavía!
8 ¡Dios lo hace salir de Egipto,
8 y le da cuernos de búfalo!
8 Devora a las naciones enemigas,
8 les quiebra los huesos,
8 las atraviesa con sus flechas.
9 Se agacha, se acuesta como un león,
9 como una leona: ¿quién lo hará levantarse?
9 Benditos sean los que te bendicen,
9 malditos sean los que te maldicen.»
10 Se enojó Balac con Balaam; golpeó las manos, y le dijo: «¡Te hice venir para que maldijeras a mis enemigos, y tú, en cambio, los has bendecido tres veces!
11 Ahora lárgate a tu tierra. Yo había prometido colmarte de honores, pero Yavé te dejó sin nada.»
12 Balaam respondió a Balac: «Dije algo a los hombres que tú me mandaste; les dije:
13 Aunque Balac me dé su casa llena de plata y de oro, no desobedeceré la orden de Yavé. Bien o mal, no haré nada por mi mismo, sino que diré lo que diga Yavé.
14 Ahora me regreso a mi tierra. Pero déjame decirte lo que ese pueblo hará a tu pueblo en los días venideros.»
15 Entonces proclamó su poema:
15 «Palabra de Balaam, hijo de Beor,
15 palabra del hombre que atraviesa el misterio,
16 oráculo del que escucha las palabras de Dios
16 y que posee la ciencia del Altísimo,
16 que ve lo que el Dios de la Estepa le deja ver,
16 que se postra,
16 y Dios le abre los ojos.
17 Lo veo; pero no por ahora,
17 lo contemplo, pero no de cerca:
17 un astro se levanta desde Jacob,
17 un cetro se yergue en Israel.
17 Le pega a Moab en las sienes,
17 y en el cráneo a todos los hijos de Set.
18 Edom se convierte en su conquista,
18 le quita Seír a sus enemigos,
18 Israel hace grandes cosas,
19 Jacob impone su fuerza
19 y hace que perezcan los sobrevivientes de Ar.»
20 Balaam vio a Amalec y dijo su poema:
20 «¡Amalec, la primera de las naciones,
20 tu posteridad desaparecerá!»
21 Al ver a los cenitas, dijo su poema:
21 «¡Sólida es tu morada,
21 tu nido está instalado en una roca!
22 Sin embargo, el fuego devorará a Kayin,
22 y al final el asirio lo llevará cautivo.»
23 Y proclamó además este poema:
23 «¡Ay! ¿quién estará allí cuando Dios lo decida?
24 Vienen naves desde Quitim,
24 someten al asirio, someten al hebreo,
24 pero ellos también correrán a la ruina».
25 Balaam se puso en camino para volver a su casa, y Balac se fue también por su camino.

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Comentarios Números, capítulo 24
24,15

Esta profecía nos muestra cómo Dios quiere proclamar a todo el mundo el destino maravilloso de su pueblo, incluso por boca de Balaam. Destacamos el más famoso de los poemas, o profecías, de Balaam (24,15-19), que anuncia la estrella de Jacob. Esta estrella se refería al rey David, elegido de Dios e iniciador del Reino de Dios en Israel. Pero, a través de su persona, reconocemos al otro elegido de Dios, que es Cristo, el que permanece para siempre.
Números (Núm) Capítulo 25
Los israelitas se prostituyen al Baal de Fogor
1 Israel se instaló en Sitim y el pueblo se entregó a la prostitución con las hijas de Moab.
2 Ellas invitaron al pueblo a sacrificar a sus dioses: el pueblo comió y se postró ante los dioses de ellas.
3 Israel se apegó al Baal de Fogor y se encendió la cólera de Yavé contra Israel.
4 Yavé dijo entonces a Moisés: «Apresa a todos los cabecillas del pueblo y empálalos de cara al sol, ante Yavé; de ese modo se apartará de Israel la cólera de Yavé.»
5 Moisés dijo a los jefes de Israel: «Que cada uno mate a aquellos de sus hombres que se prostituyeron con el Baal de Fogor».
6 Justo a ese momento, un israelita introducía en su tienda a una moabita, a la vista de Moisés y de toda la comunidad que lloraba a la entrada de la Tienda de las Citas.
7 Al ver eso, Finjas, hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, tomó una lanza,
8 siguió al israelita al interior de su tienda y los traspasó a los dos, al hombre y a la mujer, en pleno vientre. Inmediatamente cesó la plaga que se cernía sobre Israel:
9 porque ya habían muerto por esa plaga veinticuatro mil de ellos.
10 Yavé dijo a Moisés:
11 «Finjas, hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, alejó mi cólera de los israelitas cuando se mostró lleno de celo por mí en medio de ellos.
12 Por eso le dirás que me comprometo a recompensarlo.
13 Me comprometo a darle el sacerdocio para siempre, a él y a su descendencia, porque se mostró lleno de celo por su Dios y lo reparó en nombre de los Israelitas.»
14 El israelita que fue muerto, al ser herido junto con la madianita, se llamaba Zimiri, hijo de Salú; era uno de los jefes de la tribu de Simeón.
15 El nombre de la madianita que fue muerta era Cozbi, hija de Sur, jefe de una familia de Madián.
16 Yavé le dijo entonces a Moisés. «
17 Ataca a los madianitas y acaba con ellos,
18 porque los atacaron a ustedes con su idolatría. Los engañaron a ustedes en el asunto de Fogor y en el de Cozbi, su hermana, hija de un príncipe de Madián, la que fue muerta en el día de la plaga, cuando fue el asunto de Fogor.»

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Comentarios Números, capítulo 25
25,1

El libertinaje sexual no es cosa indiferente para la vida de un pueblo. No es algo de moral privada, sino que pesa fuertemente en el desarrollo social, por cuanto se relaciona con el nivel de responsabilidad y la capacidad de sacrificarse. En la Biblia, la lucha contra la inmoralidad sexual va constantemente unida con la fidelidad a Dios.

Cuando los israelitas se apoderaron de la tierra de Canaán, los cultos paganos de este país fueron para ellos una continua tentación. Una de las prácticas más comunes de dichos cultos era la de relacionarse con prostitutas consagradas al dios Baal. Aquí nos cuentan, a manera de lección, que ya en el tiempo de Moisés, el pueblo había cometido semejante pecado, y nos dicen cuál fue el castigo. Unirse a la prostituta era unirse al dios Baal, y el Dios único no tolera semejante traición. Doble es la prostitución, la que se comete materialmente y la infidelidad del hombre que traiciona a su Salvador.

Se mostró lleno de celo por su Dios (13). No tuvo miedo de que lo tachasen de puritano, hombre de prejuicios anticuados, persona de carácter intolerante. No se conformó con reír y pasar indiferente.
Números (Núm) Capítulo 26
LEYES Y FIESTAS
Se hace otro censo de Israel
1 Yavé dijo a Moisés y a Eleazar, hijo del sacerdote Aarón:
2 «Registren a toda la comunidad de los hijos de Israel por casas paternas, y hagan el recuento de todos los de más de veinte años, útiles para la guerra.»
3 Moisés y el sacerdote Eleazar les hablaron en las estepas de Moab, cerca del Jordán, a la altura de Jericó,
4 y les dieron esta precisión: «A los que tenían más de veinte años.»
4 Los hijos de Israel salidos de Egipto eran:
5 Rubén, primogénito de Israel. Hijos de Rubén: Henoc y el clan henoquita; Palú y el clan paluita;
6 Jersón y el clan jersonita; Karmí y el clan karmita.
7 Esos eran los clanes rubenitas. Según el censo, eran cuarenta y tres mil setecientos treinta.
8 Hijos de Palú: Eliab. Hijos de Eliab: Nemuel, Datán y Abirón.
9 Estos Datán y Abirón fueron convocados por la comunidad y se rebelaron contra Moisés y Aarón con los partidarios de Coré, cuando éste se rebeló contra Yavé.
10 La tierra abrió su boca y los tragó a ellos (y a Coré, cuando pereció su grupo) cuando el fuego devoró a doscientos cincuenta hombres: sirvió de escarmiento.
11 Pero los hijos de Coré no murieron.
12 Hijos de Simeón; por clanes: Nemuel y el clan nemuelita; Yamín y el clan yaminita; Yakín y el clan yakinita;
13 Socar y el clan socarita; Saúl y el clan saulita.
14 Estos eran los clanes simeonitas. Según el censo, eran veintidós mil doscientos.
15 Hijos de Gad; por clanes: Sefón y el clan sefonita; Jagguí y el clan jaguita; Suní y el clan sunita;
16 Ozní y el clan oznita; Erí y el clan erita; Arod y el clan arodita;
17 Arelí y el clan arelita.
18 Esos eran los clanes de los hijos de Gad. Según el censo eran cuarenta mil quinientos.
19 Hijos de Judá: Er y Onán, que murieron en la tierra de Canaán.
20 Después, los hijos de Judá, por clanes, fueron: Selá y el clan selanita; Peres y el clan peresita; Zeraj y el clan zerajita.
21 Hijos de Peres fueron: Jesrón y el clan jesronita; Jamul y el clan jamulita.
22 Estos eran los clanes de Judá. Según el censo eran setenta y seis mil quinientos.
23 Hijos de Isacar, por clanes: Tolá y el clan tolaíta; Puvá y el clan puvita;
24 Yasub y el clan yasubita; Simrón y el clan simronita.
25 Esos eran los clanes de Isacar. Según el censo eran sesenta y cuatro mil tres cientos.
26 Hijos de Zabulón, por clanes: Sared y el clan saredita; Elón y el clan elonita; Yajleel y el clan yajleelita.
27 Esos eran los clanes de Zabulón. Según el censo, eran sesenta mil quinientos.
28 Hijos de José, por clanes: Manasés y Efraím.
29 Hijos de Manasés: Makir y el clan makirita. Makir engendró a Galaad. De Galaad, el clan galaadita.
30 Los hijos de Galaad eran: Yezer y el clan yezerita: Yéleq y el clan yelequita;
31 Asriel y el clan asrielita; Sekem y el clan sekemita;
32 Semidá y el clan semidaíta; Jéfer y el clan jeferita; Selofjad, hijo de Jéfer. Selofjad no tuvo hijos, solamente hijas.
33 Se llamaban las hijas de Selofjad: Mojlá, Noaá, Joglá, Milcá y Tirsá.
34 Esos eran los clanes de Manasés, según el censo, eran cincuenta y dos mil setecientos.
35 Estos eran los hijos de Efraím, por clanes: Sutelaj y el clan sutelajita; Beker y el clan bekerita; Taján y el clan tajanita.
36 Estos son los hijos de Sutelaj: Erán y el clan eranita.
37 Esos eran los clanes de los hijos de Efraím. Según el censo eran treinta y dos mil quinientos.
37 Esos eran los hijos de José por clanes.
38 Hijos de Benjamín, por clanes: Belá y el clan belaíta; Asbel y el clan asbelita; Ajiram y el clan ajiramita;
39 Sefufam y el clan sefufamita; Jufan y el clan jufanita.
40 Los hijos de Belá fueron Ard y Naamán: de Ard, el clan ardita; de Naamán, el clan naamanita.
41 Esos eran los hijos de Benjamín, por clanes. Según el censo eran cuarenta y cinco mil seiscientos.
42 Estos eran los hijos de Dan, por clanes: Sujam y el clan sujamita. Estos eran los clanes de Dan, por clanes.
43 Todos los clanes sujamitas. Según el censo, eran sesenta y cuatro mil cuatrocientos.
44 Hijos de Aser, por clanes: Yimná y el clan yimnita; Yisví y el clan yisvita; Bería y el clan berita.
45 De los hijos de Bería: Jéber y el clan jeberita; Malkiel y el clan malkielita. La hija de Aser se llamaba Sáraja.
46 Esos eran los clanes de los hijos de Aser.
47 Según el censo eran cincuenta y tres mil cuatrocientos.
48 Hijos de Neftalí, por clanes: Yajseel y el clan yajseelita; Guní y el clan gunita; Yéser y el clan yeserita;
49 Sil-Lem y el clan silemita.
50 Esos eran los clanes de Neftalí. Según el censo eran cuarenta y cinco mil quinientos.
51 Así que pasaron revista a seiscientos un mil setecientos treinta israelitas.
52 Yavé dijo a Moisés:
53 «Tú les repartirás la tierra en herencia, conforme al número de alistados;
54 darás mayor herencia a los que son más numerosos, y menor a los que son menos.
55 Pero el reparto se hará a la suerte; según los nombres de cada tribu paterna recibirán la herencia.
56 La suerte decidirá la repartición, haciendo distinción entre los grandes y los pequeños.»
57 Estos son los levitas, alistados según sus clanes: Guersón y el clan guersonita; Quehat y el clan quehatita; Merarí y el clan merarita.
58 Estos son los clanes de Leví: Lobní, Hebroní, Mahalí, Musí, Coré. Quehat fue padre de Amram,
59 el cual tuvo por esposa a Yocabed, descendiente de Leví, que nació en Egipto. Amram tuvo de ella a Aarón, Moisés y María, su hermana.
60 Aarón fue padre de Nadab y Abihú, Eleazar e Itamar,
61 pero Nadab y Abihú murieron al ofrecer fuego profano delante de Yavé.
62 Se contaron en total en la tribu de Leví veintitrés mil varones de un mes para arriba. No fueron alistados con los demás hijos de Israel, pues no debían compartir con ellos la herencia.
63 Estos fueron alistados por Moisés y el sacerdote Eleazar, cuando alistaron a los hijos de Israel en las estepas de Moab, cerca del Jordán, a la altura de Jericó.
64 Entre ellos no había nadie de los que habían sido alistados por Moisés y por el sacerdote Aarón, cuando hicieron el censo de los hijos de Israel en el desierto de Sinaí.
65 Es que Yavé había dicho que morirían en el desierto y no quedó ninguno de ellos, excepto Caleb, hijo de Jefoné, y Josué, hijo de Nun.

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Comentarios Números, capítulo 26
26,1

Aquí finalizan las tradiciones antiguas referentes al tiempo de Moisés. En el capítulo 34 del Deuteronomio, sin embargo, se encuentran los recuerdos de la muerte de Moisés.

Las cifras del presente censo, al salir del desierto, no son más históricas que las del primer capítulo. Tampoco son pura fantasía. Estas cifras, tomadas individualmente y en su conjunto, tenían un valor simbólico y daban pretexto a enseñanzas religiosas.
Números (Núm) Capítulo 27
1 Entonces se acercaron las hijas de Selofjad, hijo de Jefer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés, que fue hijo de José. Sus nombres eran: Majlá, Noá, Joglá, Milcá y Tirsá.
2 Se presentaron a Moisés y al sacerdote Eleazar, a los jefes y a toda la comunidad a la entrada de la Tienda de las Citas, y dijeron:
3 «Nuestro padre murió en el desierto. No tuvo parte en la amotinación contra Yavé, con los partidarios de Coré, sino que murió como todos por su pecado, y no dejó hijos varones.
4 ¿Será posible que su nombre sea borrado de entre los de su familia? Puesto que no tuvo hijos, dennos a nosotros una herencia entre los hermanos de nuestro padre.»
5 Moisés fue a consultar a Yavé por este caso,
6 y Yavé dijo a Moisés: «La petición de las hijas de Selofjad es justa;
7 dales, pues, la herencia de su padre, y que tengan una herencia entre los hermanos de su padre.
8 Y dirás a los hijos de Israel: Si un hombre muere sin tener hijos, su herencia se traspasará a su hija.
9 Si tampoco tiene hijas, darán su herencia a sus hermanos.
10 Si tampoco los hay, darán la herencia al hermano de su padre.
11 Y si su padre no tenía hermanos, darán la herencia al pariente más próximo de su familia, el cual tomará posesión de ella. Esta será norma de derecho para los hijos de Israel, pues así lo mandó Yavé a Moisés.»
Josué, sucesor de Moisés
12 Yavé dijo a Moisés: «Sube a esa montaña de los montes de Abarim, y contempla desde allí la tierra que yo daré a los hijos de Israel.
13 Cuando la hayas visto, irás a reunirte tú también a tu pueblo, como tu hermano Aarón.
14 Recuerda que ustedes se rebelaron contra mis órdenes en el desierto de Zin, cuando la comunidad murmuró por el asunto del agua, y a ustedes les mandé que manifestaran mi santidad delante de ellos.» (Estas son las aguas de Meribá en Cadés en el desierto de Zin.)
15 Moisés, pues, dijo a Yavé:
16 «Que Yavé, Dios de los espíritus de todos los mortales, designe un hombre para estar al frente de esta comunidad,
17 para que salga y entre al frente de ellos. El los hará salir y entrar, y con esto el pueblo de Yavé no se parecerá a un rebaño sin pastor.»
18 Yavé respondió a Moisés: «Llama a Josué, hijo de Nun, hombre en que está el Espíritu, y pon tu mano sobre él.
19 Lo presentarás al sacerdote Eleazar y a toda la comunidad, y allí le darás instrucciones en presencia de ellos.
20 Le transmitirás una parte de tu autoridad con el fin de que toda la comunidad de los hijos de Israel le obedezca.
21 En adelante se presentará ante el sacerdote Eleazar y éste consultará a Yavé por medio del Urim para darle una respuesta. A sus órdenes saldrán y a sus órdenes entrarán todos los hijos de Israel, toda la comunidad.»
22 Moisés hizo como le había mandado Yavé; tomó a Josué y lo puso delante del sacerdote Eleazar y delante de todo el pueblo.
23 Le impuso su mano y lo estableció como Yavé había dicho por intermedio de Moisés.
Números (Núm) Capítulo 28
El calendario de los sacrificios
1 Yavé dijo a Moisés:
2 «Da esta orden a los hijos de Israel: Tendrán cuidado de traerme a su debido tiempo la ofrenda de alimentos que me corresponde en los sacrificios por el fuego de suave aroma.
Sacrificios cotidianos
3 Les dirás: Este será el sacrificio por el fuego que ustedes ofrecerán a Yavé cada día:
4 dos corderos de un año sin defecto. Es el holocausto perpetuo. Ofrecerán uno de los corderos por la mañana, y el otro al atardecer,
5 con una décima de medida de flor de harina, amasada con un cuarto de sextario de aceite virgen, como oblación.
6 Es el holocausto perpetuo que se ofreció en el monte Sinaí como calmante aroma, sacrificio por el fuego para Yavé.
7 Harás la libación de vino puro, delante de Yavé en el lugar santo: un cuarto de sextario por cada cordero.
8 El segundo cordero lo ofrecerás por la tarde: lo ofrecerás con la misma oblación y libación que el de la mañana, como sacrificio por el fuego de calmante aroma para Yavé.
Sacrificios del sábado
9 El día sábado, ofrecerás dos corderos de un año, sin tacha, y como oblación, dos décimas de flor de harina amasada con aceite, junto con su correspondiente libación.
10 Es el holocausto del sábado que se añadirá cada sábado al holocausto perpetuo y a su libación.
Sacrificios de la luna nueva
11 El primer día del mes, ustedes ofrecerán un holocausto a Yavé: dos novillos, un carnero y siete corderos de un año, sin defecto.
12 Como oblación, tres décimas de flor de harina amasada con aceite por cada novillo; y dos décimas de flor de harina amasada con aceite por el carnero;
13 y una décima de flor de harina amasada con aceite por cada cordero: es un holocausto de calmante aroma, sacrificio por el fuego para Yavé.
14 Las libaciones correspondientes serán: medio sextario de vino por novillo, un tercio de sextario por el carnero y un cuarto de sextario por cordero. Este será el holocausto mensual, todos los meses del año.
15 Ofrecerás también a Yavé, como sacrificio por el pecado, un macho cabrío con su libación, además del holocausto perpetuo.
La fiesta de los Azimos
16 El mes primero, el día catorce del mes, es la Pascua de Yavé,
17 y el día quince del mismo mes es día de fiesta. Durante siete días comerán panes sin levadura.
18 El día primero habrá reunión sagrada, y no harán ningún trabajo de trabajador.
19 Ofrecerán un sacrificio de holocausto a Yavé: dos novillos, un carnero, y siete corderos de un año, sin defecto.
20 La oblación correspondiente de flor de harina amasada con aceite será de tres décimas por novillo, dos décimas por el carnero
21 y una décima por cada uno de los siete corderos.
22 Ofrecerán además un macho cabrío como sacrificio por el pecado, para expiar por ustedes.
23 Esto, además del holocausto de la mañana que ofrecerán como holocausto perpetuo.
24 Así harán durante los siete días de la fiesta. Es un alimento, un sacrificio por el fuego de calmante aroma para Yavé; lo ofrecerán además del holocausto perpetuo y de su libación.
25 El séptimo día, ustedes tendrán reunión sagrada y no harán ningún trabajo de trabajador.
La fiesta de las Semanas (Pentecostés)
26 El día de las primicias, cuando ofrezcan a Yavé los frutos nuevos, en la fiesta de las Semanas, tendrán reunión sagrada, y no harán ningún trabajo de trabajador.
27 Ofrecerán en holocausto de calmante aroma para Yavé dos novillos, un carnero y siete corderos de un año.
28 La oblación correspondiente será de tres décimas de flor de harina amasada con aceite por novillo, dos décimas por carnero
29 y una décima por cada uno de los siete corderos.
30 Ofrecerán además un macho cabrío para expiar por ustedes.
31 Ustedes lo ofrecerán con sus libaciones además del holocausto perpetuo y su oblación. Ustedes escogerán animales sin defecto.
Números (Núm) Capítulo 29
La fiesta de las Aclamaciones
1 El mes séptimo, el primero del mes, tendrán una reunión sagrada; no harán ningún trabajo de trabajador. Será para ustedes el día de las Aclamaciones.
2 Ofrecerán un novillo, un carnero, y siete corderos de un año sin defecto, como holocausto de calmante aroma para Yavé.
3 La oblación correspondiente de flor de harina amasada con aceite será de tres décimas por el novillo, dos décimas por el carnero
4 y una décima por cada uno de los siete corderos.
5 Ustedes ofrecerán un macho cabrío como sacrificio por el pecado, para hacer la expiación por ustedes.
6 Ustedes harán esto además del holocausto mensual y de su oblación, del holocausto perpetuo y de su oblación y sus libaciones, según la norma establecida; ésos son sacrificios por el fuego de calmante aroma para Yavé.
La fiesta del Perdón
7 El día décimo del mismo mes séptimo, ustedes tendrán una reunión sagrada: ayunarán y no harán ningún trabajo de trabajador.
8 Ofrecerán un novillo, un carnero y siete corderos de un año sin defecto como holocausto de calmante aroma para Yavé.
9 La oblación de flor de harina amasada con aceite será de tres décimas por el novillo, dos décimas por el carnero,
10 una décima por cada uno de los corderos.
11 Ofrecerán también un macho cabrío como sacrificio por el pecado; todo esto además del sacrificio de la fiesta de la expiación y del holocausto perpetuo, de su oblación y sus libaciones.
La fiesta de las Tiendas
12 El día quince del mes séptimo tendrán una reunión sagrada; no harán ningún trabajo de trabajador y celebrarán durante siete días una fiesta en honor de Yavé.
13 Ofrecerán trece novillos, dos carneros y catorce corderos sin defecto como holocausto de calmante aroma para Yavé.
14 Ofrecerán además la oblación de flor de harina amasada con aceite; será de tres décimas por cada uno de los novillos, dos décimas por cada uno de los carneros
15 y una décima por cada uno de los corderos.
16 Ofrecerán también un macho cabrío como sacrificio por el pecado; todo esto además del holocausto perpetuo, de su oblación y libación.
17 El día segundo ofrecerán doce novillos, dos carneros, catorce corderos de un año sin defecto,
18 con las oblaciones y libaciones correspondientes al número y según las normas por los novillos, carneros y corderos.
19 Ofrecerán un macho cabrío como sacrificio por el pecado; todo esto además del holocausto perpetuo, de su oblación y sus libaciones.
20 El día tercero, ofrcerán once novillos, dos carneros, catorce corderos de un año sin defecto,
21 con las oblaciones y libaciones correspondientes al número y según las normas por los novillos, carneros y corderos.
22 Ofrecerán un macho cabrío como sacrificio por el pecado; todo esto además del holocausto perpetuo, de su oblación y su libación.
23 El cuarto día ofrecerán diez novillos, dos carneros y catorce corderos de un año sin defecto,
24 con las oblaciones y libaciones correspondientes al número y según las normas por los novillos, carneros y corderos.
25 Ofrecerán un macho cabrío como sacrificio por el pecado; todo esto además del holocausto perpetuo, con su oblación y su libación.
26 El quinto día ofrecerán nueve novillos, dos carneros y catorce corderos de un año sin defecto,
27 con las oblaciones y libaciones correspondientes al número y según las normas por los novillos, carneros y corderos.
28 Ofrecerán un macho cabrío como sacrificio por el pecado; todo esto además del holocausto perpetuo, de su oblación y su libación.
29 El día sexto ofrecerán ocho novillos, dos carneros y catorce corderos de un año sin defecto,
30 con las oblaciones y libaciones correspondientes al número y según las normas por los novillos, los carneros y los corderos.
31 Ofrecerán un macho cabrío como sacrificio por el pecado; todo esto, además del holocausto perpetuo, de su oblación y su libación.
32 El día séptimo ofrecerán siete novillos, dos carneros y catorce corderos de un año sin defecto,
33 con las oblaciones y libaciones correspondientes al número y según las normas por los novillos, los carneros y los corderos.
34 Ofrecerán un macho cabrío como sacrificio por el pecado; todo esto, además del holocausto perpetuo, de su oblación y su libación.
35 El día octavo será para ustedes de reunión solemne; no harán ningún trabajo de trabajador.
36 Ofrecerán un novillo, un carnero y siete corderos de un año sin tacha, en holocausto, como sacrificio por el fuego de calmante aroma para Yavé,
37 con las oblaciones y libaciones conforme al número y según las normas por el novillo, el carnero y los corderos.
38 Ofrecerán un macho cabrío como sacrificio por el pecado; todo esto además del holocausto perpetuo, de su oblación y libación.
39 Estos son los sacrificios que ofrecerán a Yavé en las solemnidades. Se les añadirán sus ofrendas de votos y espontáneas, sus holocaustos, oblaciones, libaciones y sacrificios de comunión.»
Números (Núm) Capítulo 30
1 Moisés habló a los hijos de Is rael conforme a todo lo que Yavé le había ordenado.
Leyes acerca de los votos
2 Moisés dijo a los jefes de las tribus de Israel:
3 «Esto es lo que ha ordenado Yavé: Si un hombre hace un voto a Yavé o se compromete con juramento, no faltará a su palabra, sino que cumplirá todo lo que ha prometido.
4 Pero está el caso de una mujer que hace un voto a Yavé o toma un compromiso en su juventud, cuando está en casa de su padre.
5 Si su padre, al enterarse de su voto o del compromiso que ha contraído, no le dice nada, serán válidos.
6 Pero si su padre, el mismo día en que se entera de cualquiera de sus votos o de los compromisos que ha contraído, lo desaprueba, no serán válidos. Yavé no se lo tomará en cuenta, pues su padre lo ha desaprobado.
7 Está también el caso de una mujer que se casa cuando todavía está ligada por un voto o por una promesa que ha hecho imprudentemente.
8 Si su marido, al enterarse, no le dice nada, los votos y compromisos que ha contraído serán válidos.
9 Pero si su marido, el mismo día en que se entera, desaprueba los votos o promesas que hizo y los anula, Yavé no se lo tomará en cuenta.
10 El voto de una mujer viuda o despedida y todos los compromisos contraídos por ella serán válidos.
11 Está también el caso de la mujer que ha hecho un voto estando en casa de su marido, o se ha comprometido con juramento.
12 Si su marido al enterarse no le dice nada, ni lo desaprueba, serán válidos.
13 Pero si su marido se lo anula el mismo día en que se entera, está desligada de su palabra o juramento, de su voto y de sus compromisos. Yavé no se lo tomará en cuenta, pues su marido lo ha desaprobado.
14 Cualquier voto o compromiso con el que la mujer se quiere mortificar, lo ratifica y anula el marido.
15 Si su marido no le dice nada hasta el día siguiente, es que confirma el voto o el compromiso de su esposa; lo confirma con no expresar su desaprobación en el momento en que ella se lo dio a conocer.
16 Y si, más tarde, quiere anularlo, cargará con la falta de su esposa.»
17 Estos son los mandatos que Yavé dio a Moisés referente a la esposa y su marido, y al padre con su hija que, siendo joven todavía, está en la casa de su padre.
Números (Núm) Capítulo 31
Guerra santa contra Madián
1 Yavé dijo a Moisés:
2 «Que los hijos de Israel tomen ahora desquite de los madianitas, y luego irás a reunirte con tu pueblo.»
3 Moisés, pues, dijo al pueblo: «Que se armen algunos de ustedes para la guerra. Que vayan a pelear contra Madián y sean los instrumentos de la venganza de Yavé contra él.
4 Enviarán a la guerra mil hombres de cada tribu de Israel.»
5 Reclutaron, pues, entre los israelitas, mil hombres por cada tribu, doce mil hombres armados para la guerra.
6 Moisés mandó al combate mil por cada tribu, y con ellos a Finjas, hijo del sacerdote Eleazar, que llevaba los objetos sagrados, y las trompetas para los toques.
7 Pelearon contra Madián, como Yavé había mandado a Moisés, y mataron a todos los varones.
8 Mataron también a los reyes de Madián: Eví, Requem, Sur, Jur y Rebá; eran los cinco reyes madianitas. Mataron también a espada a Balaam, hijo de Beor.
9 Los hijos de Israel trajeron cautivas a las mujeres de Madián y a sus niños y recogieron sus animales, sus rebaños y todas sus pertenencias.
10 Prendieron fuego a todos los pueblos en que vivían y a todos sus campamentos.
11 Habiendo reunido todo el botín y los despojos, hombres y bestias,
12 llevaron los cautivos y el botín ante Moisés, el sacerdote Eleazar y toda la comunidad de los hijos de Israel, en las estepas de Moab, que están cerca del Jordán, a la altura de Jericó.
Las leyes de la guerra santa
13 Moisés, el sacerdote Eleazar y todos los jefes de la comunidad salieron a su encuentro hasta fuera del campamento.
14 Moisés se enojó contra los jefes de las tropas, jefes de mil y jefes de cien que volvían del combate.
15 Moisés les dijo: «¿Así, pues, han dejado con vida a las mujeres?
16 Precisamente ellas fueron las que, siguiendo el consejo de Balaam, indujeron a los hijos de Israel a que desobedecieran a Yavé (en el asunto de Baal-Peor); y una plaga azotó a la comunidad de Yavé.
17 Maten, pues, a todos los niños hombres, y a toda mujer que haya tenido relaciones con un hombre.
18 Pero dejen con vida y tomen para ustedes todas las niñas que todavía no han tenido relaciones.
19 Todos los de ustedes que derramaron sangre o que tocaron a algún muerto, quedarán fuera del campamento durante siete días, y se purificarán el tercer y el séptimo día. Ustedes harán lo mismo con las cautivas.
20 Asimismo purificarán todos los vestidos, objetos de cuero, tejidos de pelo de cabra y objetos de madera.»
21 El sacerdote Eleazar dijo a los hombres que habían ido a la guerra: «Esta es la Ley que Yavé ordenó a Moisés:
22 el oro, la plata, el cobre, el hierro, el estaño y el plomo, todo lo que puede pasar por el fuego, lo purificarán con el fuego y el agua de purificación.
23 Y todo lo que no pueda pasar por el fuego lo pasarán por agua.
24 Después de lavar sus vestidos el día séptimo, quedarán puros y podrán volver al campamento.»
25 Yavé dijo a Moisés:
26 «Saca la cuenta, tú, el sacerdote Eleazar y los jefes de las familias de la comunidad, de lo que fue traído como botín, hombres y ganado.
27 Lo partirás en dos; la mitad, para los combatientes que fueron a la guerra, y la otra mitad, para toda la comunidad.
28 Reserva como ofrenda para Yavé, de la parte de los combatientes que fueron a la guerra, uno por cada quinientos, sean hombres, bueyes, burros y ovejas.
29 Lo tomarás de la mitad del botín que les corresponde y se lo darás al sacerdote Eleazar como contribución para Yavé.
30 Y, de la mitad del botín correspondiente a los hijos de Israel, separarás uno por cada cincuenta, sean hombres, bueyes, burros y ovejas, cualquier clase de animales, y se lo darás a los levitas que están encargados del ministerio de la Morada de Yavé.»
31 Moisés y el sacerdote Eleazar hicieron como Yavé había mandado a Moisés.
32 El botín, lo que quedaba de lo que la gente de guerra había saqueado, era de seiscientas setenta y cinco mil cabezas de ganado menor,
33 setenta y dos mil de vacuno
34 y sesenta y un mil burros.
35 En cuanto a las personas, las mujeres que todavía no habían tenido relaciones eran en total treinta y dos mil.
36 La mitad que correspondió a los que fueron al combate fue de trescientas treinta y siete mil quinientas cabezas de ganado menor,
37 siendo la parte de Yavé seiscientas sesenta y cinco cabezas;
38 además, treinta y seis mil cabezas de vacuno, siendo la parte de Yavé setenta y dos; además,
39 treinta mil quinientos burros, siendo la parte de Yavé sesenta y uno.
40 Personas: dieciséis mil, siendo la parte de Yavé treinta y dos.
41 Moisés dio al sacerdote Eleazar la ofrenda reservada para Yavé, como Yavé había ordenado a Moisés.
42 La otra mitad del botín, perteneciente a los hijos de Israel,
43 era de trescientas treinta y siete mil cabezas de ganado menor,
44 treinta y seis mil de vacuno,
45 treinta mil quinientas de burros
46 y dieciséis mil personas.
47 Moisés tomó de esta mitad perteneciente a los hijos de Israel a razón de uno por cincuenta hombres y animales y se los dio a los levitas que cuidan la Morada de Yavé, como Yavé había ordenado a Moisés.
48 Los jefes de las tropas de Israel que habían ido a la guerra, jefes de mil y de cien, se acercaron a Moisés
49 y le dijeron: «Hemos sacado la cuenta de los combatientes que teníamos a nuestras órdenes y no falta ni uno.
50 Por eso venimos a ofrecer a Yavé lo que cada uno de nosotros ha encontrado, en objetos de oro, brazaletes, cadenitas, anillos y collares para hacer expiación por nosotros delante de Yavé.»
51 Moisés y el sacerdote Eleazar recibieron de ellos el oro y las joyas.
52 El total de oro que los jefes de millar y cien presentaron a Yavé fue de dieciséis mil setecientos cincuenta siclos.
53 Los combatientes habían saqueado cada uno por cuenta propia.
54 Entonces Moisés y el sacerdote Eleazar recibieron el oro de los jefes de millar y de cien y lo llevaron a la Tienda de las Citas para que quedara ante Yavé y para que él se acordara de los hijos de Israel.

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Comentarios Números, capítulo 31
31,1

El presente capítulo se refiere a la «guerra santa». Es importante recordar que todo eso fue escrito en los siglos VI-VII antes de Cristo, cuando Israel ya no tenía medios como para atacar a ningún otro pueblo (leer al respecto el comentario de Jos 6). El autor del relato quería recalcar lo peligroso que era para los israelitas casarse o acercarse a mujeres de pueblos paganos.
Números (Núm) Capítulo 32
Los israelitas se establecen al otro lado del Jordán
1 Los hijos de Rubén y los hijos de Gad, que tenían muy grandes rebaños, vieron que el país de Yazer y el de Galaad eran tierras buenas para la ganadería.
2 Y fueron a decir a Moisés, al sacerdote Eleazar y a los jefes de la comunidad:
3 «Miren cómo son Atarot, Dibón, Yaser, Nimrá, Jesbón, Elalé, Seban, Nebo y Beón,
4 este país que Yavé entregó a la comunidad de Israel. Esta es tierra de ganado y nosotros tenemos ganado.» Y agregaron:
5 «Si quieres hacernos ese favor, que se nos dé esta tierra en propiedad, no nos hagas pasar el Jordán.»
6 Moisés contestó a los hijos de Gad y a los de Rubén: «¿Acaso nuestros hermanos van a ir al combate mientras ustedes se quedan aquí?
7 Están desalentando a los hijos de Israel, que ya no querrán pasar a la tierra que Yavé les ha dado.
8 Así hicieron sus padres cuando los mandé de Cadés-Barné a explorar la tierra.
9 Entraron hasta el valle de Escol y vieron la tierra, pero luego desanimaron a los israelitas, que ya no quisieron entrar en la tierra que Yavé les había dado.
10 Por eso Yavé se enojó ese día e hizo este juramento:
11 “Los hombres que salieron de Egipto, los de veinte años para arriba, no verán la tierra que prometí a Abraham, a Isaac y a Jacob, porque no han sido fieles.
12 Solamente lo harán Caleb, hijo de Jefoné, el queniceo, y Josué, hijo de Nun, que siguieron a Yavé sin fallarle.”
13 Yavé se enojó y durante cuarenta años los hizo andar por el desierto, hasta que se acabó toda aquella generación que había obrado mal a los ojos de Yavé.
14 ¡Raza de pecadores! Ustedes ahora imitan a nuestros padres y quieren que el furor de la ira de Yavé se encienda contra Israel.
15 Si ustedes dejan de obedecerle, él prolongará la estadía en el desierto y por culpa de ustedes se perderá todo este pueblo.»
16 Entonces se acercaron a Moisés y le dijeron: «Vamos a construir aquí corrales para nuestras ovejas y ciudades para nuestros niños.
17 Pero nosotros tomaremos las armas y estaremos a la vanguardia de los hijos de Israel hasta que los introduzcamos en la parte que les corresponde, mientras que nuestros hijos se quedarán en las plazas fuertes, al abrigo de los habitantes del país.
18 No volveremos a nuestras casas hasta que los hijos de Israel no hayan recibido cada uno su herencia.
19 No pediremos que se nos dé parte de la herencia con ellos al otro lado del Jordán, ya que tendremos nuestra herencia por el lado oriental.»
20 Moisés les dijo: «Hagan lo que acaban de decir, ármense para combatir delante de Yavé,
21 y pasen armados el Jordán delante de Yavé, hasta que arroje a sus enemigos ante él.
22 Cuando el país esté sometido a Yavé, volverán a su tierra, y ni Yavé ni Israel los podrán reprochar: esta tierra será de ustedes a los ojos de Yavé.
23 Pero, si no lo hacen, sepan que será un pecado contra Yavé y este pecado los seguirá.
24 Construyan, pues, ciudades para sus hijos y corrales para sus rebaños, pero cumplan sus promesas.»
25 Los hijos de Gad y los hijos de Rubén contestaron: «Tus siervos harán como mi señor manda;
26 nuestros hijos, nuestras mujeres, nuestros rebaños y todo nuestro ganado se quedarán aquí, en las ciudades de Galaad,
27 pero tus siervos, todos los que llevan armas, pasarán delante de Yavé para ir a la guerra, como dice mi señor.»
28 Moisés entonces dio orden al sacerdote Eleazar, a Josué, hijo de Nun, y a los jefes de las casas paternas de las tribus de los hijos de Israel respecto a ellos.
29 Moisés dijo: «Si los hijos de Gad y de Rubén pasan con ustedes el Jordán y van armados delante de Yavé, cuando ustedes hayan conquistado el país les darán esta tierra de Galaad en propiedad.
30 Pero si no pasan armados con ustedes, tendrán su herencia entre ustedes en el país de Canaán.»
31 Los hijos de Gad y de Rubén contestaron: «Lo que Yavé ha dicho a tus siervos lo haremos.
32 Pasaremos armados delante de Yavé al país de Canaán, pero nuestra parte de la herencia será a este lado del Jordán.»
33 Moisés dio a los hijos de Gad, a los de Rubén y a la media tribu de Manasés, hijo de José, el reino de Sijón, rey de los amorreos, y el reino de Og, rey de Basán. Les dio el país con las ciudades comprendidas en sus fronteras y las ciudades vecinas.
34 Los hijos de Gad construyeron las plazas fuertes de Dibón,
35 Atarot y Aa roer, Atrot-Sofán, Yazer, Yogbohá,
36 Bet-Ninrá, Bet-Harán, y rediles para los rebaños.
37 Los hijos de Rubén construyeron Jesbón, Elalé, Quiryatayim,
38 Nebo, Baal-Meón, que cambiaron de nombre, y Sibmá. Y pusieron nombres a las ciudades que construyeron.
39 Los hijos de Makir, hijo de Manasés, fueron a Galaad, lo conquistaron y expulsaron a los amorreos que vivían allí.
40 Moisés dio Galaad a Makir, hijo de Manasés, que se estableció allí.
41 Yaír, hijo de Manasés, se apoderó de las aldeas de ellos y las llamó Aldeas de Yaír.
42 Nobaj se apoderó de Quenat y de sus aldeas y les puso su propio nombre de Nobaj.

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Comentarios Números, capítulo 32
32,1

No todos los israelitas partieron juntos de Cadés, oasis del desierto donde estuvieron «cuarenta años». La imagen tradicional del pueblo israelita partiendo como un solo hombre para conquistar la tierra de Canaán es más poética que histórica. Estos hombres eran de carácter independiente y cada grupo andaba libremente tras sus rebaños fuera de los momentos más difíciles en que se reunían, como sucedió con Moisés. Varios partieron de Cadés antes o después de Moisés: el grupo más importante fue el que penetró en Galaad, al otro lado del Jordán, donde se instalaron pacíficamente en medio de otros pueblos.

El párrafo 32,20-22 recalca la solidaridad entre los israelitas.
Números (Núm) Capítulo 33
Las etapas del Exodo
1 Estas son las etapas de los hijos de Israel, cuando salieron de Egipto por cuerpos de ejército a las órdenes de Moisés y Aarón.
2 Moisés anotó por escrito los puntos de partida de cada etapa, como Yavé se les ordenaba. Estos fueron los puntos de partida:
3 Partieron de Ramsés el mes primero, el día quince del mes primero. Al día siguiente de la Pascua, los hijos de Israel salieron con mucha seguridad a la vista de todos los egipcios, mientras éstos enterraban a sus muertos.
4 Pues Yavé había dado muerte a sus primogénitos, haciendo justicia de sus dioses.
5 Los hijos de Israel partieron de Ramsés y acamparon en Sucot.
6 Partieron de Sucot y acamparon en Etam, que está en el extremo del desierto.
7 Partieron de Etam, pero volvieron hacia Pi-hajirot y pasaron por medio del mar hacia el desierto.
8 Anduvieron tres días de camino por el desierto de Etam y acamparon en Mará.
9 Partieron de Mará y llegaron a Elim, donde había doce fuentes de agua y setenta palmeras.
10 Partieron de Elim y acamparon cerca del Mar de las Cañas.
11 Partieron del Mar de las Cañas y acamparon en el desierto de Sin.
12 Partieron del desierto de Sin y acamparon en Dofcá.
13 Partieron de Dofcá y acamparon en Alús.
14 Partieron de Alús y acamparon en Refidim, pero allí la gente no encontró agua para beber.
15 Partieron de Refidim y acamparon en el desierto del Sinaí.
16 Partieron del desierto del Sinaí y acamparon en Quibrot-hat-Taavá.
17 Partieron de Quibrot-hat-Taavá y acamparon en Jaserot.
18 Partieron de Jaserot y acamparon en Ritmá.
19 Partieron de Ritmá y acamparon en Rimmón-Perés.
20 Partieron de Rimmón-Perés y acamparon en Libná.
21 Partieron de Libná y acamparon en Rissá.
22 Partieron de Rissá y acamparon en Quehalatá.
23 Partieron de Quehalatá y acamparon en el monte Séfer.
24 Partieron del monte Séfer y acamparon en Jaradá.
25 Partieron de Jaradá y acamparon en Macelot.
26 Partieron de Macelot y acamparon en Tajat.
27 De Tajat partieron al campo de Taraj.
28 De Taraj fueron a parar a Meteá.
29 De Meteá pasaron a Hesmona.
30 De Hesmona acamparon en Moserot.
31 Partieron de Moserot y acamparon en Benejaacán.
32 De Benejaacán se fueron al monte de Gadgad,
33 de donde partieron y fueron a Jotbata.
34 De Jotbata pasaron a Hebrona.
35 Dejando Hebrona acamparon en Asiongaber.
36 Marchando de Asiongaber fueron a parar al desierto de Zin, es decir, en Cadés,
37 y habiendo salido de Cadés acamparon en la falda de Hor del Monte en los últimos confines del país de Edom.
38 Allí subió el sumo sacerdote Aarón al Monte Hor por mandato de Yavé; y allí murió a los cuarenta años de la salida de los hijos de Israel de Egipto, el mes quinto, el primero del mes.
39 Aarón tenía ciento veintitrés años cuando murió en la montaña de Hor.
39 (
40 El rey cananeo de Arad, que vivía en el Negueb, en el país de Canaán, se enteró de que llegaban los hijos de Israel.)
41 Partieron de Hor del Monte y acamparon en Salmoná.
42 Partieron de Salmoná y acamparon en Punón.
43 Partieron de Punón y acamparon en Abot.
44 De Abot pasaron a las ruinas de Abarim, que están en los confines de los moabitas.
45 Partieron de las ruinas de Abarim y acamparon en Dibón de Gad.
46 De allí partieron a Helmon-deblataim, donde acamparon.
47 Partiendo de Helmon-deblataim vinieron a los montes de Abarim, enfrente del Nebo.
48 Dejaron los montes de Abarim, pasaron a las estepas de Moab, a orillas del Jordán, enfrente de Jericó.
49 Allí fijaron sus tiendas desde Betjesimot hasta Abel-hasitim, en las estepas de los moabitas.
Cómo se repartirá la tierra de Canaán
50 Yavé habló a Moisés en las estepas de Moab, cerca del Jordán, a la altura de Jericó, y le dijo:
51 «Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando hayan pasado el Jordán y entren en el país de Canaán,
52 eliminarán delante de ustedes a todos los habitantes del país. Destruirán sus estatuas de metal fundido, y arrasarán todos los santuarios altos.
53 Entonces serán los dueños del país, pues yo se lo he dado todo en posesión.
54 Lo repartirán entre las familias, echando suertes. A los más numerosos darán una parte mayor de la herencia, y a los menos numerosos, una parte menor. Donde le caiga a cada uno la suerte, allí será su propiedad. Harán el reparto por tribus paternas.
55 Pero si no expulsan delante de ustedes a los habitantes del país, los que queden serán para ustedes como espinas en los ojos y aguijones en los costados. A ustedes los hostigarán en el país en que van a vivir,
56 y yo los trataré a ustedes en la forma en que pensaba tratarlos a ellos.
Números (Núm) Capítulo 34
Las fronteras de Canaán
1 Yavé habló a Moisés y le dijo:
2 «Da esta orden a los hijos de Israel: Cuando entren en el país de Canaán, éste será el territorio que les caerá en herencia: el país de Canaán, entre las fronteras siguientes:
3 Ustedes tendrán por frontera meridional el desierto de Zin junto a Edom. La frontera partirá del Mar Salado al este,
4 torcerá por el sur hacia la Subida de los Escorpiones, pasará por Zin, pasando al sur de Cadés-Barné. Luego irá hacia Jasar-Adar pasando por Asemona.
5 Torcerá de Asemona hacia el Torrente de Egipto y terminará en el Mar Grande (o Mediterráneo).
6 El Mar Grande será su frontera occidental.
7 La frontera norte partirá de este mar, yendo en línea derecha hasta Hor del Monte.
8 Desde Hor del Monte irá en línea derecha hacia la entrada de Hamat, pasando por Sedad,
9 seguirá después hasta Zeprona y se terminará en la aldea de Enan. Estos serán los límites al norte.
10 La frontera oriente partirá de la aldea de Enan, yendo hasta Sefama;
11 desde Sefama bajará a Ribla, al este de Ain; bajará nuevamente hasta la ribera oriente del Mar de Kineret.
12 Seguirá el Jordán llegando al Mar Salado. Estas son las fronteras entre las cuales se extenderá su tierra.»
13 Moisés dio entonces esta orden a los hijos de Israel: «Este es el país que han de repartirse a suerte, el que Yavé mandó dar a las nueve tribus y media,
14 pues los clanes de las tribus de Rubén y de Gad, y la media tribu de Manasés, han recibido ya su herencia.
15 Estas dos tribus y media ya la tienen al otro lado del Jordán, al oriente.»
16 Yavé dijo a Moisés: «Estos son los que les han de repartir la tierra:
17 el sacerdote Eleazar y Josué, hijo de Nun.
18 Ustedes escogerán también un responsable de cada tribu, para esa repartición del país;
19 éstos serán: por la tribu de Judá, Caleb, hijo de Jefoné;
20 por la tribu de Simeón, Samuel, hijo de Ammiud;
21 por la tribu de Benjamín, Elidad, hijo de Caselón;
22 por la tribu de los hijos de Dan, el jefe Buqui, hijo de Jogal;
23 por los hijos de José, por la tribu de los hijos de Manasés, el jefe Hanniel, hijo de Efod;
24 y por la tribu de los hijos de Efraím, el jefe Camuel, hijode Seftán;
25 por la tribu de los hijos de Zabulón, Elisafán, hijo de Farnac;
26 por la tribu de los hijos de Isacar, el jefe Paltiel, hijo de Ozán;
27 por la tribu de los hijos de Aser, el jefe Ahiud, hijo de Salomi;
28 por la tribu de los hijos de Neftalí, el jefe Pedael, hijo de Ammiud.»
29 Estos son los que Yavé designó para que repartieran a los israelitas su herencia en el país de Canaán.
Números (Núm) Capítulo 35
La parte de los levitas
1 Habló Yavé a Moisés en las estepas de Moab, cerca del Jordán, a la altura de Jericó, y le dijo:
2 «Manda a los hijos de Israel que cedan a los levitas, algunas ciudades de la herencia que les pertenece, con lugares de pastoreo alrededor, para que puedan habitarlas.
3 Los levitas vivirán en esas ciudades y sus pastos serán para todos sus animales y sus pertenencias.
4 Los pastos se extenderán hasta quinientos metros alrededor de las ciudades que entreguen a los levitas, a contar desde las murallas.
5 Estos pastos formarán un cuadrado de mil metros: mil metros al occidente, mil al sur, mil al oeste y mil metros al norte; la ciudad estará al centro. Estos serán los pastos propios de las ciudades de los levitas.
6 Ustedes les darán cuarenta y dos ciudades además de las seis ciudades de asilo, en las que se podrá refugiar el que haya ocasionado la muerte de una persona.
7 Las ciudades que darán a los levitas será cuarenta y ocho en total, todas ellas con sus lugares de pastoreo.
8 Estas ciudades se tomarán de la herencia de los hijos de Israel, tomando más del que tiene más, y menos del que tiene menos; cada tribu dará ciudades a los levitas en proporción a la herencia que le haya tocado.»
Las ciudades de asilo para los homicidas involuntarios
9 Yavé dijo a Moisés:
10 «Di a los hijos deIsrael: Cuando pasen el Jordán hacia la tierra deCanaán,
11 elegirán ciudades de las que harán ciudades de refugio. En ellas se refugiará el que dio muerte a una persona sin intención.
12 Esas ciudades le servirán de refugio contra el vengador de la sangre, para que no sea muerto antes de haber sido juzgado por la comunidad.
13 Ustedes se reservarán seis ciudades de asilo:
14 tres al otro lado del Jordán y tres en el país de Canaán, que pasarán a ser ciudades de asilo
15 tanto para los hijos de Israel como para el forastero y para el que está en medio de ustedes, para que todo aquel que haya dado muerte involuntariamente a una persona se pueda refugiar en ellas.
16 Si alguno ha herido a otro con un instrumento de hierro, y éste muere, es un asesino y debe morir.
17 Si lo ha herido con un arma de piedra que tenía en la mano, y el otro muere, es un asesino y debe morir.
18 Si lo hiere con un arma de madera, y el otro muere, es un asesino y debe morir.
19 El mismo vengador de la sangre dará muerte al asesino en cuanto lo encuentre.
20 Si alguien ha herido a su víctima por odio, o le ha lanzado algo con maldad, causándole la muerte,
21 o si, por maldad, lo ha golpeado con las manos causándole la muerte, es un asesino y debe morir. El vengador de la sangre dará muerte al asesino en cuanto lo encuentre.
22 Pero si lo hirió por inadvertencia y sin enemistad, o si le lanzó cualquier objeto sin mala intención,
23 o si le tiró sin verlo una piedra, sin tenerle enemistad ni querer dañarlo, y el otro muere,
24 la comunidad juzgará entre el homicida y el vengador de la sangre según estas normas.
25 Salvará a este hombre de la mano del vengador de la sangre y lo hará volver a la ciudad de asilo en la que se refugió. Allí vivirá hasta la muerte del sumo sacerdote ungido con el óleo santo.
26 Pero si el hombre ha salido de los límites de la ciudad de asilo en la que se ha refugiado,
27 y el vengador de la sangre lo encuentra fuera del límite de su ciudad de asilo, podrá matar al homicida, sin que le pidan cuenta por esa sangre.
28 Porque aquél debía permanecer en su ciudad de asilo hasta la muerte del sumo sacerdote. El homicida no volverá a su propiedad antes de que haya muerto el sumo sacerdote.
29 Estas serán normas de derecho para ustedes y para sus descendientes, dondequiera que vivan.
30 En cualquier caso de homicidio, se dará muerte al asesino, según declaración de los testigos, pero un solo testigo no bastará para condenar a muerte a una persona.
31 No aceptarán rescate por un asesino, pues debe morir.
32 Tampoco aceptarán rescate del que se ha refugiado en una ciudad de asilo y quiere volver a vivir en su tierra antes de que muera el sumo sacerdote.
33 Cuídense de no profanar la tierra en que están; sepan que la sangre es lo que profana la tierra, y la tierra no queda expiada de la sangre derramada más que con la sangre del que la derramó.
34 No hagan impura la tierra en que viven, y en medio de la cual moraré, pues yo, Yavé, tengo mi morada entre los hijos de Israel.»

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Comentarios Números, capítulo 35
35,9

Estas leyes sobre las ciudades de refugio se parecen a las comentadas en Deut 19,1.
Números (Núm) Capítulo 36
La herencia de la mujer casada
1 Los jefes de familia del clan de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés, uno de los clanes de José, se acercaron y dijeron a Moisés ante los jefes de las familias israelitas.
2 «Yavé te mandó que dieras la tierra en herencia por suertes a los hijos de Israel y recibiste orden de Yavé de dar la herencia de Selofjad, nuestro hermano, a sus hijas.
3 Resulta que, si se casan con alguno de otra tribu de Israel, su parte se restará de la herencia de nuestras familias y se añadirá a la herencia de la tribu a la que van a pertenecer. Esta herencia se quitará de lo que nos tocó en suerte y,
4 cuando llegue el año del jubileo para los hijos de Israel, la herencia de ellas se añadirá a la de la tribu a la que van a pertenecer y se restará de la herencia de la tribu de nuestros padres.»
5 Moisés, según la orden de Yavé, mandó lo siguiente a los hijos de Israel: «Los hijos de la tribu de José tienen la razón.
6 Esta es la respuesta de Yavé referente a las hijas de Selofjad: Tomarán por esposos a los que bien les parezcan, con tal de que éstos pertenezcan a un clan de la tribu de su padre.
7 Con eso la herencia de los israelitas no pasará de una tribu a otra, sino que cada uno estará vinculado a la herencia de la tribu de sus padres.
8 Toda hija que tenga una herencia en una de las tribus de Israel se casará con uno de la tribu de su padre. Con eso cada uno de los israelitas conservará la herencia de sus padres;
9 la herencia no pasará de una tribu a otra, sino que cada una de las tribus de Israel quedará ligada a su heredad.»
10 Las hijas de Selofjad, pues, hicieron tal como Yavé había mandado a Moisés;
11 Majlá, Tirsá, Joglá, Milcá y Noá tomaron como esposos gente de su parentesco.
12 Se casaron con los hijos de sus tíos paternos, de la familia de Manasés, hijo de José, y la posesión que se les había adjudicado se conservó en la tribu de su padre.
13 Estas son las leyes y los mandatos que Yavé dio, por medio de Moisés, a los hijos de Israel en las estepas de Moab, en las orillas del Jordán, enfrente de Jericó.