La Biblia Latinoamericana
作者:神与人
Isaías (Is)
Introducción Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3
Capítulo 4 Capítulo 5 Capítulo 6 Capítulo 7
Capítulo 8 Capítulo 9 Capítulo 10 Capítulo 11
Capítulo 12 Capítulo 13 Capítulo 14 Capítulo 15
Capítulo 16 Capítulo 17 Capítulo 18 Capítulo 19
Capítulo 20 Capítulo 21 Capítulo 22 Capítulo 23
Capítulo 24 Capítulo 25 Capítulo 26 Capítulo 27
Capítulo 28 Capítulo 29 Capítulo 30 Capítulo 31
Capítulo 32 Capítulo 33 Capítulo 34 Capítulo 35
Capítulo 36 Capítulo 37 Capítulo 38 Capítulo 39
Capítulo 40 Capítulo 41 Capítulo 42 Capítulo 43
Capítulo 44 Capítulo 45 Capítulo 46 Capítulo 47
Capítulo 48 Capítulo 49 Capítulo 50 Capítulo 51
Capítulo 52 Capítulo 53 Capítulo 54 Capítulo 55
Capítulo 56 Capítulo 57 Capítulo 58 Capítulo 59
Capítulo 60 Capítulo 61 Capítulo 62 Capítulo 63
Capítulo 64 Capítulo 65 Capítulo 66  
Isaías (Is) Introducción
Muy corto ha sido el período de gloria y de prosperidad de Israel. El reino de David, Reino de Dios entre los hijos de Israel, ha pasado a ser una nación pequeña, en nada diferente de las demás naciones pequeñas que en ese tiempo tratan de sobrevivir entre sus poderosos vecinos. Israel había creído en su propia misión mientras la suerte lo favorecía. Cuando se comprobó que ya no podría dominar a los demás pueblos, perdió el sentido de su propia identidad y se puso a vivir como los demás.
Israel sabe, porque tiene libros, y porque los ancianos se lo cuentan a sus hijos, que Yavé, su Dios, es el Dios de los dioses; los israelitas suben a Jerusalén para ofrecer sacrificios, y siguen las costumbres religiosas de sus mayores. En realidad, como Isaías se lo echará en cara, «todo esto no es más que mandatos de hombres, religión aprendida que no brota del corazón». Las procesiones son concurridas, y el clero, poderoso, pero detrás de esa fachada, ninguna vida, y bastaría con la hostilidad del poder para echar abajo la religión oficial (2 R 21).
Es porque la fe no tiene fuerza si no se apoya en una experiencia de Dios. Y si no hemos hecho esta experiencia, si el conjunto de los fieles no la hubiera hecho, si uno se contenta con repetirles las experiencias religiosas de sus mayores, todo muere poco a poco.
Isaías fue, en aquel tiempo, el hombre que hizo nuevamente esta experiencia y encontró a Dios vivo. Este joven de noble familia, que «había visto a Yavé» (c.6), habló sin cesar en nombre del Dios presente en Israel y al que Israel desconocía.
¿Qué encontramos en los poemas que siguen?
— Los ecos de un período de angustia. La pequeña nación de Judá está apretada entre dos grandes naciones, Asur y Egipto, y los políticos se preguntan por cuál de las dos hay que dejarse devorar. Isaías contesta: «Busquen primeramente el Reino de Dios y procuren establecer su justicia entre ustedes. Y él les hará más fuertes que los pode rosos.»
— Una lucha perseverante para despertar la fe de hombres sin horizontes. Hay mucha religión exterior, pero muy poca responsabilidad, muy poco cariño a Dios, poca inquietud por hacer su voluntad. Isaías repetirá: «Crean en él, él es Santo, él está aquí entre ustedes, y si no se hacen firmes apoyándose en él, los aplastará.»
— Las promesas de Dios a los reyes descendientes de David. En realidad, sean buenos o malos, son hombres bien mediocres para ser depositarios de promesas tan trascendentales. Isaías, sin embargo, afirmará en las horas más sombrías que Yavé ha escogido a Jerusalén y a David su rey. De él nacerá Cristo, rey de la Paz.
Algunos datos sobre los años en que vivió Isaías
A partir del año 740 despierta en el norte la nación de Asur y empieza sus conquistas. Todos los pueblos del Medio Oriente se asustan y tratan de resistir, animados por el otro grande, Egipto. En este conflicto desaparecerá Israel del Norte; Samaria, su capital, será tomada y su población desterrada en el 720.
En el año 736, Israel del Norte y sus vecinos de Aram tratan de obligar al reino de Judá a que se una a ellos contra Asur. Entonces Ajaz, rey de Jerusalén, a pesar de las advertencias de Isaías, llama a los ejércitos de Asur. Estos destruyen a Israel y a Aram, pero también saquean el país de Judá.
En los años 701-691, Senaquerib, rey de Asur, viene a someter a Judá. El rey Eze quías, animado por Isaías, le resiste, y sucede la célebre liberación milagrosa de Jerusalén.
El Libro de Isaías
El libro de Isaías y de sus discípulos (ver párrafo siguiente) es el más importante de los libros proféticos, que recordarán y citarán constantemente Jesús y sus apóstoles.
Las palabras de Isaías están contenidas en los capítulos 1-39 del libro que lleva su nombre. La segunda parte del libro, o sea, los capítulos 40-66, reúne las palabras de otros profetas que escribieron siglo y medio más tarde.
La primera parte se puede dividir en cinco secciones:
— Capítulos 1-6, los grandes temas de la predicación de Isaías.
— Capítulos 7-12, la crisis del año 736.
— Capítulos 13-23, profecías contra las naciones paganas.
— Capítulos 24-36, textos varios.
— Capítulos 37-39, la crisis de los años 701-691.
Para la segunda parte del libro de Isaías y los poemas del Servidor de Yavé (cc. 40-55) véase la Introducción en la página 695.
Para la tercera parte del libro de Isaías (cc. 56-66), véase la Introducción en la pág. 724.
Isaías (Is) Capítulo 1
Dios reprocha a su pueblo
1 En los tiempos de Ozías, Jotam, Ajaz y Ezequías, reyes de Judá, Isaías, hijo de Amós, tuvo esta visión acerca de Judá y Jerusalén.
2 ¡Cielos y tierra, oigan!
2 Escuchen la queja de Yavé:
2 «Crié hijos hasta hacerlos hombres,
2 pero se rebelaron contra mí.
3 El buey conoce a su dueño
3 y el burro el pesebre de su señor;
3 pero Israel no me conoce,
3 mi pueblo no comprende.»
4 ¡Ay, gente pecadora, pueblo cargado de crímenes,
4 raza de malvados, hijos perversos!
4 Han abandonado a Yavé,
4 han despreciado al Santo de Israel.
5 ¿Dónde quieren que les pegue ahora,
5 ya que siguen rebeldes?
5 Tienen toda la cabeza dolorida,
5 el corazón entero apenado,
6 desde la planta de los pies hasta la cabeza
6 no les queda nada sano;
6 sólo heridas, golpes, llagas vivas
6 que no han sido envueltas ni vendadas
6 ni aliviadas con aceite.
7 Su país es una soledad
7 con ciudades hechas cenizas;
7 ustedes vieron las cosechas,
7 y el enemigo se las comió;
7 esta ruina no es menos que la de Sodoma.
8 Aquí está la Hija de Sión
8 como cabaña de viña,
8 como choza de melonar,
8 como ciudad que ha sufrido un largo sitio.
9 ¡Menos mal que Yavé de los Ejércitos
9 nos ha dejado un resto!
9 Pues por poco nos parecemos a Sodoma
9 y somos igual que Gomorra.
10 Escuchen, jefes de Sodoma,
10 que esto es palabra de Yavé;
10 presten atención, pueblo de Gomorra,
10 a las advertencias de nuestro Dios:
11 «¿Por qué tantos sacrificios en mi honor?
11 —dice Yavé.
11 Ya estoy saciado de sus animales,
11 de la grasa de sus terneros.
11 No me agrada la sangre de sus novillos,
11 de sus corderos y chivos.
12 Si suben hacia mí en peregrinación,
12 y se agolpan en los patios de mi Templo,
12 ¿quién se lo ha pedido?
13 Déjense de traerme ofrendas inútiles;
13 ¡el incienso me causa horror!
13 Lunas nuevas, sábados, reuniones,
13 ¡ya no soporto más sacrificios ni fiestas!
14 Odio sus lunas nuevas y sus ceremonias,
14 se me han vuelto un peso
14 y estoy cansado de tolerarlas.
15 Cuando rezan con las manos extendidas,
15 aparto mis ojos para no verlos;
15 aunque multipliquen sus plegarias,
15 no las escucharé,
15 porque veo la sangre en sus manos.
16 ¡Lávense, purifíquense!
16 no me hagan el testigo de sus malas acciones,
17 dejen de hacer el mal y aprendan a hacer el bien.
17 Busquen la justicia, den sus derechos al oprimido,
17 hagan justicia al huérfano y defiendan a la viuda.»
18 Ahora Yavé les dice:
18 «Vengan, para que arreglemos cuentas.
18 Aunque sus pecados sean colorados,
18 quedarán blancos como la nieve;
18 aunque sean rojos como púrpura,
18 se volverán como lana blanca.
19 Si ustedes quieren obedecerme,
19 comerán lo mejor de la tierra;
20 pero si ustedes insisten en desobedecerme,
20 será la espada la que los devore;
20 porque ésta es palabra de Yavé.»
¿Cómo te has prostituido?
21 ¿Cómo es posible, se ha prostituido
21 Sión, la ciudad fiel,
21 el reino de la justicia
21 en que moraba la rectitud
21 que te conformabas a mis leyes?,
21 pero ahora sólo es un barrio de asesinos.
22 Tu plata se ha convertido en basura,
22 tu vino está mezclado con agua.
23 Tus jefes son unos rebeldes,
23 cómplices de ladrones.
23 Todos esperan recompensa
23 y van detrás de los regalos.
23 No hacen justicia al huérfano
23 ni atienden la causa de la viuda.
24 Por eso, dice el Señor Yavé Sabaot, el Fuerte de Israel:
24 «Me desquitaré con mis adversarios
24 me vengaré de mis enemigos.
25 Volveré mi mano contra ti
25 y quemaré tus impurezas con la cal,
25 hasta quitarte todo lo sucio que tengas.
26 Haré a tus gobernantes como eran antes,
26 y a tus consejeros como en otros tiempos.
26 Entonces te llamarán
26 Ciudad Fiel, Lugar de la Justicia.
27 Sión será librada, pero no sin un Juicio,
27 y son los justos los que se salvarán;
28 rebeldes y pecadores serán destrozados
28 y aquellos que se alejen de Yavé, perecerán.
29 Ustedes se avergonzarán
29 de los árboles sagrados que tanto les gustan,
29 y se pondrán colorados
29 al ver los jardines que tanto les encantan.
30 Pues ustedes serán como una encina a la que se le caen las hojas,
30 y como un jardín al que le falta agua.
31 El hombre importante quedará como un trapo
31 y su trabajo como una chispa;
31 se quemarán los dos juntos,
31 y no habrá nadie para apagar el fuego.

**
Comentarios Isaías, capítulo 1
1,1

El versículo 1 introduce a las profecías de los doce primeros capítulos: se encuentran reunidas palabras que fueron pronunciadas en diferentes oportunidades, en un plazo bastante amplio, y que no están ordenadas cronológicamente según el tiempo en que fueron dichas.

Crié hijos…, pero se rebelaron contra mí (2). A menudo pensamos que Dios exige lo que le es debido, pero no es así: el Señor se presenta como un Padre, un Padre desconocido. Se siente herido en su amor, no por tal o cual pecado, sino porque sus hijos viven de una manera estúpida e irresponsable: mi pueblo no entiende.

Hijos perversos (4). Los hombres necesitan que los profetas les digan palabras duras, porque el peso de las pasiones o de las propagandas es tal que nos acostumbramos a una forma de vivir en que todo se respeta, menos la verdad y la vocación del hombre a ser, a actuar y a pensar como hijo de Dios.

Desde la planta de los pies hasta la cabeza (6). Todo anda mal e Isaías denuncia esa situación general de la nación sin acusar a un grupo más que a otro. Todos son culpables si las cosas andan mal, pero todos hallan motivos para no vivir en la verdad.

¿Dónde quieren que les pegue ahora? (5). La penuria, las malas leyes, la derrota no son de por sí un castigo de Dios: nosotros mismos las preparamos. Pero, si los que sufren son hijos de Dios, Dios no los puede abandonar. No se los ahorra porque sólo el sufrimiento puede instruirlos. Entonces, en un sentido, es Dios mismo quien los castiga.

Aparecen aquí varias palabras que se repiten en las páginas siguientes:

La hija de Sión (8) significa la ciudad de Sión, o sea, Jerusalén. Sión era el barrio de Jerusalén donde David había establecido su residencia.

El Santo de Israel. En el capítulo 6, Dios se manifestará como el Santo, es decir, el Dios terrible y misterioso cuyo resplandor no puede soportar criatura alguna, menos aún el hombre pecador. Isaías será el profeta de Dios Santo.

Yavé Sabaot, o sea, Yavé de los Ejércitos. Es un título antiguo de Yavé. Es, a la vez, el Dios que conduce a la victoria a los ejércitos de Israel y el Dios que manda a los ejércitos del cielo, ángeles, estrellas y fuerzas del universo.
1,11

¿Por qué tantos sacrificios en mi honor? Es característica de los profetas la condenación del culto exterior que no exprese una entrega real a Dios. Los sacrificios y las fiestas de que se habla, eran ordenados por la ley de Dios; sin embargo, Dios dice que los aborrece, porque realizados en esas condiciones son una mentira ( Sal 40,7 y 50,16; también, Mt 5,23).

Den sus derechos al oprimido (17). Los mandamientos de Moisés condenaban el robo (Ex 20,14). Los profetas denuncian un sistema social que aplasta a los débiles.

Algunas personas gustan de las grandes ceremonias, otras de sus propias devociones y rezos y otras de realizar obras generosas y filantrópicas. Con eso, tal vez, estamos disfrazando las injusticias que cometemos cada día.
1,21

Vengan para que arreglemos cuentas (18). De repente aparece el rostro del Dios misericordioso y salvador. Dios no quiere castigar, sino encontrar a alguien con quien hablar y a quien amar. «Vengan, vuelvan», repiten los profetas.

Jerusalén es la ciudad elegida por Dios; como el hombre que escoge a su novia, Yavé eligió a este pueblo. Pero ese pueblo «se ha prostituido»: ha vendido su corazón y su conciencia a otros dioses. Esos dioses lo han llevado a aplastar a los pobres y a cometer toda clase de crímenes. Los que olvidaron a Dios han merecido ser llamados de adúlteros.

Isaías habla de justicia. Esa es una de las palabras que más se encuentran en la boca de los profetas. En la Biblia, el «justo» es el que vive según la verdad, es decir, el que permanece fiel a la alianza con Dios. Los profetas piden insistentemente que la justicia sea fidelidad profunda y no solamente observancia exterior de las leyes, hasta que lleguemos con Jesús a la «justicia» del Espíritu Santo, que significa la santidad de Dios implantada en el corazón del hombre.

Sión será librada, pero no sin un Juicio (27). Aquí tenemos algo muy novedoso. Hasta entonces, se acordaban de Dios cuando estaban en apuros y Dios no podía venir sino para salvar a su pueblo. Pero aquí Isaías abre otras perspectivas. Dios viene a juzgar a su pueblo, y los justos son quienes se salvan. Isaías entrevé nuevos tiempos en que ya no reinará la violencia.

Nótese también que ha desaparecido la oposición entre Israel y las naciones, es decir, el resto de la humanidad; los pueblos llegan a Jerusalén para encontrar allí una luz que Dios ha puesto en manos de su pueblo.

Sin decirlo, Isaías pone en tela de juicio el nacionalismo judío, y en los poemas que siguen (7,10; 9,1; 11,1) mostrará la figura de un Salvador que será, de algún modo, hijo de David, pero de ninguna manera el hereredo de esos reyes y jueces corrompidos que reinan y gobiernan en nombre de Yavé.

Jesús y sus apóstoles hablarán también de un juicio. Dios prepara algo nuevo, y no puede más que condenar y destruir a un mundo envejecido en el mal al que nos hemos acostumbrado demasiado fácilmente. Algunas liberaciones en la historia nos hacen pensar en una venida del Reino (como en el Ex y en Is 37, en la entrada de Jesús en Jerusalén...). Pero más a menudo son los momentos de angustia los que lo preparan no tanto por las cosas buenas que puedan aportarnos, sino porque destruyen las antiguas estructuras en que se ha instalado el pecado (Lc 21,28 y Ap).
1,29

Aquí se mencionan los cultos paganos que se celebraban en huertos y bosques, donde se unían con las prostitutas consagradas a los baales.
Isaías (Is) Capítulo 2
Dios promete una era de paz
1 Isaías, hijo de Amós, tuvo esta visión acerca de Judá y de Jerusalén.
2 Al fin de los tiempos, el cerro de la Casa de Yavé será puesto sobre los altos montes y dominará los lugares más elevados.
3 Irán a verlo todas las naciones y subirán hacia él muchos pueblos, diciendo:
3 «Vengan, subamos al cerro de Yavé, a la Casa del Dios de Jacob, para que nos enseñe sus caminos y caminemos por sus sendas. Porque la enseñanza irradia de Sión, de Jerusalén sale la palabra de Yavé.»
4 Hará de árbitro entre las naciones y a los pueblos dará lecciones. Harán arados de sus espadas y sacarán hoces de sus lanzas. Una nación no levantará la espada contra otra y no se adiestrarán para la guerra.
5 Pueblo de Jacob, ven: ¡caminemos a la luz de Yavé!
Escóndete en el polvo
6 Yavé, has rechazado a tu pueblo,
6 a los hijos de Jacob,
6 porque su país está lleno de adivinos y de magos,
6 como los hay entre los paganos,
6 y se ven numerosos extranjeros.
7 Su país está lleno de oro y plata
7 y sus tesoros son innumerables.
8 Su país está lleno de caballos
8 y sus carros de guerra son numerosos.
8 Su país está lleno de ídolos,
8 pues se inclinan ante la obra de sus manos,
8 ante la figura que modelaron sus dedos.
9 El hombre será humillado, el mortal abatido:
9 ¡No se lo perdones!
10 Métete entre las rocas, escóndete en el polvo,
10 para no ver la cara de Yavé,
10 que da miedo o que brilla majestuosa,
10 cuando él aparezca para hacer temblar la tierra.
11 El hombre bajará sus ojos orgullosos
11 y su soberbia se irá al suelo;
11 sólo Yavé será exaltado aquel día.
12 Pues Yavé Sabaot tendrá su día
12 contra todo orgullo e insolencia
12 y contra todo el que se cree: ¡será rebajado!
13 Pedirá cuentas a los cedros del Líbano
13 elevados y altaneros,
13 y a las encinas de Basán,
14 a los cerros altos y las lomas orgullosas,
15 a las torres altas y las murallas fortificadas,
16 a los barcos de ultramar y las naves lujosas.
16 El orgullo del hombre será doblegado
16 y las glorias humanas, humilladas.
17 Sólo Yavé será exaltado cuando venga aquel día,
18 y de los ídolos no quedará nada.
19 Irán a meterse entre las rocas,
19 y en los huecos de la tierra,
19 para no ver la cara de Yavé,
19 que da miedo o que brilla majestuosa,
19 cuando él aparezca para hacer temblar la tierra.
20 Ese día, el hombre tirará a los topos y a los murciélagos
20 los ídolos de oro y de plata
20 que se había hecho para adorarlos,
21 y se esconderá en las rocas
21 o detrás de las piedras,
21 para no ver la cara de Yavé,
21 que da miedo o que brilla majestuosa,
21 cuando él aparezca para hacer temblar la tierra.
22 No confíen más en el hombre,
22 pues no dura más que el soplo de sus narices:
22 ¿para qué estimarlo tanto?

**
Comentarios Isaías, capítulo 2
2,1

Esta es una visión aparentemente irreal y que, sin embargo, se va cumpliendo y se cumplirá.

El pequeño cerro que domina la ciudad de David y que soporta el Templo de Salomón, ha pasado a ser, en esta visión, el ombligo del universo, nada menos que un Machu Picchu a escala mundial, pues allá se dirigen todas las naciones. ¿Por qué vienen? Porque necesitan de la Palabra de Dios. Y después de agotar los recursos de la ciencia, de la economía y de la política, reconocen que necesitan de una Enseñanza, o sea, de una Revelación de Dios. La palabra «Torah», que en tiempos posteriores pasará a designar la «Ley», significaba al comienzo la enseñanza entregada por Dios, como traducimos aquí.

La Ley de Dios es, más que nada, una enseñanza sobre lo que es el hombre y sobre cuál es su misión. Y la respuesta a tales preguntas está finalmente en la misma persona de Cristo, Hijo de Dios, hecho hombre y modelo para sus hermanos. Recuérdese cómo Jesús también subió a un alto cerro para ser transfigurado delante de sus apóstoles. Ahí se les presentó la Ley y la enseñanza: «Escúchenlo.»

Subamos… a la Casa del Dios de Jacob (3). En torno al pueblo de Jacob-Israel y a sus reyes hijos de David, se formará el Reino de Dios. A través de los tiempos, Dios mantiene en el mundo un Centro, un eje visible del Reino invisible: Israel primero, la Iglesia después. La escala que Jacob vio bajando del cielo (Gén 28) se apoyará en el Hijo de Dios hecho hombre (Jn 1,51), y después de él, la Iglesia será como un signo sobre el monte que se ofrece a la contemplación de los pueblos.

Es verdad que la Iglesia tiene aspectos poco atrayentes: sus instituciones, su jerarquía, sus tradiciones paralizantes no están menos libres de errores y de escándalos que las de la comunidad judía. Pero a lo mejor no sabemos ver las riquezas profundas que la Iglesia transmite al mundo ni tampoco aquellas que desarrolla en los fieles sinceros. Estos mantienen encendido en el mundo el fuego que Cristo vino a prender, y crean siempre, en torno a ellos, como un tejido de relaciones más humanas y de vida más auténtica. Esta levadura de la civilización auténtica es la que, algún día, se pondrá «sobre los altos montes» o «sobre el candelabro» para iluminar al mundo (Mt 5,14).

Esto es, en definitiva, lo que prepara la venida de hombres nuevos. La sola persona de Isaías ha tenido más importancia para el desarrollo moral del mundo que todos los reyes de Asur con sus ejércitos, sus victorias y sus leyes.
2,6

Este texto no se dirige a Jerusalén (capital del país de Judá), sino al reino del norte (con Samaria por capital), el cual lleva el nombre de su antepasado Jacob-Israel.

El reinado de Samaria vive en ese momento algunos años de prosperidad. Y con ella se van multiplicando los ídolos. En ese tiempo, el que se hacía rico no sabía hacer otra cosa con su oro que estatuas y ornamentos, y los consagraba a algún dios del que esperaba seguridad y protección. Isaías entrevé el desastre que se viene acercando sobre esos despreocupados.

Al hablar de las destrucciones de la guerra y el temor de los vencidos, Isaías los considera como un encuentro del hombre materializado con su Dios, que lo viene a juzgar.

Su país está lleno de ídolos (8). Un ídolo en nuestra vida es como un cáncer en el cuerpo; es algo que toma una importancia desordenada y que devora nuestra vida real, así como los negocios, las diversiones, la casa, el auto o el dinero, cuando dejan de ser medios para cumplir los planes de Dios y les dedicamos todas nuestras fuerzas y esperanzas.

Nótese en los versículos 9,11 y 17 el refrán: El orgullo del hombre será doblegado. Orgullo de los grandes, orgullo de los sabios, orgullo de los mediocres, orgullo de los falsos humildes. Orgullo del hombre religioso que cree conocer a Dios porque sabe hablar de él. Orgullo de la criatura mortal que termina sus días sin haber encontrado al Dios vivo. Más que una locura, el orgullo es un insulto al Dios Santo y que exige reparación: cuanto más divino es el amor, más exigente y celoso es.
Isaías (Is) Capítulo 3
1 Esta es la hora del Señor Yavé, en que quita de Jerusalén y de Judá
1 todas las provisiones y recursos:
1 las provisiones de pan y las reservas de agua.
2 Las deja sin oficiales ni soldados,
2 sin juez ni profeta;
2 sin adivino ni anciano,
3 sin capitán ni noble,
3 sin consejero, ni sabio, ni artesano o mago.
4 «Les pondré como jefes a unos chiquillos
4 y a unos petulantes para que los manden.»
5 Entre la gente del pueblo pelearán unos con otros,
5 o unos vecinos con otros;
5 el joven le reprenderá al viejo
5 y el hombre sin apellido al noble,
6 pues cada cual querrá obligar al otro
6 o a su mismo hermano, diciéndole:
6 «Tú tienes una manta,
6 ¿por qué no aceptas ser nuestro jefe
6 y nos sacas así de esta ruina?»
7 Aquel día cada cual se excusará:
7 Yo no soy ningún médico,
7 ni tengo en mi casa pan ni manta,
7 no me pongan como jefe del pueblo.»
8 Sí, Jerusalén se viene abajo, y se hunde Judá,
8 a causa de sus palabras y hechos,
8 pues a la vista de Yavé han desafiado su gloria.
Pobre del malo, porque le irá mal
9 Su rostro descarado los denuncia y, como Sodoma, muestran sus pecados en vez de esconderlos. ¡Ay de ellos que han preparado su propia ruina!
10 Digan: «Feliz el justo, pues comerá el fruto de sus obras»; pero: «Pobre del malo, porque le irá mal, y será tratado según las obras de sus manos.»
11 ¡Oh, pueblo mío!, chiquillos lo oprimen y mujeres lo gobiernan.
12 ¡Oh, pueblo mío!, los que debían guiar tus pasos te hacen desviarte y echan a perder el camino que sigues.
13 Yavé se instala en su tribunal, y se pone de pie para juzgar a su pueblo.
14 Yavé demanda a los ancianos y a los jefes de su pueblo:
14 «Ustedes han devorado los frutos de la viña, en sus casas están los despojos del pobre.
15 ¿Con qué derecho vejan a mi pueblo o pisotean a los pobres?», dice el Señor Yavé de los Ejércitos.
Andan muy orgullosas
16 Dice Yavé: «Muy orgullosas andan las damas de Sión, con el cuello estirado y la mirada provocativa, y caminan a pasitos cortos haciendo sonar las pulseras de sus pies.»
17 Por eso, el Señor llenará de sarna la cabeza de las damas de Sión, y quedarán peladas.
18 Aquel día, el Señor arrancará los adornos, pulseras para los tobillos, cintas y lunetas,
19 pendientes, brazaletes,
20 velos, sombreros, cadenillas de pie, cinturones, frascos de perfume y amuletos,
21 sortijas, aros de nariz,
22 vestidos preciosos, mantos, chales y bolsos,
23 espejos, lienzos finos, turbantes y mantillas.
24 Aquel día, en lugar de perfumes habrá podredumbre; en lugar de cinturón, una cuerda; en lugar de cabello trenzado, cabeza rapada; en lugar de vestidos lujosos, un saco; en vez de un diestro maquillaje, una marca con un hierro al rojo.
Temporal sobre Samaria
25 Tus hombres caerán bajo la espada,
25 y tu ejército quedará tendido en tierra.
25 En tus puertas habrá lamentos y duelo,
25 y tú te sentarás sola, en el suelo.

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Comentarios Isaías, capítulo 3
3,9

Para Isaías los pobres son tales porque los otros son opresores. El pecado está en las leyes y en aquellos que han olvidado a Dios hasta el punto de adueñarse del poder. Isaías denuncia el pecado de los jefes para salvar al pueblo entero del Juicio de Dios.
3,16

Isaías fustiga a las mujeres ricas de Jerusalén, hechas para seducir como los ídolos y cuyas joyas han sido compradas con la sangre de los pobres. Maldiciones semejantes encontraremos en Amós 4,1.

Maldiciones que los países pobres pueden actualmente lanzar con toda legitimidad en contra de los países materializados: pensemos en las sumas astronómicas que se gastan en perros, drogas y pornografía, sin contar los cuidados para los que se alimentan demasiado bien.

El resto del discurso se halla en el versículo 4,1: el inminente desastre las dejará viudas; buscarán a cualquier precio un marido que les dé al menos una protección legal.

En Amós 4,1 encontramos críticas semejantes dirigidas a aquellas a las que llama «las vacas gordas».
Isaías (Is) Capítulo 4
1 Siete mujeres se pelearán por un solo hombre en ese día,
1 y le suplicarán:
1 «Nos alimentaremos por nuestra cuenta,
1 y lo mismo nos vestiremos nosotras,
1 permítenos solamente llevar tu apellido,
1 para salvar así nuestra honra.»
Los salvados en el cerro Sión
  2 Aquel día, el Brote de Yavé será ornamento y gloria de los salvados de Israel; el Fruto de la tierra será su orgullo y esplendor.
3 A los que queden de Sión y al resto de Jerusalén se los llamará santos, pues sus nombres fueron escritos para que tengan vida en Jerusalén.
3 El Señor viene para
4 lavar de sus inmundicias a las hijas de Sión, y para limpiar a Jerusalén de la sangre que ha sido derramada en ella, con el soplo de su justicia que es un soplo de fuego.
5 Entonces habrá sobre el cerro Sión y sobre su Asamblea santa, una nube de día y como resplandor de fuego llameante por la noche. La Gloria de Yavé se extenderá por encima como un toldo
6 o una tienda, para dar sombra contra el calor del día, refugio y amparo contra el temporal.

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Comentarios Isaías, capítulo 4
4,2

En la historia agitada de los pueblos, la Biblia deja que se perfile un pueblo pequeño y de poca apariencia. En este pueblo aparece y luego se afianza un grupo escogido, llamado «resto», el cual se va reduciendo como la cumbre de una pirámide hasta que no sea más que un hombre, el Salvador. Este es llamado aquí «el fruto de la tierra». Al mismo tiempo es llamado «brote», porque será el «brote» de la humanidad nueva.

Aquí, igual que en 1,27, la descripción del reino de Dios comienza por un juicio. Eso significa que el hombre por sí mismo no puede construir la ciudad definitiva. Isaías muestra a la vez el pecado de los individuos y el pecado de la nación como tal. Ningún pueblo puede presentarse como el reino de Dios en la tierra. El pueblo judío, dirigido por la Ley de Moisés, y el reino de David consagrado por Dios no representan pues más que una primera etapa de la historia santa. Tendrían que renunciar a sus ambiciones y a sus límites humanos (¡un reino de Dios en Palestina!) para entrar en una nueva alianza con Dios: véase Jeremías 31,31. Cristo es quien juzga al mundo (Jn 12,31) y quien le concede el perdón de los pecados (Jn 20,22).

También, como en 2,2, el Reino de Dios es un lugar en que Dios se hace presente a los hombres: ver la Nube y la columna de fuego en Ex 13,21. «En el monte Sión» Dios será toldo contra el calor diurno:

Procurará el descanso a los fatigados: «Vengan a mí y los aliviaré» (Mt 11,28).

Las corrientes nuevas del mundo podrán quemar al hombre aislado y desprevenido, no al que vive en la comunidad de la Iglesia.

Sin embargo, parece que sólo un pequeño resto está reunido en la colina de Sión. No digamos que sólo un pequeño número de elegidos (del cual formaríamos parte por supuesto) se salvará por la eternidad. Es mejor decir que la Iglesia tendrá siempre en este mundo la apariencia de un pequeño resto, y en ella, por muy extendida que esté, sólo un pequeño resto vivirá de las promesas de Dios (Lc 12,32).
Isaías (Is) Capítulo 5
El cántico de la viña
1 Déjenme cantar, en nombre de mi amigo, la canción de mi amigo por su viña.
1 Una viña tenía mi amigo en una loma fértil.
2 La cavó quitando las piedras
2 y plantó cepas escogidas.
2 En medio de ella construyó una torre
2 y también cavó un lagar.
2 El esperaba que produjera uvas,
2 pero sólo le dio racimos amargos.
3 Acérquense, habitantes de Jerusalén,
3 y hombres de Judá:
3 juzguen ahora entre mi viña y yo.
4 ¿Qué otra cosa pude hacer a mi viña
4 que no se lo hice?
4 ¿Por qué, esperando que diera uvas,
4 sólo ha dado racimos amargos?
5 Déjenme que les diga
5 lo que voy a hacer con mi viña:
5 le quitaré la cerca, para que la puedan saquear;
5 se convertirá en maleza para el fuego;
6 derribaré el muro, y será pisoteada.
6 Ya no la cuidaré en adelante,
6 no se podará ni se limpiará más,
6 sino que crecerán en ella la zarza y el espino,
6 y les mandaré a las nubes
6 que no dejen caer más lluvia sobre ella.
7 La viña de Yavé Sabaot es el pueblo de Israel,
7 y los hombres de Judá, su cepa escogida.
7 El esperaba rectitud, y va creciendo el mal;
7 esperaba justicia,
7 y sólo se oye el grito de los oprimidos.
Pobres de ustedes, ricos
8 ¡Pobres de ustedes que compran todas las casas y van juntando campo a campo! ¿Así, que no quedará más lugar y sólo quedarán ustedes en este país?
9 En mis oídos ha resonado la palabra de Yavé de los Ejércitos: «Han de quedar en ruinas muchas casas grandes y hermosas, y no habrá quien las habite.
10 Diez cuadras de viña apenas darán un barril de vino, y un quintal de semilla sólo dará un puñado.»
11 ¡Pobres de aquellos que se levantan muy temprano en busca de aguardiente y hasta muy entrada la noche continúan su borrachera!
12 Hay cítaras, panderetas, arpas, flautas y vino en su banquete, pero no ven la obra de Yavé ni entienden lo que él está preparando.
13 A mi pueblo le falta inteligencia, por eso será desterrado. Sus nobles morirán de hambre, y su pueblo perecerá de sed.
14 Por esto la Muerte ensancha su garganta
14 y abre su enorme hocico,
14 allí baja el esplendor de Sión:
14 con toda la bulla de su gente alegre.
15 El mortal será doblegado, y cada cual humillado.
16 Yavé Sabaot será grande en el Juicio,
16 el Dios Santo al juzgar, mostrará su santidad.
17 Los corderos pastarán en sus campos desolados
17 y las manadas vivirán en medio de los escombros.
18 Desgraciados de aquellos que arrastran su maldad
18 con la cuerda de sus engaños,
18 y arrastran el pecado
18 como los tiros de un carro.
19 De aquellos que dicen: «Rápido!
19 Que Yavé haga sus cosas y que las veamos.
19 ¡Que se cumpla el proyecto del Santo de Israel,
19 que venga para que lo conozcamos!»
20 ¡Ay de aquellos que llaman bien al mal y mal al bien,
20 que cambian las tinieblas en luz
20 y la luz en tinieblas,
20 que dan lo amargo por dulce
20 y lo dulce por amargo!
21 ¡Ay de los que se creen sabios
21 y se consideran inteligentes!
22 ¡Pobres de los que son valientes para beber vino,
22 y campeones para mezclar bebidas fuertes,
23 pero que perdonan al culpable por dinero,
23 y privan al justo de sus derechos!
24 Así como las llamas queman el rastrojo
24 y como el pasto seco se consume en el fuego,
24 así se pudrirá su raíz
24 y el viento se llevará su flor junto con el polvo.
24 Pues han rechazado la ley de Yavé Sabaot
24 y han despreciado la palabra del Santo de Israel.
25 Por esto Yavé se enojó con su pueblo
25 y levantó su mano para pegarle;
25 los cerros se estremecieron
25 y los cadáveres quedaron tirados
25 esparcidos como la basura en las calles.
25 Pero no se le pasó el enojo,
25 pues siguió con su mano levantada.
26 Le hace señas a una nación lejana
26 y le pega un silbido desde el fin del mundo;
26 ella ligerito llega con rapidez.
27 Nadie de los suyos se debilita o se cansa,
27 ni se queda dormido o se pone a cabecear,
27 ninguno se suelta los cordones de su zapato.
28 Sus flechas son muy puntiagudas,
28 todos sus arcos estirados,
28 los cascos de sus caballos son como de piedra,
28 las ruedas de sus carros igual que el huracán.
29 Tiene un rugido como de leona,
29 ruge como un cachorro de león,
29 gruñe y atrapa su presa,
29 se la lleva y nadie se la quita.
30 Rugirá contra él, en ese día,
30 como el bramido del mar.
30 Al mirar el país sólo se verán tinieblas, angustia,
30 y luz que desaparece entre las sombras.

**
Comentarios Isaías, capítulo 5
5,1

Canto del «amor» de Dios, que al final amenaza con destruir al que lo desprecia. Isaías lo sabe por haber encontrado a Dios: su amor es suave y terrible.

Los profetas fácilmente reemplazaban el lenguaje de la religión por el del amor apasionado: Amigo, Amado, Esposo. Fueron ellos los que prepararon la revelación del Cantar.

La viña es el pueblo que Yavé crió durante siglos de historia y en que trabajaron tantos profetas, regándolo con sus sudores, cuando no con su sangre. A lo mejor no hay que buscar una significación precisa para cada detalle de la parábola; la torre, el lagar. En un texto algo parecido, en Miqueas 6,1-5, Dios recuerda todo lo que hizo por su pueblo.

Luego de contemplar tantas atenciones de Yavé, Isaías denuncia la injusticia y la opresión que rigen la vida diaria en Jerusalén. Ahí ve la prueba de que la ley, los milagros y las bendiciones de Yavé han sido inútiles. La historia del Reino de David ya es un fracaso y Judá será destruido.

La misma imagen de la viña viene en Isaías 27,2 y en Jeremías 2,21. Jesús la recordará en Juan 15 y en Marcos 12.
5,8

La Biblia no acepta que algunos ocupen toda la tierra cuando tantos no poseen el terreno que les permitiría vivir (Lev 25,8). Tampoco se justifica la organización social que deja todas las riquezas en manos de unos pocos y hace que la mayoría de los trabajadores no pueda aprovechar las riquezas de su país, ni ejercer sus responsabilidades de hombres en el trabajo y en la nación.

Las seis maldiciones apuntan a los mismos personajes: ricos y nobles que se desentienden de su responsabilidad respecto de su pueblo y derrochan el dinero.

Por obrar en contra de toda justicia, su juicio se ha corrompido: llaman bien al mal y logran que los demás acepten o callen. Culmina el mal, cuando en una sociedad se imponen valores falsos. Este es el escándalo social del que Jesús habla en Mateo 18,7.

Isaías anuncia sin vacilar el destierro. Habría sido sabiduría comprender la voluntad de Dios y la manera como conduce los acontecimientos. Pecado de los que habiendo recibido una educación superior gozan la vida para sí y para los suyos, y consideran como algo optativo lo que podrían hacer en servicio del mundo.

Se notará que el párrafo 5,14-16 rompe el poema: continúa o reproduce 2,6-22.
Isaías (Is) Capítulo 6
Cómo fue llamado Isaías
1 El año en que murió el rey Ozías, vi al Señor sentado en un trono elevado y alto, y el ruedo de su manto llenaba el Templo.
2 Por encima de él había serafines. Cada uno de ellos tenía seis alas: con dos se cubrían el rostro, con dos los pies y con las otras volaban.
3 Y gritaban, respondiéndose el uno al otro: «Santo, Santo, Santo es Yavé de los Ejércitos, su Gloria llena la tierra toda.»
4 Los postes de piedra de la entrada temblaban a la voz del que gritaba y la Casa se llenaba de humo.
4 Yo exclamé:
5 «¡Ay de mí, estoy perdido, porque soy un hombre de labios impuros y vivo entre un pueblo de labios impuros, y mis ojos han visto al rey, Yavé de los Ejércitos!»
6 Entonces voló hacia mí uno de los serafines. Tenía un carbón encendido que había tomado del altar con unas tenazas,
7 tocó con él mi boca y dijo:
7 «Mira, esto ha tocado tus labios, tu falta ha sido perdonada y tu pecado, borrado.»
8 Y oí la voz del Señor que decía: «¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?» Y respondí: «Aquí me tienes, mándame a mí.»
9 El me dijo: «Ve y dile a este pueblo: Por más que ustedes escuchen, no entenderán; por más que ustedes miren, nunca ven.»
10 ¡Puedes ir! Se pondrá más pesado el corazón de este pueblo, se volverán sordos sus oídos y se les pegarán sus ojos. ¿Acaso se atreverían a ver con sus ojos, y a oír sus oídos, para que comprenda su corazón, y se conviertan y recuperen la salud?»
11 Yo dije: «¿Hasta cuándo, Señor?» Y él me respondió:
12 «Hasta que las ciudades queden destruidas y sin habitantes, las casas desocupadas y la tierra abandonada; hasta que Yavé haya expulsado a los hombres y la soledad en el país sea grande.
13 Y si quedara solamente la décima parte, también habría de ser entregada al fuego, como hacen con la raíz de la encina y del roble. De la raíz, sin embargo, brotará una raza santa.»

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Comentarios Isaías, capítulo 6
6,1

En ese día del año 740 Isaías está en el Templo, o mejor se ve, en espíritu, en el Templo. En la sala más interior, donde se guarda el Arca, no hay más que la presencia divina: Yavé sentado como rey, y el ruedo de su manto llena toda la antesala, como para expresar el derrame de la santidad y el poder de Dios sobre el Lugar Santo y la ciudad de Jerusalén.

En esos breves momentos Isaías se encuentra con Dios de una manera íntima, auténtica, que lo marca para la vida entera. Eso no lo puede expresar; ni siquiera trata de describir a Yavé, que se comunicó espiritualmente con él. La visión que tuvo, las imágenes y las palabras que oyó son como destellos surgidos del encuentro misterioso e indecible.

Isaías habla del Dios Santo, es decir, totalmente otro, infinitamente distinto de la creatura. Al momento de hacerse presente queda fuera de nuestro alcance. Dios Santo es la manera de decir que Dios es misterioso. Isaías queda suspendido de la presencia de Yavé al mismo tiempo que lo invade un temor que no es susto. Frente al Santo, el hombre se siente pecador; no por tal o cual pecado, sino por su misma naturaleza; se siente incapaz de ponerse en manos del Dios que lo envuelve con su presencia.

¡Ay de mí!, estoy perdido! (5). Pues Dios había dicho: «El hombre no puede verme y permanecer vivo» (Ex 33,20). Pero Dios se adelanta: el gesto del serafín que se acerca con las brasas, ilustra exteriormente la purificación interior por el fuego divino. Isaías es perdonado en el mismo momento en que responde con un acto de fe y acepta totalmente su misión. En adelante, Isaías sabrá y dirá que se debe escoger: o creer en Yavé, o bien ser destruido por el contacto con el Santo.

Serafines, o sea, Ardientes. Los israelitas creían desde siempre en los buenos y en los malos espíritus. Desde su estadía en el desierto, atribuían a algunos de esos espíritus la forma de las llamadas «serpientes-ardientes»; leer al respecto Números 21,4-9 y 2 Reyes 18,4. Estos textos nos ayudan a entender por qué Yavé se manifiesta rodeado de serafines fantásticos que han tomado rostro humano. Estos, siendo seres superiores al hombre, pueden vivir cerca de Dios, pero deben protegerse del esplendor de su Gloria.

La gloria de Dios designa con frecuencia en la Biblia la irradiación de Dios y de su misterio. Su poder se extiende desde el Templo de Jerusalén, que es como el centro del mundo, hasta los confines de la tierra.

Isaías recibe su misión:

— Será el portavoz de Yavé.

— El pueblo en vez de creer se endurecerá.

— De ahí resultará la ruina de Judá. Solamente subsistirá la raíz de la cual brotará algo nuevo.

Por más que ustedes escuchen... (9). Dios habla aquí de manera irónica. Por más que ustedes escuchen...: el mensaje del profeta. Por más que ustedes miren...: los acontecimientos de que son testigos y por medio de los cuales Dios les habla. Isaías denunciará muchas veces esta doble ceguera (1,12; 28,9-12). El tiempo del verbo hebreo puede traducirse aquí en presente o en futuro: es ya verdadero y esto no hará más que crecer.

Tú vas a endurecer. El texto dice: «Endurece...» pero de una manera difícil de traducir que significa: Tú vas a hacer o tú vas a ser la ocasión de que se endurezcan. El fin de la frase muestra que Dios habla de manera irónica: ¡qué desgracia para ellos si llegaran a convertirse! Pero sólo así es como Dios sanaría las heridas de su pueblo (1,5; 1,26-28).

Es muy evidente que si no se tiene en cuenta esta ironía, que se encontrará en numerosos pasajes de los profetas, o el modo especial del verbo hebreo, uno podría escandalizarse al pensar que Dios envía al profeta únicamente «para que» no se le escuche y para que el pueblo se pierda.

Estos versículos no se aplican solamente a la misión de Isaías: el mismo Jesús (Mc 10,4) y después de él los apóstoles (He 28,26 y Jn 12,40) se acordarán de estas palabras para expresar el resultado de su propia misión. Frente a la palabra de Dios y al lenguaje de los acontecimientos, muchas personas y grupos humanos se cierran y rehúsan el mensaje que habría podido salvarlos. La palabra de Dios es para nuestro levantamiento o pérdida según la manera como la acojamos (Lc 2,34).
Isaías (Is) Capítulo 7
Primer aviso a Ajaz
1 Esto sucedió en tiempos de Ajaz, hijo de Jotam y nieto de Ozías, rey de Judá. Rasín, rey de Aram y Pecaj, hijo de Romelía, rey de Israel, subieron a Jerusalén para apoderarse de ella, pero no lo consiguieron.
2 Cuando llevaron esta noticia al palacio de David: «Los de Aram están acampados en el territorio de Efraím», el corazón del rey y de la gente se puso a palpitar como se estremecen los árboles del bosque movidos por el viento.
3 Entonces Yavé dijo a Isaías: «Sal con tu hijo Un-resto-volverá, y ve al encuentro de Ajaz: está en el camino del campo del batanero, donde termina el canal de la piscina superior. Le dirás:
4 Quédate tranquilo, no tengas miedo, y que tu corazón no te falle al ver ese par de tizones humeantes.
5 Rasín, rey de Aram, y el hijo de Romelía se han enfurecido, ¿y qué? Es cierto que Aram, Efraím y el hijo de Romelía han resuelto acabar contigo, y han dicho:
6 Subamos contra Judá, metámosle miedo, apoderémonos de ella y pongamos allí por rey al hijo de Tabel.
7 Pero así habla el Señor Yavé:
7 Esto no se cumplirá ni pasará jamás.
8 Rasín es sólo jefe de Damasco, y Damasco es solamente la capital de Aram. 9 Samaria es la capital de Efraím, y el hijo de Romelía es sólo jefe de Samaria.
9 (Pues bien, dentro de cinco o seis años Efraím será destruido, dejará de ser un pueblo.)
9 Pero si ustedes no creen, no permanecerán.
La Virgen dará a luz
10 Yavé se dirigió otra vez a Ajaz, por medio de Isaías, que le dijo:
11 «Pide a Yavé, tu Dios, una señal, aunque sea en las profundidades del lugar oscuro o en las alturas del cielo.»
12 Respondió Ajaz: «No la pediré, porque no quiero poner a prueba a Yavé.»
13 Entonces Isaías dijo: «¡Oigan, herederos de David! ¿No les basta molestar a todos, que también quieren cansar a mi Dios?
14 El Señor, pues, les dará esta señal: La joven está embarazada y da a luz un varón a quien le pone el nombre de Emmanuel, es decir: Dios-con-nosotros.
15 El niño se alimentará de leche cuajada y miel hasta que sepa rechazar lo malo y elegir lo bueno.
16 Porque antes de que sepa rechazar lo malo y elegir lo bueno, los territorios de los dos reyes que ahora te amenazan, serán destruidos
17 y Yavé te enviará a ti, a tu pueblo y familia, días tan malos como nunca los hubo desde que Efraím se separó de Judá.
18 Aquel día Yavé llamará con un silbido:
18 de los ríos de Egipto vendrán los tábanos
18 y del país de Asiria las avispas.
19 Vendrán y se posarán en masa
19 en las quebradas,
19 en las hendiduras de las rocas,
19 en todos los matorrales
19 y en todas las praderas.
20 En ese día, el Señor,
20 con una navaja alquilada al otro lado del río,
20 rapará la cabeza, el cuerpo y la barba.
21 Aquel día cada cual criará una vaca y dos ovejas.
22 Darán leche en abundancia
22 y cuantos queden en el país
22 se alimentarán de leche cuajada y miel.
23 Aquel día todo lugar donde había mil parras,
23 valoradas en mil monedas de plata,
23 se cubrirá de zarzas y espinas.
24 Se entrará en él con flechas y arcos,
24 porque todo el país no será más que zarzas y espinas.
25 Y por miedo a las espinas y a las zarzas,
25 no entrará más en los cerros que antes se cultivaban,
25 porque no serán más que terrenos baldíos.
25 Allí soltarán los bueyes,
25 y los dejarán para las ovejas.

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Comentarios Isaías, capítulo 7
7,1

Este párrafo resume la situación que se presentó en el año 736, cuando los pueblos de Aram y de Israel (el reino del norte, con su capital Samaria), invadieron el reino de Judá y Jerusalén (reino del sur). Asiria, la nación más poderosa, estaba sometiendo a todos los pueblos de Medio Oriente, y estos dos querían obligar al rey Ajaz a que se les uniera para resistir a los asirios. Ajaz se negó y llamó a los asirios en su ayuda.

A lo mejor varios nombres nos dificultan la comprensión de esas líneas: Rasín, rey de Aram, y Pecaj, hijo de Romelía, rey de Israel (llamado también Efraím: 7,9) son los enemigos.

El rey Ajaz piensa en todo menos en la ayuda de Dios, que se ha comprometido con los herederos de David, con tal de que confíen en él y busquen la justicia. Isaías se opone al rey, pues, si los asirios intervienen, habrá tantas destrucciones en Judá como en Israel y Aram. El rey debe confiar en la alianza y la protección de Yavé.
7,10

La profecía de la Virgen que da a luz es una de las más importantes de la Biblia, a pesar de que deja lugar para varios interro gantes.

El párrafo 7,1-2 resumió la situación crítica del momento. Para confirmar sus advertencias ya expresadas en 7,4-9. Isaías ofrece al rey una señal milagrosa: Pide a Yavé... (11). Ajaz se niega en términos piadosos que disimulan su voluntad de no volver atrás (12). Entonces estalla la ira del profeta: ¡éstos descendientes de David, que Dios siempre ha protegido, ya no sirven! Otro será el descendiente de David, capaz de dar la salvación al pueblo de Dios. Yavé se prepara para enviarlo. Su madre (llamada aquí la joven: ver a continuación) le da el nombre del que será merecedor (14). Pero, antes de que traiga la paz, este futuro rey se criará en la penuria (expresada en 15), porque la política absurda de Ajaz y sus semejantes va a traer, con toda seguridad, una ruina total del país.

Ahora quedan por aclarar algunas dudas:
7,1

Emmanuel significa Dios-con-nosotros. Este niño nos regala no sólo bendiciones de Dios o liberaciones milagrosas y divinas, sino que, mediante su persona, Dios se hace presente entre los hombres y se verifican las promesas tantas veces escuchadas: Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo (Os 2,25; Ez 37,27; Mt 28,20; Ap 20,3).
7,2

¿Por qué el Evangelio traduce: la Virgen (Mt 1,23) donde Isaías dice: la joven (madre)? El término utilizado por Isaías designa en los textos bíblicos tanto a una jovencita como a una joven madre. Se empleaba sin más para designar a la joven reina. Pero también los profetas decían «la virgen de Israel» para designar al pueblo amado de Dios. Por esa razón los lectores de siglos posteriores podían entender este anuncio de la joven (o virgen) que da a luz como: «la comunidad creyente dará a luz al Mesías».
7,3

Si tenemos aquí un signo que Dios da al pueblo, tendría que realizarse en su tiempo, pues de otra manera, ¿dónde estaría el signo?

Puede ser que la joven haya sido la esposa de Ajaz y que su maternidad haya sido entonces un signo de esperanza. Pero Ezequías, hijo y sucesor de Ajaz, al que la Biblia considera como un buen rey, ya había nacido. Y más todavía, ¿es posible que Isaías haya hablado de él con tales términos? (ver también 9,1-6).

Podemos pues pensar que esa joven madre es aquella misteriosamente anunciada en Miqueas 5,2 como madre del Mesías: «aquella que ha de dar a luz», y posiblemente no es otra que la comunidad creyente. Es un hecho que la profecía fue recibida como un anuncio del Mesías y guardada para los tiempos venideros.

Pero en este caso, ¿cómo comprender que Isaías haya presentado este nacimiento como muy cercano y como un signo dado a los que lo escuchaban?

No tenemos cómo contestar a estas preguntas. Nunca sabremos exactamente qué fue lo que dijo Isaías, pues su profecía nos llega mediante lo que el pueblo creyente recordó de ella; pero comparando esas lineas con las palabras de Miqueas 5,2, tenemos como una visión «binocular» de ella.
7,4

Es propio de los profetas juntar en una misma visión acontecimientos tal vez muy alejados el uno del otro en el tiempo, pero que trazan una línea en la historia. Isaías está dando un signo a Ajaz, a sus herederos (7,13) y a todos nosotros que vivimos en un mundo devastado por el pecado de los hombres; este signo es el niño Salvador (ver también 9,1-6). Lo mismo que en el paraíso terrenal perdido se proyectaba la figura de una mujer, o de un hijo de la mujer, que aplasta a la serpiente, aquí se proyecta otra figura, la de una virgen con su hijo, Dios-con-nosotros. Enmanuel sufre por los pecados de sus hermanos y por eso puede reconciliarlos con Dios.
7,5

Muchos judíos pensaban que el origen del Mesías habría de ser muy extraordinario y ya antes de Jesús la traducción griega de la Biblia había reemplazado el término utilizado por Isaías, «la joven» por otro más preciso: «la virgen». Los evangelistas, pues, no tendrán dificultad en reconocer el cumplimiento de dicha profecía en el nacimiento virginal de Jesús.
Isaías (Is) Capítulo 8
1 Yavé me dijo: «Toma una tablilla grande y escribe encima con un punzón: “Pronto-Saqueo-Rápido-Botín».
2 Lo harás en presencia de dos testigos fidedignos, el sacerdote Urías y Zacarías, hijo de Iberequías.”
3 Luego me acerqué a la profetisa, que dio a luz un hijo, y Yavé me dijo: «Ponle el nombre de “Pronto-Saqueo-Rápido-Botín”,
4 porque antes de que el niño sepa decir “papá y mamá”, la riqueza de Damasco y el botín de Samaria serán llevados ante el rey de Asiria.»
5 Yavé me habló nuevamente y me dijo:
6 «Este pueblo se ha asustado ante los reyes de Damasco y Samaria, y no hizo más caso de las aguas de Siloé que corren mansamente.
7 Pues bien, el Señor hará subir contra ellos las aguas embravecidas y profundas del río Eufrates (que es el rey de Asiria con todo su poder).
7 ¡Ya está saliendo de su lecho y corre por todas sus riberas!
8 ¡Llega hasta Judá inundándolo todo, sus aguas le llegan hasta el cuello! Aquí está y sus alas abiertas cubren todo lo ancho de tu país, ¡oh Emmanuel!
9 Véanlo, pueblos, y sean destrozados;
9 atrévanse, naciones lejanas.
9 ¡Arriba! serán destrozados.
9 ¡Arriba! serán destrozados.
10 Tracen un plan: fracasará;
10 digan una palabra: no se cumplirá;
10 porque Dios está con nosotros.
El Dios que se esconde
11 Esta es la advertencia que me dirigió Yavé en el momento en que me tomó de su mano y me mandó que no siguiera el camino de este pueblo. Estas fueron sus palabras:
12 «No digan ustedes: “¡Conspiración!” cada vez que la gente dice: “¡Conspiración!”. No teman lo que ellos temen, ni tengan miedo.
13 Yavé de los Ejércitos es el único a quien ustedes deben tener por Santo, a quien deben temer y al que tendrán miedo.
14 El es un Santuario para los dos reinos de Israel, pero también es piedra donde se tropieza y roca que hace caer. Y será como una red y una trampa para la gente de Jerusalén.
15 Es ahí donde muchos tropezarán, caerán y se quebrarán, quedarán atrapados y presos.»
16 Y añadió Yavé: «Que mis discípulos guarden esta declaración cual revelación sellada.»
17 Ahora, pues, esperaré en Yavé, que esconde su rostro al pueblo de Jacob; en él confío.
18 Yo y los hijos que Yavé me ha dado, somos para Israel como señales y anuncios que puso Yavé de los Ejércitos, que habita en el monte de Sión.
19 Y si les dicen a ustedes: «Consulten a los espíritus y a los adivinos que cuchichean y murmuran», respondan: «¡Por supuesto, todo pueblo debe consultar a sus dioses! ¡A ver si los muertos podrán aconsejar a los que viven!»
20 Ojalá dijeran: «Vuelvan a la Ley y las declaraciones de Dios», y estén de acuerdo con esta palabra en que no hay tinieblas.
21 Andarán vagando por el país,
21 amargados y hambrientos,
21 y se pondrán furiosos por el hambre,
21 y maldecirán a su rey y a su Dios:
21 levantarán sus ojos al cielo,
22 luego mirarán al suelo
22 y sólo encontrarán miseria y tinieblas,
22 oscuridad angustiosa,
22 y no verán más que noche.
23 Pero allí donde se encontraba la angustia, desaparecerá la noche. En el pasado casi aniquiló al país de Zabulón y al país de Neftalí, pero en el futuro se llenará de gloria la carretera del mar, más allá del Jordán, en la región de los paganos.

**
Comentarios Isaías, capítulo 8
8,1

Los profetas enseñan con palabras y también con sus actuaciones. Aquí, el nombre extraño que Isaías da a su hijo sirve de anuncio para toda la gente. Este, con el Emmanuel del presente capítulo, forman pareja, y sus nombres se complementan para designar a la vez la invasión asiria provocada por Ajaz y la liberación que vendrá a continuación.

La piscina de Siloé (6) es el único lugar de abastecimiento de agua en Jerusalén, situada en una planicie. Es el símbolo de la secreta protección de Yavé, presente en medio de su pueblo y en que todos deberían apoyar su fe. Al contrario, el rey de Asiria, a quien llamó Ajaz para que lo socorriera, será como el río cuyas aguas embravecidas inundan todo. Destruirá a los enemigos de Judá, pero también a Judá lo dejará arruinado. En esto se profetiza la suerte de las naciones modernas que creen solucionar sus problemas internos atando su carro al de alguno más grande.
8,11

En el momento en que me tomó de su mano. Isaías se refiere a uno de esos encuentros decisivos en que Dios lo hizo su profeta y él estuvo bajo el dominio de su Espíritu.

No digan ustedes: ¡Conspiración! Dios obra en sus profetas; primero los libera del miedo y ya no se dejan impresionar por los temores del mundo en que viven: ésta es la condición para que puedan ver y mostrar caminos nuevos.

Somos para Israel como señales (18). Isaías ha concluido sus diligencias y no lo han escuchado. Ahora no puede sino esperar callado que se realicen los acontecimientos. Sus dos hijos a los que dio nombres simbólicos: Pronto-saqueo-rápido-botín (8,2) y Un-resto-volverá (7,3) son para todos el recuerdo de sus anuncios. El primero de sus nombres se refiere al futuro inmediato; el segundo, al término de la crisis (ver 10,20).

Yavé de los Ejércitos es el único a quien ustedes deben tener por Santo, a quien deben temer (13). En vez de atemorizarse ante los peligros humanos, los judíos deberían mirar a él y obedecer. El es, en medio de ellos, como la piedra que apenas sobresale del suelo, pero que hace caer al que no la ve. Jesús, a su vez, se presentará como la piedra que hace tropezar (Mt 21,44).

Yavé esconde su rostro al pueblo de Jacob (17). La gente de Jerusalén tiene motivos humanos para no seguir la orden de Yavé que les transmite Isaías, y Dios no hace ningún milagro para convencerlos, sino que «se esconde», pues la fe verdadera se apoya en su palabra y no exige milagros.
8,19

Para Israel, que no ha escuchado la palabra de Dios vivo, solamente queda el recurso de consultar a los muertos por medio de los adivinos y espiritistas: Isaías se burla de ellos (19-20).
Isaías (Is) Capítulo 9
Un niño ha nacido
1 El pueblo que caminaba en la noche divisó una luz grande;
1 habitaban el oscuro país de la muerte,
1 pero fueron iluminados.
2 Tú los has bendecido y multiplicado,
2 los has colmado de alegría.
2 Es una fiesta ante ti como en un día de siega,
2 es la alegría de los que reparten el botín.
3 Pues el yugo que soportaban
3 y la vara sobre sus espaldas,
3 el látigo de su capataz,
3 tú los quiebras como en el día de Madián.
4 Los zapatos que hacían retumbar la tierra
4 y los mantos manchados de sangre
4 van a ser quemados: el fuego los devorará.
5 Porque un niño nos ha nacido,
5 un hijo se nos ha dado;
5 le ponen en el hombro el distintivo del rey
5 y proclaman su nombre:
5 «Consejero admirable,
5 Dios fuerte, Padre que no muere,
5 príncipe de la Paz.»
6 El imperio crece con él
6 y la prosperidad no tiene límites,
6 para el trono de David y para su reino:
6 El lo establece y lo afianza
6 por el derecho y la justicia,
6 desde ahora y para siempre.
6 Sí, así será, por el amor celoso de Yavé Sabaot.
Amenazas contra Efraím
7 El Señor ha lanzado una sentencia contra Jacob, y ha caído en Israel.
8 Todo ese pueblo ha sido testigo, la gente de Efraím y los habitantes de Samaria. Pero se hicieron fuertes y dijeron con soberbia:
9 «Si se han venido abajo los ladrillos, edificaremos con piedras labradas; si han cortado los sicómoros, los reemplazaremos con cedros.»
10 Pero Yavé lanza contra este pueblo a sus enemigos, azuza a sus adversarios:
11 Aram por el este y los filisteos por el oeste, que devoran a Israel a dentelladas.
11 Ni con esto se le ha pasado el enojo, y su mano sigue amenazando.
12 Mas el pueblo no se ha vuelto hacia el que le pegaba, no se ha preocupado de Yavé de los ejércitos.
13 Por eso Yavé ha cortado a Israel cabeza y cola, palmera y junco, en un mismo día.
14 La cabeza son el anciano y el noble; la cola es el profeta de mentira.
15 Los guías de este pueblo lo han extraviado y sus dirigidos se han perdido. 16 Por eso, el Señor no tendrá compasión de sus jóvenes, y tratará sin piedad a sus huérfanos y viudas. Todo este pueblo es hipócrita y perverso, y no tienen en la boca más que estupideces.
16 Ni con eso se le ha pasado el enojo, y su mano sigue amenazante.
17 Pues su maldad arde como fuego, devora zarzas y espinas, y después quema la espesura del bosque, y todos ellos se disipan como se disipa el humo.
18 El enojo de Yavé de los Ejércitos ha sacudido el país y el pueblo ha sido pasto de las llamas. Nadie se compadece de su hermano, cada uno se come la carne de su vecino.
19 Muerden a derecha, y todavía siguen con hambre; comen a izquierda, y no quedan satisfechos. 20 Manasés se come a Efraím, Efraím a Manasés, y ambos se lanzan contra Judá.
20 Ni con eso se le ha pasado el enojo, y su mano sigue amenazante.

**
Comentarios Isaías, capítulo 9
9,1

Este poema fue dicho posiblemente en el año 732, cuando el rey de Asiria destruyó al reino de Israel del Norte, el pueblo hermano y enemigo. Según la costumbre de los asirios, llevó al otro extremo de su imperio a una parte de la población. Eran los pobladores del territorio de Zabulón y Neftalí (ver el párrafo anterior), que, siglos después, pasaría a ser la Galilea. Dispersos entre los paganos, salían de la Historia Sagrada para entrar en las tinieblas.

La liberación que se les promete es presentada como una victoria aplastante de Yavé, que inaugurará un reino de paz, asociado a la persona de Emmanuel, el niño recién nacido.

El pueblo que caminaba en la noche... El Evangelio (Mt 4,15) reconoce en ese pueblo las muchedumbres a las que se dirige Jesús:

— Pueblo subyugado por los opresores de toda clase.

— Pueblo que busca la luz y no tiene esperanza.

Un niño nos ha nacido (5): no perderá, al crecer, las cualidades del niño, sino que sabrá poner fin al orgullo de las naciones.

Este niño es sin duda aquel que era llamado Emmanuel en 7,15. Aquí una vez más, su nombre nos dice lo que Dios va a hacer por medio de él. Por su intermedio Dios se va a revelar como el Consejero admirable, es decir, aquel cuyo «consejo», cuyos planes son de una sabiduría admirable. Dios Padre, como lo era para David, Dios fuerte como lo era para Jacob. El Príncipe de la Paz, es tal vez también Dios, pero lo será al otorgarle la victoria a su rey, a su «mesías» como lo hacía con David.

Como en el caso del nombre de Emmanuel, Dios con nosotros, estas apelaciones que parecen en primer lugar ser para Dios, pueden también aplicarse al futuro rey que será «su» rey, lo que comúnmente expresamos con la palabra Mesías. ¿Es voluntaria o no esta confusión entre Dios y su Mesías? De todas maneras, ella anuncia proféticamente lo que será, en realidad, y lo que para nosotros sigue siendo un gran misterio: que Dios mismo haya venido en la persona de Jesús.

Este nuevo anuncio de una liberación definitiva y de un Salvador no precisa el cuándo. Ya dijimos respecto de 7,10-15 que las promesas de Dios pueden demorarse mucho más de lo que creemos.

NO DEJAMOS DE ESPERAR

En la Biblia abundan los ejemplos de esta promesa de Dios que parece estar por realizarse el día de mañana:

A Abraham se le promete un hijo y nace Isaac; pero la descendencia verdadera es Cristo. Se le promete una tierra para sus hijos, y de hecho poseerán la tierra de Canaán, pero la tierra verdadera es el Reino de Dios. A David se le promete un heredero y un reino definitivo; pero Salomón no es el rey definitivo, lo será Cristo.

Al respecto conviene leer en Hebreos 11 el elogio de aquellos creyentes que, siglo tras siglo, están buscando la ciudad definitiva.

La Biblia educa nuestra esperanza. Nos muestra los diferentes objetivos de la vida, todo lo que Dios nos hace esperar, como los peldaños de una subida a la Herencia de la que gozaremos al final de nuestra vida, y al término de la historia. Dios está ya con nosotros desde las primeras etapas. Así, es como el niño que nace en una familia trae consigo toda la alegría del Reino, toda la certeza de Dios que viene a darse en persona.
9,7

El poema que aquí empieza, y que acaba en 10,4, fue escrito años antes del que acabamos de comentar. Se dirige al pueblo de Israel ya debilitado por sus derrotas, pero que sigue despreocupado e indiferente a Dios.

Lo que el profeta condena de parte de Dios es la falta de justicia en la vida social.

10,2, La viuda, el huérfano, es decir, los que no tienen protección. La Biblia nos llama la atención sobre ellos con frecuencia; además, menciona también al extranjero, es decir, al inmigrante.
Isaías (Is) Capítulo 10
Los que organizan la opresión
1 ¡Pobres de aquellos que dictan leyes injustas y ponen por escrito los decretos de la maldad.
2 Dejan sin protección a los pobres de mi país;
2 roban a los pequeños de sus derechos,
2 dejan sin nada a la viuda
2 y despojan al huérfano!
3 ¿Qué harán el día en que se arreglen las cuentas?
3 ¿A dónde huirán, y quién los ayudará
3 cuando, desde lejos, venga el desastre?
3 ¿Dónde encerrarán sus riquezas?
4 No quedará más que doblegarse bajo las cadenas
4 o caer con los muertos.
4 Pero a Yavé no se le ha pasado el enojo,
4 aún sigue con la mano amenazante.
Contra Asiria
5 ¡Ay de Asur, que es el bastón de mi ira,
5 el garrote que usa mi furor!
6 Yo lo he enviado
6 contra una nación impía,
6 contra un pueblo que me molesta,
6 para que lo saquee
6 y le quite todo lo que tiene
6 y lo pisotee como el polvo de las calles.
7 El, sin embargo, no entiende mi proyecto,
7 ni lo cree así su corazón,
7 pues su intención es destruir
7 y desmenuzar a no pocas naciones.
8 Dice: «¿Mis príncipes no son reyes acaso?
9 No sucedió a Calmo como a Carquemis, a Jamat igual que a Arpad y a Samaria como a Damasco?
10 Mi mano supo alcanzar los reinos de los ídolos, en que las estatuas eran más numerosas que las de Jerusalén y Samaria;
11 pues bien, como he tratado a Samaria y a sus ídolos, ¿no seré capaz de hacer lo mismo con Jerusalén y sus objetos sagrados?»
12 Pero esto ha de suceder: cuando el Señor haya terminado su obra en la montaña de Sión y en Jerusalén, castigará la soberbia del corazón del rey de Asiria y la mirada despreciativa de sus ojos. Porque dijo:
13 «Esto lo conseguí con la fuerza de mi brazo
13 y con mi capacidad, pues soy inteligente;
13 he hecho retroceder las fronteras de los pueblos
13 y me he apoderado de sus tesoros.
13 Yo como soberano hice bajar de su trono a sus reyes.
14 Mi mano ha tomado, como se toma un nido,
14 las riquezas de los pueblos.
14 Como se recogen huevos botados,
14 así me he apoderado de toda la tierra
14 y no hubo quién aleteara
14 ni abriera el pico ni piara.»
15 ¿Acaso el hacha se cree más que el leñador,
15 o la sierra, más que el aserrador?
15 ¡Como si el bastón mandara a quien lo usa
15 o el palo moviera al que no es de madera!
16 Por eso, Yavé de los ejércitos enviará
16 a sus hombres forzudos la debilidad
16 y prenderá fuego a su lujo
16 como se enciende la leña.
17 La luz de Israel se hará fuego
17 y su Santo será como una llama,
18 que quemará y consumirá
18 todos sus matorrales en un solo día.
18 El esplendor de sus bosques y de sus árboles frutales
18 se desvanece, se deshace,
18 y se le va la vida.
19 Lo que quede de sus árboles será tan poco, que un niño los podrá contar.
Un resto volverá
20 Aquel día el resto de Israel y los sobrevivientes de la familia de Jacob ya no le pedirán ayuda al que les pega, sino que le pedirán ayuda a Yavé, el Santo de Israel, y serán sinceros con él.
21 «Un resto volverá», un resto de Jacob se volverá hacia el Dios fuerte.
22 Porque aunque fuera tu pueblo, oh Israel, como la arena del mar, sólo un resto volverá. Su destrucción está decidida, para que quede bien en claro la justicia;
23 pues el Señor Yavé de los Ejércitos llevará a cabo, en todo el país, exterminio y limpieza.
24 Por tanto, así se expresa Yavé de los Ejércitos:
24 Oh pueblo mío, que vives en Sión, no le tengas miedo a Asur, que te da de palos, o que te pega con su bastón, como hacía Egipto.
25 Porque dentro de muy poco tiempo desaparecerá mi enojo, y mi cólera se tornará contra él.
26 Yavé de los Ejércitos hará zumbar la huasca sobre él, igual como cuando se las dio a Madián, en el cerro Horeb, y levantará su bastón sobre el mar, como lo hizo en Egipto.
27 Entonces, la carga se caerá de tu espalda, su yugo dejará de pesar en tu cuello, y la abundancia reemplazará la opresión.
28 Se acerca por el lado de Rimón, avanza sobre Ayot, atraviesa Migrón, deja su bagaje en Micmas.
29 Atraviesan el desfiladero, pasan la noche en Gueba. Rama se asusta, Guibea de Saúl huye.
30 Grita, hija de Galim; escúchala, Lais; respóndele, Anatot.
31 Madmena se dispersa, los habitantes de Gabim buscan refugio.
32 Hoy mismo hará un alto en Nob, y extenderá su brazo sobre el cerro de la hija de Sión, la colina de Jerusalén...
33 Pero vean cómo el Señor Yavé de los Ejércitos desgaja con fuerza las copas de los árboles; los más altos son cortados y los más orgullosos, rebajados. Su hacha termina con los matorrales del bosque,
34 y el Líbano tan nombrado se viene abajo.

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Comentarios Isaías, capítulo 10
10,5

El poema habla de los asirios en el momento en que eran una amenaza, posiblemente en la campaña del año 701 (ver comentario del c. 31).
10,20

Ya se habló en 8,3 de un hijo de Isaías al que simbólicamente había llamado «Pronto saqueo-rápido-botín». Aquí se aclara el nombre de su otro hijo, mencionado en 7,3: «Un resto volverá.» Encontramos varias veces en la Biblia Resto para designar el Resto de Israel, es decir, la pequeña minoría que subsistirá después que Dios lo castigue por sus infidelidades (Am 5,15).

Desde el momento en que Dios habló a Elías de los «siete mil hombres» (1 Re 19,18), los profetas no cesan de recordar que los pecados de Israel no anularán el designio de Dios. De Israel destruido quedará un resto, el cual volverá. Esta palabra tiene doble sentido:

— Volverán de los países adonde fueron desterrados.

— Volverán interiormente a su Dios, se convertirán de corazón a Yavé. Donde leemos la palabra «convertirse» o «arrepentirse» en nuestras Biblias, el texto hebreo decía simplemente: volver.
Isaías (Is) Capítulo 11
El Príncipe de la Paz
1 Una rama saldrá del tronco de Jesé, un brote surgirá de sus raíces.
2 Sobre él reposará el Espíritu de Yavé,
2 espíritu de sabiduría e inteligencia
2 espíritu de prudencia y valentía,
2 espíritu para conocer a Yavé y para respetarlo,
2 y para gobernar según sus preceptos.
3 No juzgará por las apariencias
3 ni se decidirá por lo que se dice,
4 sino que hará justicia a los débiles
4 y defenderá el derecho de los pobres del país.
4 Su palabra derribará al opresor,
4 el soplo de sus labios matará al malvado.
5 Tendrá como cinturón la justicia,
5 y la lealtad será el ceñidor de sus caderas.
6 El lobo habitará con el cordero,
6 el puma se acostará junto al cabrito,
6 el ternero comerá al lado del león
6 y un niño chiquito los cuidará.
7 La vaca y el oso pastarán en compañía
7 y sus crías reposarán juntas,
7 pues el león también comerá pasto, igual que el buey.
8 El niño de pecho jugará sobre el nido de la víbora,
8 y en la cueva de la culebra el pequeñuelo meterá su mano.
9 No cometerán el mal, ni dañarán a su prójimo
9 en todo mi Cerro santo,
9 pues, como llenan las aguas el mar,
9 se llenará la tierra del conocimiento de Yavé.
El regreso de los desterrados
10 Aquel día la raíz de Jesé se levantará como una bandera para las naciones, los pueblos irán en su busca y su casa se hará famosa.
11 Al mismo tiempo, el Señor volverá a tender su mano para rescatar al resto de su pueblo, a los que todavía queden en Asur y Egipto, en Patros, Etiopía y Elam, en Senar, Jamat y las islas del mar.
12 Levantará una bandera que se verá desde el extranjero, para juntar a los desterrados de Israel, y reunirá a los dispersos de Judá desde los cuatro puntos cardinales.
13 Entonces se acabará la envidia de Efraím y los enemigos de Judá serán aplastados; Efraím ya no tendrá envidia de Judá y Judá no será más enemigo de Efraím.
14 Se dejarán caer sobre las costas de los filisteos al oeste, y juntos asaltarán a los hijos del este; extenderán su imperio sobre Edom y Moab y someterán a los amonitas.
15 Y Yavé secará el golfo del mar de Egipto y levantará su mano contra el río Eufrates; con un fuerte soplido lo dividirá en siete brazos que se podrán cruzar sin sacarse los zapatos.
16 Así tendrá un camino el resto de su pueblo que haya sobrevivido en el destierro de Asiria, del mismo modo que lo tuvo Israel cuando salió de Egipto.

**
Comentarios Isaías, capítulo 11
11,1

Quien ha leído el Nuevo Testamento sabe que los judíos en el tiempo de Jesús esperaban un Mesías. Pero no lo habían esperado siempre. De Abraham a David, los israelitas esperaban una tierra prometida por Dios, y la conquistaron. Después de David, pensaron que no se podría hallar alguien mejor que él, y, durante los dos siglos y medio que siguieron, esperaron solamente que los reyes presentes y venideros se le parecieran. La misma promesa hecha por Dios a David con respecto a sus descendientes (2 Sam 7,14) no se entendía en aquel tiempo como el anuncio de un Mesías futuro.

Isaías es el primero que anuncia al Mesías, es decir, a un rey parecido a David pero superior a él. Aquí lo presenta como el brote que sale de la raíz, después de cortado el árbol. Así, da a entender que los presentes reyes, pecadores y poco creyentes, van a desaparecer. El Emmanuel, más que un descendiente de David, será un nuevo David (se lo llama hijo de Jesé, como David).

Será el hombre del espíritu, como los profetas y más que ellos. Estos eran impulsados por la fuerza misteriosa llamada «Espíritu de Dios», pero no constantemente. En cambio, él tendrá el Espíritu permanentemente en sí:

— Espíritu de sabiduría e inteligencia, como Salomón.

— Espíritu de prudencia y de fuerza, como David.

— Espíritu para conocer y respetar a Yavé, como Moisés y los Patriarcas.

Hacer justicia a los débiles era y continúa siendo la principal función de los gobernantes. El Mesías-Rey será el enviado de Dios, atento a los pobres; debe recibir «el Espíritu», el soplo de Dios para esa misión. No debemos contraponer la construcción de un mundo más justo con el apostolado espiritual, como si los creyentes tuvieran que dejarles a otros la tarea de construir un mundo más justo. Pues la obra de Dios que salva a las personas no puede estar separada de la educación de los pueblos: siempre habrá que reprimir al violento y gobernar con el temor del Señor. No vayamos a pensar que la sed de justicia se termina con Cristo. El amor y el perdón que Jesús proclama están al servicio de una salvación de la humanidad por la verdad, la justicia y el alimento compartido. Si nos olvidáramos de esas exigencias, nuestro amor «evangélico» no sería más que una ilusión.

La renovación del pueblo de Dios se comunicará a la naturaleza: el león comerá pasto. Esto podría decirse en términos más modernos: la técnica, la ecología y una mejor cooperación entre los pueblos permiten controlar las fuerzas de la naturaleza.

A partir de Isaías, los profetas contemplarán al Mesías, o sea al Rey futuro ungido por Dios, como al hombre del Espíritu. Ver en la segunda parte del libro Isaías 42,1. En el Evangelio Jesús dirá: «El Espíritu de Dios está sobre mí» (Lc 4,18). Cuando se comunica el Espíritu de Dios a los creyentes por el sacramento de la confirmación, la Iglesia les recuerda el Espíritu de sabiduría, de inteligencia, de fuerza, etc.
11,10

El poema 11,10-16 fue escrito más tarde, en tiempos del destierro. Fue colocado aquí como un desarrollo de la profecía sobre el «brote de Jesé».

En los versículos 10 y 12 nótese el tema de la «señal alzada para las naciones», que se encuentra, en forma diferente, en Lucas 2,35.

A continuación, vienen dos estrofas de acción de gracias. Las vertientes de la salvación: (ver Is 55,1 y lo de la Samaritana: Jn 4,1)
Isaías (Is) Capítulo 12
Himno de los rescatados
1 Y dirás aquel día: «Te doy gracias, Yavé,
1 porque estabas enojado conmigo,
1 pero se te pasó el enojo y me levantaste.
2 ¡Vean cómo es él, el Dios que me salva!
2 En él confío y no tengo más miedo,
2 pues Yavé es mi fuerza y mi canción,
2 él ha sido mi salvación.
3 Y ustedes sacarán agua con alegría
3 de las vertientes de la salvación.
4 Ustedes dirán ese día:
4 ¡Denle las gracias a Yavé, vitoreen su Nombre!
4 Publiquen entre los pueblos sus hazañas,
4 celébrenlo, pues su Nombre es sublime.
5 ¡Canten a Yavé, pues hizo maravillas
5 que ahora son famosas en toda la tierra!
6 ¡Grita de contento y de alegría, oh Sión,
6 porque grande es, en medio de ti, el Santo de Israel!»
Isaías (Is) Capítulo 13
Profecía contra Babilonia
1 Esta es la sentencia contra Babilonia que fue revelada a Isaías, hijo de Amós.
2 En lo alto de un cerro pelado coloquen una bandera, lancen gritos de guerra, háganles señas con la mano para que entren por las puertas de los príncipes.
3 «Yo he dado órdenes a mis Santos, a mis guerreros alegres y gloriosos, instrumentos de mi venganza.»
4 Escuchen ese rugido que viene de las montañas como de una inmensa muchedumbre. Escuchen el ruido de los reinos o de las naciones reunidas. Es Yavé de los Ejércitos, que pasa revista al ejército dispuesto para la guerra.
5 Yavé y los defensores de su causa llegan de lejanas tierras, más allá del horizonte, para arrasar toda la tierra.
6 Griten, pues se acerca el día de Yavé; es como la tormenta del Dios Todopoderoso.
7 Por eso, todos los brazos caen sin fuerza... A todos los hombres se les para el corazón.
8 De puro susto comienzan a temblar y a sentir dolores y se retuercen como mujeres que dan a luz. Se miran unos a otros, el miedo se dibuja en sus rostros ardientes.
9 Ya llega el día cruel de Yavé,
9 con furia y rabia inmensa,
9 para dejar la tierra hecha un desierto
9 y acabar con todos los pecadores.
10 Las estrellas del cielo y sus constelaciones han dejado de alumbrar, el sol ha salido negro y la luna no envía más su luz.
11 «Voy a castigar a todo el mundo por su maldad y a los impíos por sus crímenes; acabaré con el orgullo de la clase alta y humillaré la soberbia de los dictadores.
12 Haré que los hombres sean más escasos que el oro fino y más difíciles de hallar que el oro de Ofir.»
13 Por eso, tiemblan los cielos y la tierra se mueve de su sitio, al ver el furor de Yavé de los Ejércitos, cuando estalla su cólera.
14 Entonces, como una cabrita asustada, como ovejas que andan sin pastor, cada uno se vuelve a su pueblo o huye a su patria.
15 A todos los que encuentran los traspasan, y a todos los que apresan los acuchillan.
16 Sus hijos son aplastados ante sus mismos ojos, sus casas saqueadas y sus mujeres violadas.
17 «Miren cómo yo empujo contra ellos a los medos, que no se interesan por la plata y que desprecian al oro.
18 Sus arcos tiran al suelo a los jóvenes, ni siquiera se compadecen del fruto de las entrañas y miran sin lástima a los niños.
19 Babilonia, la perla de los reinos, la joya y orgullo de los caldeos, será como Sodoma y Gomorra, arrasada por Dios.
20 Nunca más, en adelante, será poblada o habitada. Ni el árabe acampará allí ni los pastores descansarán allí con sus rebaños.
21 Por allí vagarán las fieras del desierto
21 y las lechuzas se meterán en sus casas.
21 Allí bailarán los avestruces
21 y danzarán los machos cabríos.
22 Las hienas aullarán en sus castillos
22 y los chacales en sus lujosos palacios.
22 Ya se acerca su hora,
22 no tardarán en llegar esos días.

**
Comentarios Isaías, capítulo 13
13,1

Los capítulos 13-33 reúnen una serie de oráculos contra los pueblos vecinos. La Biblia los llama las naciones, y ya que ninguno de estos pueblos conocía al Dios que habla, eran paganos. Así, pues, cuando la Biblia dice «las naciones», podemos traducir «los paganos» o «los extranjeros».

Hay que reconocer que estos capítulos reúnen poemas muy diversos en cuanto a la fecha y al espíritu. Algunos son de Isaías y no son en realidad «contra» pueblos vecinos, sino más bien son advertencias a la gente de Judá y de Jerusalén para que confíen en la protección de Yavé en vez de dejarse arrastrar por las coaliciones contra Asiria.

Por ejemplo, 14,28-32. Una embajada de filisteos ha llegado a Jerusalén después de algún revés de los asirios. El mensaje de Isaías es: Asiria se levantará, Judá se salvará si se queda aparte, confiando en Yavé.

Lo mismo en el capítulo 16. Moab ha sido arrasado por las tropas asirias y viene a pedir ayuda a Judá, recordando el tiempo en que Moab era protegido de los reyes de Jerusalén y les pagaba un tributo de lana y de carneros. Isaías dice: ¡Déjenlos que lloren!

El poema 13, 1-22 fue insertado con posterioridad en el libro de Isaías, ciertamente mucho después del fin de Babilonia, el cual narra. Lo mismo ocurre con 14,1-2 y 14,22-23.

En el 13,2 se mencionan los Santos, es decir, los personajes celestes llamados también «hijos de Dios» o «ángeles». En los últimos siglos antes de Cristo, se pensaba que Dios dirigía la historia por su intermedio (Dn 4,14).

14,2 ¡Se está muy lejos aún del Evangelio y del espíritu misionero!
Isaías (Is) Capítulo 14
1 Sí, Yavé se compadecerá de Jacob, dará su preferencia a Israel y volverá a instalarlo en su patria. El extranjero seguirá también sus pasos y se juntará a los de la familia de Jacob.
2 Los pueblos los recogerán y los devolverán a su tierra, y la familia de Israel, a su vez, se apoderará de ellos y los hará sus esclavos y sirvientes en la tierra de Yavé. Israel hará prisioneros a los que lo llevaron cautivo y dominará a sus opresores.
¿Cómo caíste, estrella brillante?
3 Cuando Yavé te libere de tus padecimientos, de tus inquietudes y de la dura esclavitud a la que estabas sometido,
4 te burlarás así del rey de Babilonia:
5 ¡Cómo ha terminado el tirano y acabado su arrogancia! Yavé ha roto el palo de los malvados, el bastón de los opresores,
6 que les pegaba a los pueblos con rabia, golpeándolos sin cesar, y oprimía con furia a las naciones, persiguiéndolas sin descanso.
7 La tierra está ahora tranquila y quieta y retumban las aclamaciones.
8 Aun los cipreses y los cedros del Líbano se alegran, diciendo: «Desde que estás en la tumba, ya no tenemos que temer al leñador.»
9 Bajo la tierra, el reino de los muertos se agita por ti, para darte la bienvenida; despierta a las sombras de todos los grandes de la tierra y se levantan de sus tronos los reyes de los pueblos.
10 Todos se dirigen a ti y te dicen: «¡Tú también has sido tirado al suelo y ahora eres igual a nosotros!
11 Tu esplendor junto al sonido de tus arpas ha sido lanzado al lugar adonde van los muertos, tienes gusanos como tu cama y, para cubrirte, lombrices.»
12 ¿Cómo caíste desde el cielo, estrella brillante, hijo de la Aurora? ¿Cómo tú, el vencedor de las naciones, has sido derribado por tierra?
13 En tu corazón decías: «Subiré hasta el cielo y levantaré mi trono encima de las estrellas de Dios, me sentaré en la montaña donde se reúnen los dioses, allá donde el norte se termina;
14 subiré a la cumbre de las nubes, seré igual al Altísimo.»
15 Mas, ¡ay!, has caído en las honduras del abismo, en el lugar adonde van los muertos. 16 Los que te ven se fijan en ti y dicen al verte:
16 «Este es el hombre que espantaba a la tierra, que hacía temblar a los reinos,
17 que convertía al mundo en un desierto, que destruía las ciudades y nunca abría la cárcel a sus presos.»
18 Todos los reyes de las naciones reposan con honor, cada uno en su tumba,
19 pero tú has sido echado a la fosa común, como una basura que molesta, como un cadáver pisoteado, cubierto de gente masacrada, de degollados por la espada.
20 No tendrás la sepultura de los reyes, porque has desolado tu tierra y asesinado a tu pueblo: nadie, en adelante, se acordará de la descendencia de los malhechores.
21 Prepárense para matar a los hijos por los crímenes de sus padres; ¡ya no saldrán a conquistar la tierra ni cubrirán, con sus ciudades, la faz del mundo!
22 Me levantaré contra ellos —dice Yavé de los Ejércitos— y acabaré en Babilonia con su nombre y su descendencia, con sus hijos y sus bastardos, dice Yavé.
23 Yo se la doy a los erizos, pues no será más que un pantano. Le pasaré la escoba, y barreré con todo, dice Yavé.
24 Yavé de los Ejércitos lo ha jurado, diciendo:
24 Tal como lo he pensado, pasará,
24 y como lo he querido, se cumplirá.
25 Destrozaré a Asur en mi propio país
25 y lo aplastaré en mis cerros;
25 así ustedes se librarán de su yugo
25 y de su carga, que pesa sobre los hombros.
26 Esta es la sentencia decretada contra toda la tierra; así su mano está extendida sobre las naciones.
27 Si Yavé de los Ejércitos forja un plan, ¿quién lo arruinará? Si extiende su mano, ¿quién lo hará cambiar?
Aviso a los filisteos
28 El año en que murió Ajaz, Isaías pronunció esta sentencia:
29 «No te alegres tanto, Filistea,
29 porque se quebró el bastón que te pegaba;
29 pues del huevo de la culebra saldrá una víbora,
29 que, a su vez, tendrá una serpiente voladora.
30 Entonces mis pobres se alimentarán de mis campos
30 y los que nada tienen dormirán tranquilos,
30 mientras que a tus hijos los haré morir de hambre
30 y mataré a los sobrevivientes.»
31 ¡Que den aullidos en la alcaldía, que grite la ciudad!
31 Filistea entera se queda sin ánimo.
31 Porque por el norte se levanta una humareda,
31 ¡y nadie de sus soldados abandona las filas!
32 ¿Qué responderán, entonces,
32 a los embajadores de esa nación?
32 «Que Yavé ha fundado a Sión
32 y en ella se refugiarán los pobres de su pueblo.»

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Comentarios Isaías, capítulo 14
14,3

Estas palabras fueron pronunciadas con ocasión de la muerte de un rey asirio: aquí fueron aplicadas, mucho más tarde, a la ruina de Babilonia que había llegado a ser el símbolo de la caída de los enemigos de Dios.

En 14,13, alusión a esos «montes del Norte» (el monte Ararat del arca de Noé), los que, según la tradición del Medio Oriente, eran la residencia de los dioses.

Téngase presente que esos imperios de Asiria, Babilonia y Egipto, que subyugaron al mundo e hicieron temblar a los judíos, desaparecieron sin dejar herencia.
Isaías (Is) Capítulo 15
Lamentación por Moab
1 Profecía sobre Moab. Bastó con una noche:
1 Ar-Moab quedó toda en silencio.
1 Bastó con una noche:
1 Quir-Moab fue destruida,
2 Sube la gente de Dibón,
2 para llorar en los santuarios altos;
2 en el Nebo y en el Madaba gime Moab.
2 Llevan el pelo cortado al rape
2 y la cara afeitada.
3 En las calles y las azoteas,
3 se ven cubiertos de saco;
3 en las plazas, todos están de duelo,
3 no se oye más que lamentaciones.
4 Jesebón y Elealé gritan,
4 hasta Jahas se oye su voz.
4 Por eso, se conmueven los valientes de Moab
4 y tiembla su alma.
5 Mi corazón está de duelo por Moab,
5 por sus fugitivos que llegan hasta Soar.
5 Por la cuesta de Luhit
5 suben llorando,
5 por el camino de Joronaim
5 lanzan gritos desgarradores.
6 Las vegas de Nimrín
6 son ahora un terreno abandonado,
6 pues se secó la hierba, desapareció el pasto
6 y se acabó el verdor.
7 Por eso, llevan sus provisiones, lo que les queda,
7 al otro lado del arroyo de los Sauces.
8 Los alaridos han despertado toda la tierra de Moab;
8 el griterío se siente hasta en Eglaim
8 y su eco hasta en Beer-Elim.
8 Las lagunas de Dimón están rojas de sangre,
9 pues mando un nuevo castigo sobre Dimón:
9 envío un león contra los sobrevivientes de Moab
9 y contra aquellos que queden en el país.
Isaías (Is) Capítulo 16
1 «Desde Sela que está en el desierto,
1 lleven corderos al monte de la hija de Sión
1 al soberano del país.»
2 Y como pichones asustados
2 que han echado de su nido,
2 andan las hijas de Moab
2 por los vados del río Arnón.
3 «Llamen a consejo, tomen una decisión,
3 extiende tu sombra como la noche
3 contra el ardor del sol;
3 esconde a los perseguidos,
3 no entregues al que huye.
4 Dales hospedaje a los fugitivos de Moab,
4 ofréceles un asilo frente al saqueador.»
4 (Cuando se termine la opresión,
4 y se hayan alejado los que aplastan al país.
5 el trono será restablecido,
5 estable gracias a la bondad,
5 y en él se sentará bajo la carpa de David,
5 un gobernante leal, amante del derecho,
5 y dispuesto a hacer justicia.)
6 Tenemos noticias del orgullo de Moab,
6 de ese orgullo enorme,
6 de su vanidad, soberbia y petulancia,
6 de sus palabrerías que no llevan a ninguna parte.
7 Dejemos que los moabitas lloren por Moab
7 y se lamentan todos juntos.
7 Todos suspiran apenados
7 por las tortas de uva de Quir-Jerés.
8 Pues se han marchitado los campos de Jesebón
8 y la viña de Sibma,
8 cuyos racimos arrancaron los amos de las naciones.
8 Ella llegaba hasta Yazer
8 y se perdía en el desierto;
8 sus sarmientos se extendían
8 hasta más allá del mar.
9 También lloro, como llora Yazer,
9 por la viña de Sibma,
9 los regaré con mis lágrimas,
9 Jesebón y Elealé.
9 Porque sobre tu cosecha y tu vendimia
9 ya no se escuchan las canciones;
10 alegría y el contento se han ido de sus huertos.
10 Ya no cantan ni aplauden en las viñas,
10 ya no se pisa la uva en el lagar,
10 y se han terminado los cantos.
11 Por eso, mis entrañas se conmueven
11 por Moab, como una cítara,
11 y mi corazón por Quir-Jerés.
12 Por más que Moab se canse
12 subiendo a los santuarios,
12 o entre a su templo a rezar,
12 nada conseguirá con eso.
13 Esta es la sentencia que, hace tiempo, pronunció Yavé contra Moab. Y ahora Yavé declara: «Dentro de tres años, los mismos que dura el contrato de un soldado, el famoso poder de Moab, con su gran población, se vendrá abajo y sólo quedará una minoría sin importancia.»
Isaías (Is) Capítulo 17
Profecía contra Damasco
1 Oráculo contra Damasco. Damasco ya no será más una ciudad,
1 sino un montón de escombros.
2 Las ciudades de Aror, abandonadas,
2 han sido tomadas por los rebaños,
2 que allí se tienden sin que nadie los espante.
3 Va a desaparecer el reino de Damasco,
3 que era una protección para Efraím;
3 pues lo que quede de Aram y de su gloria
3 no valdrá más que los israelitas
3 — dice Yavé de los Ejércitos.
4 La fama de Jacob perderá su brillo
4 y enflaquecerá su cuerpo.
4 Como el segador toma un manojo de trigo
4 y corta con su mano las espigas;
5 como se recogen las espigas en el valle de Refaím
5 y sólo quedan rastrojos,
6 o como cuando se apalean los olivos
6 y sólo quedan dos o tres aceitunas en la copa
6 o cuatro o cinco en las ramas del árbol,
6 así será —palabra de Yavé, Dios de Israel.
7 Por ese entonces, el hombre mirará a su Creador y volverá sus ojos al Santo de Israel.
8 Ya no se fijará más en lo que construyeron sus manos, ni contemplará lo que trabajaron sus dedos: los postes sagrados y los altares para el incienso.
9 En ese día tus ciudades fortificadas serán abandonadas como lo fueron las de los amorreos y de los jeveos ante el ataque de los hijos de Israel: quedarán despobladas.
10 Porque olvidaste a Dios que te salva,
10 y no te acordaste de la Roca que te protege.
10 Pues bien, si plantas plantas tempraneras
10 y cultivas patillas traídas del extranjero,
11 las ves brotar el mismo día que las plantas,
11 y a la mañana el brote florece.
11 Pero se marchita y la cosecha se te va
11 — entonces tú podrás llorar.
Fin repentino de Asur
12 ¡Ay! un bramar de pueblos inmensos,
12 como el rugido del mar enfurecido;
12 estruendo de naciones que resuenan
12 como retumban las aguas torrentosas.
13 Pero El las amenaza,
13 y de muy lejos huyen,
13 como polvillo de los cerros movido por el viento,
13 o como un remolino, por el huracán.
14 Espanto, al caer la tarde,
14 pero antes de amanecer ya no queda nadie.
14 Esa será la suerte de nuestros opresores,
14 el destino de los que nos saquean.

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Comentarios Isaías, capítulo 17
17,1

A pesar de su título que lo hace aparecer entre las profecías en contra de las naciones, este poema es una advertencia al pueblo de Israel. Los versículos 10-11 aluden sin duda al culto al dios Adonis cuya muerte y retorno a la vida eran un símbolo del rebrote de la vegetación. Al parecer, para sus fiestas se cultivaban plantas precoces que crecían rápidamente y que se secaban pronto: entonces se celebraba el duelo de Adonis. El profeta ve en eso una imagen de lo que producen los ídolos en la vida de Israel.
Isaías (Is) Capítulo 18
Profecía contra Etiopía
1 ¡Ay de la tierra de las langostas aladas,
1 más allá de los ríos de Etiopía,
1 del país que envía embajadores por mar
1 en livianas canoas de juncos!
2 Vayan, rápidos mensajeros,
2 al país de gente alta y morena,
2 cuyo pueblo ha sido siempre temible;
2 a la nación vigorosa y conquistadora
2 cuya tierra está surcada por ríos.
3 Ustedes, habitantes del universo
3 y pobladores de la tierra,
3 miren esta bandera en lo alto de los cerros,
3 y escuchen el sonido del clarín.
4 Porque así me ha hablado Yavé:
4 Me quedo mirando y sin moverme ahí donde estoy,
4 así como pesa el calor cuando hay mucho sol,
4 o como se detiene una nube blanca en un día de siega.
5 Pues antes de la vendimia,
5 después que haya florecido la viña,
5 y cuando comiencen a aparecer los granitos,
5 podaré los sarmientos con las tijeras
5 y arrancaré o cortaré los racimos.
6 Y quedarán a merced del ave de rapiña de los cerros
6 o de las fieras salvajes.
6 Los buitres estarán sobre ellos en el verano
6 y las fieras salvajes, en el invierno.
7 En ese tiempo, el pueblo de gente alta y morena, ese pueblo siempre respetado, la nación vigorosa cuyo territorio está surcado por ríos, le llevará regalos a Yavé de los Ejércitos al lugar de su Nombre, al cerro de Sión.

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Comentarios Isaías, capítulo 18
18,1

Ver el comentario de 13,1. Se notarán en 18,7 y 19,16-24, dos añadiduras que fueron colocadas aquí mucho más tarde. Uno de los judíos establecidos en Etiopía y Egipto, en el siglo V, escribió estas líneas expresando su fe de que algún día las naciones paganas se convertirían al Dios verdadero.
Isaías (Is) Capítulo 19
Profecía contra Egipto
1 Yavé se ha montado en una rápida nube,
1 y llega a Egipto.
1 Los ídolos de Egipto tiemblan al verle
1 y a los egipcios les falla el corazón.
2 «Azuzaré a los egipcios unos contra otros
2 y se pelearán los hermanos entre sí,
2 un amigo con otro, una ciudad con otra,
2 un reino con otro reino.
3 Egipto no sabrá qué hacer,
3 echaré a perder su prudencia.
3 Irán a consultar a los ídolos,
3 a los adivinos, a los magos y a los brujos.
4 Entregaré a Egipto a un amo sin corazón;
4 un rey cruel los gobernará,
4 dice el Señor Yavé de los Ejércitos.»
5 Desaparecerá el agua del mar,
5 su río no correrá y quedará seco;
6 los arroyos quedarán infectados,
6 el agua de sus canales disminuirá y se secará.
7 Las plantas que están a orillas del Nilo
7 como los juncos y las cañas se marchitarán,
7 todos los sembrados regados por el Nilo
7 se pondrán amarillos,
7 se secarán y no quedará nada.
8 Los pescadores se quejarán,
8 todos los que tiran el anzuelo en el Nilo
8 andarán tristes,
8 los que extienden la red en el agua se lamentarán.
9 Estarán de muerte los que trabajan el lino,
9 y los que lo limpian y lo hilan, también.
10 Los tejedores quedarán apenados
10 y todos los obreros, desanimados.
11 ¡Son unos estúpidos los príncipes de Zoan!
11 Los sabios de Faraón forman un ministerio de imbéciles,
11 y todavía dicen al Faraón:
11 «Yo soy un alumno de sabios,
11 un alumno de antiguos reyes.»
12 ¿Dónde están tus sabios?
12 Que te digan si lo saben, y que adivinen
12 lo que ha decidido hacer con Egipto
12 Yavé de los Ejércitos.
13 Están locos los príncipes de Zoan,
13 y se engañan los príncipes de Nof,
13 pues hacen desviarse a Egipto
13 ellos, que son los jefes de sus tribus.
13 Yavé les suministró una droga
13 para que pierdan los sentidos.
14 Por eso, Egipto lo hace todo al revés,
14 como un borracho atontado que vomita.
15 Y ya de nada le aprovecha a Egipto
15 lo que pueden hacer la cabeza o la cola,
15 la palmera o el junco.
Egipto se convertirá
16 Ese día, los egipcios comenzarán a temblar de susto y terror como las mujeres, cuando vean que Yavé agita su mano.
17 Egipto le tendrá miedo al país de Judá; cada vez que alguien se acuerde de los judíos se pondrá pálido de susto, porque recordará las amenazas de Yavé de los Ejércitos.
18 Entonces habrá en Egipto cinco ciudades que hablarán la lengua de Canaán, y que jurarán por Yavé de los Ejércitos. Y de ellas una se llamará Ciudad del Sol.
19 Aquel día, se levantará un altar a Yavé en medio del país de Egipto y cerca de la frontera se colocará un monumento de piedra a Yavé.
20 Este será para Yavé de los Ejércitos una señal y un testimonio en el país de Egipto.
20 Y cuando se vean oprimidos y pidan socorro a Yavé, éste les mandará un salvador que los defenderá y libertará.
21 Así, Yavé se dará a conocer a los egipcios y éstos, al conocerlo, le honrarán con sacrificios y ofrendas. Harán votos a Yavé y los cumplirán.
22 Pues bien, si Yavé ha castigado estrictamente a los egipcios, también los sanará. Se volverán a Yavé, que los atenderá y los consolará.
23 Y habrá entonces un camino que vaya de Egipto a Asiria. Los asirios irán a Egipto y los egipcios a Asiria; Egipto y Asiria servirán a Yavé.
24 Por último, Israel se juntará con Egipto y Asiria, y esto será una bendición para el mundo entero.
25 Yavé de los Ejércitos lo bendecirá con estas palabras: «Benditos sean mi pueblo de Egipto y Asur, la obra de mis manos, e Israel, mi herencia.»
Isaías (Is) Capítulo 20
Isaías anda como prisionero
1 Aquel año el generalísimo de Sargón, rey de Asiria, fue mandado a Azoto; la atacó y se apoderó de esta ciudad.
2 Entonces Yavé habló por medio de Isaías, hijo de Amós. Le había dicho: «Te colgarás este saco de la cintura y te sacarás las sandalias de tus pies.» Isaías lo hizo así y andaba sin ropa y descalzo.
3 Luego dijo Yavé: «Mi siervo Isaías anduvo sin ropa y descalzo durante tres años, y esto fue una señal y anuncio para Egipto y Etiopía.
4 De la misma manera conducirá el rey de Asur a los cautivos de Egipto y a los desterrados de Etiopía. Jóvenes o viejos, los llevará desnudos, sin zapatos y con las nalgas al aire.»
5 Entonces habrá susto y vergüenza para quienes confiaban en Etiopía y se sentían seguros por Egipto.
6 Los habitantes de estas costas temblarán y dirán: «¡Miren lo que le ha ocurrido a aquel en quien confiábamos, y a quien acudíamos en busca de protección, para vernos seguros y libres del rey de Asiria! Y ahora, ¿cómo nos vamos a salvar nosotros?»

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Comentarios Isaías, capítulo 20
20,1

Resulta fácil imaginar el impacto de este gesto simbólico. Egipto era uno de los grandes de entonces. Frente a Asiria, que representaba más bien el poder militar, era el país más rico y de civilización más refinada. Los judíos contaban con Egipto y pedían su ayuda: carros y caballos. «¡Ay de aquel que confía en el hombre!» (Jer 17,5).
Isaías (Is) Capítulo 21
Caída de Babilonia
1 Profecía sobre el desierto que está junto al mar.
1 Esto viene del desierto, del país espantoso,
1 es como una tempestad que pasa por el Negueb.
2 Una visión siniestra se presenta a mis ojos:
2 El traidor traiciona, y el salteador saquea:
2 «¡Arriba, elamitas! ¡ataquen, medos!»
2 — «Hice callar los últimos gemidos.»
3 Por eso, mis entrañas se estremecen de espanto
3 y el dolor se apodera de mí
3 como de una mujer que da a luz;
3 estoy muy asustado para oír,
3 muy aterrado para ver.
4 Ando perdido,
4 cosas horribles me llenan de terror;
4 el atardecer, que tanto esperaba,
4 ahora me causa pánico.
5 Se pone la mesa,
5 se extiende el mantel,
5 se come, se bebe...
5 ¡Arriba, capitanes,
5 preparen sus escudos!
6 Pues así me ha hablado el Señor:
6 «Anda, coloca un centinela
6 para que comunique lo que vea.
7 Si ve tropas de caballería
7 y a los jinetes formados de dos en dos,
7 unos montados en burros,
7 otros en camellos,
7 que ponga atención, mucha atención.»
8 El vigía exclamó:
8 «En lo alto de la torre, mi señor,
8 estoy de pie todo el día,
8 y en mi puesto de guardia
8 permanezco alerta toda la noche.
9 Pues bien, veo acercarse la caballería
9 y a los jinetes, formados de dos en dos.»
9 Entonces me han hablado y me han dicho:
9 «Cayó, cayó Babilonia
9 y todas las estatuas de sus dioses
9 han rodado por el suelo hechas pedazos.»
10 Oh pueblo mío, que has sido piso teado
10 y trillado en la era,
10 lo que he oído de Yavé de los Ejércitos,
10 Dios de Israel,
10 yo te lo anuncio.
Contra Edom y Arabia
11 Profecía sobre Edom.
11 Alguien me grita desde Seír:
11 «Centinela, ¿qué hora es de la noche?
11 Centinela, ¿qué hora es de la noche?»
12 El centinela responde:
12 «Llega la mañana, pero también la noche;
12 si ustedes quieren preguntar, pregunten,
12 pero vuelvan otra vez.»
13 Profecía sobre Arabia:
13 Entre las matas de la estepa pasan la noche
13 las caravanas de los dedanitas.
14 Salgan al encuentro del sediento,
14 habitantes del país de Tema,
14 llevándole agua;
14 acojan al fugitivo y denle pan.
15 Pues ellos vienen huyendo de las espadas,
15 de las espadas afiladas,
15 del arco listo para disparar,
15 de la violencia de la guerra.
16 Sí, así me ha dicho el Señor: «Dentro de un año, lo mismo que dura el contrato de un soldado, toda la riqueza de Quedar se habrá terminado
17 y no quedará casi nada de los arqueros valientes de Quedar —esto es palabra de Yavé, el Dios de Israel.»
Isaías (Is) Capítulo 22
¡No se alegren!
1 Profecía contra el valle de la Visión.
1 ¿Qué te pasa, que has subido a las terrazas,
2 ciudad llena de bulla,
2 ciudad ruidosa y de vida alegre?
2 Si tu gente está muerta,
2 no murieron a espada
2 ni cayeron en el combate.
3 Todos tus jefes huyeron juntos
3 y se rindieron bajo la amenaza de los arcos;
3 tus valientes se dieron a la fuga,
3 pero fueron apresados.
4 Por eso digo: «Apártense de mí
4 para que pueda llorar amargamente.
4 No traten de consolarme
4 por el desastre de la hija de mi pueblo.»
5 Pues es un día de derrota,
5 aplastante y desastrosa,
5 que envía el Señor Yavé de los Ejércitos.
5 En el valle de la Visión se echan abajo las murallas,
5 y los gritos de socorro llegan hasta las montañas.
6 Elam toma su caja de flechas,
6 Aram monta a caballo
6 y Quir saca su escudo.
7 Tus más hermosos valles están llenos de carros,
7 y la caballería toma posiciones frente a las puertas.
8 Así cayeron las defensas de Judá.
Comamos y bebamos
8 Aquel día miraron al arsenal de la Casa del Bosque.
9 Ustedes se fijaron en que las murallas de la ciudad de David estaban mal, muy mal,
10 por lo que examinaron las casas de Jerusalén, una por una, y derribaron casas para fortificar la muralla.
11 También hicieron un estanque entre los dos muros para recoger las aguas del estanque inferior, en sustitución de la piscina antigua.
11 Pero no repararon en el que manda estos acontecimientos, ni vieron a aquel que los ha decidido desde hace tiempo.
12 El Señor Yavé de los Ejércitos los invitaba aquel día a llorar y lamentar sus pecados, a cortarse el pelo y a vestirse con un saco.
13 Pero prefirieron reír y divertirse. Mataron bueyes y degollaron ovejas, comieron carne y bebieron vino: «Comamos y bebamos, que mañana moriremos.»
14 Ahora bien, Yavé de los Ejércitos me ha comunicado esto: «Esta falta sólo será pagada por su muerte.»
Contra un ministro
15 Así habla el Señor Yavé de los Ejércitos:
15 Anda a ver a ese funcionario, llamado Sobna, que es administrador del palacio 16 y que se está haciendo un sepulcro en el cerro, una bóveda tallada en roca viva:
16 ¿Qué tienes tú aquí o quién eres tú aquí
16 para que te mandes hacer un sepulcro así?
17 Pues bien, Yavé te va a arrojar, hombre,
17 te agarrará y te apretará,
18 te enrollará como una pelotazo
18 y te hará rodar hacia una tierra lejana.
18 Allí morirás y allí pararán tus carrozas famosas,
18 tú que deshonras la casa de tu amo,
19 «Te destituiré de tu puesto
19 y te quitaré tu cargo;
19 Aquel día llamaré a mi servidor,
20 a Eliaquim, hijo de Helcías.
20 Le pasaré tu traje,
21 le colocaré tu cinturón,
21 y le confiaré tu cargo,
21 y será un padre para los habitantes de Jerusalén
21 y para la familia de Judá.
22 Pondré en sus manos
22 la llave de la Casa de David;
22 cuando él abra, nadie podrá cerrar,
22 y cuando cierre, nadie podrá abrir.
23 Lo meteré como un clavo
23 en un muro resistente
23 y su puesto le dará fama
23 a la familia de su padre.»
24 (Colgarán allí todo lo de valor de la familia de su padre —sus hijos y nietos—, todos los utensilios pequeños, desde las copas hasta los jarros.
25 Pero, dice Yavé de los Ejércitos, cederá el clavo que había sido colocado en un muro resistente. Se soltará y caerá. Y todo el peso que sostenía, se hará añicos, pues así lo ha querido Yavé.)

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Comentarios Isaías, capítulo 22
22,1

Contra el valle de Hinom, o sea, el valle maldito «Gehena», que limitaba a Jerusalén por el sur. Toda la gente subió a expresar su contento. ¿Exito militar de Ezequías o capitulación a precio de oro ante los asirios? Isaías sabe que este pobre éxito significa derrota y humillación para mañana. Si lo hubieran escuchado a él, en vez de contar con sus fuerzas y su diplomacia, Yavé los habría salvado.
22,8

Los judíos se han dejado arrastrar en una nueva coalición contra Asiria (años 705-701). Ezequías fortalece las defensas de Jerusalén antes de que lleguen los ejércitos de Senaquerib. Isaías contempla la agitación de esos hombres que no quisieron escuchar el llamado de Yavé: él les pedía que se quedaran fuera de las luchas estériles y se dedicaran a realizar la justicia.

Ni Asur ni Egipto son los salvadores que necesita Israel. Asur y Egipto, que pelean entre si por el predominio, no son los que preparan la civilización del mañana. En el momento en que vive Isaías nadie sabe todavía que Asur y Egipto están cerca de desaparecer o de perder toda influencia, ni pueden adivinar que los siglos siguientes serán dominados por culturas nuevas originadas por valores morales (el budismo) o por un sentido nuevo de la personalidad creadora del hombre (la cultura griega). E Israel también creará una de esas culturas, gracias al sentido de responsabilidad, la exigencia de justicia y la sumisión a la Palabra de Dios, que Isaías está proclamando.

Aparentemente, Isaías desconoce la política y está olvidando lo que requiere la seguridad de su país, demasiado pequeño para sobrevivir sin alguna tutela. En realidad indica los deberes más imperativos de la política, cuando habla de establecer la vida nacional sobre bases justas y morales. Esta es la manera de preparar un mañana desconocido, sabiendo que Dios es el que manda los acontecimientos.

El pueblo se divierte para olvidar su trágica suerte. «Comamos y bebamos, que mañana moriremos.» Pablo recuerda estas palabras en 1 Corintios 15,32.
Isaías (Is) Capítulo 23
Profecía sobre Tiro
1 Profecía contra Tiro. Lloren, navíos de Tarsis,
1 porque ha sido destruido su puerto.
1 Al volver del país de Quitim
1 supieron la noticia.
2 ¡Ustedes se han quedado sin voz,
2 gente de la costa,
2 comerciantes de Sidón!
2 Ustedes atravesaban el mar
3 y vivían del tráfico transmarino.
3 El grano del valle del Nilo era su riqueza,
3 que vendían al mundo entero.
4 ¡Qué vergüenza, Sidón!
4 Tú preguntas: «¿Acaso no he tenido hijos
4 y sufrido los dolores de parto,
4 educado a jóvenes y niñas?»
5 Cuando se enteren en Egipto,
5 la suerte de Tiro los hará temblar.
6 Vuelvan, pues, a Tarsis,
6 y dejen que se lamenten los habitantes de la costa.
7 ¿Dónde está ahora la ciudad orgullosa,
7 que tenía tantos años de antigüedad
7 y que llegó muy lejos en sus andanzas
7 para establecer allá sus sucursales?
8 ¿Quién es, pues, el que ha tramado esto
8 en contra de Tiro, la reina,
8 cuyos comerciantes eran príncipes
8 y sus negociantes, los grandes de la tierra?
9 Esto lo ha tramado Yavé de los Ejércitos,
9 para echar abajo todo su prestigio
9 y para humillar a los más grandes del mundo.
10 ¡Ara el campo, ahora, hija de Tarsis,
10 no hay más puerto!
11 Yavé extendió su mano sobre el mar
11 para derribar a grandes potencias;
11 El dio una orden referente a Canaán:
11 Sus fortalezas serán destruidas.
12 El dijo: «¡Ya no triunfarás más,
12 Hija de Sidón, muchacha que has sido violada!
12 Levántate y márchate a Quitim,
12 que allí tampoco tendrás tranquilidad.»
13 Pues mira cómo está la tierra de Caldea, este pueblo ya no existe, Asiria lo ha entregado a las fieras del desierto. Levantaron torres de asalto, demolieron sus castillos, y sólo quedan escombros.
14 ¡Lloren, navíos de Tarsis,
14 porque ha sido destruido su puerto!
15 Entonces Tiro será olvidada durante setenta años, esto es la duración de un reinado. Pero al cabo de los setenta años, a Tiro le pasará lo mismo que a la prostituta de la canción:
16 Toma la guitarra y recorre la ciudad, prostituta olvidada, toca lo mejor que puedas. Puede ser que con tus canciones se vuelvan a acordar de ti.
17 Después de los setenta años, Yavé se interesará de nuevo por Tiro, quien volverá a cobrar su salario de prostituta y se entregará a todos los reyes del mundo.
18 Pero sus ganancias y ahorros no serán, esta vez, guardados ni se acumularán, sino que serán consagrados a Yavé. Esos fondos se usarán para aquellos que ofician en su presencia, y con esto tendrán buena comida y se vestirán como prín cipes.

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Comentarios Isaías, capítulo 23
23,1

El poema contra Tiro tal vez sea de Isaías. Tiro, el gran puerto a las puertas de Palestina, era lo que son para nosotros los grandes centros de comercio internacional.

Los versículos 15-18 fueron escritos sin duda varios siglos más tarde, cuando Tiro se encontraba por un tiempo en la órbita de la nación judía. El profeta habla de prostitución: allí estaba el embrión de lo que podemos reprocharle a la sociedad de consumo.
Isaías (Is) Capítulo 24
Poemas sobre el último juicio
1 Miren cómo Yavé limpia la tierra, la arrasa, trastorna su superficie, dispersa a sus habitantes:
2 al sacerdote y al laico,
2 al amo y al esclavo,
2 a la señora y su empleada,
2 al vendedor y al comprador,
2 al prestamista y al que pide prestado,
2 al acreedor y al deudor.
3 La tierra será totalmente arrasada
3 y completamente saqueada,
3 porque Yavé ha hablado.
4 La tierra está de duelo y se seca,
4 el mundo está agotado y decae,
4 el cielo y la tierra se debilitan.
5 La tierra ha sido profanada
5 por los pies de sus habitantes,
5 que pasaron por alto las leyes,
5 violaron los mandamientos
5 y no cumplieron el contrato eterno.
6 Por eso, una maldición ha devorado la tierra
6 por culpa de sus habitantes;
6 por eso, se han ido muriendo
6 y sólo quedan unos pocos.
6 ( 7 El vino se ha terminado,
7 la viña se ha secado,
7 todos los que tenían el corazón alegre andan ahora tristes.
8 Ya no tocan los tambores,
8 ni resuenan las guitarras,
8 ha cesado el bullicio de la fiesta.
9 Ya no se toma vino ni se canta,
9 y los que toman, sienten amargos los licores.
10 La ciudad del libertinaje está en ruinas
10 y las puertas de las casas, cerradas.
11 La gente se queja en las calles porque no hay vino,
11 la alegría ya no se ve
11 y las fiestas han desaparecido del país.
12 La ciudad es ahora sólo ruinas
12 y la plaza se ha quedado sin vida, desierta.)
13 Estos quedan en la tierra, allí donde estaban los pueblos,
13 como las aceitunas después de apalear al olivo
13 o como los pampanitos después de la vendimia.
14 Ellos levantan la voz, gritan de alegría;
14 avivan el nombre de Yavé desde la orilla del mar.
15 También alaban a Yavé las islas del mar;
15 ¡Islas del mar, aviven el Nombre de Yavé, Dios de Israel!
16 Desde el fin del mundo se escuchan cantos:
16 «Gloria al Justo.»
16 Y pensar que yo decía: ¡Pobre de mí!, ¡pobre de mí!,
16 no hay más que traidores y traición.
17 Pánico, fosa y trampa te esperan,
17 habitante de la tierra:
18 el que logre salvarse del pánico
18 caerá en la fosa;
18 y el que se libre de la fosa
18 quedará atrapado en la trampa.
18 Las compuertas de lo alto se han abierto
18 y los cimientos de la tierra se han estremecido.
19 La tierra estalla en pedazos,
19 la tierra cruje y se agrieta,
19 la tierra tiembla y se sacude,
20 la tierra se bambolea como un borracho,
20 se balancea como una hamaca;
20 es tanto el peso de sus faltas con las que debe cargar,
20 que cae al suelo sin poder levantarse.
21 Ese día Yavé pedirá cuentas
21 al ejército de los cielos, allá en lo alto,
21 y aquí abajo, a los reyes de la tierra;
22 los juntará a todos y los meterá en un calabozo,
22 y serán encerrados en la cárcel,
22 y después de años, recibirán su sentencia.
23 La luna se pondrá colorada,
23 el sol no sabrá dónde esconderse
23 cuando Yavé de los Ejércitos sea rey
23 sobre el cerro de Sión, en Jerusalén,
23 y aparezca su Gloria ante sus Ancianos.

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Comentarios Isaías, capítulo 24
24,1

Cuando Isaías anunciaba la venida del Emmanuel y una nueva «victoria de Madián», la esperaba para pronto. Veía que los acontecimientos corrían hacia una crisis en que Dios daría la victoria a su pueblo.

Pero cuando, después del destierro y de la vuelta a Palestina, el tiempo se fue alargando, muchos judíos se desesperaron al ver que la historia no salía de su cauce. Desconfiaron de las fuerzas humanas para preparar algo realmente nuevo y pusieron toda su esperanza en una intervención sobrenatural de Dios que conmovería el orden del mundo.

Esta espera es característica de los libros llamados «apocalípticos», y se manifiesta en una parte de los poemas de los capítulos 24-27, que fueron intercalados en el libro de Isaías mucho después de él.

Hay que poner entre paréntesis los versículos 24, 7-12, que son del mismo espíritu que 16,7-12 y rompen el hilo del poema. Este capítulo apocalíptico anuncia una intervención cósmica de Yavé. La tierra es arrasada, pero hay sobrevivientes en todos los pueblos paganos. Estos reconocen al verdadero Dios y cantan su gloria.

21-23. Toda la naturaleza es juzgada, las Potencias de los cielos, espíritus cósmicos encargados del buen orden del universo, como también los reyes de la tierra encargados de hacer justicia aquí abajo.
Isaías (Is) Capítulo 25
Acción de gracias
1 Yavé, tú eres mi Dios, yo te saludo y celebro tu Nombre, pues hiciste maravillas, obras que venían desde mucho antes, que no podían faltar.
2 Has hecho de la ciudad un montón de escombros, y de la fortaleza una ruina; el bastión de los extranjeros ya no es una ciudad, y nadie la reconstruirá.
3 Por eso, te proclama un pueblo poderoso, y la ciudad respetada por las naciones te teme.
4 Tú has sido un refugio para el despreciado, una ayuda para el pobre en su miseria; te hiciese abrigo contra la lluvia, y sombra para el calor. El aliento de los tiranos es como la lluvia helada
5 o como el ardor del sol en el desierto; pero tú rebajas la arrogancia de los extranjeros como el calor del sol, y haces callar el canto de los tiranos.
La cena de los justos
6 Yavé de los Ejércitos está preparando para todos los pueblos, en este cerro, una comida con jugosos asados y buenos vinos, un banquete de carne y vinos escogidos.
7 En este cerro quitará el velo de luto que cubría a todos los pueblos y la mortaja que envolvía a todas las naciones.
8 Y destruirá para siempre a la Muerte.
8 El Señor Yavé enjugará las lágrimas de todos los rostros; devolverá la honra a su pueblo, y a toda la tierra, pues así lo ha dicho Yavé.
9 Entonces dirán: «Este es, en verdad, nuestro Dios, de quien esperábamos que nos salvara; éste es Yavé, en quien confiábamos. Ahora estamos contentos y nos alegramos porque nos ha salvado; 10 pues la mano de Yavé se nota en este cerro.»
10 Moab, en cambio, será pisoteado como se pisotea la paja en un montón de guano,
11 y desde allí levantará sus brazos como los extiende el nadador para nadar. Pero Yavé aplastará su soberbia a pesar de sus esfuerzos.
12 Tus seguras y elevadas torres, las destruirá, las demolerá y las echará abajo.

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Comentarios Isaías, capítulo 25
25,1

En los capítulos 25 y 26, 1-6: una acción de gracias a Yavé que puso fin a la presencia del opresor. Su ciudadela instalada, al parecer, en el mismo Jerusalén, ha sido arrasada. El párrafo 25,6-9 recuerda que esta victoria es sólo una etapa: la gran esperanza es el banquete de los elegidos, después del juicio, cuando Dios suprima la muerte. Juan utilizará estas imágenes en el Apocalipsis 7,17 y 21,4.
Isaías (Is) Capítulo 26
Canto de victoria
1 En ese día cantarán de esta manera en el país de Judá:
1 Tenemos ahora una ciudad amurallada;
1 El ha construido para defendernos
1 no una, sino dos murallas.
2 Abran las puertas para que entre la gente buena,
2 que cumple fielmente 3 y se queda firme.
3 Tú la guardas en paz porque confía en ti.
4 No duden nunca de Yavé,
4 pues Yavé es la Roca para siempre.
5 El doblegó a los que vivían en las alturas,
5 en la ciudadela de la cual nadie podía apoderarse;
5 la derribó, la demolió y la redujo a escombros.
6 Ahora es pisoteada,
6 pasan sobre ella los pies de los humildes y de los pobres.
Salmo de esperanza
7 El camino del justo es siempre derecho, tú le allanas el camino recto.
8 ¡Ah, Yavé!, tú sabes que sólo buscamos el camino de tus preceptos.
8 Tu nombre y tu memoria son el anhelo del alma.
9 Mi alma te desea por la noche y mi espíritu se despierta en mí desde la mañana.
9 Cuando a la tierra le llegan tus juicios, los habitantes del mundo aprenden a ser justos.
10 Pues si se perdona al malvado, no aprende la justicia y sigue haciendo el mal en la tierra del derecho, pues no teme la majestad de Yavé.
11 ¿Hasta cuándo los estarás amenazando sin que comprendan? Haz que vean, para vergüenza suya, que cuidas de tu pueblo; ¡que tu furor, cual fuego, devore a tus enemigos!
12 Yavé, dígnate darnos la paz, pues, sólo tú llevas a feliz término lo que hacemos nosotros.
13 Oh Yavé, nuestro Dios, otros señores, fuera de ti, nos han dominado, mas no recordaremos otro nombre que el tuyo, a ti solo conocemos.
14 Los muertos no volverán, y sus sombras no se levantarán, pues los has juzgado y los hiciste morir; has borrado hasta el recuerdo de su nombre.
15 Yavé, has hecho crecer tu nación, ensanchaste nuestro país y, mientras más crecía, te hacías más famoso.
16 Yavé, en la angustia te buscábamos; vivíamos bajo la opresión y tu castigo nos apretaba.
17 Como la mujer sufre al dar a luz, se retuerce y grita en sus dolores, así estuvimos ante ti, Yavé.
18 Hemos concebido, tuvimos dolores como si diéramos a luz, pero ¡puro aire!; no hemos traído al país la salvación, y no se ven los pioneros de un mundo nuevo.
19 ¡Tus muertos revivirán, y sus cadáveres resucitarán! Despierten y den gritos de júbilo todos ustedes, que yacen en el polvo. Que baje tu rocío, Señor, rocío de luz, y la tierra nos devolverá a los muertos.
20 Entra, pueblo mío, en tus habitaciones y cierra las puertas tras de ti; escóndete un momento hasta que pase la cólera.
21 Porque Yavé está saliendo de su morada para castigar la maldad de los habitantes de la tierra. La tierra dejará ver la sangre derramada y no esconderá más a los que fueron degollados.

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Comentarios Isaías, capítulo 26
26,7

Salmo de esperanza que destacamos. Fue escrito mucho tiempo después de Isaías, y expresa la piedad judía en los siglos que siguieron a la vuelta a su país después del destierro.

El pueblo ha vuelto del exilio, lleno de bellas esperanzas. Los amos a los que han estado sometidos son tal vez los extranjeros o tal vez sus propios reyes antes del exilio (13-14). Pero se ha dado vuelta la página y ahora la comunidad no quiere ningún otro soberano fuera de Dios y sólo cuenta con la Ley (8 y 16).

Esperaban ver un mundo mejor, pero esto no se ve mucho (18), pues se mantienen los paganos en la Tierra Santa y siguen dificultando la vida de los creyentes (10-12). Por eso, el pueblo pide a Dios que venga la hora de su restauración. Y, porque Dios es justo, no solamente dará a los vivos la liberación esperada, sino que resucitará a todas las víctimas inocentes que han confiado en él, para que también ellos conozcan la Paz de Dios (19-21).
Isaías (Is) Capítulo 27
La viña de Yavé
1 Aquel día Yavé castigará con su espada firme, grande y pesada a la serpiente Leviatán, que siempre sale huyendo, a Leviatán, que es una serpiente astuta, y matará al dragón del mar.
2 Entonces dirán: «Cántenle a esta excelente viña.
3 Yo, Yavé, soy su cuidador; la riego todas las mañanas para que no caiga su follaje, y me preocupo por ella noche y día.»
4 — «Yo me quedo sin cerca, ¿y de dónde me vienen esas malezas?»
4 — «Yo mismo les haré la guerra y a todos les prenderé fuego;
5 a no ser que me pidan protección o hagan la paz conmigo; sí, conmigo.»
6 En los días que vienen le saldrán brotes a Jacob,
6 Israel dará brotes y florecerá,
6 y sus frutos llenarán el mundo entero.
7 ¿Acaso Yavé le ha pegado como les pegó a los que lo maltrataban? ¿O lo ha exterminado como hizo con los que lo masacraban?
8 Lo castigó, echándolo de su casa o desterrándolo, y lo despidió de un soplido tan fuerte como viento del este.
9 Ahora bien, así es como será pagada la falta de Jacob, como será expiado su pecado: tendrá que hacer pedazos sus altares y moler sus piedras como se hace polvo la piedra de cal, y no levantar más postes sagrados o monumentos de piedra en honor al sol.
10 La ciudad fortificada está ahora solitaria, permanece abandonada y triste como un desierto. Allí van a pastar los animales, allí crecen y se extienden los matorrales. 11 Cuando se secan las ramas, las quiebran y luego las mujeres les prenden fuego.
11 Eso se debe a que este pueblo no quiere entender, por eso su Hacedor no se compadece de ellos, ni los perdonará el que los ha creado.
12 Pero, llegado el día, Yavé hará la trilla desde el río Eufrates hasta el Nilo de Egipto, y ustedes, hijos de Israel, serán juntados uno a uno.
13 Aquel día, al sentir el fuerte sonido de la trompeta, acudirán los que andaban perdidos por el país de Asur y los que estaban desparramados por la tierra de Egipto, y adorarán a Yavé en el cerro santo de Jerusalén.

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Comentarios Isaías, capítulo 27
27,2

Un canto a la viña en contraste con el canto amenazante de 5,1-7.
Isaías (Is) Capítulo 28
Los jefes irresponsables
1 ¡Ay de esa ciudad, pretenciosa corona de los borrachos de Efraím,
1 espléndido adorno de flores marchitas
1 en lo alto del valle fértil!
1 ¡Todos quedan tendidos por el vino!
2 He aquí que uno, robusto y macizo, mandado por el Señor,
2 los tirará al suelo de un empujón,
2 como si fuese una fuerte granizada,
2 un viento huracanado
2 o una inundación de lluvias torrenciales.
3 Será pisoteada
3 la pretenciosa corona de los borrachos de Efraím.
4 Su espléndido adorno de flores marchitas
4 en lo alto del valle fértil
4 será como la primera breva que madura,
4 que, en cuanto uno la ve,
4 la toma con la mano y se las come.
5 Ese día, Yavé de los Ejércitos
5 será para los que quedan de su pueblo
5 espléndido adorno y joya magnífica.
6 Pues se hará espíritu de justicia
6 para el juez en el tribunal,
6 le ayudará a hacer justicia,
6 y al que impide que los asaltantes pasen la puerta
6 le dará valentía.
Amenaza contra Judá
7 También éstos se tambalean bajo los efectos del vino,
7 sacerdotes y profetas andan dando tumbos
7 por haber tomado tanto.
7 El vino los hace titubear
7 y los licores fuertes les hacen perder los sentidos:
7 divagan en sus visiones
7 y tartamudean al dar sus sentencias.
8 Sí, todas las mesas están cubiertas de vómitos,
8 sin que haya un lugar limpio.
9 — ¿A quién le está enseñando la lección,
9 o quién quiere que le atienda sus explicaciones?
9 ¡Los niños que recién dejaron el biberón,
9 los niñitos que acabaron de tomar pecho!
10 Pues no dice más que:
10 «¡Si entiendes, bueno,
10 si no sabes, no importa!»
11 — Sí, en realidad, con palabras que hacen reír
11 y en un idioma extranjero,
11 le va a hablar a este pueblo
12 él, que les había dicho:
12 «Este es el lugar para descansar,
12 dejen descansar al que está cansado.
12 es el momento de parar.»
12 Pero no quisieron hacerle caso.
13 Por eso, Yavé les habla en estos términos:
13 «¡Si entiendes, bueno,
13 si no sabes, no importa!»,
13 para que al caminar se caigan de espaldas
13 y se quiebren un hueso,
13 y caigan en la trampa y queden atrapados.
14 Por eso, escuchen esta palabra de Yavé,
14 ustedes que son buenos para reírse,
14 y que mandan a este pueblo de Jerusalén.
15 Ustedes dicen: «Hemos hecho un contrato con la Muerte,
15 y con el lugar de los muertos hemos firmado un acuerdo.
15 El vendaval destructor pasará y no nos llevará,
15 pues nos refugiaremos en ilusiones
15 y nos esconderemos tras mamparas.»
La piedra angular
16 En vista de todo esto, el Señor Yavé les dice:
16 Yo mismo voy a colocar una piedra en Sión,
16 una piedra escogida, una piedra angular,
16 de gran valor y firme:
16 «El que se apoye en ella, no se moverá.»
17 Pondré el derecho como regla
17 y la justicia como nivel.
17 El granizo aplastará su refugio ilusorio
17 y las aguas se llevarán su mampara;
18 será roto su contrato con la Muerte
18 y su pacto con el Lugar de los Muertos quedará sin efecto.
18 Pasará el vendaval destructor,
18 y a ustedes se los llevará.
19 Cada vez que pase los agarrará,
19 pues pasará todas las mañanas,
19 de día y de noche,
19 y si entendieran este mensaje,
19 sería puro susto.
20 La cama será demasiado corta para poder estirarse
20 y la frazada muy chica para taparse.
21 Sí, como en el monte Perasim, Yavé se levantará,
21 o como en el valle de Gabaón, se despertará
21 para realizar su obra, obra rara,
21 para hacer su trabajo, trabajo misterioso.
22 Así, pues, dejen de burlarse,
22 no sea que se les aprieten las ataduras;
22 pues, sépanlo: «Destrucción total y para todo el país»,
22 esto es lo que he oído de Yavé de los Ejércitos.
El cuento del labrador
23 Paren la oreja y escuchen lo que les digo,
23 pongan atención y oigan bien mis palabras.
24 ¿Acaso el labrador emplea todo su tiempo en arar, 25 partir los terrones y pasarle el rastrillo a su tierra?
25 ¿No es cierto que después de haberla aplanado, siembra mostaza y esparce el comino y luego tira el trigo y la cebada y la avena en los surcos?
26 Su Dios es el que le enseñó a hacerlo así y el que lo instruyó.
27 Pues el yuyo no se trilla ni se pasa el rodillo sobre el comino, sino que al yuyo, lo mismo que al comino, se les golpea con un palo.
28 ¿Se muele el grano de trigo? No, pues no se trilla indefinidamente, sino que después de pasarle el rodillo, se le limpia, pasando las ruedas, pero sin partirlo.
29 Todo esto lo ha aprendido de Yavé de los Ejércitos,
29 que es muy bueno para dar consejos
29 y que hace cosas extraordinarias.

**
Comentarios Isaías, capítulo 28
28,1

En estos capítulos 28-35 se mezclan sin orden poemas de origen muy variado.

En 28,1-14: oráculos contra Samaria que fueron pronunciados en el período inmediatamente anterior a su destrucción (721); ver comentario de 2,6-19.
28,7

Aquí viene un poema muy importante. Para comprenderlo no olvidemos que Isaías se dirige a gente impregnada de una cultura religiosa. No hacen nada sin consultar a sacerdotes y profetas. Se sabe que estos profetas son miembros de especies de cofradías, cuyo oficio es guiar a los que buscan un consejo de Yavé: pero en el fondo todo eso es por interés y no se busca la voluntad de Dios.

En los versículos.9-13 nótese: los sacerdotes y los falsos profetas se burlan de Isaías; dicen que sus palabras no tienen más sentido que las cantillanas de los niños. Isaías responde: ya que no quieren entender las claras advertencias de Yavé, él les va a hablar muy fuerte por medio de acontecimientos que los dejarán desconcertados (lo mismo 29,14). En 1 Corintios 1,21, Pablo usa el mismo argumento.
28,14

En ese texto (14-19), los consejeros del rey entran en alianzas políticas, maniobrando a Egipto contra Siria. Isaías les pide que busquen la salvación fuera de esas maniobras que los llevarán al desastre. Y es en medio de esos reproches que viene la palabra conocida sobre la «piedra angular».

Yo mismo voy a colocar una piedra en Sión (16). El Señor construye los cimientos de la nueva Jerusalén. En la piedra fundamental leemos: El que se apoye en ella no se moverá. Dios está presente en los acontecimientos en que se agitan las élites y los políticos de su pueblo. Pero comienza a crear a su manera una nueva historia, y desde ya coloca en medio de su pueblo lo que, o al que, nadie podrá rechazar, y en el que se apoyarán, creyendo en él. Debemos saber que en hebreo la misma palabra significa «creer» y «apoyarse en».
28,16

El nuevo pueblo de Dios será un pueblo de creyentes y ninguna potencia los dominará. Pero ¿hay que entender por «lo que», es decir una nueva etapa de la historia, en la que Dios ya no toma más en cuenta a los reyes de Jerusalén, o por «el que», es decir, el Salvador? Isaías da a entender que se trata de una nueva historia en que la justicia será el criterio, reemplazando a los juegos políticos.

Pero ya antes de Cristo, los judíos pensaban que esa «piedra» designaba al Mesías (véase el Sal 118,22). Isaías no lo dice; de todos modos se niega a hablar de un «rey consagrado por Dios» (es el sentido de Mesías), pues ya se había visto que los reyes no hacían más que decepcionar. La salvación prometida por Dios irá mucho más allá de lo que se puede esperar de un salvador.

Jesús se aplicará esta parábola (Mt 21,42 y Ef 2,21). Pablo recuerda también esta nueva fundación en 2 Timoteo 2,19. Cristo está en medio de su pueblo, y está también en medio de su Iglesia, aun cuando creamos que la construimos nosotros..
28,23

La parábola del labrador. Recordemos que todos los pueblos antiguos consideraban que Dios, o los dioses, les habían enseñado los secretos de la agricultura. De ahí que Isaías diga: vean cómo Yavé supo enseñarles los secretos de la tierra, para que plantaran en el momento adecuado y llegara a su tiempo la cosecha. Sepan que de igual modo la palabra de Dios es el medio seguro para sembrar en la historia y para que las decisiones políticas dejen frutos que recoger.
Isaías (Is) Capítulo 29
Sitio y liberación de Jerusalén
1 ¡Ay de Ariel, Ariel, ciudad donde acampó David!
1 Añadan un año a otro año,
1 que las fiestas den vuelta al año;
2 entonces le pondré sitio a Ariel
2 y habrá quejas y lamentaciones.
2 Tú serás para mí como un Ariel.
3 Instalaré mi campamento frente a ti como David,
3 te rodearé de empalizadas
3 y cavaré trincheras a tu alrededor.
4 Desde la fosa, donde estés tendida, hablarás,
4 pero tu voz será como la de un fantasma
4 y tus palabras desde el fondo de la fosa
4 serán sofocadas por el polvo.
5 Y, en un momento, de repente,
5 la multitud de los atacantes será como paja al viento,
5 y las huestes de tus enemigos como polvo fino.
6 Yavé de los Ejércitos intervendrá,
6 con truenos, terremotos y gran estruendo,
6 y el huracán, la tempestad, y la llama de un fuego devorador.
7 Como un sueño que se tiene de noche,
7 así será para la multitud de naciones,
7 que iban a pelear contra Ariel,
7 para sus ejércitos que la rodeaban,
7 para sus trincheras y sus empalizadas.
8 Les sucederá como al hambriento que come en sueños
8 y que se despierta con el estómago vacío;
8 o como al sediento que sueña que bebe,
8 pero se despierta con la garganta seca.
8 Así les pasará a todas las naciones,
8 a los que hayan venido para atacar a Sión.
Los profetas ignoran todo de Yavé
9 Embrutézcanse y pónganse tontos,
9 anden ciegos, sin vista,
9 quédense ebrios, pero no por el vino,
9 maréense, pero no por el licor.
10 Es un espíritu que adormece,
10 el que Yavé les ha enviado;
10 les ha cerrado los ojos a ustedes los profetas,
10 y a ustedes los videntes, les ha vendado los ojos.
11 Todas las visiones han pasado a ser para ustedes como las palabras de un libro que está sellado. Si se lo pasa a uno que no sabe leer, diciéndole: «Lee esto», él contestará: «No puedo, pues el libro está sellado.»
12 O bien si se lo entregan a otro que no sabe leer, diciéndole lo mismo, él responderá: «No sé leer.»
Me honran con los labios
13 El Señor ha dicho: «Este pueblo me ofrece tan sólo palabras, y me honra con los labios, pero su corazón sigue lejos de mí. Su religión no vale, pues no son más que enseñanzas y obligaciones humanas.
14 Por eso, yo seguiré desconcertando a este pueblo, y serán sorpresas y más sorpresas; la sabiduría de sus sabios fracasará, y se perderá la inteligencia de sus entendidos.»
Contra los malos consejeros
15 ¡Ay de los que disimulan sus planes
15 y creen que se esconden de Yavé!
15 Traman sus proyectos en la oscuridad,
15 y luego dicen: «¿Quién nos ve, quién lo sabe?»
16 ¡Qué maldad la de ustedes!
16 ¿Es acaso la greda igual que el alfarero?
16 ¿Podrá decir al que la hizo: «Yo no soy tu obra»;
16 o dirá un cántaro al alfarero: «No sabes nada»?
17 Falta muy poco tiempo para que el Líbano se convierta en un jardín y que el jardín, en cambio, pase a ser un zarzal.
18 Aquel día, los sordos oirán las palabras de un libro, y libres de la sombra y de las tinieblas, los ojos de los ciegos volverán a ver.
19 Los humildes aún se alegrarán con Yavé y los más pobres quedarán felices con el Santo de Israel,
20 pues ya no habrá más opresor. Habrá desaparecido el que se reía de todos y habrán sido eliminados todos los malvados,
21 los que hacen condenar a otro porque saben hablar
21 y les meten trampas a los jueces al tribunal,
21 y niegan, por una coma, el derecho del bueno.
22 Por todo esto, así lo declara Yavé,
22 Dios de la familia de Jacob,
22 El, que rescató a Abraham:
22 «En adelante, Jacob ya no será defraudado
22 ni tendrá por qué verse pálido,
23 pues, al ver a sus hijos de vuelta a su casa
23 —gracias a mí—,
23 se pondrá a alabar mi Nombre.»
23 Festejarán al Santo de Jacob
23 y temerán al Dios de Israel.
24 Los descarriados entrarán en razón
24 y los rebeldes se dejarán instruir.

**
Comentarios Isaías, capítulo 29
29,1

Estos párrafos: 29,1-12; 30,27-33 y 33,7-16 apuntan a Asiria y su rey Senaquerib. Ariel o «León de Dios» (pero puede también interpretarse como «fogón de Dios») designa a Jerusalén.

En el versículo 11 el profeta es el que sabe leer los mensajes de Dios y que lee para aquellos que no saben; pero lo que Dios tiene que decir está oculto y no hay acceso a ello.
29,13

Varios oráculos pronunciados durante la crisis del 701:

Si dejamos de ser buscadores de Dios, si no orientamos nuestra vida de tal manera que Dios entre en ella, nuestra religión se convertirá pronto en un conjunto de creencias y de prácticas, como las de todos los grupos sociales, de cosas que forman parte de un programa escolar. Jesús lo recordará en Marcos 7,6.
Isaías (Is) Capítulo 30
Contra la alianza con Egipto
1 Ay de estos hijos rebeldes, dice Yavé, que traman unos proyectos que no son los míos y que se comprometen con pactos ajenos a mi espíritu, de modo que acumulan así pecados y más pecados.
2 Están saliendo para Egipto, sin haberme consultado, para pedirle asilo a Faraón y refugiarse bajo la sombra de Egipto.
3 Ustedes esperan la protección de Faraón, pero serán defraudados; la sombra de Egipto no será más que decepción para ustedes.
4 Sus ministros han ido a Zoan y sus embajadores han llegado hasta Hanes.
5 Pero todos se sentirán defraudados de un pueblo incapaz de socorrerlos; en vez de ayuda o socorro sólo hallarán en ellos decepción y confusión.
6 Oráculo sobre los animales del Negueb:
6 A través de una tierra pobre y triste,
6 poblada por leones
6 y por víboras y serpientes voladoras,
6 llevan sus tesoros, a lomo de burro,
6 y sus riquezas sobre la joroba de camellos,
6 a un pueblo que no les prestará ninguna ayuda.
7 ¿Egipto? Su auxilio es ineficaz y vano;
7 por eso, le he puesto el sobrenombre
7 de «El espantapájaros incapaz».
¡No nos comuniquen la verdad!
8 Anda, ahora, y escribe esto
8 en una pizarra o en un libro,
8 para que sea, en el futuro,
8 algo que siempre los esté acusando.
9 Es un pueblo que nunca está conforme,
9 son hijos hipócritas,
9 que se niegan a escuchar los consejos de Yavé.
10 Han dicho a los videntes:
10 «No tengan más visiones»,
10 y a los profetas:
10 «No nos comuniquen la verdad,
10 más bien, cuéntennos cosas interesantes
10 de mundos maravillosos.
11 Desvíense del camino,
11 no sigan esa ruta,
11 quiten de nuestros ojos
11 al Santo de Israel.»
12 En vista de eso, así habla el Santo de Israel: «Ya que ustedes no han hecho caso a estas advertencias y han recurrido más bien a las tasas impuestas y a las mentiras,
13 este pecado será para ustedes como una grieta que aparece en una alta muralla. Se agranda y amenaza, hasta que, de repente, de un golpe, se derrumbe la muralla. 14 Se ha quebrado como un cántaro de greda, roto sin contemplación, y no queda, siquiera, un solo pedazo bueno para tomar las brasas del fuego o para sacar agua de una charca.
14 Así habla el Señor Yavé, el Santo de Israel:
15 «En la conversión y en la calma estaba su salvación, y su seguridad, en una perfecta confianza. 16 Pero ustedes no lo han aceptado y han dicho: «¡Mejor huiremos a caballo!»
16 ¡Pues bien, huyan no más!
16 Y han añadido: «En rápidos carros.» ¡Muy bien, sus perseguidores serán todavía más rápidos!
17 Mil huirán ante la amenaza de uno solo, y ante el ataque de cinco todos ustedes huirán; y sólo sobrevivirá de ustedes un resto, como un poste en la cumbre de un cerro o como un palo de bandera en una colina.
La prosperidad futura
18 Yavé está esperando el momento para perdonarlos; se levantará y tendrá piedad de ustedes, pues Yavé es un Dios justo y ¡felices los que en él esperan!
19 Sí, pueblo de Sión, que vives en Jerusalén, ya no llorarás más. El se compadecerá de ti al sentir tus lamentos, lo llamarás y te atenderá.
20 Después que el Señor les haya dado el pan del sufrimiento y el agua de la aflicción, él, que es su educador, ya no se ocultará más y ustedes verán al que les educa.
21 Cuando tengan que tomar el camino ya sea a la derecha o a la izquierda, tus oídos oirán sus palabras resonar detrás de ti: «Este es el camino que deben seguir.»
22 Encontrarás que son impuros la cubierta de plata de tus ídolos y el revestimiento de oro de tus estatuas. Los tirarás como unas inmundicias y les dirás: «Váyanse de aquí.»
23 El Señor te dará la lluvia para las semillas que hayas sembrado en el campo, y el pan que te producirá la tierra será sustancioso y nutritivo. Tu ganado pastará entonces en grandes potreros.
24 Los bueyes y los burros que trabajan en el campo, comerán buen pasto aventado a pala y horqueta.
25 Sobre cualquier cerro alto y sobre cualquier colina elevada habrá arroyuelos y vertientes cuando llegue el día de la gran matanza y se vengan abajo los castillos.
26 Entonces la luna alumbrará como el sol, y la luz del sol será siete veces más fuerte el día en que Yavé vende la herida de su pueblo y le haga una curación a las magulladuras de sus golpes.
Dios derribará a Asur
27 ¡Miren cómo viene de lejos el Nombre de Yavé! Su ira es una llama, su presencia es aplastante. En sus labios se nota su furor y su lengua es como un fuego que devora.
28 Su respiración es como un torrente que se desborda y que le llega a uno hasta el cuello. El viene para colar a las naciones con un colador muy fino y a poner sus riendas con freno en el hocico de los pueblos.
29 Ustedes cantarán, entonces, como en una noche de fiesta, en que todos los corazones están contentos, como el que parte, al son de la flauta, para subir el cerro de Yavé, cerca de la roca de Israel, mientras se tocan tambores y guitarras y se baila...
30 Yavé hará oír su voz majestuosa y descargará su ardiente cólera, en medio de relámpagos que queman y de una tempestad de lluvia y granizo.
31 Pues, por orden de Yavé, Asur será maltratado a palos y castigado.
32 Una y otra vez recibirá los bastonazos que le pegará Yavé.
33 Porque de antemano está preparada la hoguera, que será también para su rey; una fosa profunda y ancha, llena de leña y paja. El soplo de Yavé, que es como un río de azufre, le prenderá fuego.

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Comentarios Isaías, capítulo 30
30,1

Poema que condena la alianza con Egipto. Se pensó en protegerse del peligro pagando los servicios de un país rico, lo que ha exigido impuestos forzados (12), siendo que había palabras de Dios para oponerse a ello (9). Comparar con Isaías 8,11-15. Pensemos en las pequeñas naciones y minorías de hoy, y también en el «pequeño rebaño».
30,18

Dios nos ama y educa. El presente poema dice todo lo que uno descubre maravillado al encontrar a Dios en las lágrimas.

Encontrarás que son impuros tus ídolos (22). El hombre ha tomado conciencia de que servía a falsos dioses. Idolatría no es solamente guardar estatuas, sino confiar en personas, servir a organizaciones y codiciar cosas que estas imágenes representan. Siguiendo a Ezequiel 23,8-17 podemos distinguir:

— Idolatría de los egipcios: confianza en el Estado superorganizado que asegura a cada cual el pan, pero le quita toda libertad.

— Idolatría de los asirios: culto de la fuerza y machismo.

— Idolatría de los babilonios: la búsqueda del dinero y la rutina del trabajo han invadido toda la existencia. El hombre no tiene tiempo para vivir ni se pregunta sobre sus razones de vivir.
Isaías (Is) Capítulo 31
¡Ay de los que lo han previsto todo!
1 ¡Pobres de aquellos que bajan a Egipto, por si acaso consiguen ayuda!
1 Pues confían en la caballería, en los carros de guerra, que son numerosos, y en los jinetes, porque son valientes. ¿Por qué no hicieron caso del Santo de Israel y no consultaron a Yavé?
2 Porque él también es hábil en proporcionar desgracias, y no cambia su palabra. Se opondrá a la banda de los malvados y al socorro que esperaban los malos.
3 El egipcio es un hombre y no es Dios y sus caballos son carne, y no espíritu. Al primer golpe que Yavé les pegue, vacilará el protector y caerá quien buscaba protección; juntos perecerán.
4 Así me ha dicho Yavé:
4 «Cuando un león o su cachorro ruge sobre su presa y la defiende, por más que se junten los pastores y den voces, no les tiene miedo a sus gritos y su número no lo asusta. Así sucederá cuando Yavé de los Ejércitos baje a pelear sobre el cerro de Sión.
5 Yavé de los Ejércitos, como pájaro que vuela, protegerá a Jerusalén y la salvará, guardándola ilesa y liberándola.»
6 Hijos de Israel, vuelvan a aquel a quien tanto han traicionado.
7 En ese día cada uno de ellos tirará sus ídolos de plata o de oro, todos los ídolos que ustedes se han hecho.
8 Asur caerá sin intervención de hombre, una espada no de hombre lo devorará. El huirá ante esa espada, y sus jóvenes serán hechos prisioneros 9 Les entrará tanto miedo que huirán sin que nadie los detenga, y sus jefes, espantados, dejarán tirado el estandarte.
9 Esta es palabra de Yavé, cuyo fuego arde en Sión y su horno está en Jerusalén.

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Comentarios Isaías, capítulo 31
31,1

Este texto prolonga el poema 30,1 y presenta a los tres protagonistas del conflicto político. Hay dos «grandes» y, entre ellos, el pequeño pueblo judío que trata de sobrevivir. Los reyes llaman a Egipto contra Asiria y, después, a Asiria contra Egipto.

La enseñanza de Isaías es firme: antes de meterse en los peligrosos juegos políticos, que el rey sea justo y que el pueblo sea fiel a los mandamientos. Entonces todos podrán confiar en Dios, su Roca.
Isaías (Is) Capítulo 32
Un rey hará reinar la justicia
1 Un rey hará reinar la justicia y sus ministros gobernarán según el derecho.
2 Cada uno de ellos será como un cortaviento, o como un refugio para guarecerse del temporal. Serán como un río que corre por el desierto o como la sombra de un cerro en medio de una llanura calurosa.
3 Entonces los que pueden ver ya no se quedarán ciegos, y los oídos de los que oyen estarán atentos,
4 los indisciplinados tratarán de aprender y los tartamudos hablarán correctamente;
5 no se le tratará de «señor» al hombre sin conciencia, y el sinvergüenza no será considerado como una persona de importancia.
6 Pues el hombre sin conciencia dice cosas que chocan la conciencia y trama el mal; es un hipócrita que blasfema contra Yavé, que deja sin comida al hambriento o le niega un vaso de agua al sediento.
7 En cuanto al sinvergüenza, sus inventos son perversos, pues trata de perjudicar a los pobres con sus mentiras, aunque sean justos los reclamos de estos humildes.
8 En cambio, el caballero sólo piensa lo correcto y actúa siempre con decencia.
Paz después del castigo
9 Mujeres despreocupadas, levántense, oigan lo que les digo; hijas demasiado confiadas, escuchen mis palabras.
10 Dentro de un año, más o menos, ustedes que están tan confiadas temblarán al ver que en el tiempo de la vendimia no hay nada que cosechar.
11 ¡Tiriten, despreocupadas, y asústense, ustedes que andan tan confiadas! Quítense la ropa y vístanse de saco.
12 Péguense en los senos por lo que les pasó a esos hermosos campos y a esas fértiles viñas;
13 ahora espinas y zarzamoras cubren los terrenos de mi pueblo y las casas de vida alegre de la ciudad feliz.
14 El palacio está abandonado, la ciudad bulliciosa está solitaria; el ofel y la torre de guardia han sido convertidos en ruinas para siempre; serán, en adelante, unos lugares donde gocen los burros salvajes o donde pasten los rebaños.
Sobre nosotros se derramará el espíritu
15 Pero sobre nosotros se derramará el espíritu desde arriba. Entonces el desierto se transformará en vergel, y lo que ahora es llamado vergel será tenido por terreno baldío.
16 En el desierto acampará el Derecho; en el jardín descansará la Justicia.
17 La obra de la Justicia será la Paz y los frutos de la Justicia serán tranquilidad y seguridad para siempre.
18 Mi pueblo vivirá en habitaciones buenas, en barrios seguros, en lugares tranquilos.
19 La selva será cortada, y la ciudad humillada.
20 Felices ustedes, que sembrarán entonces a orillas de todos los esteros o soltarán sin problemas su buey o su burro.

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Comentarios Isaías, capítulo 32
32,1

Otro poema que dice las esperanzas puestas en el rey por venir, el Príncipe de la Paz (Is 11).

El rey justo comunicará su espíritu a los gobernantes y a los responsables. El pueblo entonces empezará a conocer a Yavé; se anularán las maldiciones expresadas en 6,10.
Isaías (Is) Capítulo 33
Salmo de esperanza en Yavé
1 ¡Ay de ti, salteador que no has sido saqueado,
1 traidor que no has sido traicionado!
1 Cuando hayas terminado tus asaltos, te saltearán,
1 y cuando hayas acabado con tus robos, te pillarán.
2 ¡Yavé, ten compasión, pues en ti esperamos!
2 Sé tú nuestro apoyo, por la mañana,
2 y nuestra salvación en el tiempo de la angustia.
3 Al sentir tus amenazas huyen los pueblos,
3 tú te paras, y las naciones se dispersan:
4 ¡recojan su botín como lo hace la langosta,
4 tírense encima como nube de langostas!
5 Grande es Yavé, pues mora en las alturas,
5 El llena a Sión de justicia y de derecho.
6 El asegura, en todo tiempo, tu existencia;
6 las riquezas que salvan son la sabiduría y la ciencia,
6 el temor de Yavé será tu tesoro.
Intervención de Yavé
7 Miren cómo Ariel se queja por la calle
7 y cómo lloran amargamente
7 los embajadores que venían en son de paz.
8 Los caminos están desiertos,
8 ya nadie pasa por allí.
8 No respetaron el contrato, han faltado a su palabra,
8 no han sido siquiera correctos.
9 La tierra está de luto y se muere,
9 el Líbano ha sido humillado y queda árido,
9 el Sarón parece un desierto,
9 y un peladero, el Basán y el Carmelo.
10 «Ahora me levanto, dice Yavé,
10 y me pongo de pie con toda mi estatura.
11 Ustedes sembraron heno y cosecharán sólo paja,
11 mi respiración los quemará como una llama.
12 Los pueblos quedarán reducidos a cenizas,
12 como zarzamora cortada a la que le prenden fuego.
13 Ustedes que están lejos, miren lo que he hecho,
13 y los que están cerca, conozcan cuál es mi fuerza.»
14 En Sión, los pecadores se han espantado
14 y los impíos han sido presa del pánico:
14 «¿Quién de nosotros podrá resistir ese fuego devorador,
14 quién convivirá con llamas que nunca se apagan?»
15 El que actúa siempre con honradez,
15 el que dice la verdad
15 y que se niega a conseguir algo con trampa;
15 el que retira su mano para no aceptar la coima,
15 que no quiere oír sugerencias criminales
15 y no quiere ver procederes malos.
16 Este tendrá su casa en las alturas,
16 vivirá seguro como en un castillo
16 edificado sobre un peñasco
16 y nunca le faltarán pan ni agua.
Contempla a Sión
17 Tus ojos contemplarán a un rey en su esplendor y verán un país ampliado.
18 Entonces tu corazón recordará sus espantos, y dirás: «¿Dónde está el opresor que pesaba y contaba los impuestos y se llevaba a nuestros hijos?»
19 No verás más al pueblo insolente cuyo lenguaje no se puede entender, cuyas palabras te hacen reír y te suenan raras.
20 Contempla a Sión, la ciudad de nuestras fiestas, y que vean tus ojos a Jerusalén, la morada segura, la tienda que nunca se moverá. Sus estacas no cederán y no se romperá ninguna de sus cuerdas.
21 Aquí está Yavé, el que hace cosas grandes con nosotros más potente que los amplios canales. Aquí no cruzan los barcos de remo ni las naves poderosas,
22 sino que Yavé es el que nos gobierna, Yavé nos pone leyes, Yavé es nuestro rey, El nos salvará.
23 Tus cordeles se soltaron y ya no sostienen el mástil; no se izó la bandera. Entonces hubo que repartir un botín inmenso, hasta los cojos se echaron sobre los despojos;
24 y no hubo aquel día quién dijera: «Estoy enfermo».
24 Al pueblo que allí vive, se le ha perdonado su deuda.

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Comentarios Isaías, capítulo 33
33,17

Este poema, insertado más tarde en el libro de Isaías, recalca la espera de una era de paz en que la opresión no será más que un recuerdo.

Sión, Jerusalén, es la tienda que nunca se moverá (20). Tiene la protección secreta de Yavé, ya expresada en 8,1, con la imagen de la fuente de Siloé. Presencia discreta, pero más poderosa que la de las grandes naciones. Estas están ubicadas a orillas de amplios ríos (Babilonia, Egipto y también Tiro, a orillas del mar) y se sienten orgullosas con sus grandes barcos.

En Sión, la ciudad que no tiene poder ni riquezas, pero se mantiene bajo la Ley de Dios, el creyente se siente seguro frente a los acontecimientos.
Isaías (Is) Capítulo 34
Fin de Edom
1 ¡Naciones, vengan a presenciar,
1 pueblos, pongan atención;
1 tierra y todo lo que encierras,
1 con tus continentes y sus habitantes, escucha!
2 Yavé está enojado con todas las naciones
2 y está enfurecido contra sus ejércitos.
2 Los ha condenado a la destrucción,
2 los ha entregado a la matanza.
3 Los muertos están tirados por las calles,
3 y se siente la fetidez de sus cadáveres.
3 Los montes chorrean sangre,
4 y el ejército de los cielos se descompone.
4 Los cielos se enrollan como papel
4 y todo su ejército se marchita
4 como se secan los racimos nuevos
4 o como se ponen lacias las hojas de la higuera.
5 Mi espada en los cielos estaba esperando
5 y ahora cae sobre Edom,
5 sobre este pueblo que yo quiero que sea castigado.
6 La espada de Yavé está cubierta de sangre
6 y está bañada en grasa,
6 con sangre de corderos y de chivos,
6 con la grasa de los riñones de los carneros.
6 Porque Yavé ha hecho un sacrificio en Bosra,
6 y una gran matanza en tierra de Edom.
7 Hoy caen los toros de este pueblo,
7 sus bueyes y sus terneros cebados.
7 La tierra se empapa de sangre
7 y el polvo se impregna de grasa,
8 porque es el día de la venganza de Yavé,
8 día del desquite en las luchas de Sión.
9 Sus ríos son ahora de petróleo,
9 su tierra es de azufre,
9 y todo su país arde como asfalto.
10 No se apagará ni de día ni de noche,
10 y el humo subirá continuamente.
10 Quedará desolado para siempre,
10 y por ahí nadie pasará.
11 Servirá de refugio a los pelícanos y erizos,
11 y allí vivirán las lechuzas y los cuervos;
11 Yavé tirará el cordel para aplanarlo
11 y su nivel no dejará sino el vacío.
12 Allí tendrán su casa los chivos;
12 y ya no habrá nobles para elegir a un rey,
12 pues todos sus príncipes habrán desaparecido.
13 En sus palacios crecerán las zarzamoras
13 y en sus castillos, las ortigas y los cardos.
13 Serán una guarida de lobos
13 y un escondite para los avestruces.
14 Allí se juntarán los gatos salvajes con los pumas,
14 y se darán cita los chivos;
14 allí también se echará a descansar
14 el monstruo llamado Lilit.
15 Allí tendrá su cueva la serpiente,
15 pondrá sus huevos y se echará encima
15 hasta que se abran;
15 también allí se reunirán los buitres,
16 se encontrarán unos con otros.
16 Abran el libro de Yavé y lean,
16 ¡ven que no falta ninguno!
16 Así es, pues su misma boca lo ha ordenado
16 y su soplo los ha juntado.
17 El ha sorteado la parte que le tocaba a cada uno
17 y con sus mismas manos tomó la lienza
17 para repartirles el país.
17 Serán sus dueños para siempre
17 y allí vivirán ellos y sus descendientes.

**
Comentarios Isaías, capítulo 34
34,1

El juicio de Yavé sobre Edom. Ver Introducción al capítulo 24.
Isaías (Is) Capítulo 35
La vuelta de los desterrados
1 Que se alegren el desierto y la tierra seca, que con flores se alegre la pradera.
2 Que se llene de flores como junquillos,
2 que salte y cante de contenta,
2 pues le han regalado el esplendor del Líbano
2 y el brillo del Carmelo y del Sarón.
2 Ellos a su vez verán el esplendor de Yavé,
2 todo el brillo de nuestro Dios.
3 Robustezcan las manos débiles
3 y afirmen las rodillas que se doblan.
4 Díganles a los que están asustados:
4 «Calma, no tengan miedo,
4 porque ya viene su Dios a vengarse,
4 a darles a ellos su merecido;
4 El mismo viene a salvarlos a ustedes.»
5 Entonces los ojos de los ciegos se despegarán,
5 y los oídos de los sordos se abrirán,
6 los cojos saltarán como cabritos
6 y la lengua de los mudos gritará de alegría.
6 Porque en el desierto brotarán chorros de agua,
6 que correrán como ríos por la superficie.
7 La tierra ardiente se convertirá en una laguna,
7 y el suelo sediento se llenará de vertientes.
7 Las cuevas donde dormían los lobos
7 se taparán con cañas y juncos...
8 Por allí pasará una buena carretera,
8 que se llamará el camino santo;
8 por él no transitará ningún impuro,
8 y el sinvergüenza no se atreverá a pisarlo;
9 no habrá allí ningún león,
9 y la fiera salvaje no se acercará a él.
9 Por este camino marcharán los rescatados
10 y por ahí regresarán los libertados por Yavé;
10 llegarán a Sión dando gritos de alegría,
10 y con una dicha eterna reflejada en sus rostros;
10 la alegría y la felicidad los acompañarán
10 y ya no tendrán más pena ni tristeza.

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Comentarios Isaías, capítulo 35
35,1

El regreso de los desterrados y el anuncio de los tiempos del Mesías. Ver los comentarios de Isaías 40-41.
Isaías (Is) Capítulo 36
La invasión de Senaquerib
1 En el año catorce del rey Ezequías, Senaquerib, rey de Asiria, fue a atacar todas las ciudades fortificadas de Judá y se apoderó de ellas.
2 El rey de Asiria, desde Laquis, envió donde el rey Ezequías a uno de sus generales con una numerosa tropa. El general se colocó cerca del canal del estanque superior, junto al camino del campo del batanero.
3 A su encuentro salieron el mayordomo del palacio Elyaquim, el secretario Sobná y el canciller Yoás, hijo de Asaf.
4 El general les dijo: «Transmitan este recado a Ezequías. Así habla el gran rey, el rey de Asur: ¿En quién pones tu confianza? ¿Acaso crees que para hacer la guerra algunas declaraciones reemplazan a la sabiduría y a la fuerza?
5 ¿En quién te apoyas para rebelarte contra mí?»
6 Ya sé, tú cuentas con la ayuda de esa caña rota que es Egipto, que rompe y traspasa la mano del que se apoya en ella. Así se porta Faraón con todos los que confían en él. Ustedes, tal vez, me dirán:
7 «No es cierto, porque nosotros solamente hemos confiado en Yavé»; pero, ¿no son justamente sus altares y sus lugares altos los que ha suprimido Ezequías, diciéndole a la gente de Judá y Jerusalén: «Ustedes sólo se postrarán delante de este altar»?
8 Pues bien, haz una apuesta con mi señor, el rey de Asur: Yo te doy dos mil caballos si puedes encontrar jinetes para montarlos.
9 ¡Pero ni siquiera eres capaz de hacer retroceder al más insignificante de los generales de mi patrón! Mientras confiabas en Egipto, pensando que te daría carros y caballerías,
10 a mí Yavé me traía a este país para arruinarlo. Pues Yavé fue el que me lo ordenó: «Sube contra este país y destrúyelo.»
11 Eliaquim, Sobná y Yoás respondieron al general: «Por favor, habla a tus servidores en arameo, que entendemos, pero no nos hables en judío frente a esta gente que está encima de las murallas.»
12 Pero el general les contestó: «¿Ustedes se figuran que mi patrón me mandó a decirles estas cosas nada más que a su patrón y a ustedes y no a la gente que está sentada encima de las murallas y que junto con ustedes está condenada a comer sus excrementos y a tomar su orina?»
13 Entonces el general se puso de pie y gritó con fuerza en judío: «Oigan el mensaje del gran rey de Asiria.
14 Así habla el rey: ¡Ezequías los engaña! Es incapaz de salvarlos de mis manos.
15 No lo crean cuando trata de que ustedes confíen en Yavé. Que no les diga a ustedes que Yavé los librará sin duda alguna y no permitirá que esta ciudad caiga en manos del rey de Asur.
16 No le hagan caso a Ezequías sino, más bien, al rey de Asur, quien les promete lo siguiente: Si hacen las paces conmigo y se rinden a mí, cada uno de ustedes comerá los frutos de su viña y de su higuera y tomará del agua de su pozo,
17 hasta que venga y los lleve a una tierra como la de ustedes, tierra de trigo y de viñas, tierra de pan y de vino.
18 Ezequías los está engañando al decirles: «Yavé nos salvará.» ¿Pudieron, acaso, los dioses de las naciones salvar cada uno a su país de las manos del rey de Asur?
19 ¿Dónde están los dioses de Jamat y de Arpad? ¿Dónde los dioses de Sefarvaim? ¿Dónde los de Samaria? ¿Fueron capaces de libertar a Samaria de mis manos?
20 ¿Entre todos los dioses de esos países, quién ha sido capaz de librar a su país de mis manos? ¡Y Yavé va a librar ahora a Jerusalén!»
21 Todo el mundo guardó silencio y nadie le respondió, pues ésa era la orden del rey: «No le respondan a nada.»
22 El superintendente del palacio, Eliaquim, hijo de Helcías, el secretario Sobná y el canciller Yoás, hijo de Asaf, volvieron a casa de Ezequías con la ropa rasgada y le contaron todo lo que les había dicho el general.

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Comentarios Isaías, capítulo 36
36,1

Los dos capítulos que vienen son una reproducción de los capítulos 18 y 19 de 2 Reyes, y nos relatan el sitio de Jerusalén por el ejército de Senaquerib. El primer relato lo comentamos en 2 Reyes 18,17.

He aquí el comentario del segundo:

Isaías anima a la resistencia; aunque no haya ninguna esperanza humana de poder defenderse, promete una intervención de Dios y ésta se produce bajo la forma de una epidemia: un ángel de Yavé extermina al ejército asirio.

Notamos respecto a 22,8 la oposición de Isaías a cualquier compromiso con las grandes potencias, actitud aparentemente negativa para un pequeño pueblo, incapaz de resistir. Aquí interviene con el solo poder de su fe, como Elías en tiempos anteriores, y salva a su nación.
Isaías (Is) Capítulo 37
1 Apenas oyó esas palabras el rey Ezequías rasgó también su ropa, se puso un saco y se fue a la Casa de Yavé.
2 En seguida mandó al superintendente del palacio, Elyaquim, al secretario Sobná y a los sacerdotes ancianos, vestidos de sacos, a ver al profeta Isaías, hijo de Amós,
3 con este recado: «Esto manda decir Ezequías: Este es un día de angustia, de castigo y de vergüenza; los niños están a punto de nacer, pero falta la fuerza para darlos a luz.
4 ¡Ojalá Yavé, tu Dios, haya escuchado las palabras del general al que el rey de Asur mandó para que insultara al Dios vivo, y pueda Yavé tu Dios castigar esas palabras! Y tú eleva una oración por el resto que aún queda.»
5 Los servidores del rey y Ezequías llegaron donde Isaías.
6 Isaías les dijo: «Transmitan a su señor esta palabra de Yavé: No tengas miedo de las palabras que oíste, de esas blasfemias que pronunciaron en mi contra los sirvientes del rey de Asur.
7 Lo voy a impresionar por una noticia que recibirá, de manera que vuelva a su país, y en su país será asesinado.»
8 Se fue el general y encontró al rey de Asur, que estaba atacando a Libna. El general se había informado, en efecto, de que el rey se había retirado de Laquis,
9 al comunicársele la siguiente noticia: «Taraca, rey de Etiopía, ha salido a atacarte.»
9 De nuevo, Senaquerib envió embajadores a Ezequías
10 con esta advertencia para el rey de Judá: «Tú has puesto tu confianza en tu Dios y dices que Jerusalén no caerá en manos del rey de Asur, pero es cierto que te va a defraudar.
11 Pues sabes muy bien lo que los reyes de Asur han hecho con todos los países, esto es, los han destruido totalmente;
12 y ¿tú piensas que te vas a librar? ¿De qué les sirvieron sus dioses a las naciones que mis padres conquistaron, a Gozán, Jarán, Résef, y a los edenitas de Tel-basar?
13 ¿Dónde están ahora el rey de Jamat, el rey de Arpad, el rey de Sefarvaim, de Hena y de Iva?»
14 Ezequías tomó la carta que traían los embajadores y la leyó. En seguida subió al Templo de Yavé y la desenrolló delante de Yavé.
15 Y dirigió esta súplica a Yavé:
16 «Yavé de los Ejércitos, Dios de Israel,
17 que estás sentado sobre los querubines, tú eres el único Dios de todos los reinos de la tierra; tú eres el creador del cielo y de la tierra.
17 Atiéndeme, Yavé, y escucha.
17 Abre, Yavé, los ojos y mira.
17 ¡Escucha las palabras, los insultos de Senaquerib en contra del Dios vivo!
18 Es cierto, Yavé, que los reyes de Asur han arrasado las naciones paganas.
19 Echaron sus dioses al fuego, pero ésos no eran dioses, sino sólo la obra de las manos del hombre, hechos de madera y de piedra; por eso los destruyeron.
20 ¡Pues bien, Yavé, Dios nuestro, líbranos ahora de su mano, te lo suplico, y así sabrán todos los reinos de la tierra que sólo tú, Yavé, eres Dios!»
La liberación milagrosa de Jerusalén
21 Entonces Isaías mandó a decir a Ezequías: «Esto es lo que dice Yavé, Dios de Israel: He escuchado la oración que tú me has dirigido a propósito de Senaquerib, rey de Asiria,
22 y ésta es la palabra que Yavé ha pronunciado contra él:
22 La Virgen de Sión te desprecia y se ríe de ti,
22 la hija de Jerusalén te hace burlas por la espalda.
23 ¿A quién has insultado con tus blasfemias?
23 ¿A quién le has levantado la voz
23 y lo has mirado con orgullo?
23 Al Santo de Israel.
24 Por boca de tus mensajeros has insultado a Yavé;
24 “Con mis innumerables carros —dijiste—,
24 he subido a las más altas montañas,
24 en las faldas del Líbano.
24 He cortado sus altos bosques de cedros y sus cipreses más hermosos.
24 He llegado hasta su más remotos escondites,
24 hasta sus frondosas selvas.
25 He cavado pozos en tierra extranjera, he bebido sus aguas,
25 y dejé secos, al pasar, todos los ríos de Egipto.”
26 Hace mucho tiempo que tengo eso preparado,
26 —¿no te lo habían dicho?
26 Hace años que decidí esto que ahora voy a realizar.
27 Tú debías convertir en ruinas ciudades fortificadas;
27 sus habitantes quedaban sin fuerza,
27 estaban espantados y confun didos.
27 Fueron como la hierba del campo,
27 como el musgo en el techo,
27 o como el trigo verde quemado por la peste.
28 Pero yo sé cuándo tú te sientas,
28 cuándo entras y cuándo sales.
29 Te has levantado contra mí
29 y tus palabras insolentes han llegado a mis oídos;
29 por eso, voy a poner un anillo en tus narices
29 y un freno en tus labios,
29 y te haré volver por el camino por donde has venido.»
30 Isaías dijo a Ezequías: «Esto te servirá de señal: Este año se comerá del trigo sembrado, y el año siguiente lo que brote sin sembrar. Pero al tercer año podrán comer y cosechar, plantar viñas y comer su fruto.
31 Los del pueblo de Judá que logren salvarse echarán raíces por abajo y darán frutos por arriba,
32 porque de Jerusalén saldrá un resto y del cerro Sión, sobrevivientes. Eso será obra de Yavé Sabaot y de su celosa preocupación.
33 Todo esto lo hará el amor celoso de Yavé de los Ejércitos.»
34 Ahora bien, Yavé dice sobre el rey de Asur:
34 «No entrará en esta ciudad, no le tirará ninguna flecha, no la atacará con torres rodantes ni construirá terraplenes contra ella, sino que se volverá por el camino por donde vino.»
35 No entrará en esta ciudad, pues lo asegura Yavé: «Yo defenderé esta ciudad y la salvaré en atención a mí y a mi servidor David.»
36 A la mañana siguiente, a la hora de levantarse, sólo había cadáveres, ¡estaban todos muertos!
37 Senaquerib levantó su campamento y se fue. Y de regreso se quedó en Nínive. Un día, mientras estaba adorando, dentro del templo, a Nisroc, su dios, sus hijos Adramelec y Sareser lo asesinaron a puñaladas y se pusieron a salvo en el país de Ararat. Le sucedió en el trono su hijo Asaradón.

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Comentarios Isaías, capítulo 37
37,21

Profecía de Isaías: Dios no soporta el orgullo de los poderosos que, al despreciar a los humildes, desprecian a Dios mismo.

La promesa de liberación va a la par con la promesa de renovación nacional: los sobrevivientes serán como una planta nueva.
Isaías (Is) Capítulo 38
Enfermedad y curación de Ezequías
1 En aquellos días Eze quías cayó enfermo de muerte. El profeta Isaías, hijo de Amós, vino a decirle de parte de Yavé: «Esto te dice Yavé: Pon en orden las cosas de tu familia, porque vas a morir y no sanarás.»
2 Entonces Ezequías volvió su rostro a la pared y oró así a Yavé:
3 «Acuérdate, por favor, que te he servido fielmente con corazón honrado y haciendo lo que te agradaba.» Y se largó a llorar.
4 Entonces le llegó a Isaías una palabra de Yavé:
5 «Esto has de decir a Ezequías de parte de Yavé, el Dios de su padre David:
5 He escuchado tu oración, he visto tus lágrimas; y ahora te voy a dar quince años más de vida.
6 Te libraré a ti y esta ciudad del rey de Asiria. Yo mismo protegeré la ciudad.»
22 Ezequías dijo: «¿Cuál será la señal de que subiré a la Casa de Yavé?»
7 Isaías respondió: «Yavé te va a indicar con esta señal que él cumplirá lo que yo te he dicho:
8 La sombra que proyecta el sol sobre las escaleras del palacio de Ajaz va a retroceder diez grados de los ya recorridos.» Y la sombra retrocedió diez grados de los que ya había recorrido.
21 Después Isaías dijo: «Tomen una torta de higos, aplíquenla a la llaga y el rey sanará.»
Cántico de Ezequías
9 Poema dedicado a Ezequías, rey de Judá, que cayó enfermo y luego sanó de su enfermedad.
10 Yo decía:
10 En la mitad de mis días ya me marcho;
10 seré encerrado para el resto de mis años
10 en el lugar adonde van los muertos.
11 Yo decía: No veré más al Señor
11 en la tierra de los vivos,
11 ya no veré a los habitantes de este mundo.
12 Mi carpa es arrancada y enrollada
12 tirada lejos de mí, como una carpa de pastores.
12 Como un tejedor tú enrollabas mi vida,
12 y ahora me separas del telar.
12 De repente cae la noche, y acabas conmigo,
13 grité hasta el amanecer.
13 Como un león ha molido todos mis huesos.
14 Pío como la golondrina,
14 gimo como la paloma;
14 mis ojos han mirado hacia arriba:
14 Señor, ten piedad de mí, responde tú por mí.
15 ¿Qué diré, y de qué le hablaré,
15 cuando El mismo lo ha hecho?
15 ¡Ojalá pudiera alabarlo con ocasión de mi mal
15 todos los años de mi vida,
16 y que mi corazón viva para ti,
16 y mi espíritu, Señor,
16 porque me habrás sanado, haciéndome revivir!
17 Miren que mi enfermedad se cambió en salud;
17 tú has sacado mi alma de la fosa fatal
17 echándote a la espalda todos mis pecados.
18 Pues los muertos no te alaban,
18 ¿podría acaso celebrarte la Muerte,
18 o los que caen en el hoyo proclamar tu fidelidad?
19 El que está vivo, ése sí que te bendice,
19 como yo lo hago hoy día:
19 de padres a hijos recordarán tu fidelidad.
20 Oh Señor, ven a salvarme,
20 y tocaremos para ti las cuerdas del arpa
20 en la casa del Señor todos los días de nuestra vida.

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Comentarios Isaías, capítulo 38
38,1

Esto debió suceder antes del sitio del año 701. Yavé tiene una mirada más amplia que el piadoso Ezequías. Si lo sana, por muy rey que sea, lo hace con miras a su propio proyecto de salvación para todos. Isaías ofrece la curación, de parte de Dios, lo cual va a la par con la promesa de amparar y defender a la Ciudad Santa.

El «cántico de Ezequías» es un salmo de acción de gracias semejante a otros del libro de los Salmos. Expresa los sentimientos de esos creyentes del Antiguo Testamento que todavía no creían en la Resurrección. Para ellos, morir significaba perder todo, y trataban de convencer a Dios de que no ganaba nada al dejar que sus fieles desaparecieran para siempre.
Isaías (Is) Capítulo 39
Después de una liberación
1 En aquel tiempo, Merodac-Baladán, hijo de Baladán, rey de Babilonia, mandó cartas y un regalo a Ezequías al enterarse de su enfermedad y de su curación.
2 Ezequías estuvo tan contento que enseñó a los mensajeros la sala del tesoro, con la plata, el oro, los perfumes, los aceites aromáticos, como también su arsenal y todo lo que había en sus bodegas. Nada quedó de su palacio y de sus dependencias que no se lo mostrase Ezequías.
3 Entonces Isaías vino a ver a Ezequías y le preguntó: «¿Qué han dicho esos hombres? ¿De dónde venían?» Y Ezequías respondió: «Han venido de un país lejano, de Babilonia.»
4 Isaías le preguntó: «¿Qué han visto en tu palacio?» Ezequías respondió: «Han visto todo lo que hay en mi palacio. No ha quedado nada en mis almacenes que no les haya mostrado.»
5 Entonces Isaías dijo a Ezequías: «Escucha la palabra de Yavé de los Ejércitos:
6 Vendrán días en que todo lo que hay en tu palacio y todo lo que han atesorado tus padres hasta el día de hoy será llevado a Babilonia y no quedará nada.
7 E incluso tus hijos, que tú has engendrado, servirán como eunucos en el palacio del rey de Babilonia.»
8 Ezequías dijo a Isaías: «Es buena la palabra de Yavé que has anunciado.» Pues pensaba: «En mi vida, por lo menos, habrá paz y seguridad.»
Isaías (Is) Capítulo 40
Consuelen a mi pueblo
1 Consuelen, dice Yavé, tu Dios, consuelen a mi pueblo.
2 Hablen a Jerusalén, hablen a su corazón,
2 y díganle que su jornada ha terminado,
2 que ha sido pagada su culpa,
2 pues ha recibido de manos de Yavé
2 doble castigo por todos sus pecados.
3 Una voz clama:
3 «Abran el camino a Yavé en el desierto;
3 en la estepa tracen una senda para Dios;
4 que todas las quebradas sean rellenadas
4 y todos los cerros y lomas sean rebajados;
4 que se aplanen las cuestas
4 y queden las colinas como un llano.»
5 Porque aparecerá la gloria de Yavé
5 y todos los mortales a una verán
5 que Yavé fue el que habló.
6 Una voz dice: «Grita.»
6 Y yo respondo: «¿Qué he de gritar?»
6 La voz dice: «Toda carne es hierba,
6 y toda su delicadeza como flor del campo.
7 La hierba se seca y la flor se marchita
7 cuando sobre ella pasa el soplo de Yavé.»
8 La hierba se seca y la flor se marchita,
8 mas la palabra de nuestro Dios
8 permanece para siempre.
9 Sube a un alto cerro
9 tú que le llevas a Sión una buena nueva.
9 ¡Haz resonar tu voz, grita sin miedo,
9 tú que llevas a Jerusalén la noticia!
9 Diles a las ciudades de Judá:
9 «¡Aquí está su Dios!»
10 Sí, aquí viene el Señor Yavé, el fuerte,
10 el que pega duro y se impone.
10 Trae todo lo que ganó con sus victorias,
10 delante de él van sus trofeos.
11 Como pastor, lleva a pastar a su rebaño,
11 y su brazo lo reúne
11 toma en brazos a los corderos,
11 y conduce a las paridas.
El Dios grande
12 ¿Quién cerró su mano sobre el agua del mar,
12 o tomó las dimensiones del cielo?
12 ¿Quién recogió todas las arenas del globo,
12 o pesó las montañas en una romana
12 y los cerros en una balanza?
13 ¿Y quién sondeó el espíritu de Yavé,
13 o fue su consejero para guiarlo?
14 ¿A quién habrá consultado para entender mejor,
14 para saber cómo se administra justicia
14 o para estar al día en los métodos más prácticos?
15 Las naciones son como una gota en el borde del vaso,
15 como un polvillo que se deja en la balanza.
15 ¿Las tierras de ultramar ? Son sólo un granito de arena.
16 El Líbano no sirve para encender su hoguera,
16 y sus animales no alcanzan para quemarlos en su templo.
17 Todos los países son como nada delante de él,
17 valen un cero, no se toman en cuenta.
18 ¿Con quién podrán comparar a Dios
18 y qué representación darán de él?
19 ¿Acaso la estatua que fundió el artista,
19 y que el joyero revistió de oro con cadenas de plata?
20 Un hábil escultor busca una palmera escogida
20 y de allí saca madera que no se pudre
20 para levantar una estatua bien firme.
21 ¿No lo sabían, o no habían oído hablar de eso?
21 ¿No se lo enseñaron desde el comienzo
21 para que entendieran cómo se fundó la tierra?
22 El vive más allá del techo de la tierra,
22 desde allí sus habitantes parecen hormigas.
22 Ha estirado los cielos como una tela,
22 los ha extendido como una carpa para vivir.
23 Reduce a la nada a los grandes
23 y hace desaparecer a los gobernantes de la tierra.
24 Apenas han sido plantados o sembrados,
24 apenas su tallo ha echado raíces en el suelo,
24 sopla sobre ellos y se secan,
24 y un viento fuerte se los lleva como paja.
25 «¿Con quién podrán ustedes compararme,
25 o quién será igual a mí?», dice el Santo.
26 Pongan la cara hacia arriba y miren:
26 ¿Quién ha creado todos esos astros?
26 El, él mismo, que hace salir en orden su ejército,
26 y que llama a cada estrella por su nombre.
26 Su fuerza es tan grande y su poder tan inmenso,
26 que ninguna se hace la desentendida.
27 ¿Por qué dices tú, Jacob,
27 y lo repites tú, Israel:
27 «Yavé no me mira,
27 mi Dios no se preocupa por mis derechos»?
28 ¿Acaso no lo sabes, o no lo has oído?
28 Yavé es un Dios eterno
28 que ha creado hasta los extremos del mundo.
28 No se cansa ni se fatiga
28 y su inteligencia no tiene límites.
29 El da la fuerza al que está cansado
29 y robustece al que está débil.
30 Mientras los jóvenes se cansan y se fatigan
30 y hasta pueden llegar a caerse,
31 los que en El confían recuperan fuerzas,
31 y les crecen alas como de águilas.
31 Correrán sin fatigarse
31 y andarán sin cansarse.

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Comentarios Isaías, capítulo 40
40,1

Muy discretamente el profeta nos dice cómo fue llamado. Cómo Isaías, es introducido en el Consejo Celestial, donde Yavé toma sus decisiones rodeado de sus ángeles. Ahí se le revela un hecho misterioso:

Hablén a Jerusalén y díganle... que ha sido pagada su culpa. Yavé ha perdonado a su pueblo. Y porque los perdonó los va a restablecer en la Tierra Prometida. Que no se impresionen por el prestigio de la invencible Babilonia: Toda carne es hierba (6), o sea que la ciudad famosa pasará como las ambiciones del hombre (Stgo 1,10); en cambio, siempre se cumplirán las promesas de Yavé.

A los ángeles se les ordena preparar la vuelta de los desterrados. El camino árido y peligroso del desierto será allanado para ellos. Para toda carne, es decir: para todos los hombres de la tierra, los prodigios serán tan evidentes que reconocerán a Yavé, el Dios único.

Luego, el profeta se dirige a través del tiempo y del espacio a la comunidad nueva que va a nacer, para anunciarle la Buena Nueva. Estas palabras las encontramos aquí por primera vez en la Biblia.

Otra palabra nueva es consuelo. Esta no significa, en la Biblia, que Dios nos lleva a la resignación, sino que nos levanta el ánimo para que sigamos nuestra misión. Por eso, en los capítulos que siguen, el profeta animará a los judíos para que vuelvan, a pesar de las dificultades. Volveremos a encontrar las palabras consolar y consuelo en las Cartas de pablo. Cuando nos promete el consuelo de Dios, nos invita como los profetas a luchar perseverantemente contra las fuerzas del mal.

Abran el camino a Yavé en el desierto (3). El profeta veía a Yavé caminando al frente de su pueblo para conducirlo a la patria definitiva. Pero cuando los desterrados volvieron a Palestina, se dieron cuenta de que no por eso habían encontrado a Dios ni la patria definitiva; hacía falta algo, que se cumpliría siglos más tarde. En efecto, al tiempo fijado apareció Juan Bautista, predicando en el desierto, y tras él vino Dios «para que lo vieran todos los hombres», como lo nota el Evangelio (Lc 3,4).
40,12

En los capítulos que vienen se leerán otros poemas semejantes a éste, que enfatiza la grandeza de Yavé Creador. No nos extrañe esta insistencia. El profeta repite los mismos argumentos contra los ídolos, no tanto para convencernos, como para encantarse a sí mismo con la repetición de la misma alabanza al Dios Unico.

En Babilonia, donde los judíos no tenían Templo ni culto organizado, veían el esplendor de los cultos paganos. La ciudad imperial afirmaba tranquilamente la superioridad de sus dioses seculares y de sus templos famosos. Fue entonces cuando el pueblo judío, disperso entre naciones extranjeras, descubrió que su fe era capaz de vencer al mundo; sólo él sabía de dónde venía el universo y a dónde iba la historia.

Tal vez necesitamos también actualizar nuestra visión de Cristo, Señor de la historia; ¿hemos buscado solamente ejemplos y consuelo en el más íntimo de los amigos, en el que más ha amado y ha sido amado, o hemos encontrado en él la misma plenitud del universo? Si el mundo moderno sabe que un mismo movimiento, una misma ley arrastra a las estrellas, los átomos y hasta los impulsos de nuestro corazón, ¿cómo podríamos entregarnos al que no sea más grande que el mundo y al que no podamos adorar como al Creador de todo?
Isaías (Is) Capítulo 41
Ciro, libertador de Israel
1 Islas, guarden silencio y atiéndanme,
1 y que los pueblos se acerquen a mí.
1 Adelántense para hablar,
1 pues tenemos que litigar juntos.
2 ¿Quién ha mandado desde el Oriente
2 a aquel que se topa con la victoria a cada paso?
2 ¿Quién le entrega las naciones
2 y le somete los reyes?
2 Su espada los convierte en polvo
2 y las flechas de su arco los dispersan como paja.
3 El los persigue y avanza sin que lo molesten,
3 sus pies apenas tocan el camino.
4 ¿Quién está detrás de esto realizándolo?
4 Aquel que desde el principio
4 trae a su tiempo los acontecimientos.
4 Yo, Yavé, que soy el primero
4 y que estaré también con los últimos.
5 Las islas lo han visto y sienten miedo,
5 y se han asustado hasta los extremos del mundo.
6 (Se ayudan unos a otros y mutuamente se dan ánimo.
7 El fundidor anima al joyero y el pulidor al herrero, mientras conversan sobre el enchapado: «Está bueno.» Y lo afianzan con clavos para que no se mueva.)
Esperen una nueva salida
8 Pero tú, Israel, eres mi siervo. Tú eres mi elegido, pueblo de Jacob, raza de Abraham, mi amigo,
9 yo te traje de los confines de la tierra. Te llamé de una región lejana, diciéndote: «Tú eres mi servidor, yo me fijé en ti y te elegí.»
10 No temas, pues yo estoy contigo; no mires con desconfianza, pues yo soy tu Dios; yo te he dado fuerzas, he sido tu auxilio, y con mi diestra victoriosa te he sostenido.
11 Todos los que se lanzan contra ti serán avergonzados y humillados; tus adversarios serán reducidos a la nada y perecerán.
12 Buscarás a tus contrarios, pero no los hallarás; serán totalmente derrotados, reducidos a la nada los que te hacían la guerra.
13 Yo, Yavé, soy tu Dios; te tomo de la mano y te digo: No temas, que yo vengo a ayudarte.
14 No temas, raza de Jacob, más indefensa que un gusano. Yo soy tu socorro, dice Yavé, el Santo de Israel es el que te rescata.
15 Mira que te convierto en un rastrillo nuevo y con doble hilera de dientes: molerás los cerros y los harás polvo, y dejarás las lomas como paja.
16 Las echarás al viento, que se las llevará, el temporal las dispersará; pero tú te alegrarás en Yavé, y te sentirás orgulloso con el Santo de Israel.
17 Los pobres y los humildes buscan agua pero no la encuentran, y se les seca la lengua de sed. Pero yo, Yavé, los escucho; yo, Dios de Israel, no los abandonaré.
18 Haré brotar ríos en los cerros pelados y vertientes en medio de los valles. Convertiré el desierto en lagunas y la tierra seca en manantiales.
19 Plantaré en el desierto cedros, acacias, arrayanes y olivares. En la estepa plantaré cipreses, olmos y alerces
20 para que todos vean y sepan, miren y comprendan que esto lo ha hecho la mano de Yavé y lo ha creado el Dios Santo de Israel.
¿Quién lo había predicho?
21 Presenten sus argumentos, dice Yavé,
21 hablen por su defensa, dice el rey de Jacob.
22 Preséntense para decirnos qué es lo que pasará.
22 ¿Qué nos anunciaron en el pasado,
22 para que lo estudiemos
22 y sepamos lo que vendrá después?
22 O sencillamente digan lo que sucederá,
23 indiquen lo que pasará en el futuro,
23 para que sepamos si ustedes son dioses.
23 Hagan algo al menos, bueno o malo,
23 para que lo veamos y los respetemos.
24 Pero no, ustedes son nada,
24 y sus obras no valen nada.
24 Es una locura seguirlos a ustedes.
25 Lo he despertado en el norte, y ha venido,
25 desde el oriente ha sido llamado por su nombre.
25 Ha pisoteado a los jefes como al barro,
25 como el alfarero pisa la arcilla.
26 ¿Quién lo había dicho con anterioridad
26 para que lo supiéramos?
26 Había que decirlo antes,
26 y podríamos decir: «Era exacto.»
26 Pero nadie lo anunció o lo dio a saber,
27 yo fui el primero que dije a Sión: «Aquí están.»
27 y mandé la Buena Nueva a Jerusalén.
28 Miré y no había nadie que diera una opinión,
28 a quien yo preguntara y que me respondiera.
29 Pues todos ellos no valen nada,
29 nada son sus obras
29 y sus ídolos, puro aire y vacío.

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Comentarios Isaías, capítulo 41
41,1

Los primeros versos del poema (1-3) presentan a Ciro, el vencedor que progresa en su conquista del Medio Oriente. En tiempos anteriores, los reyes paganos eran mandados por Yavé para castigar a su pueblo. Ahora, uno de ellos es elegido por Yavé para salvar a su pueblo. Esa es una lección de humildad para los creyentes: Dios no escoge siempre a santos o a creyentes para libertar a los pueblos.

Los versículos 6-7, sobre la idolatría, parecen estar fuera del lugar, lo mismo que 40,19-20.
41,8

Los primeros versículos del capítulo han celebrado las victorias de Ciro, pero ahora, Dios se dirige a Israel. Este será librado de su Exilio, se prepara una nueva partida más magnífica de lo que fue la salida de Egipto, para que los judíos puedan volver a su patria.

¡Pero, qué exageración en apariencias! El regreso del Exilio iba a ser obra de pequeñas caravanas que se toparían con muchas dificultades. Sin embargo, es un hecho que gracias a ellas la nación se levantaría y la historia sagrada seguiría su curso. Allí está ya la figura de lo que Dios ofrece a las minorías de creyentes, las pequeñas comunidades que se aferran a la esperanza del Evangelio: a menudo tenemos la impresión de que no estamos realizando gran cosa, pero sin embargo es toda la aventura del Reino la que está en juego en nuestra voluntad de existir.
41,21

Este pasaje alude una vez más a las victorias de Ciro: promesas de paz para los judíos y para las pequeñas naciones del Cercano Oriente, las que desde hacía dos siglos vivían entre guerras incesantes, masacres y hambrunas.

Pero Dios (por boca del profeta) recuerda que él había anunciado todo eso de antemano, lo que nadie más había hecho. Y recrimina a todos esos dioses y a sus sacerdotes que no dijeron nada.
Isaías (Is) Capítulo 42
El siervo de Yavé
1 He aquí a mi siervo a quien yo sostengo, mi elegido, al que escogí con gusto.
1 He puesto mi Espíritu sobre él,
1 y hará que la justicia llegue a las naciones.
2 No clama, no grita,
2 no se escuchan proclamaciones en las plazas.
3 No rompe la caña doblada
3 ni aplasta la mecha que está por apagarse,
3 sino que hace florecer la justicia en la verdad.
4 No se dejará quebrar ni aplastar,
4 hasta que establezca el derecho en la tierra.
4 Las tierras de ultramar esperan su ley.
5 Así habla Yavé,
5 que creó los cielos y los estiró,
5 que moldeó la tierra y todo lo que sale de ella,
5 que dio aliento a sus habitantes
5 y espíritu, a los que se mueven en ella.
6 Yo, Yavé, te he llamado para cumplir mi justicia,
6 te he formado y tomado de la mano,
6 te he destinado para que unas a mi pueblo
6 y seas luz para todas las naciones.
7 Para abrir los ojos a los ciegos,
7 para sacar a los presos de la cárcel,
7 y del calabozo a los que yacen en la oscuridad.
8 ¡Yo soy Yavé! ¡Ese es mi Nombre!,
8 no daré mi gloria a otros ni mi honor a los ídolos.
9 Las primeras cosas se han realizado;
9 ahora, pues, anuncio cosas nuevas,
9 antes que aparezcan se las doy a conocer.
Himno de victoria
10 ¡Cántenle a Yavé un nuevo canto,
10 que lo alaben hasta los extremos del mundo!
10 ¡Que lo celebre la gente del mar y cuanto él contiene,
10 las islas con sus habitantes!
11 ¡Que levanten la voz el desierto y sus ciudades,
11 los campos donde vive Cedar!
11 ¡Que los habitantes de Petra lancen gritos
11 y sus aclamaciones resuenen hasta las cumbres!
12 ¡Que aviven a Yavé
12 y que los vivas se oigan hasta en las islas!
13 Yavé avanza como un héroe,
13 y se enardece como un guerrero.
13 Pronuncia su arenga y lanza su grito de combate,
13 y luego cae sobre los enemigos.
14 «Hacía mucho tiempo que estaba en silencio,
14 me callaba y aguantaba.
14 Como mujer que da a luz me quejaba,
14 me ahogaba y respiraba entrecortado.
15 Ahora voy a talar los montes y los cerros,
15 a secar toda la vegetación;
15 convertiré los ríos en pantanos
15 y secaré las lagunas.
16 Haré andar a los ciegos por el camino desconocido
16 y los guiaré por los senderos.
16 Cambiaré ante ellos las tinieblas en luz
16 y los caminos de piedras en pistas pavimentadas.
16 Todo esto es lo que voy a hacer,
16 y lo haré sin falta.»
17 Se retirarán humillados
17 todos los que confían en los ídolos,
17 los que dicen a las estatuas fundidas:
17 «Ustedes son nuestros dioses.»
Mis servidores son unos ciegos
18 ¡Sordos, oigan! ¡Ciegos, abran sus ojos y vean!
19 ¿Quién está ciego sino mi servidor, y quién es más sordo que el mensajero que yo mando? ¿Quién es ciego como el que trato de levantar, y quién es sordo como el servidor de Yavé?
20 Tú has visto muchas cosas, pero no te has fijado en nada. ¡Tienes los oídos abiertos, pero no oyes!
21 Yavé quiso, movido por su justicia, dar fama a su ley;
22 pero su pueblo es gente robada y saqueada, presa en cavernas o encerrada en calabozos. Los asaltaban y nadie los defendía, o les robaban y nadie reclamaba que les devolvieran.
23 ¿Quién de ustedes escuchará todo esto, y pondrá atención para recordarlo después?
24 ¿Quién permitió que asaltaran a Jacob, o le robaran a Israel? ¿No fue Yavé, contra quien pecamos? Pues no quisieron seguir sus caminos y despreciaron sus mandamientos.
25 Por eso les hizo sufrir el ardor de su enojo y los horrores de la guerra. Todo fue presa del fuego, pero ellos no entendieron; todo ha sido consumido, pero no prestaron atención.

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Comentarios Isaías, capítulo 42
42,1

Este es el primero de los cantos del servidor de Yavé (véase la Introducción de este libro). Los otros poemas del servidor se hallan en 49,1; 50,4; 52,13.

El servidor en un sentido es Israel, en otros pasajes es la minoría de los fieles conscientes de su vocación que tratan de luchar contra la indiferencia de la masa. Y también lo será el profeta (o los profetas) que entregan a esos fieles la palabra de Dios.

En diversos pasajes del Evangelio Jesús les declara a sus discípulos que son «los hijos de los profetas», y los apóstoles, a su vez, comprenderán que el Servidor por excelencia es Jesús (Mt, 12,18, He 3,13; 4,27). Jesús, servidor de su Padre e hijo de su sirvienta (Sal 116,16 y Lc 1,38).

Se acaban de celebrar las victorias de Ciro. En realidad, éstas no hacen más que anunciar otra avanzada victoriosa, la del pueblo creyente, que libre de la cautividad de Babilonia, comunicará al mundo su fe y su esperanza.

Esa minoría es la alianza del pueblo: gracias a ella Dios continúa interesándose por ese pueblo judío cuya mayoría no lo escucha; ella es la que restablecerá la alianza con Dios. Luego, dará a las naciones (a los pueblos de oriente) y a las islas (al mundo de occidente) la justicia, es decir, el nuevo orden querido por Dios.

Este es mi siervo, al que escogí yo. Son las mismas palabras que se oirán en el Bautismo de Jesús y en su Transfiguración (Jn 1,19, Lc 3,22, Mt 17,5).

He puesto mi Espíritu sobre El (Is 11,2 y 61,1; Jn 3,34).

No clama, no grita (2). Para salvar al mundo, Jesús no recurre a la propaganda, a la demagogia o a la violencia: él es el maestro humilde de corazón que nos descarga de nuestro peso (Mt 11,29).

Hay en el texto un juego de palabras sobre quebrar y vacilar. El servidor muestra comprensión para los que están quebrados o que vacilan, pero personalmente ni vacila ni se deja quebrar: es fuerte y comprensivo con los débiles.

Yo te he llamado para abrir los ojos a los ciegos y sacar a los presos de la cárcel (7). El siervo de Yavé empezará salvando a Israel. Dará la vista, es decir, la fe, a los ciegos incrédulos (Is 35,5 y 32,3). Sacará de la prisión, es decir de Babilonia, a los cautivos.

Luz para todas las naciones (6). (Lucas 2,32). Recuérdese aquí lo dicho respecto a 40,12. Los judíos dispersos entre pueblos extranjeros tienen ahora la conciencia de que el Dios de todos los hombres no los salvará a ellos sin procurar, al mismo tiempo, la reconciliación de todas las naciones.
42,10

Los pasos de Ciro son la victoria de Dios. Yavé avanza como un Dios guerrero (Jue 5,4), pero llevado por un amor maternal.

El poema recuerda la misión asignada a Isaías (6,9): «Por ti se endurecerá el corazón de este pueblo y se cegarán sus ojos.» Yavé ha perdonado y quiere sanar a este pueblo que no supo ver y que ya fueron llamados ciegos en 42,7. Después de su liberación serán los testigos del Dios que salva.

A veces nos parece que los profetas se equivocaron al anunciar tantas veces la venida de Dios como muy próxima, cuando solamente presenciaban una etapa más de la historia. En realidad, no eran diferentes de nosotros, que creemos tenerlo todo cuando ganó uno de nuestros abanderados, sea en una elección, sea en una competición deportiva. Nos alejamos de Cristo, único salvador y única esperanza, cuando luchamos por esperanzas muy humanas, y nos apasionamos por salvadores hombres. Con ellos hacemos un trecho de camino, y poco a poco descubrimos que Cristo nos invita a mirar más allá.
42,18

Este trozo podría titularse: «Pueblos explotados.»
Isaías (Is) Capítulo 43
En medio de las llamas no te quemarás
1 Y ahora, así te habla Yavé, que te ha creado, Jacob,
1 o que te ha formado, Israel.
1 No temas, porque yo te he rescatado;
1 te he llamado por tu nombre, tú eres mío.
2 Si atraviesas el río, yo estaré contigo
2 y no te arrastrará la corriente.
2 Si pasas por medio de las llamas, no te quemarás,
2 ni siquiera te chamuscarás.
3 Pues yo soy Yavé, tu Dios,
3 el Santo de Israel, tu Salvador.
3 Para rescatarte, entregaría a Egipto
3 Etiopía y Saba, en lugar tuyo.
4 Porque tú vales mucho a mis ojos,
4 yo doy a cambio tuyo vidas humanas;
4 por ti entregaría pueblos,
4 porque te amo y eres importante para mí.
5 No temas, pues, ya que yo estoy contigo.
5 Del este haré venir a tu descendencia
5 y del oeste te reuniré.
6 Le diré al norte: «Entrégamelos»,
6 y al sur: «No los retengas más.
6 Devuelve a mis hijos y a mis hijas
6 desde el lejano fin del mundo,
7 a todos aquellos que llevan mi apellido
7 y que yo he creado y formado en honor mío.»
8 Dejen salir al pueblo ciego,
8 pero que tiene ojos,
8 sordo y que sin embargo tiene oídos.
9 Que se reúnan todas las naciones
9 y se junten los pueblos.
9 ¿Quién de ustedes dijo lo que pasaría
9 y anunció lo que ya ocurrió?
9 Que presenten testigos a favor suyo,
9 para que al escuchar digamos: «¡Es cierto!»
10 Ustedes son mis testigos, dice Yavé,
10 y son mi servidor, que he elegido;
10 sépanlo, pues, y crean en mí,
10 y comprendan que Yo Soy.
10 Ningún Dios fue formado antes de mí,
10 y ningún otro existirá después.
11 Yo, yo soy Yavé,
11 y nadie salva fuera de mí.
12 Yo soy el que lo ha dicho, y ha acertado;
12 soy yo el que lo había dado a conocer,
12 y no un Dios extraño.
12 Ustedes son mis testigos, y yo soy Dios,
12 dice Yavé. 13 Siempre lo he sido,
13 y nadie me puede hacer apartar la mano;
13 si yo ejecuto algo, ¿quién me hará retroceder?
Mi pueblo me cantará alabanzas
14 Así habla Yavé,
14 su Salvador, el Santo de Israel:
14 Por ustedes he mandado gente a Babel
14 hice que rompieran todas sus trancas:
14 ¡Lloren en sus barcos, caldeos!
15 ¡Yo soy Yavé, su Santo,
15 el Creador de Israel, su Rey!
16 Esto dice Yavé,
16 que abrió un camino a través del mar
16 como una calle en medio de las olas;
17 que empujó al combate carros y caballería,
17 un ejército con toda su gente:
17 y quedaron tendidos, para no levantarse más,
17 se apagaron como una mecha que se consume.
18 Pero no se acuerden más de otros tiempos,
18 ni sueñen ya más en las cosas del pasado.
19 Pues yo voy a realizar una cosa nueva,
19 que ya aparece. ¿No la notan?
19 Sí, trazaré una ruta en las soledades
19 y pondré praderas en el desierto.
20 Los animales salvajes me felicitarán,
20 ya sean lobos o búhos,
20 porque le daré agua al desierto,
20 y los ríos correrán en las tierras áridas
20 para dar de beber a mi pueblo elegido.
21 Entonces el pueblo que yo me he formado
21 me cantará alabanzas.
Derramaré mi Espíritu sobre tu raza
22 Tú, Jacob, no me has invocado,
22 más bien, te habías cansado de mí.
23 No me has traído tus ovejas para víctimas,
23 ni me has honrado con sacrificios.
24 Yo no te he abrumado pidiéndote ofrendas,
24 ni te he cansado reclamando incienso.
24 No tuviste que gastar en aromas,
24 ni me diste la grasa de tus sacrificios,
24 sino que me has atormentado con tus pecados
24 y me has cansado con tu maldad.
25 Soy yo quien tenía que borrar tus faltas
25 y no acordarme más de tus pecados.
26 Recuerda bien, para que discutamos,
26 saca tú mismo las cuentas para que puedas ganar.
27 Ya pecó tu primer padre,
27 y después se han rebelado tus portavoces;
28 por eso, dejé botados a los jefes de mi santuario,
28 exterminé a los hijos de Jacob
28 y quise que mi pueblo fuera despreciado.

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Comentarios Isaías, capítulo 43
43,10

La seguridad del Dios Triunfador salta a la vista más aún que en los poemas anteriores: Yo, Yo, Yo Soy... El «yo» es odioso en la boca de los hombres, pero sí que le conviene a Dios. «Yo Soy» fue la revelación de Dios a Moisés en la zarza (Ex 3). Y también Jesús dirá repetidas veces «Yo Soy» para dar a entender quién es (Juan 8,12).

Este es el Dios que nos levanta el ánimo. Si pasas por medio de las llamas, no te quemarás. Todo es posible, hasta vivir según el Evangelio en un ambiente materializado.

Para rescatarte, entregaría pueblos (3-4). Con esta expresión figurada se reafirma el amor sin par de Yavé para Israel: él lo ha elegido para dar un sentido a la historia del mundo, y ese pueblo es el único que no puede faltar ni desaparecer.

En el final, 43,16-21, se vuelve a decir: la nueva salida de Babilonia aventajará a la de Egipto: ustedes han contemplado bastante el pasado; miren, pues, al porvenir.
43,23

No me has traído tus ovejas para víctimas. Dios se queja de que su pueblo sea ingrato; pero también recordemos que en Babilonia los judíos desterrados no tenían templo ni ceremonias. Y Yavé toma pie de eso para decirles: «Si vengo a salvar, no es que hayan comprado mis favores con sus sacrificios.»

Soy yo quien tenía que borrar tus faltas y no acordarme más de tus pecados (25). Después de lo que dijo por medio de Jeremías y de Ezequiel, Dios sigue declarando su amor despreciado por los hombres. Aunque diferentes, todos los profetas usan el lenguaje del amor. Pues ellos saben que el pecado no es solamente una falta contra las órdenes y las leyes sagradas, sino más bien un rechazo del amor de Dios.
Isaías (Is) Capítulo 44
1 Pero ahora, escucha, Jacob, siervo mío,
1 hijos de Israel, a quienes yo elegí:
2 Así habla Yavé, el que te hizo,
2 tu socorro, el que te formó desde el seno materno:
2 No teman, hijos de Jacob, mi servidor,
2 Israel a quien yo elegí.
3 Derramaré agua sobre el suelo sediento
3 y los riachuelos correrán en la tierra seca.
3 Derramaré mi espíritu sobre tu raza
3 y mi bendición cubrirá tus descendientes.
4 Crecerán como hierba regada,
4 como sauces a orillas de los ríos.
5 Uno dirá: Yo soy de Yavé,
5 otro llevará el nombre de Jacob,
5 un tercero escribirá en su mano: «De Yavé»,
5 y tendrá como apellido el nombre de Israel.
6 Así habla el rey de Israel
6 y su redentor, Yavé de los Ejércitos:
6 «Yo soy el primero y el último;
6 no hay otro Dios fuera de mí.
7 ¿Quién es igual a mí? Que se pare y lo diga,
7 que me cuente y me demuestre
7 que anunció lo que debía pasar
7 y nos dijo con anticipación las cosas futuras.
8 No se asusten ni tengan miedo:
8 ¿no es cierto que se lo había anunciado desde hace tiempo?
8 Ustedes ahora son mis testigos:
8 ¿hay acaso otro Dios fuera de mí?
8 ¡No! no existe otra Roca que yo sepa.»
Burla contra los que adoran a los ídolos
9 Los que se dedican a tallar estatuas de dioses no son nada por muchos que sean, y esas obras a las que quieren no sirven para nada. Sus partidarios no ven ni entienden nada, pero al fin se decepcionarán.
10 ¿Cómo se les ocurre fabricar un dios o fundir una estatua que de nada sirve?
11 Todos sus cómplices llevarán un chasco, y esos artesanos se pondrán colorados. Que se reúnan todos y se presenten. Verán cómo sentirán, al mismo tiempo, miedo y vergüenza.
12 El herrero trabaja con la fragua y a martillazos da forma a su obra; la trabaja con la fuerza de sus brazos. Siente hambre y se cansa y se agota.
13 El escultor mide la madera, dibuja a lápiz la figura, la trabaja con el cincel y le aplica el compás. Lo hace siguiendo las medidas del cuerpo humano, y con cara de hombre, para ponerlo en un templo.
14 Para esto tuvo que escoger un cedro o un roble entre los árboles del bosque, o bien plantó un laurel que la lluvia hizo crecer.
15 El hombre ya tiene para hacer fuego, para calentarse y para cocer el pan. Pero también fabrica con esa madera un dios para agacharse delante de él; se hace un ídolo para adorarlo.
16 Echa la mitad al fuego, pone a asar la carne sobre las brasas, y cuando está listo, se come el asado hasta quedar satisfecho. Al mismo tiempo, se calienta y dice: «Me caliento mientras miro las llamas.»
17 Y con lo que sobre se fabrica su dios, su ídolo, ante el cual se agacha, se tira al suelo, y le reza diciéndole: «Sálvame, pues tú eres mi dios.»
18 No saben ni entienden. Sus ojos están tapados y no ven; su inteligencia no se da a la razón.
19 No reflexionan ni son capaces de pensar o entender y decirse: «He echado la mitad al fuego, he puesto a cocer el pan sobre las brasas, he asado la carne que me comí, ¿y con lo que sobra voy a hacer esta tontería? ¿Y me voy a agachar ante un trozo de madera?»
20 Ese es un hombre que se alimenta de cenizas; tiene su corazón engañado y se perderá. ¿No será capaz de recapacitar y de preguntarse: «¿Qué tengo en las manos sino puras mentiras?»
21 Jacob, acuérdate de estas cosas
21 pues tú eres mi servidor, Israel.
21 Yo hice de ti mi servidor,
21 Israel ¡no me olvides!
22 He disuelto tus pecados como una neblina,
22 y tus faltas como se deshace una nube.
22 Vuélvete a mí, pues yo te he rescatado.
23 Cielos, griten de alegría, porque Yavé lo ha hecho, y retumben, profundidades de la tierra; cerros y bosques con sus árboles, salten de contento, pues Yavé ha rescatado a Jacob y ha demostrado su poder en Israel.
Ciro, el libertador enviado por Dios
24 Así habla Yavé, tu redentor, el que te formó desde el seno materno:
24 Yo, Yavé, he hecho todas las cosas, yo solo estiré los cielos, yo afirmé la tierra, ¿y quién estuvo conmigo?
25 Hago fracasar las predicciones de los magos, y divagar a los adivinos; hago que los sabios se retiren y que su ciencia no acierte.
26 Yo confirmo las palabras de mi servidor y hago que resulten los planes de mis mensajeros.
26 Yo digo a Jerusalén: «Volverás a ser habitada.» Y a las ciudades de Judá: «Serán reconstruidas, pues las levantaré de entre sus ruinas.»
27 Yo digo al océano: «¡Sécate!», y sus fuentes se cierran.
28 Yo digo de Ciro: «Aquí está mi pastor», y sale para cumplir mis deseos. El dirá por Jerusalén: «¡Que la levanten!», y por el Templo: «¡Que sea reconstruido!»

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Comentarios Isaías, capítulo 44
44,9

Hay que leer aparte el trozo 9-20, que probablemente fue colocado aquí, aunque procedente de otra mano: es una burla de los fabricantes de ídolos que leemos casi idéntica en otros lugares. Pero nunca estará de más denunciar nuestros ídolos y purificarnos de ellos (52,11). Como si no bastaran todos los ídolos que sigue fabricando nuestra sociedad a la medida de sus progresos técnicos, también están las criaturas y los dones de Dios a los que tanto preciamos, porque ya nos va faltando la sed de Dios. Hasta la Iglesia puede volverse un ídolo para quienes la tienen en sus manos.

Ver el comentario de Isaías 30,22 y Jeremías 2,13.
Isaías (Is) Capítulo 45
1 Así habla Yavé a Ciro, su ungido: «Yo te he llevado de la mano
1 para doblegar a las naciones
1 y desarmar a los reyes.
1 Hice que las puertas se abrieran ante ti
1 y no volvieran a cerrarse.
2 Yo iré delante de ti
2 y aplanaré las pendientes,
2 destrozaré las puertas de bronce
2 y romperé las trancas de hierro.
3 Te daré los tesoros secretos
3 y las riquezas escondidas,
3 para que sepas que Yo soy Yavé,
3 el Dios de Israel que te llamó por tu nombre.
4 Por amor a mi servidor Jacob,
4 a Israel, mi elegido,
4 te he llamado por tu nombre
4 y te he lanzado sin que tú me conocieras.
5 Yo soy Yavé, y no hay otro igual,
5 fuera de mí no hay ningún otro Dios.
5 Sin que me conocieras estuve contigo,
6 para que todos sepan, del oriente al poniente,
6 que nada existe fuera de mí.
7 Yo soy Yavé, y no hay otro más;
7 yo enciendo la luz y creo las tinieblas,
7 yo hago la felicidad y provoco la desgracia,
7 yo, Yavé, soy el que hace todo esto.
8 Que los cielos manden de lo alto, como lluvia,
8 y las nubes descarguen la Justicia.
8 Que se abra la tierra y produzca su fruto,
8 que es la salvación,
8 y al mismo tiempo florezca la justicia,
8 porque soy yo, Yavé, quien lo envió.
9 ¿Acaso discutirá con su fabricante el que es el último de los tiestos? Vaso de arcilla, ¿vas a decir al artesano: qué hiciste? Si eres una cosa fabricada y no tienes manos.
10 Pobre del que se atreve a gritarle a su padre: «¿Qué clase de hijo tienes?» O a su madre: «¿Qué es lo que has dado a luz?»
11 Así habla Yavé, el Santo, aquel que formó a Israel: «¿Me van a criticar acerca de mis hijos, me van a dar órdenes sobre lo que deba hacer?
12 Pues bien, yo he hecho la tierra y he creado a los hombres para que en ella vivan. Yo, con mis manos, he estirado los cielos y mando a todo su ejército.
13 Yo lo he llevado a la victoria
13 y le he despejado el camino.
13 El reconstruirá mi ciudad,
13 traerá a su patria a mis desterrados,
13 sin exigir rescate ni recompensa»,
13 dice Yavé de los Ejércitos.
En ti está Dios escondido
14 Así habla Yavé:
14 «El trabajo de Egipto y las ganancias de Etiopía, junto con los sebaítas, de alta estatura, pasarán a poder tuyo y te pertenecerán. Irán detrás de ti encadenados, se agacharán delante de ti y volviendo su cara hacia ti suplicarán:
14 “Sólo en ti está Dios, y no hay otro.
15 Tú eres un Dios al que le gusta esconderse, Dios de Israel, el Salvador.”
16 Quedarán confundidos y humillados los fabricantes de ídolos, y se irán avergonzados.
17 Israel en cambio será salvado para siempre, y sus hijos no sufrirán más vergüenza ni deshonra, nunca jamás.
18 Sí, así habla Yavé, Creador de los cielos,
18 — pues El es Dios,
18 que ha formado y hecho la tierra,
18 — pues El le puso cimientos:
18 No dejé la confusión, sino que la hice habitable,
18 — pues yo soy Yavé y no hay otro;
19 asimismo no he hablado en secreto,
19 — en algún rincón oscuro;
19 y no he dicho a la raza de Jacob:
19 “Búsquenme, pero todo será confusión”,
19 — pues yo, Yavé, digo lo que es justo y hablo sin rodeos.»
Ante mí se doblará toda rodilla
20 Reúnanse y vengan, acérquense y traten de entender, ustedes que sobreviven entre las naciones:
20 Son tontos los que le creen a una estatua,
20 a una cosa de madera,
20 y rezan a un dios incapaz de salvar.
21 O si no hablen, presenten sus pruebas;
21 si es necesario, consúltense unos a otros:
21 ¿Quién había anunciado estas cosas
21 y las había publicado desde hace tiempo?
21 ¿No he sido yo, Yavé?
21 No hay otro Dios fuera de mí.
21 Dios justo y Salvador no hay fuera de mí.
22 Vuélvanse a mí para que se salven,
22 desde cualquier parte del mundo,
22 pues ¡yo soy Dios y no tengo otro igual!
23 Lo juro por mi Nombre,
23 pues de mi boca sólo sale la verdad
23 y si hablo, la palabra no se echa atrás:
23 «Ante mí se doblará toda rodilla
23 y toda lengua jurará por mí, diciendo:
24 Justicia y fuerza están sólo en Yavé.»
24 Vendrán a verlo muy humilditos
24 los mismos que se enfurecían con él,
25 y toda la raza de Israel conseguirá
25 con Yavé el triunfo y la gloria.

**
Comentarios Isaías, capítulo 45
45,1

Nuevo mensaje de Yavé para Ciro vencedor, semejante al de 41,25.

Cosa única en la Biblia, ese rey pagano es llamado el ungido de Dios, igual que los hijos de David y que Cristo, «ungido de Dios». ¡Qué cosa más increíble para los judíos, acostumbrados a pensar que Yavé era solamente su Dios! La historia nos dice que Ciro fue un padre para sus pueblos, y la Biblia recordará que su primer acto, después de tomar a Babilonia, fue devolver la libertad a todos los que ahí vi vían desterrados (Esd 1,1). Pero aquí el profeta no elogia más que a Dios mismo, el que dirige infaliblemente nuestra historia, y nunca dejará que desmienta sus promesas al pueblo elegido.
45,8

Aquí se expresa magnificamente la obra del Dios salvador. Como lo dijimos respecto a Isaías 11,1 no se trata de oponer o de separar la salvación que procura Dios y la que los hombres pueden realizar. Más bien se juntan la actuación de Dios y la cooperación del hombre para esta obra única que es encaminarnos hacia el término de nuestros trabajos.

La justicia es la rectitud total del hombre; es también un orden nuevo establecido en la historia. Esta justicia tiene que venir de Dios, el único que puede crear un hombre nuevo. Y, de hecho, llegará en la persona de Cristo, el Justo (Jn 16,10), el que nace entre nosotros como el primer brote de una humanidad renovada. Cristo no hará irrupción en el mundo, «bajando» glorioso del cielo, sino que será el fruto de nuestra tierra, siendo judío nacido de judíos, hombre verdadero nacido de una madre virgen. Tampoco Cristo cumplirá solo la obra de nuestra salvación, la cual ha de realizarse a lo largo de la historia: Justicia y Salvación serán los frutos de la humanidad fecundada por la misericordia de los Cielos.

La salvación significa aquí la liberación total del hombre.

Este texto tiene como su complemento el salmo 85. Ahí se usa otra figura: dos manos se juntan, tendida una desde el cielo y la otra alzándose de la tierra, para realizar la alianza definitiva de Dios y de los hombres en el amor y la fidelidad (Jn 1,17).
45,9

Los mismos temas continúan con expresiones diferentes.

Yavé, libre creador de todo, dirige también como soberano la historia. Jeremías 18,1 usó la misma comparación del alfarero y su greda para decir algo muy diferente.
45,14

El profeta contempla a los poderosos de ayer, vencidos por Ciro. Los egipcios y los etíopes vencidos vuelven encadenados a Palestina siguiendo el mismo camino por el que llegaron orgullosos. Al pasar cerca de Jerusalén, la ven gloriosa y colmada de los favores de Dios, y postrándose en su dirección piden a Yavé que los salve también a ellos.

La liberación de Israel es el medio por el cual Yavé se dará a conocer al mundo; reconocerán a Yavé por la manera como restableció a un pueblo muerto. Vendrán a adorar al Señor del universo «escondido» en un pueblo sin apa riencia.

Eso mismo se va verificando en la Iglesia mientras más la desprecian. Algún día los pueblos reconocerán que ella mantuvo en el mundo el fuego de Dios y la verdad del hombre.
Isaías (Is) Capítulo 46
Diferencia entre Dios y los dioses falsos
1 ¡Bel se desploma y Nebo se derrumba!
1 Sus ídolos son puestos sobre bestias de carga,
1 sus objetos sagrados son un peso para las bestias cansadas.
2 Se desploman y se caen junto con éstas,
2 incapaces de salvar a las que los transportan.
2 Ellos también van al cautiverio.
3 «Escúchenme, gente de Jacob,
3 todos los que sobreviven de Israel:
3 a los que crié desde su nacimiento
3 y de los que me hice cargo desde el seno materno.
4 Hasta su vejez yo seré el mismo,
4 y los apoyaré hasta que sus cabellos se pongan blancos.
4 He cargado con ustedes, y seguiré haciéndolo,
4 los sostendré y los libertaré.
5 ¿Con quién podrán compararme o equipararme?
5 ¿Encontrarán uno igual o semejante a mí?
6 Pero la gente saca el oro de su cartera
6 y lo pesan, con la plata, en la balanza.
6 Le pagan a un joyero para que les haga un dios
6 al que adoran y delante del cual se tiran al suelo.
7 Se lo echan al hombro y lo llevan,
7 después lo colocan donde va a quedar,
7 y allí está sin que se mueva de su sitio.
7 Por más que le hablan, no responde
7 y a nadie salva de la ruina.
8 Recuerden esto y tengan vergüenza,
8 reflexionen en su corazón, pecadores.
9 Recuerden las cosas que pasaron antiguamente.
9 Yo soy Dios y no hay otro igual,
9 soy Dios y no hay nada divino fuera de mí.
10 Yo anuncio desde el principio lo que va a venir,
10 y de antemano, lo que no se ha cumplido todavía.
10 Yo digo, y mis planes se cumplen,
10 y todo lo que quiero se realizará.
11 Llamo desde el este a un ave de rapiña,
11 llamo de una tierra lejana,
11 al hombre que está en mis proyectos.
11 Tal como lo he pensado, así lo haré;
11 como lo he planeado, así lo ejecutaré.
12 Oiganme, ustedes, que no piensan en nada
12 y que están tan ajenos a mi salvación.
13 Mi victoria ya se aproxima, ya llega,
13 y mi salvación no se demorará más.
13 Instalaré mi salvación en Sión,
13 y daré a Israel la grandeza.»

**
Comentarios Isaías, capítulo 46
46,1

El profeta anticipa la caída de Babilonia. Imagina a los caldeos gastando sus energías para salvar a sus ídolos. En cambio, Israel no tiene que portar sus dioses: Yavé es el que porta a los suyos (46,1-7) y les da vida.
Isaías (Is) Capítulo 47
1 ¡Baja y siéntate en el suelo, virgen hija de Babel!
1 No más trono:
1 Siéntate en la tierra, hija de los caldeos.
1 Ya no te llamarán más delicada y tierna.
2 Toma el molino y muele la harina,
2 quítate el velo que te protege la cara,
2 levanta tu falda para atravesar el río
2 y que se vean tus piernas.
3 Pondrán al descubierto tu desnudez,
3 y se verán tus vergüenzas.
4 Me voy a desquitar y nadie intervendrá.
4 — dice Yavé de los Ejércitos, nuestro libertador,
4 cuyo nombre es el Santo de Israel.
5 Siéntate en silencio,
5 colócate en la sombra, hija de los caldeos.
5 Ya nunca más te llamarán soberana de los reinos.
6 Me había enojado con mi pueblo
6 y había rechazado a los míos.
6 Los había entregado a tus manos,
6 pero tú no tuviste compasión
6 y, sobre el anciano,
6 hiciste caer tu yugo aplastante.
7 Tú decías: «Para siempre dominaré.»
7 Y no te fijabas en lo que sucedía,
7 ni pensabas cuál sería el fin.
8 Ahora, escucha esto, delicada,
8 tú que te sientes tan segura y dices:
8 «Yo, y nadie más; no quedaré viuda,
8 ni perderé mis hijos.»
9 Estas dos desgracias te sucederán
9 de un golpe, en el mismo día:
9 quedarás viuda y sin hijos.
9 Esta será tu suerte,
9 a pesar de tus muchos encantamientos
9 y del poder de tus brujerías.
10 Te sentías segura en tu maldad,
10 y decías: «Nadie me ve.»
10 Tu sabiduría y tu ciencia se te subieron a la cabeza.
10 hasta tal punto que pensabas: «Yo y nadie más.»
11 Pero te va a ocurrir una desgracia
11 que no podrás evitar,
11 una calamidad caerá sobre ti,
11 y no podrás hacerle el quite.
11 De repente te va a pasar algo
11 muy grave, en lo que no pensabas.
12 Quédate, pues, con tus encantamientos
12 y con tus numerosas brujerías,
12 a las que te has dedicado desde tu juventud.
12 ¡A ver si te ayudan en algo,
12 o si puedes con ellos atemorizar a la desgracia!
13 Te cansas con tantos consejos.
13 Que se presenten y que te salven
13 los que describen los cielos y observan las estrellas,
13 y te dan a conocer, cada mes, lo que te sucederá.
14 Serán todos como paja que devora el fuego,
14 ninguno de ellos podrá salvarse de las llamas,
14 —y no serán brasas para el pan,
14 o brasero para calentarse—.
15 En esto vendrán a parar tus magos,
15 por los cuales tanto te has preocupado desde tu juventud;
15 se irán corriendo uno tras otro y no podrán salvarte.

**
Comentarios Isaías, capítulo 47
47,1

Aquí vale lo dicho en Isaías 13,1: es un canto de duelo sobre Babilonia, que pasará a ser la figura de la ciudad impía. Por eso, Juan llama Babilonia al imperio romano que persigue a los cristianos (Ap, cc.17 y 18).

Virgen hija de Babel es Babel (o sea, Babilonia) según la manera hebrea de designar a las capitales. Ella dice: nunca seré viuda; eso puede significar: nunca seré privada de mis dioses, o nunca se me escapará el poder. Babilonia pensaba que sus magos, célebres en los países de Oriente, asegurarían su porvenir, pues pretendían leerlo en los astros. En todos los siglos la misma seguridad inspira a los que creen dominar el progreso.

Sobre el anciano hiciste caer tu yugo aplastante (6). Es el tipo de criterios con el que los profetas aprecian una civilización.
Isaías (Is) Capítulo 48
1 Escuchen esto, familia de Jacob, ustedes que llevan el nombre de Israel
1 y que son hijos de su padre Judá.
1 Ustedes que juran por el nombre de Yavé
1 e invocan al Dios de Israel,
1 pero con mala fe y sin sinceridad.
2 Ustedes llevan el nombre de la Ciudad Santa
2 y confían en el Dios de su Padre Israel,
2 cuyo nombre es Yavé de los Ejércitos,.
3 Yo les había anunciado los acontecimientos mucho tiempo antes. Salieron de mi boca cuando los di a conocer, de pronto actué y se cumplieron.
4 Yo sabía que eres porfiado, que tu cuello es como una barra de hierro y que tienes la frente como de bronce.
5 Por eso, te había anunciado los acontecimientos y te los di a conocer antes que sucedieran. Si no, habrías dicho: «¡Mi ídolo fue el que los hizo, mi estatua tallada o fundida fue quien los mandó!»
6 Esto lo has visto, lo has oído. ¿No tienes que confesarlo? Ahora te revelo cosas nuevas y secretas que tú no cono cías.
7 No son cosas de tiempos pasados, pues recién acabo de decidirlas, y hasta el día de hoy no habías oído de ellas, así que no podrás decir: «Ya lo sabía.»
8 Tú nada de ellas habías escuchado o sabido, ni habían llegado con anticipación a tus oídos; porque yo sabía lo infiel que eres, que desde el seno de tu madre te llaman «el rebelde».
9 Pero por amor de mi Nombre contuve mi enojo y por mi honor me reprimí y no te hice pedazos.
10 Esto sí, te he puesto en el fuego, igual que la plata, y te he probado en el horno de la desgracia.
11 Por mí, sí, sólo por mí voy a actuar, pues ¿cómo dejaría que me desprecien? ¿Y cómo cedería mi gloria a otro?
12 Escúchame, Jacob, pues a ti te he llamado, Israel: soy Yo; Yo que soy el primero y también el último.
13 Mi mano puso los cimientos de la tierra y mi derecha estiró los cielos. Los llamo y se presentan todos juntos.
14 Reúnanse todos y escuchen: quién de toda esa gente les ha hecho este anuncio: «Yavé quiere a ese hombre (a Ciro); éste es el que cumplirá sus deseos contra Babilonia y contra el pueblo de los caldeos.»
15 Yo, sí, yo he hablado, porque era yo quien lo llamaba y daba éxito a sus empresas.
Si hubieras estado atento a mis leyes
16 Acérquense a mí y oigan: desde el principio nunca hablé en secreto y desde que sucedieron estas cosas me tenían aquí. Sepan entonces que el Señor Yavé me ha enviado junto con su Espíritu.
17 Así dice Yavé, el que te rescata, el Santo de Israel: «Yo soy tu Dios y te enseño lo que te es provechoso, indicándote el camino que debes seguir.
18 Si hubieras estado atento a mis leyes, la dicha te habría inundado como un río. Habrías sido fuerte como las olas del mar,
19 y tus hijos, numerosos como los granos de arena, y tu nombre no sería nunca arrancado o borrado de mi vista.»
20 «¡Salgan de Babilonia! ¡Huyan del país de los caldeos!» Griten esto alegremente, anúncienlo y transmítanlo hasta el último rincón del mundo. Digan: «Yavé ha salvado a su servidor Jacob.
21 No pasaron sed en los desiertos por los que los guió; para ellos sacó agua de la roca. Partió la roca y se abrió un manantial.»
22 Pero no hay paz para los malvados, dice Yavé.

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Comentarios Isaías, capítulo 48
48,1

El profeta echa una mirada al pasado de Israel. Esto se parece a lo del paraíso perdido. Si hubieran obedecido, se habría realizado el deseo de Yavé de colmarlos de sus bendiciones y se habrían verificado las promesas de Dios a Abraham.

Pero Dios intervendrá nuevamente como Redentor de su pueblo.
Isaías (Is) Capítulo 49
Yavé me llamó desde el vientre de mi madre
1 Escúchenme, islas lejanas, pongan atención, pueblos.
1 Yavé me llamó desde el vientre de mi madre,
1 conoció mi nombre desde antes que naciera.
2 Hizo de mi boca una espada cortante
2 y me guardó debajo de su mano.
2 Hizo de mí una flecha puntiaguda
2 que tenía escondida entre las otras.
3 El me dijo: «Tú eres mi servidor, Israel,
3 y por ti me daré a conocer.»
4 Mientras que yo pensaba: «He trabajado en balde,
4 en vano he gastado mis fuerzas, para nada.»
4 Yavé, sin embargo, protegía mis derechos,
4 mi Dios guardaba mi salario,
4 pues soy importante para Yavé,
4 y mi Dios se hizo mi fuerza.
5 Y ahora ha hablado Yavé,
5 que me formó desde el seno materno
5 para que fuera su servidor,
5 para que le traiga a Jacob y le junte a Israel:
6 «No vale la pena que seas mi servidor
6 únicamente para restablecer a las tribus de Jacob,
6 o traer sus sobrevivientes a su patria.
6 Tú serás, además, una luz para las naciones,
6 para que mi salvación llegue
6 hasta el último extremo de la tierra.»
En el momento oportuno te atenderé
7 Esto dice Yavé, el redentor y el Santo de Israel, al esclavo de los tiranos, al que es despreciado de todos y al que las naciones aborrecen:
7 «Los reyes, al ver lo que suceda, se levantarán, y los príncipes se inclinarán; porque el Santo de Israel, que te eligió, Yavé, ha cumplido su palabra.»
8 Yavé te asegura: En el momento oportuno te atendí, al día de la salvación, te socorrí. Quise que fueras la alianza del pueblo, que reconstruyeras el país, y entregaras a sus dueños las propiedades destruidas,
9 Dirás a los prisioneros: «¡Salgan!», a los que están en la oscuridad: «Salgan a la luz.»
9 A lo largo del camino pastarán y no les faltará el pasto ni en los cerros pelados.
10 No padecerán hambre ni sed, y no estarán expuestos al viento quemante ni al sol; pues el que se compadece de ellos los guiará y los llevará hasta donde están las vertientes de agua.
11 Haré caminos a través de las montañas y pavimentaré los senderos..
12 Y ahora vuelven del país lejano, otros del norte y del oeste, aquéllos del sur de Egipto.
Cuando tu madre te olvide
13 ¡Cielos, griten de alegría!
13 ¡Tierra, alégrate!
13 Cerros, salten y canten de gozo
13 porque Yavé ha consolado a su pueblo
13 y se ha compadecido de los afligidos.
14 Y Sión decía: «Yavé me ha abandonado
14 y el Señor se ha olvidado de mí.»
15 Pero, ¿puede una mujer olvidarse del niño que cría,
15 o dejar de querer al hijo de sus entrañas?
15 Pues bien, aunque alguna lo olvidase,
15 yo nunca me olvidaría de ti.
16 Mira cómo te tengo grabada
16 en la palma de mis manos.
16 y nunca dejé de pensar en tus murallas:
17 ya llegan tus reconstructores,
17 mientras que tus demoledores
17 y los que te arruinaron se van.
18 Levanta tus ojos y mira en tu derredor:
18 todos se juntan y vuelven a ti.
18 Por mi vida, dice Yavé,
18 que todos ellos serán como tu traje de gala
18 y los lucirás como una novia.
19 Pues tus lugares abandonados,
19 tus ciudades destruidas
19 y tu país arruinado
19 se harán estrechos para tantos habitantes,
19 mientras que tus destructores se habrán ido.
20 De nuevo te dirán al oído tus hijos,
20 a los que nunca pensabas recuperar:
20 «Ese sitio se ha hecho chico para mí,
20 dame otro donde pueda levantar mi casa.»
20 Tú entonces te preguntarás:
21 «¿Quién me habrá dado a luz a toda esta gente?
21 Pues yo estaba sin hijos
21 y no los podía tener,
21 estaba abandonada, en el exilio,
21 ¿quién me los habrá criado?
21 Porque yo había quedado sola.
21 Y éstos, ¿de dónde vienen ahora?»
22 El Señor Yavé te responde de esta manera:
22 Hago señas con la mano a las naciones
22 y levanto mi bandera para que la vean los pueblos.
22 Te traerán a tus hijos en brazos
22 y a tus hijas sobre los hombros.
23 Los reyes serán tus padres adoptivos
23 y sus princesas tus niñeras.
23 Se agacharán delante de ti hasta tocar el suelo
23 y besarán el polvo de tus pies.
23 Entonces tú sabrás que Yo soy Yavé;
23 y que nunca defraudo a los que esperan en mí.
24 ¿Se le puede quitar su parte a un soldado
24 o escapársele su prisionero al vencedor?
25 Sí, afirma Yavé:
25 Le arrebatarán su prisionero al vencedor
25 y dejarán sin su parte al soldado.
25 Al que contienda contigo, con él yo pelearé,
25 y yo mismo salvaré a tus hijos.
26 A tus opresores los haré comer su propia carne.
26 y se emborracharán con su sangre como si fuese vino.
26 Y todo mortal sabrá que yo, Yavé, soy tu Salvador
26 y que tu Redentor es el Campeón de Jacob.

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Comentarios Isaías, capítulo 49
49,1

Este es el segundo «canto del servidor»: ver la Introducción a los capítulos 40-55.

Aquí el profeta habla en nombre de los desterrados de Juda en Babilonia (los que más tarde serán llamados judíos). Y pone en sus labios una acción de gracias a Dios que los escogió en forma muy especial para una misión excepcional.

Son ellos el futuro y la esperanza de Israel, no los que se han quedado en su tierra. Dentro de poco volverán y reunirán a los sobrevivientes de las tribus de Jacob, es decir, no sólo a sus hermanos del ex reino de Juda, pero también a todos los otros del reino del norte. Desde ese momento la reunión del pueblo de Dios pasará a ser el gran sueño de la Biblia, y algún día el Evangelio precisará que esta obra le fue encargada a Cristo: Jn 11,52.

Pero hay más: Dios cuenta con este grupo de exiliados para llevar la luz a las naciones. Con esto se abren los tiempos de la misión. Los ju díos serán en el mundo los mensajeros del Dios único y de su Ley. Más tarde los de ellos que reconozcan a Cristo llamarán a los paganos a la fe, y el Espíritu será regalado a los creyentes (Gál 3,14). Es así como un pueblo humillado será la flecha escondida, el último recurso de Yavé. Dios manifestará a través de él su «locura» más sabia que la sabiduría humana (1 Cor 1,21).

Yavé me llamó desde el vientre de mi madre. Esto se le dijo a Jeremías (1,5), y todo lo que sigue puede entenderse igualmente de la minoría creyente como del que vive plenamente esta vocación profética. El servidor, ¿es uno, o bien es una línea de justos? Los apóstoles no tardaron en ver que todo este texto se entendía de Jesús en forma muy especial. Él es La Palabra y la espada de doble filo (Heb 4,12 y Ap 19,5).

También Pablo se aplica a sí mismo estos versos: Gál 1,15; He 13,47; 2 Co 10,4 y 12,8. Esta doble interpretación, personal y colectiva no tiene por qué asombrarnos: el único Salvador no es nunca un salvador solo. Jesús quiso formar un cuerpo con esa minoría que cree, que sufre y persevera, preparando la salvación del mundo.
49,7

El amor de madre de Yavé para con su pueblo.

Lo saca de la desesperación y del desprecio. Reconstruye Jerusalén y reúne a los dispersos. Atrae a todas las naciones para que vengan a reconocer la ciudad verdadera.

Aquí Dios se dirige una vez más a las mino rías más conscientes de Israel, a los que no renegaron de su ideal ni de sus esperanzas cuando estaban perdidos en la ciudad grande, rica —y pagana— de Babilonia. Ellos levantarán a su pueblo y serán la luz del mundo.

Estas promesas empezaron a cumplirse cuando los judíos, de vuelta a su tierra, se hicieron los misioneros del Dios único en todos los países del mundo griego y sirio. Luego, iban a tomar un significado nuevo para la Iglesia, que Cristo fundó como una nueva Jerusalén. Esta parece a veces muy decaída y sin vida; y también ocurre que desaparece en tal o cual lugar del mundo. Dios, sin embargo, le reserva nuevos hijos que vendrán de otros continentes. Nos invita a mirar más allá de nuestras comunidades hacia los que todavía no han recibido el anuncio del Reino de Dios.
Isaías (Is) Capítulo 50
1 Así habla Yavé: ¿Acaso despedí a su madre? ¡Muéstrenme el certificado de divorcio!
2 O bien, ¿a quién debo yo dinero, y a quién los he vendido? Por culpa de sus pecados fueron vendidos y por sus infidelidades me divorcié de su madre.
2 ¿Por qué, cuando llegué, no encontré a nadie, y cuando llamé, nadie me respondió? ¿Se me habrá acortado el brazo, que no alcanza a salvar, o será que ya no tengo fuerzas? Con un solo gesto dejo seco el mar y cambio los ríos en desiertos. Sus peces, sin agua, quedan en seco y mueren de sed.
3 Pinto a los cielos de negro y los visto de luto.
Yavé me ha abierto los oídos
4 El Señor Yavé me ha concedido
4 el poder hablar como su discípulo.
4 Y ha puesto en mi boca las palabras
4 para fortalecer al que está aburrido.
4 A la mañana él despierta mi mente
4 y lo escucho como lo hacen los discípulos.
5 El Señor Yavé me ha abierto los oídos
5 y yo no me resistí ni me eché atrás.
6 He ofrecido mi espalda a los que me golpeaban,
6 mis mejillas a quienes me tiraban la barba,
6 y no oculté mi rostro ante las injurias y los escupos.
7 El Señor Yavé está de mi parte,
7 y por eso no me molestan las ofensas;
7 por eso, puse mi cara dura como piedra.
7 y yo sé que no quedaré frustrado,
8 Aquí viene mi juez, ¿quieren meterme pleito?
8 Presentémonos juntos,
8 y si hay algún demandante, ¡que se acerque!
9 Si el Señor Yavé está de mi parte,
9 ¿quién podrá condenarme?
9 Todos se harán tiras como un vestido gastado,
9 y la polilla se los comerá.
10 Quien de ustedes respeta a Yavé,
10 escuche la voz de su servidor.
10 El que camina a oscuras,
10 sin luz para alumbrarse,
10 que confíe en el Nombre de Yavé,
10 y que se apoye en su Dios.
11 Pero todos ustedes que encienden un fuego
11 y que forman un círculo con antorchas,
11 ¡vayan a las llamas de su hoguera
11 y que sus antorchas los quemen!
11 Ustedes se revolverán en sus tormentos
11 y esto será la obra de mis manos.

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Comentarios Isaías, capítulo 50
50,4

«¿De quién habla el profeta, de sí mismo o de otro?» (He 8,34). Pues el servidor puede ser como en 49,1 la minoría fiel o tal vez el profeta mismo, o quién sabe, el Profeta que vendrá. El autor se niea a elegir entre «el» o «los» servidores.

Las mismas oposiciones les habían tocado a los anteriores profetas. Moisés había tenido que soportar a un pueblo rebelde; Jeremías había sido perseguido, encarcelado (Jer 20,7 y 37). A partir de esos ejemplos se dibuja la figura y la misión del perfecto servidor de Yavé. Este será Jesús, pero cada uno de sus profetas puede retomar todas estas palabras para sí.

Se notará el comienzo del poema. El siervo podrá transmitir la palabra y animar de parte de Dios, porque él mismo escucha cada mañana y tiene el oído abierto. Para sostener al que está cansado, hay que ser enseñado por Dios: el profeta verdadero es hombre de oración y dócil al Espíritu de Dios. «Nadie conoce los secretos de Dios sino su Espíritu y nosotros hemos recibido este Espíritu para conocer lo que viene de Dios» (1 Cor 2,11).
Isaías (Is) Capítulo 51
Dios salvará a los hijos de Abraham
1 Escúchenme ustedes, que anhelan la justicia
1 y que buscan a Yavé.
2 Vuelvan a su origen, miren la roca,
2 la cantera de donde fueron sacados;
2 miren a Abraham, su padre,
2 y a Sara, que los dio a luz.
2 Era uno solo cuando lo llamé,
2 pero lo bendije y se multiplicó.
3 Pues bien, Yavé se ha compadecido de Sión
3 y ahora quiere dar vida a sus ruinas,
3 transformar su soledad en un Paraíso
3 y su sequedad en un jardín de Yavé.
3 Entonces se lo agradecerán, tocando música
3 y lanzando vivas de entusiasmo y de alegría.
4 Pueblos, pónganme atención,
4 y escúchenme, naciones,
4 porque de mí saldrá la Ley
4 y mis sentencias que serán la luz de los pueblos.
5 Mi justicia está por llegar;
5 ya he mandado mi salvación
5 y aquí vengo yo para gobernar a los pueblos.
5 Las islas también esperan en mí
5 y cuentan con mi intervención.
6 Levanten los ojos al cielo
6 y miren después al suelo.
6 Miren que los cielos se derriten y se hacen humo
6 y la tierra se deshace como la ropa
6 mientras sus habitantes mueren como moscas.
6 Pero mi salvación durará para siempre
6 y mi justicia nunca se acabará.
7 Atiéndanme, ustedes que andan derecho,
7 pueblo mío que tienes mi ley en tu corazón.
7 No teman las injurias de los hombres
7 ni se desmoralicen por sus insultos.
8 Porque la polilla los roerá como ropa,
8 y sus larvas se los comerán como lana.
8 Pero mi justicia durará para siempre
8 y mi salvación seguirá de siglos en siglos.
Despiértate, Yavé
9 ¡Despiértate, despiértate con toda tu fuerza, brazo de Yavé! Despiértate como pasó antes, en los tiempos antiguos. ¿No eres tú quien destrozó a Rahab y traspasó al dragón?
10 ¿No eres tú el que secó el mar y las aguas profundas, e hiciste del fondo del mar un camino para que pasaran los que rescatabas?
11 Así volverán los que ha salvado Yavé. Entrarán a Sión entre gritos de alegría, una dicha imperecedera hará brillar sus rostros. ¡Alegría y felicidad los acompañarán, y lejos quedarán las penas y los suspiros!
12 Yo, yo soy el que te consuela. ¿Por qué tienes miedo a los hombres que mueren, a un hijo de hombre que desaparecerá como el pasto?
13 ¿Acaso te has olvidado de Yavé, que te creó, que extendió los cielos y que fundó la tierra? Pues te lo pasas siempre asustado al ver la rabia del tirano, que trata, por todos los medios, de destruirte.
13 Pero, ¿dónde está ahora su rabia?
14 Muy pronto saldrá en libertad el prisionero; no morirá en el calabozo, ni le faltará más el pan.
15 Yo soy Yavé, tu Dios, que muevo el mar y hago rugir sus olas, mi nombre es Yavé de los Ejércitos.
16 Cuando estaba estirando los cielos y echando los cimientos de la tierra, coloqué mis palabras en tu boca y te escondí bajo mi mano. Y dije a Sión: «Tú eres mi pueblo.»
17 ¡Despierta, despierta, levántate, Jerusalén! Tú que te serviste de la misma mano de Yavé la copa que contenía su enojo y que hace perder los sentidos, te la tomaste hasta dejarla vacía.
18 Ella, que tuvo tantos hijos, no tiene ni uno para que la lleve; y, de todos los hijos que crió, no queda nadie para que la sostenga.
19 ¿Quién te dará el pésame por estas dos desgracias que te han ocurrido: saqueo y ruina, hambre y espada?
20 Has visto a tus hijos tirados, sin fuerzas, en las esquinas de las calles, como un antílope en una trampa, desmayados por el enojo de Yavé, por las amenazas de tu Dios.
21 Por esto, óyeme, infeliz, que te has embriagado con algo que no es vino.
22 Así te habla tu Señor, Yavé, tu Dios, defensor de tu pueblo: Yo quito de tu mano la copa que hace perder los sentidos, la copa de mi enojo; tú ya no volverás a tomarla.
23 Yo se la pasaré a tus opresores que decían: Agáchate, para que pasemos por encima. Y tu espalda quedó como un camino por donde pasaba la gente.

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Comentarios Isaías, capítulo 51
51,9

Este poema es un doble llamado, a Yavé y a Jerusalén, para que despierten. Se llama a Yavé como a un héroe dormido, y a Jerusalén como a una mujer humillada y desanimada. Se llama a los dos al mismo tiempo, porque la resurrección de Jerusalén se hará en una acción común: Yavé es el que indica el momento, que prepara las condiciones históricas para que sea factible y que pone la esperanza en el corazón de los hombres. Los hijos de Jerusalén tienen que desear primeramente su propia liberación, y luego ir a reconstruir.

Dios parece ausente del mundo mientras que los hombres lo arreglan todo a su antojo. Dios parece dormir hasta que llegue su hora. No por esto vamos a ser fatalistas y pensar que los problemas se solucionarán cuando Dios así lo decida. Llamar a Dios para que se despierte significa también emprender la marcha cuando la neblina no se ha despejado aún.

¿A quién está animando Dios? A hombres fracasados y que padecen los males que se merecieron. No habla a santos sino a pecadores y les dice que al perdonarles sus errores pasados los hace fuertes para construir la Ciudad Santa.

Es fácil criticar las expresiones realistas y primitivas con las que la Biblia habla a veces de este Dios de los Ejércitos. Pero no ganaríamos nada cambiando la imagen del Conquistador por la de un Dios tranquilo y bonachón feliz de vernos sonrientes y repletos. Aquí se anunciaban acontecimientos que debían volcar el curso de la historia.

Nótese de paso las expresiones vendidos y comprados que ya se usaron en 50,1. El hombre pertenece a Dios y se encuentra libre obedeciéndole. Si rechaza esta dependencia, recae en otra: no está hecho para otra libertad que la que se desarrolla cara a cara con otro, y el primero entre esos «otros» es Dios Padre. Cristo nos «rescata» o nos libra de cualquier servidumbre como dice Isaías 53,10 (Rom 6,15) pero haciéndonos hijos.
Isaías (Is) Capítulo 52
1 ¡Despierta, despierta, levántate, Sión! Vístete de fiesta, Jerusalén, Ciudad Santa. Ya no volverá a entrar en ti ni el incircunciso ni el impuro.
2 ¡Sacude el polvo! ¡Levántate, Jerusalén, tú que estabas cautiva, y desata las ligaduras de tu cuello, Hija de Sión!
3 Sí, así se expresa Yavé: Así, como ustedes fueron gratuitamente vendidos, así serán comprados sin plata.
4 Sí, lo asegura Yavé, mi pueblo bajó, primero, a Egipto para instalarse allí, y después cayó bajo la violenta opresión de Asur.
5 Y ahora, ¿qué hago yo aquí?, se pregunta Yavé, mientras mi pueblo ha sido hecho esclavo gratuitamente, sus opresores lanzan gritos de triunfo, y continuamente, a lo largo del día, mi nombre es despreciado.
6 Pues bien, mi pueblo conocerá mi Nombre, y sabrá entonces quién dijo: «¡Aquí estoy!»
Mensajeros de la Buena Nueva
7 Qué bien venidos, por los montes,
7 los pasos del que trae buenas noticias,
7 que anuncia la paz, que trae la felicidad,
7 que anuncia la salvación,
7 y que dice a Sión: «¡Ya reina tu Dios!»
8 Escucha, tus centinelas alzan la voz
8 y juntos gritan jubilosos,
8 por lo que han visto con sus propios ojos:
8 ¡Yavé regresando a Sión!
9 Griten de alegría, ruinas de Jerusalén,
9 porque Yavé se ha compadecido de su pueblo
9 y ha rescatado a Jerusalén.
10 Yavé, el Santo,
10 se ha arremangado su brazo a la vista de las naciones,
10 y han visto, hasta los extremos del mundo,
10 la salvación de nuestro Dios.
11 ¡Apártense!, ¡apártense! salgan de aquí,
11 y déjense de tocar cosas impuras.
11 Salgan de Babilonia y purifíquense
11 ustedes que llevan los vasos sagrados de Yavé.
12 No saldrán a la carrera,
12 ni partirán como que vienen huyendo,
12 pues al frente de ustedes irá Yavé,
12 y el Dios de Israel les protegerá las espaldas.
El soportó el castigo que nos trae la paz
13 Ahora llega para mi servidor la hora del éxito;
13 será exaltado, y puesto en lo más alto.
14 Así como muchos quedaron espantados al verlo,
14 pues estaba tan desfigurado,
14 que ya no parecía un ser humano
15 así también todas las naciones se asombrarán,
15 y los reyes quedarán sin palabras al ver lo sucedido,
15 pues verán lo que no se les había contado
15 y descubrirán cosas que nunca se habían oído.

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Comentarios Isaías, capítulo 52
52,7

Los profetas, mensajeros del Dios victorioso: ese es el sentido de buena nueva. Este término que más tarde será traducido por Evangelio, aparece aquí en la Biblia por primera vez: véase Romanos 1,1; 2 Co 2,14.
52,13

Mi servidor será exaltado. Es el cuarto y el último canto del Servidor de Yavé; aqui es donde el profeta conocido como el «segundo Isaías» entrega todo su mensaje y es tal vez la última palabra del Antiguo Testamento con respecto a la Redención.

El profeta entrega a Israel el significado de sus pruebas y le precisa su misión. Israel ha sido puesto en el centro de la historia y no puede esperar reposo en el mundo mientras las otras naciones no han descubierto al Dios verdadero mediante sus pruebas y sus humillaciones. Israel no tiene más título que ser el servidor de Dios, y no alcanzara la gloria ni se salvará él mismo mientras su misión no lo haya llevado a la muerte. Israel había de ser víctima, y si Dios enviaba un Salvador, éste también sería la víctima.

Desde hacía miles de años, los hombres acostumbraban sacrificar animales y, a veces, humanos, pensando que podían descargarse sobre ellos de sus propios pecados y, luego, eliminarlos. Pero estos sacrificios o esta eliminación de los que se consideraban responsables del enojo de Dios, nunca interrumpían el ciclo de la violencia. Aquí, en cambio, se nos presenta la respuesta de Dios a nuestros males: él salva a los hombres por el sufrimiento de los inocentes y, más todavía, por el sacrificio voluntario del que acepta llevar sobre sí el pecado del mundo.

El profeta, al escribir, tenía a la vista el pequeño grupo de los judíos fieles en el destierro a Babilonia: ellos no eran más que basura de los hombres. Pero sus humillaciones no las habían merecido por sus propias culpas, sino que llevaban las dolencias del mundo violento y pecador en que vivían. Estos creyentes eran castigados por los crímenes de su pueblo, Israel, pero Dios haría de ellos la semilla de una raza santa: verían a sus descendientes y tendrían larga vida. Esta obra de Dios sería más grande que todas las anteriores, y los reyes, al verlo, se quedarán asombrados.

Este canto es para asombrarnos. El profeta que escribía cinco siglos antes de Cristo se refería, aparentemente, a las humillaciones del pueblo de Dios que, en su tiempo como en el nuestro, es instrumento de la salvación; pero su poema trazaba de antemano la figura del Dios hecho hombre, que se rebajó a sí mismo hasta la muerte de la cruz. Y los apóstoles, al presentar a Jesús como el salvador, se refirieron varias veces al presente texto. Ver He 8,32; 1 Pe 2,24.
Isaías (Is) Capítulo 53
1 ¿Quién podrá creer la noticia que recibimos? Y la obra mayor de Yavé, ¿a quién se la reveló?
2 Este ha crecido ante Dios como un retoño,
2 como raíz en tierra seca.
2 No tenía brillo ni belleza para que nos fijáramos en él,
2 y su apariencia no era como para cautivarnos.
3 Despreciado por los hombres y marginado,
3 hombre de dolores y familiarizado con el sufrimiento,
3 semejante a aquellos a los que se les vuelve la cara,
3 no contaba para nada y no hemos hecho caso de él.
4 Sin embargo, eran nuestras dolencias las que él llevaba,
4 eran nuestros dolores los que le pesaban.
4 Nosotros lo creíamos azotado por Dios, castigado y humillado,
5 y eran nuestras faltas por las que era destruido
5 nuestros pecados, por los que era aplastado.
5 El soportó el castigo que nos trae la paz
5 y por sus llagas hemos sido sanados.
6 Todos andábamos como ovejas errantes,
6 cada cual seguía su propio camino,
6 y Yavé descargó sobre él la culpa de todos nosotros.
7 Fue maltratado y él se humilló y no dijo nada,
7 fue llevado cual cordero al matadero,
7 como una oveja que permanece muda cuando la esquilan.
8 Fue detenido, enjuiciado y eliminado
8 ¿y quién ha pensado en su suerte?
8 Pues ha sido arrancado del mundo de los vivos
8 y herido de muerte por los crímenes de su pueblo.
9 Fue sepultado junto a los malhechores
9 y su tumba quedó junto a los ricos,
9 a pesar de que nunca cometió una violencia
9 ni nunca salió una mentira de su boca.
10 Quiso Yavé destrozarlo con padecimientos,
10 y él ofreció su vida como sacrificio por el pecado.
10 Por esto verá a sus descendientes y tendrá larga vida,
10 y el proyecto de Dios prosperará en sus manos.
11 Después de las amarguras que haya padecido su alma,
11 gozará del pleno conocimiento.
11 El Justo, mi servidor, hará una multitud de justos,
11 después de cargar con sus deudas.
12 Por eso, le daré en herencia muchedumbres
12 y lo contaré entre los grandes,
12 porque se ha negado a sí mismo hasta la muerte
12 y ha sido contado entre los pecadores,
12 cuando llevaba sobre sí los pecados de muchos
12 e intercedía por los pecadores.
Isaías (Is) Capítulo 54
Oh tú, que estabas estéril
1 ¡Grita de júbilo, oh tú, que estabas estéril y que no dabas a luz;
1 grita de júbilo y alegría, tú que no esperabas!
1 Pues mira a los hijos de la abandonada,
1 más numerosos que los de la casada, dice Yavé.
2 Ensancha el espacio de tu tienda,
2 sin demora despliega tus toldos,
2 alarga tus cuerdas y refuerza tus estacas;
3 porque te extenderás a derecha y a izquierda.
3 Tu descendencia conquistará las naciones
3 y repoblará las ciudades desiertas.
4 No temas, pues no vas a ser defraudada,
4 no tengas vergüenza, pues no tendrás de qué ponerte colorada.
4 Te olvidarás de las vergüenzas de tu juventud
4 y de los desprecios que te hicieron cuando viuda.
5 Pues ahora te desposa tu creador,
5 Yavé de los Ejércitos es su nombre.
5 El que te rescata es el Santo de Israel,
5 quien se llama Dios de toda la tierra.
6 Sí, Yavé te llama como a la esposa abandonada,
6 que se encuentra afligida.
6 ¿Se puede rechazar la esposa que uno toma siendo joven?,
6 dice tu Dios.
7 Te había abandonado un momento,
7 pero con inmensa piedad yo te vengo a reunir.
8 En unos momentos de ira te oculté mi rostro, pero con amor que no tiene fin me apiado de ti —dice Yavé, que te viene a rescatar.
9 Voy a hacer como en el diluvio de Noé, cuando juré que las aguas no pasarían más sobre la tierra. Así, juro yo no enojarme más contigo ni amenazarte nunca más.
10 Los cerros podrán correrse
10 y bambolearse las lomas;
10 mas yo no retiraré mi amor,
10 y mi alianza de paz contigo no se bamboleará
10 —dice Yavé, que se compadece de ti.
11 ¡Pobrecilla, azotada por la tempestad y sin consuelo!
11 Yo asentaré tus muros sobre piedras preciosas,
11 y serán tus cimientos de zafiro.
12 Haré tus murallas de rubíes,
12 tus puertas de cristal,
12 y todo tu contorno de piedras preciosas.
13 Todos tus hijos serán instruidos por Yavé,
13 y grande será la felicidad de tus hijos.
14 Te mantendrás firme por la justicia
14 y no tendrás que temer la opresión;
14 el terror no se te acercará.
15 Si alguien te ataca, no será de parte mía;
15 el que se lance contra ti, ante ti caerá.
16 Mira, yo he creado al herrero que mantiene el fuego de la fragua con el fuelle, y saca de allí las armas que debe forjar. Pero también he sido yo quien ha creado al destructor que las va a romper.
17 Ningún arma que hayan forjado contra ti resultará, y harás callar a cualquiera que te acuse. Este es el premio para los servidores de Yavé y la victoria que les garantizo, dice Yavé.

**
Comentarios Isaías, capítulo 54
54,1

Este poema concluye los precedentes en que Isaías se dirigió a Jerusalén: 49, 14, 51, 17.

Jerusalén es una visión grandiosa, el pueblo del porvenir, el pueblo de Dios que renacerá de sus ruinas y que alcanzará el reino de paz. Jerusalén es la ciudad ideal con la que cada uno de nosotros ha soñado una que otra vez y que Dios quiere darnos.

Te había abandonado un momento (7). Aquí viene toda la historia del amor de Dios con los hombres; amor total de Dios, infidelidad y pecado nuestro. El profeta anuncia la nueva Jerusalén, la amada de Yavé, que nunca más será abandonada.

Sabemos que la Iglesia es, en cierto sentido, ese nuevo pueblo de Dios unido a él por una alianza eterna. Pero sigue siendo un pueblo de Dios muy infiel: comunidades rutinarias que se mantienen más bien que viven, instituciones en que se busca en vano el Espíritu de Jesús, responsables de la Iglesia que quieren ordenarla a imagen y semejanza suya... La nueva Jerusalén ya está, pero también es verdad decir que seguimos buscándola.

Grita de júbilo, oh tú, que estabas estéril. El pueblo judío se vino abajo a consecuencia de sus errores y ya no tiene porvenir, según los criterios humanos. Pero esto le conviene a Dios que quiere inclinarse hacia él. Pues ya no será más aquel a quien se pide favores, sino aquel que se da a sí mismo: Tendrás como esposo a tu creador.

Todos tus hijos serán instruidos por Yavé (13). Es el mismo anuncio de una nueva alianza que había proclamado Jeremías. La fe tendrá siempre que apoyarse en la palabra de Dios y guiarse por sus mandamientos, pero lo esencial de la unión con Dios será una comunicación de espíritu a espíritu, una comunión que nos sumerge en la verdad única. Hay allí un tipo de conocimiento que no enseña ninguna verdad en particular, pero que nos permite apreciar, juzgar y ordenar todas las verdades fragmentarias; es un instinto de Dios. Ese instinto de Dios nos hace descubrir en profundidad a la persona de Cristo a través de los testimonios siempre demasiado breves de nuestras Escrituras y, a partir de él, él nos da los secretos de la Biblia (Jn 6,45).

Meditando estos poemas es como entendemos mejor la virginidad que Dios hace fecunda. No solamente nació Jesús de una madre virgen, sino que su nacimiento vino a concluir la espera de «Jerusalén, novia de Dios»: (Is 7,14).
Isaías (Is) Capítulo 55
Vengan a tomar agua
1 A ver ustedes que andan con sed, ¡vengan a las aguas! No importa que estén sin plata, vengan;
1 pidan trigo sin dinero, y coman,
1 pidan vino y leche, sin pagar.
2 ¿Para qué van a gastar en lo que no es pan
2 y dar su salario por cosas que no alimentan?
2 Si ustedes me hacen caso, comerán cosas ricas
2 y su paladar se deleitará con comidas exquisitas.
3 Atiéndanme y acérquense a mí,
3 escúchenme y su alma vivirá.
3 Voy a hacer con ustedes una alianza para siempre,
3 para darles los bienes que tengo prometidos a David.
4 Mira, lo había puesto como un testigo para varios pueblos,
4 como un jefe para mandar a las naciones.
5 Así, tú ahora vas a llamar a una nación que no conocías,
5 una nación que no te conocía correrá por verte.
5 Esto será nada más que por Yavé, tu Dios,
5 por el Santo de Israel, que te ha puesto arriba.
6 Busquen a Yavé ahora que lo pueden encontrar,
6 llámenlo ahora que está cerca.
7 Que el malvado deje sus caminos,
7 y el criminal sus proyectos;
7 vuélvanse a Yavé, que tendrá piedad de ellos,
7 a nuestro Dios, que está siempre dispuesto a perdonar.
8 Pues sus proyectos no son los míos,
8 y mis caminos no son los mismos de ustedes, dice Yavé.
9 Así, como el cielo está muy alto por encima de la tierra,
9 así también mis caminos se elevan por encima de sus caminos
9 y mis proyectos son muy superiores a los de ustedes.
10 Como baja la lluvia y la nieve de los cielos
10 y no vuelven allá sin haber empapado la tierra,
10 sin haberla fecundado y haberla hecho germinar,
10 para que dé la simiente para sembrar y el pan para comer,
11 así será la palabra que salga de mi boca.
11 No volverá a mí con las manos vacías
11 sino después de haber hecho lo que yo quería,
11 y haber llevado a cabo lo que le encargué.
12 Sí, ustedes partirán con alegría,
12 y serán traídos con toda seguridad.
12 Cerros y lomas, a sus pasos,
12 gritarán de alegría,
12 y todos los árboles batirán las palmas.
13 En lugar del espino crecerá el ciprés,
13 y el mirto, en vez de las ortigas.
13 Y esto le dará fama a Yavé,
13 pues será una señal que nunca se borrará.

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Comentarios Isaías, capítulo 55
55,1

Este último capítulo concluye con un llamado a la esperanza.

1-3. ¿No están cansados de todas las felicidades que pensaron adquirir sin esfuerzo en el lugar del destierro?

Dios es quien da y siempre da primero. Solamente espera que le abramos la puerta. Jesús ofrecerá el reposo (Mat 11,28), ofrecerá el pan de vida (Jn 6), se dará a sí mismo como «el» amigo (Ap 3,20).

4-5. Una misión universal espera a Israel en su país, después de volver.

6-9. Déjense vencer por el amor de Yavé, que les está preparando mucho más de lo que podían pensar. Pablo hablará el mismo lenguaje en su carta a los Romanos 5,1-11.

10-11. La palabra de Dios aparece aquí como una fuerza e incluso una persona. Ya es mucho más que palabras proferidas por los profetas. Esta palabra que viene del Padre y vuelve a él, nos la presentará el apóstol Juan en el primer capítulo de su Evangelio: es Cristo.

Ver también lo dicho respecto a 45,8.
Isaías (Is) Capítulo 56
Dios llama a todos
1 Así dice Yavé: Actúen correctamente y hagan siempre lo debido, pues mi salvación se viene acercando y mi justicia está a punto de aparecer.
2 Feliz el hombre que siempre se comporta así, sin desmayar, que se fija en no profanar el sábado y trata de no hacer algo malo.
3 Que el extranjero, que se ha puesto al lado de Yavé, no diga: «Con toda certeza Yavé me dejará afuera de su pueblo.» Ni tampoco afirme el castrado: «Yo no soy más que un árbol seco.»
4 Pues esto dice Yavé a los castrados que observan sus sábados, que hacen lo que le gusta y que no faltan a su compromiso con él:
5 «Les daré dentro de los muros de mi Casa un lugar y una consideración que tendrán más valor que hijos e hijas; les daré una fama que nunca se olvidará.»
6 Y a los extranjeros que se han puesto de parte de Yavé, para obedecerle, amar su Nombre y ser sus servidores, que tratan de no profanar el sábado y que cumplen fielmente su compromiso conmigo,
7 los llevaré a mi cerro santo y haré que se sientan felices en mi Casa de oración. Serán aceptados los holocaustos y los sacrificios que hagan sobre mi altar, ya que mi casa será llamada Casa de oración para todos los pueblos.
8 Esto dice el Señor Yavé, que reúne a todos los israelitas que estaban dispersos: Agregaré todavía más gente a todos los que ya se habían juntado.
Reproches contra los malos pastores
9 Animales del campo
9 y de la selva, acérquense a devorar.
10 ¡Esos cuidadores están todos ciegos, no saben nada! Son todos como perros mudos, que no pueden ladrar. Tendidos en sus lechos, no hacen más que dormir y soñar.
11 A pesar de que hacen de pastores, son perros hambrientos que no se llenan con nada. Son gente incapaz de comprender.
11 Cada uno sigue su propio camino, o busca su propio interés:
12 «¡Vengan!, voy a ir a buscar vino; o mejor, emborrachémonos con licor, pues mañana será como hoy o tal vez habrá mucho más!»

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Comentarios Isaías, capítulo 56
56,1

La ley judía, atenta a consideraciones propias de su tiempo, excluía de las asambleas religiosas tanto a los extranjeros, en determinadas condiciones, como a los eunucos, es decir, a los hombres castrados. El profeta manifiesta que dichas exclusiones de ninguna manera pueden valer para Dios.
56,9

Son poemas contra los jefes de Judá y contra la idolatría, muy parecidos a los de Jeremías.
Isaías (Is) Capítulo 57
1 El hombre honrado es asesinado y nadie toma la cosa en serio.
1 Los hombres fieles son eliminados, y nadie entiende que si desaparecen, es para que no vean las desgracias:
2 descansan en paz.
3 Y ustedes, vengan para acá, hijos de bruja, familia de adúltera y de prostituta.
4 ¿De quién se están riendo?
4 ¿A quién le hacen morisquetas y le sacan la lengua?
4 ¿No son ustedes hijos del pecado y descendientes de la mentira,
5 ustedes que se calientan a la sombra de los arrayanes
5 o bajo cualquier árbol frondoso;
5 que sacrifican niños en las quebradas,
5 en el hueco de alguna roca?
6 Ustedes escogen piedras parejas en el torrente,
6 las que pasan a ser sus dioses.
6 Sobre ellas derraman vino
6 y presentan sus ofrendas.
6 ¿Acaso me sentiré bien con esas cosas?
7 En un lugar elevado instalaste tu cama;
7 y hasta allí subiste para ofrecer sacrificios.
8 Detrás de la puerta y a la entrada
8 colocaste tu ídolo.
8 Sí, lejos de mí preparaste tu cama,
8 te subiste a ella para tu lujuria.
8 Tú has gozado de esa gente
8 con que te gusta acostarte
8 y cuyos ídolos seducen tus ojos.
9 Tú acudiste al Moloc con aceites
9 y le ofreciste perfumes;
9 por él mandaste mensajeros muy lejos:
9 esos niños que has enviado a donde los muertos.
10 Te has cansado de tanto caminar,
10 pero no dijiste: «No sigo más»,
10 pues renovabas tus energías,
10 y no te agotaste.
11 ¿Quién te asustó y a quién tuviste miedo,
11 para traicionarme así ?
11 No te acordabas, ni hacías caso de mí.
11 Yo, ¿no fue así?, me hice el desentendido,
11 como que no había visto nada,
11 por eso tú no me tuviste miedo.
12 Mas, ahora, voy a denunciar tu buena conducta y tus acciones que no te sirvieron para nada.
13 Cuando pidas auxilio, ¡que te salven tus ídolos despreciables! El viento se los llevará a todos, desaparecerán de un soplo.
13 Pero aquel que confía en mí poseerá el país y será dueño de mi Cerro Santo.
No hay paz sin justicia
14 Entonces dirán: ¡Abran, abran, despejen la ruta! ¡Quiten todos los obstáculos del camino, por donde va mi pueblo!
15 Pues así habla el Altísimo, que vive en su morada eterna, y cuyo Nombre es santo:
15 «Yo vivo en lo alto y me quedo en mi santidad, pero también estoy con el hombre arrepentido y humillado, para reanimar el espíritu de los humildes y a los de corazón quebrantado.
16 No voy a reclamar sin fin ni seguiré más enojado; pues a causa de mí se desmayarían el espíritu y las almas que yo he creado.
17 Corría tras las ganancias injustas; me enojé por un momento, le pegué y en mi enojo le escondí mi cara. Pues él, rebelde, no hacía más que seguir las indicaciones de su corazón,
18 y yo vi su conducta.
18 Pero yo le devolveré la salud, lo alentaré y lo ayudaré a recuperarse. Y a los que están de duelo
19 haré que les brote la risa de sus labios: ¡Paz, paz al que está lejos y al que está cerca!, dice Yavé. Sí, yo te voy a sanar.»
20 Pero los malvados son como un mar con tormentas, que no puede calmarse, y cuyas aguas revuelven el fango y el barro.
21 «No hay paz para los malvados», dice mi Dios.
Isaías (Is) Capítulo 58
El ayuno que agrada a Dios
1 Grita con fuerza y sin miedo. Levanta tu voz como trompeta y denuncia a mi pueblo sus maldades, y sus pecados a la familia de Jacob.
2 Según dicen, me andan buscando día a día y se esfuerzan por conocer mis caminos, como una nación que practica la justicia y no descuida las órdenes de su Dios. Vienen a preguntarme cuáles son sus obligaciones y desean la amistad de Dios.
3 Y se quejan: «¿Por qué ayunamos y tú no lo ves, nos humillamos y tú no lo tomas en cuenta?»
3 Porque en los días de ayuno ustedes se dedican a sus negocios y obligan a trabajar a sus obreros.
4 Ustedes ayunan entre peleas y contiendas, y golpean con maldad. No es con esta clase de ayunos que lograrán que se escuchen sus voces allá arriba.
5 ¿Cómo debe ser el ayuno que me gusta, o el día en que el hombre se humilla? ¿Acaso se trata nada más que de doblar la cabeza como un junco o de acostarse sobre sacos y ceniza? ¿A eso llamas ayuno y día agradable a Yavé?
6 ¿No saben cuál es el ayuno que me agrada? Romper las cadenas injustas, desatar las amarras del yugo, dejar libres a los oprimidos y romper toda clase de yugo.
7 Compartirás tu pan con el hambriento, los pobres sin techo entrarán a tu casa, vestirás al que veas desnudo y no volverás la espalda a tu hermano.
8 Entonces tu luz surgirá como la aurora y tus heridas sanarán rápidamente. Tu recto obrar marchará delante de ti y la Gloria de Yavé te seguirá por detrás.
9 Entonces, si llamas a Yavé, responderá. Cuando lo llames, dirá: «Aquí estoy.»
9 Si en tu casa no hay más gente explotada, si apartas el gesto amenazante y las palabras perversas;
10 si das al hambriento lo que de seas para ti y sacias al hombre oprimido, brillará tu luz en las tinieblas, y tu oscuridad se volverá como la claridad del mediodía.
11 Yavé te confortará en cada momento, en los lugares desérticos te saciará. El rejuvenecerá tus huesos y serás como huerto regado, cual manantial de agua inagotable.
12 Volverás a edificar sobre las ruinas antiguas y reconstruirás sobre los cimientos del pasado; y todos te llamarán: El que repara sus muros, el que arregla las casas en ruinas.
13 Si te preocupas de no caminar en día sábado ni de tratar tus negocios en el día santo; si tú llamas al sábado «Delicioso», y «Venerable» al día consagrado a Yavé; si tú lo veneras, evitando los viajes, no haciendo tus negocios ni arreglando, ese día, tus asuntos,
14 entonces, te sentirás feliz con Yavé. Yo te llevaré por las cumbres de la tierra, y te mantendré con la propiedad de tu padre Jacob; la boca de Yavé te lo asegura.

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Comentarios Isaías, capítulo 58
58,3

Ayunamos y tú no lo ves. La gente de Judá ayuna para que Dios escuche sus súplicas. Tal vez son oraciones públicas para pedir la lluvia.

Según dicen..., me andan buscando y se esfuerzan por conocer mis caminos (2). A pesar de que tienen la conciencia tranquila, sienten inquietud frente al silencio de Dios. ¿Quizá tendrán algún pecado que cometieron sin saber? ¿Tal vez a Dios le guste ver al hombre humillado pedirle sus favores? Por eso, se recuestan sobre saco y ceniza. Y se parecen a muchos cristianos que se conforman con «ser practicantes» sin ver que la práctica que Dios pide es dar la paz a todo su pueblo.

¿Acaso se trata nada más que de doblar la cabeza...? (5). Dios no quiere la muerte del pecador, ni la humillación de su criatura. Dios ama a los hombres, pero los ama a todos y no solamente a los pequeños propietarios de Judá temerosos por sus cosechas; también quiere a los obreros y esclavos de estos pequeños propietarios. Las exigencias de Dios son claras: desatar las cadenas y compartir con los demás.

Desatar las amarras del yugo (6). Aquí vislumbramos el inmenso esfuerzo que se requiere de parte de los hombres para acabar con todas las formas de esclavitud. Desde los pequeños privilegios que los compañeros de trabajo defienden unos contra otros, hasta las leyes que mantienen marginadas a clases enteras. Romper el yugo, desde la prepotencia del marido respecto a su señora hasta los líos entre vecinos en que nadie quiere dar el primer paso.

Desatar las amarras. No basta «convertirse de corazón» a Dios, sino que la conversión se hace cambiando a la vez las estructuras e instituciones. Pues éstas nos hacen participar a todos en las injusticias y los pecados de la sociedad en que vivimos. Un sinnúmero de pecados: corrupción, prostitución, violencias, se deben a la situación de colonización y dependencia económica de Latinoamérica, como lo recordaron los obispos reunidos en Puebla.

Compartirás tu pan con el hambriento (7). Y esto a escala mundial, pues el Hombre es uno, el único Adán del cual Cristo es la cabeza.

Tu luz surgirá como la aurora (8). Vemos cómo los responsables de las naciones se reúnen y discuten y estudian para solucionar los problemas urgentes de la humanidad. Pero no surge la luz. Es sabido que la búsqueda de un investigador no lo lleva derecho a los grandes descubrimientos, sino que, muchas veces, encuentra de repente la solución ahí donde no la esperaba. Lo mismo, los problemas humanos se resisten a las soluciones teóricas, pero se encontrarán salidas inesperadas el día que cada nación y cada fracción de la sociedad acepte compartir y apartar el gesto amenazante.
Isaías (Is) Capítulo 59
Salmo de penitencia
1 No, no es que el brazo de Yavé no alcance a salvar,
1 ni que su oído esté demasiado sordo para oír.
2 Sino que sus maldades de ustedes
2 han cavado un abismo entre ustedes y su Dios.
2 Sus pecados han hecho que él vuelva su cara para no atenderlos.
3 Pues las manos de ustedes están manchadas de sangre,
3 y sus dedos, de crímenes.
3 Sus labios pronuncian la mentira
3 y su lengua murmura la falsedad.
4 Nadie acusa con justa razón,
4 ni reclama con sinceridad.
4 Toman pie de un pretexto, y andan con mentiras,
4 conciben un mal proyecto y dan a luz la maldad.
5 Se echan sobre huevos de víboras
5 y tejen telarañas;
5 el que come sus huevos, muere,
5 y si los aplastan, salen culebritas.
6 Uno no se puede vestir con sus telas,
6 y no se vestirán con sus obras.
6 Pues lo que hacen son obras crimi nales,
6 y es sólo violencia lo que sale de sus manos.
7 Con sus pies corren al mal
7 y se apresuran en derramar la sangre inocente.
7 Sus proyectos son proyectos asesinos,
7 por donde pasan, sólo dejan ruina y calamidades.
8 No conocen el camino de la paz
8 y la justicia no se encuentra en sus empresas.
8 Todo es chueco en sus caminos,
8 y el que allí se mete no anda tranquilo.
9 Por eso, la justicia no se acerca a nosotros
9 y no nos llega la salvación.
9 Esperábamos la luz y sólo hay tinieblas;
9 la claridad, y andamos a oscuras.
10 Palpamos las paredes como ciegos
10 y caminamos con miedo, como los que no ven.
10 Tropezamos al mediodía como si fuera de noche,
10 y en la fuerza de la edad, ya somos como muertos.
11 Todos nosotros gruñimos como osos
11 y gemimos como palomas.
11 Esperábamos que nos hicieran justicia,
11 pero nada,
11 o que llegara nuestra salvación,
11 pero permanece lejos de nosotros.
12 Pues a menudo te hemos sido infieles,
12 y nuestras propias faltas nos acusan.
12 En efecto, tenemos siempre presentes nuestros pecados
12 y reconocemos nuestros yerros:
13 la rebelión e hipocresía para con Yavé,
13 y la infidelidad a nuestro Dios,
13 nuestras traiciones y revueltas
13 y nuestros pensamientos y juicios injustos.
14 Se ha expulsado al derecho,
14 así que la justicia no pudo acercarse;
14 la verdad ha sido maltratada en el tribunal
14 y la rectitud ya no tuvo allí acceso.
15 La verdad ya no existe,
15 y el que se aparta del mal es despojado.
El Señor interviene
15 Lo vio Yavé y no le gustó que no hubiera justicia.
16 Vio que no había nadie y se sorprendió de que nadie interviniera. Entonces intervino personalmente y con la fuerza de su justicia,
17 Se puso la justicia como coraza y se colocó en su cabeza su casco que es la salvación. Se vistió con la venganza como si fuese túnica y se arropó con el celo como un chal.
18 A cada uno le va a dar su merecido: enojo para sus adversarios y castigo para sus enemigos.
19 Los del occidente han conocido su Nombre, y los del oriente, su Gloria, pues llega como un torrente encajonado, empujado por un soplo de Yavé.
20 Para Sión, en cambio, y para todos los habitantes de Jacob que hayan vuelto de sus pecados, vendrá como Redentor.
21 Por lo que a mí me toca, dice Yavé, ésta será la alianza que hago con ellos: Mi espíritu, que ha venido sobre ti, y mis palabras que he puesto en tu boca, no se alejarán de tu boca ni de la boca de tus hijos o de tus nietos, desde ahora en adelante y para siempre, afirma Yavé.

**
Comentarios Isaías, capítulo 59
59,15

Como en 63,1, Yavé se presenta como un guerrero. Aquí aparece con las armas propias de su reino:

—La justicia. Aquí significa la fuerza de Dios que viene a hacer justicia en la tierra.

—La salvación. Es la liberación total del hombre para hacerlo santo.

—El celo. Es el amor celoso de Yavé para sus fieles.

El libro de la Sabiduría mencionará estas palabras en 5,17 y también Pablo en Ef 6,14.
Isaías (Is) Capítulo 60
La gloria de Yavé amaneció sobre ti
1 Levántate y brilla, que ha llegado tu luz y la Gloria de Yavé amaneció sobre ti.
2 Mientras las tinieblas cubrían la tierra
2 y los pueblos estaban en la noche,
2 sobre ti se levantó Yavé,
2 y sobre ti apareció su Gloria.
3 Los pueblos se dirigen hacia tu luz
3 y los reyes, al resplandor de tu aurora.
4 Levanta los ojos a tu alrededor y contempla:
4 todos se reúnen y vienen a ti;
4 tus hijos llegan de lejos y tus hijas son traídas en brazos.
5 Tú entonces, al verlo, te pondrás radiante,
5 palpitará tu corazón muy emocionado;
5 traerán a ti tesoros del otro lado del mar
5 y llegarán a ti las riquezas de las naciones.
6 Te inundará una multitud de camellos:
6 llegarán los de Madián y Efá.
6 Los de Sabá vendrán todos
6 trayendo oro e incienso,
6 y proclamando las alabanzas de Yavé.
7 Todos los rebaños de Cedar se reunirán junto a ti,
7 y los carneros de Nebayot serán tuyos
7 para ser ofrecidos en mi altar,
7 pues quiero dar esplendor al templo de mi Gloria.
8 Oh, ¿quiénes son ésos,
8 una nube de palomas que vuelan a su palomar?
9 ¡Pero si las islas ahora creen en mí!
9 mira cómo los barcos de Tarsis acuden,
9 trayendo de lejos a tus hijos, con su plata y su oro,
9 a causa del Nombre de Yavé, tu Dios,
9 del Santo de Israel que te ha glorificado.
10 Los extranjeros reedificarán tus muros
10 y sus reyes te pagarán los gastos.
10 Pues si bien cuando estuve enojado te pegué,
10 llevado por mi buen corazón, me compadecí de ti.
11 Tus puertas estarán siempre abiertas, no se cerrarán ni de día ni de noche, para recibir las riquezas de las naciones que te traerán sus mismos reyes.
12 El país o el reino que no quiera obedecerte, perecerá, y las naciones serán destruidas totalmente.
13 A ti llegará lo mejor del Líbano, con el ciprés, el olmo y el alerce, para adornar mi Lugar Santo y honrar la Casa donde yo resido.
14 Vendrán a verte y se inclinarán ante ti los hijos de los que te humillaban, y se echarán a tus pies los que te despreciaban. Te llamarán: «Ciudad de Yavé», «Sión del Santo de Israel».
15 Ya que tú fuiste la abandonada, la odiada y desamparada, en adelante yo haré que te sientas orgullosa, y te daré alegría para siempre.
16 Te alimentarás con la leche de las naciones y serás amamantada con la riqueza de los reyes. Y conocerás, entonces, que yo, Yavé, soy tu Redentor, y que el Campeón de Jacob es tu Salvador.
17 En vez de bronce, traeré oro; en vez de hierro, plata; en vez de madera, bronce, y en vez de piedra, hierro. Como gobernantes te pondré la paz, y en vez de opresión, la justicia.
18 Ya no se hablará de violencia en tu país ni de saqueo o calamidades dentro de tus fronteras. A tus murallas les pondrás por nombre «Salvación», y a tus puertas, «Alabanza».
19 Ya no tendrás necesidad del sol para que alumbre tu día, ni de la luna para la noche. Porque Yavé será tu luz eterna, y tu Dios, tu esplendor.
20 Tu sol no se pondrá jamás, y tu luna no desaparecerá más, porque Yavé será tu luz perpetua y se habrán acabado tus días de luto.
21 No habrá sino buenos en tu pueblo y siempre poseerán mi tierra. Serán el brote nuevo que Yavé hizo crecer y la obra que mis manos hicieron en honor mío.
22 El más chico de tus habitantes se multiplicará en mil y el más insignificante se convertirá en una gran nación. Yo, Yavé, lo haré en un momento, cuando sea la hora.

**
Comentarios Isaías, capítulo 60
60,1

El profeta mira a la Jerusalén humilde que apenas renace de sus ruinas. Esta, de repente, se transfigura con la luz de la futura Jerusalén, llena de las riquezas de Yavé, que será su propia esposa. Allí se realizarán todas las aspiraciones de una humanidad purificada y reunida a la luz de Dios (ver Ap 21). Allí, la humanidad tendrá plenamente lo que anhelaba.

«Jerusalén, levanta la cabeza. Contempla el inmenso gentío de los que construyen y de los que buscan. En los laboratorios y en los estudios, en los desiertos y en las fábricas, en el enorme crisol social.

¿Ves todos esos hombres que se afanan? Pues bien, todo lo que en ellos bulle, de arte, de ciencia y de pensamiento, todo esto es para ti. ¡Vamos, abre tus brazos y tu corazón y acoge como a tu Señor Jesús la oleada, la inundación de la savia humana! Recibe esa savia porque, sin su bautismo, te marchitarás sin anhelos, como una flor sin agua; y sálvala, porque sin tu sol se desparramará localmente en ramas estériles» (Teilhard de Chardin).
Isaías (Is) Capítulo 61
El Espíritu de Dios está sobre mí
1 ¡El Espíritu del Señor Yavé está sobre mí! sepan que Yavé me ha ungido.
1 Me ha enviado con un buen mensaje para los humildes,
1 para sanar los corazones heridos,
1 para anunciar a los desterrados su liberación,
1 y a los presos su vuelta a la luz.
2 Para publicar un año feliz lleno de los favores de Yavé,
2 y el día del desquite de nuestro Dios.
2 Me envió para consolar a los que lloran
3 y darles (a todos los afligidos de Sión)
3 una corona en vez de ceniza,
3 el aceite de los días alegres, en lugar de ropa de luto,
3 cantos de felicidad, en vez de pesimismo.
3 Les pondrán el sobrenombre de «Encinas de Justicia», «los que Yavé plantó para su gloria».
4 Reconstruirán las viejas ruinas, levantarán de nuevo los edificios caídos del pasado, restaurarán las ciudades en ruinas, las construcciones que permanecen por siglos destruidas.
5 Vendrán extranjeros a cuidar de sus rebaños y a trabajar en sus campos y en sus viñas.
6 Y ustedes serán llamados «sacerdotes de Yavé» y los nombrarán «ministros de nuestro Dios». Ustedes vivirán a expensas de las naciones y se aprovecharán de su lujo.
7 Por haber sido tan grande su humillación y no haberles tocado más que insultos, su suerte se restablecerá. Recibirán en el país de ellos el doble de todo y nunca se terminará su felicidad.
8 Pues como yo, Yavé, amo la justicia y odio el robo y el crimen, les entregaré sin falta su recompensa y haré con ellos un contrato que durará siempre.
9 Sus hijos se harán famosos entre las naciones y sus nietos, en medio de los pueblos. Todos los que los vean reconocerán que son una raza bendecida de Yavé.
10 Salto de alegría delante de Yavé,
10 y mi alma se alegra en mi Dios,
10 pues él me puso ropas de salvación
10 y me abrigó con el chal de la justicia,
10 como el novio se coloca su corona,
10 o como la esposa se arregla con sus joyas.
11 Pues así como brotan de la tierra las semillas o como aparecen las plantitas en el jardín, así el Señor Yavé hará brotar la justicia y la alabanza a la vista de todas las naciones.

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Comentarios Isaías, capítulo 61
61,1

El profeta recuerda la misión que recibió de Dios, la cual se parece a la del autor del Mensaje de Consuelo (Is 40). Le toca anunciar a los pioneros judíos que han vuelto a Jerusalén que Dios bendecirá sus esfuerzos. Las ruinas se reconstruirán; sus hermanos volverán más numerosos de los países extranjeros; los que dudan o que están desanimados deben perseverar porque pronto llegará Dios a visitar a su pueblo.

Jesús, hablando en la sinagoga de Nazaret, leyó este texto y dijo: «Esto se está cumpliendo hoy» (Lc 4,16). Y sus oyentes repetían: «Dios ha visitado a su pueblo.» Sin embargo, los que venimos después de él nos preguntamos: Si Cristo ha traído la salvación de Dios hace veinte siglos, ¿por qué tantos hombres están esperando todavía el anuncio feliz de su liberación?

Es que el Evangelio es una semilla y la Resurrección de Jesús no trae de inmediato la transformación del mundo. Si el pueblo judío tuvo quince siglos de búsqueda y de pruebas antes de que llegara su Salvador, ¿cómo los otros pueblos conseguirían la paz definitiva del Reino de Dios sin antes haber pasado por las grandes pruebas que preceden a la vuelta de Cristo? Ya es mucho que él esté en medio de nosotros y su Espíritu, sobre nosotros.

Sanar, consolar, perfumes y coronas: la venida de Dios hace brotar en nosotros las fuentes de la felicidad, la que nada tiene que ver con el miedo o el hastío, tan frecuentes en el corazón de las prácticas religiosas.
Isaías (Is) Capítulo 62
Harás las delicias de tu Dios
1 Por amor a Sión no me callaré, por Jerusalén no quedaré tranquilo hasta que su justicia se haga claridad y su salvación brille como antorcha.
2 Verán tu justicia las naciones, y los reyes contemplarán tu gloria y te llamarán con tu nombre nuevo, el que Yavé te habrá dado.
3 Y serás una corona preciosa en manos de Yavé, un anillo real en el dedo de tu Dios.
4 No te llamarán más «Abandonada», ni a tu tierra «Desolada», sino que te llamarán «Mi preferida» y a tu tierra «Desposada». Porque Yavé se complacerá en ti y tu tierra tendrá un esposo.
5 Como un joven se casa con una muchacha virgen, así el que te reconstruyó se casará contigo, y como el esposo goza con su esposa, así harás las delicias de tu Dios.
El que siembra, cosechará
6 Sobre tus murallas, Jerusalén, he puesto centinelas
6 para que estén alerta día y noche.
6 Ustedes, que deben recordárselo a Yavé,
6 no se queden allí parados,
7 ni lo dejen tranquilo,
7 hasta que restaure a Jerusalén
7 y la ponga en un trono de honor en medio de la tierra.
8 Yavé lo ha jurado por su mano derecha
8 y por su forzudo brazo:
8 «Ya no entregaré más tu trigo,
8 y tus enemigos no se lo comerán;
8 los extranjeros no tomarán más tu vino,
8 que tanto te costó producir,
9 sino que los mismos que cosechen el trigo,
9 lo comerán y alabarán a Yavé.
9 Y los que vendimien se tomarán el vino,
9 en los corredores de mi santuario.»
10 ¡Pasen, pasen por las puertas!
10 ¡Abranle camino al pueblo!
10 ¡Arreglen, arreglen la carretera!
10 ¡Déjenla limpiecita, sin una piedra!
10 Pongan en lo alto la bandera
10 para que todos los pueblos la vean.
11 Pues Yavé lanza una proclamación,
11 que la oigan hasta en el último rincón de la tierra:
11 «Díganle a la hija de Sión:
11 Mira cómo ya llega tu Salvador.
11 Anda trayendo el premio por su victoria
11 y delante de él van sus trofeos.
12 Entonces los llamarán a ustedes «Pueblo Santo»,
12 «Rescatados por Yavé»,
12 y a ti te dirán «La deseada»,
12 «Ciudad no Abandonada».

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Comentarios Isaías, capítulo 62
62,1

Vale aquí lo que se dijo respecto al capítulo 60. Este poema repite, en forma nueva, lo que se dijo de la futura Jerusalén, tanto en 4,2 como en los capítulos 40-55.

Jerusalén, ciudad definitiva de los hijos de Dios, desposada de Yavé, colmada de sus riquezas, que hace las delicias de su Dios. ¿Por qué nos recuerda Dios tantas veces esas maravillas que no se concretan todavía?

Para que mantengamos nuestra esperanza en las pruebas y tiempos oscuros (así, Pablo nos alienta en Rom 8,16). También en los momentos en que las cosas nos salen bien y vivimos llenos de esperanzas terrenales, la misma visión debe ayudarnos a ser desprendidos en todo esto, sabiendo que nos espera algo mucho mejor todavía.

Por otra parte, la Jerusalén celestial ya está presente. El que ha entrado en la communidad cristiana ya tiene los favores prometidos a David de los que recién hablamos (55,3); éstos son los dones del Espíritu Santo (ver He 13,34).
Isaías (Is) Capítulo 63
¿Por qué es rojo tu vestido?
1 ¿Quién es ese que viene de Edom, que llega de Bosrá, vestido de rojo?
1 ¿Quién es ése del vestido esplendoroso,
1 y de andar majestuoso?
1 «Soy yo que hablo de justicia
1 y soy poderoso para salvar.»
2 ¿Por qué es rojo tu vestido,
2 y tu ropa manchada como la del que pisa en el lagar?
3 En el lagar he pisado yo solo,
3 y nadie de mi pueblo estaba conmigo.
3 Sí, los he pisado con rabia
3 y los he pisoteado con furor,
3 su jugo salpicó mis vestidos
3 y he manchado toda mi ropa.
4 Porque había preparado el día de mi desquite
4 y el año de mi venganza había llegado.
5 Miré a mi alrededor y me asombré:
5 no había quién me ayudara.
5 Así, es que no conté más que con mi brazo
5 y mi enojo me dio fuerzas.
6 Aplasté con rabia a los pueblos,
6 los quebré con furia,
6 e hice correr su jugo por la tierra.
Ojalá rasgaras los cielos y bajaras
7 Yo quiero felicitar a Yavé por sus favores
7 y cantar sus alabanzas,
7 por todo lo que ha hecho por nosotros,
7 por la gran bondad que demostró a Israel,
7 que nos demostró al compadecerse de nosotros
7 y darnos tantos beneficios.
8 Dijo: «En realidad son mi pueblo,
8 hijos que no me harán traición.»
8 Y se hizo su salvador
9 en todas sus pruebas.
9 No era un delegado ni un ángel,
9 sino él mismo, quien los salvaba.
9 Lleno de amor y de piedad,
9 él mismo los rescataba;
9 se encargó de ellos
9 y los guió durante todo el tiempo pasado.
10 Pero ellos lo desobedecieron,
10 y como causaban pena a su Espíritu Santo,
10 se convirtió en su enemigo
10 y él mismo les hizo la guerra.
11 Entonces se acordaron de los tiempos pasados,
11 de los días de Moisés:
11 ¿Dónde está aquel que salvó de la mar al pastor de su rebaño
11 y que puso dentro de ellos su Espíritu Santo,
12 que dio golpes formidables, a la derecha de Moisés,
12 que partió las aguas del mar delante de ellos
12 y se hizo famoso para siempre,
13 que los hizo caminar por el fondo del mar
13 como un caballo por la pradera,
13 y sin que se tropezaran,
14 como un buey que baja a la llanura?
14 El Espíritu de Yavé los llevaba a descansar.
14 Así fuiste guiando a tu pueblo,
14 y con esto te hiciste famoso.
15 Mira desde los cielos,
15 y ve desde tu santo y lujoso aposento:
15 ¿Dónde están tu preocupación y tu poder?
15 ¿Por qué ya no se conmueven tus entrañas?
15 Ah, no sigas sin sentir pena por nosotros,
16 pues tú eres nuestro Padre.
16 Abraham ya no sabe de nosotros
16 e Israel tampoco se acordará.
16 Mas tú, Yavé, eres nuestro Padre, nuestro Redentor;
16 éste ha sido siempre tu Nombre.
17 ¿Por qué, Yavé, permitiste
17 que nos perdiéramos de tus caminos,
17 que nuestros corazones se pusieran tercos y ya no te temieran?
17 ¡Vuelve, por amor de tus servidores
17 y de tus tribus herederas!
18 ¿Por qué los impíos han invadido tu Santuario?
18 ¿por qué ha sido pisoteado por nuestros enemigos?
19 Desde hace tiempo somos un pueblo que tú no gobiernas
19 y que tu Nombre ya no protege.
19 ¡Ah, si tú rasgaras los cielos y bajaras!
19 Los cerros se derretirían al verte.

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Comentarios Isaías, capítulo 63
63,1

El pueblo vecino, el de Edom, había aprovechado la ruina de Jerusalén para unirse a sus destructores y participar en el saqueo. Por eso, bastaba con mencionarlo para despertar el deseo de venganza de los judíos. Los profetas sí deseaban la destrucción de una nación en la que solamente se veía el pecado y que no tenía ninguna misión en los planes de Dios. En este poema se imagina a Dios contando su victoria sobre los pueblos paganos.

Los creyentes que leyeron este poema después de Cristo lo entendieron en otro sentido, figurado ése: en la persona del héroe que rescata a su pueblo, veían a Cristo, ensangrentado por su propia sangre (ver Ap 19,13). Esta es la verdadera victoria de Dios y su manera de restablecer la justicia.
63,7

Aquí viene un salmo de penitencia: ¡Yavé, perdónanos! Recuerda las maravillas del pasado y expresa la espera ansiosa de nuevos favores. Se notará especialmente 63,19-64-3, que se entendió después como un llamado a la venida del Salvador.
Isaías (Is) Capítulo 64
1 Si dieras a conocer tu Nombre a tus contrarios, sería como llama que prende en las ramas secas
1 o como el agua que borbotea en el fuego,
1 y las naciones temblarían en tu presencia
2 al verte realizar prodigios inesperados.
3 Nunca se escuchó, ningún oído oyó,
3 ni ojo alguno ha visto que un Dios, fuera de ti,
3 hiciera tanto en favor de quienes confían en él.
4 Tú has desconcertado a los que vivían como justos,
4 y que te recordaban, siguiendo tus caminos.
4 Te enojaste, pues a lo mejor pecamos;
4 hemos actuado mal, pero tendremos salvación.
5 Todos nosotros éramos como impuros,
5 y nuestros méritos no valían más que un paño sucio.
5 Somos como las hojas caídas,
5 y nuestros pecados nos arrastran como el viento.
6 Nadie ya invoca tu Nombre
6 ni se despierta para buscarte,
6 sino que tú nos has dado vuelta la cara
6 y nos has dejado a merced de nuestras culpas.
7 Y, sin embargo, Yavé, tú eres nuestro Padre,
7 somos la greda que tus manos plasmaron,
7 todos nosotros fuimos hechos por tus manos.
8 ¡No te enojes tanto, pues, Yavé,
8 ni estés recordando, a cada momento, nuestros pecados!
8 Míranos, pues todos nosotros formamos tu pueblo.
9 Tus ciudades santas han quedado abandonadas;
9 Sión está desierta, Jerusalén hecha una ruina.
10 Nuestro templo, santo y magnífico,
10 en que te rezaban nuestros abuelos,
10 ha sido consumido por el fuego;
10 todo lo que nos hacía felices está ahora en ruinas.
11 ¿Y puedes tú, Yavé, no conmoverte al ver estas cosas?
11 ¿Durará tu silencio y será mayor nuestra humillación?
Isaías (Is) Capítulo 65
Respuesta de Dios
1 Me he dejado hallar por los que no preguntaban por mí y me he dejado encontrar por los que no me buscaban. Dije: «Aquí me tienen» a una nación que no invocaba mi nombre.
2 Le he tendido la mano todos los días a un pueblo desobediente, que seguía un camino que no era bueno, tras sus propios caprichos.
3 Este pueblo me provoca continuamente en mi propia cara, haciendo sacrificios en los jardines, quemando perfumes sobre ladrillos,
4 viviendo en los sepulcros, pasando la noche en rincones secretos, comiendo carne de cerdo y sirviendo en sus platos comidas prohibidas.
5 Dicen: «Párate, no te acerques, que puedo pegarte la santidad.» Todo esto me molesta las narices como el humo de un incendio que no se apaga.
6 Pero esto es lo que tengo escrito delante de mí: No me quedaré callado hasta no haber arreglado de una vez cuentas con ustedes
7 por sus pecados y los de sus padres, dice Yavé, que quemaron incienso en los cerros y me desafiaron en las colinas. Les daré bien su merecido, sin quitarles nada.
Dios salva y bendice a los buenos
8 Esto es lo que declara Yavé: Así como dice uno, cuando encuentra un racimo jugoso: «No lo cortes, porque es una bendición», así me portaré yo por amor a mis servidores, y no lo destruiré todo.
9 Haré nacer de Jacob una descendencia y de Judá herederos para mis montañas. Les corresponderán en herencia a mis elegidos y mis servidores harán allí sus casas.
10 Mi pueblo, que me habrá buscado, tendrá el Sarón para que pasten las ovejas y el valle de Acor como potrero para los bueyes.
11 Pero a ustedes, que abandonan a Yavé, que se olvidan de su Cerro Santo, que le preparan una mesa a Gad y que llenan la copa de Meni,
12 yo los condeno a morir por la espada, y todos doblarán la rodilla para ser degollados.
12 Porque llamé y nadie respondió,
12 les hablé y nadie me hizo caso.
12 Hicieron lo que yo considero como malo
12 y eligieron lo que a mí no me gusta.
Separación final de buenos y malos
13 En vista de esto, el Señor Yavé les dice:
13 ¡Muy bien! Mis servidores comerán,
13 mientras que ustedes estarán con hambre.
13 Ellos tendrán de beber,
13 mientras que ustedes sentirán sed.
13 Se alegrarán,
13 mientras que ustedes se verán humillados.
14 Mis servidores cantarán con el corazón lleno de felicidad,
14 mientras que ustedes se quejarán, con el corazón apenado,
14 y gritarán, con el ánimo aplastado.
15 El nombre de ustedes no se recordará más que cuando mis elegidos pronuncien una maldición: «¡Así te haga morir el Señor Yavé!» En cambio, a mis servidores les daré un nombre nuevo.
16 Todo el que quiera recibir una bendición en el país, la recibirá en el nombre del Dios de la verdad; y cualquiera que preste un juramento en el país, jurará por el Dios que cumple sus promesas, pues todos los males del pasado quedarán en el olvido y ocultos a mis ojos.
Cielo nuevo y tierra nueva
17 Pues Yo voy a crear un cielo nuevo y una tierra nueva y el pasado no se volverá a recordar más ni vendrá más a la memoria.
18 Que se alegren y que estén contentos para siempre por lo que voy a crear. Pues Yo voy a hacer de Jerusalén un Contento y de su pueblo una Alegría.
19 Yo quedaré contento con Jerusalén y estaré feliz con mi pueblo. Ya no se oirán, en adelante, sollozos ni gritos de angustia,
20 ni habrá más, allí, recién nacidos que vivan apenas algunos días, o viejos que no vivan largos años, pues morir a los cien años será morir joven, y no llegar a los cien será tenido como una maldición.
21 Harán casas y vivirán en ellas, plantarán viñas y comerán sus frutos.
22 Ya no edificarán para que otro vaya a vivir, ni plantarán para alimentar a otro. Los de mi pueblo tendrán vida tan larga como la de los árboles y mis elegidos gozarán de los frutos de su trabajo.
23 No trabajarán inútilmente ni tendrán hijos para perderlos, pues ellos y sus descendientes serán una raza bendita de Yavé.
24 Antes que me llamen les responderé, y antes que terminen de hablar habrán sido atendidos.
25 El lobo pastará junto con el cordero;
25 el león comerá paja como el buey
25 y la culebra se alimentará de tierra.
25 No harán más daño ni perjuicio
25 en todo mi santo cerro, dice Yavé.

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Comentarios Isaías, capítulo 65
65,13

Los capítulos 65-66 son otro anuncio del juicio de Yavé sobre la tierra. El creará cielos nuevos y tierra nueva para sus servidores. Los versículos 13-14 preparan las bienaventuranzas y las maldiciones expresadas en Lucas 6,20-26.
65,17

El Cielo Nuevo que Dios nos reserva, nadie lo podría imaginar (Mc 12,18). Sin embargo, alegrémonos de que el profeta lo describa con estos ejemplos concretos. Para nosotros, la felicidad del más allá es parte de nuestra fe; sin embargo, en esa época, no estaba todavía claro para los judíos y para el profeta. Creían que Dios recompensaba en esta tierra y se prefería no pensar en la suerte de los que ya habían muerto o que iban a morir antes de que llegara ese tiempo de felicidad. Dios lo hizo todo para que su pueblo no descuidara sus obligaciones terrenales so pretexto de esperar un más allá.
Isaías (Is) Capítulo 66
El verdadero culto a Yavé
1 Así se expresa Yavé: ¡El cielo es mi trono y la tierra la tarima para mis pies! ¿Qué casa podrían ustedes edificarme, o en qué parte fijarían mi lugar de reposo,
2 si todo esto lo ha hecho mi mano y todo esto es mío?, dice Yavé. Pero en quien fijo realmente mis ojos es en el pobre y en el corazón arrepentido, que se estremece por mi palabra.
3 Ahora bien se sacrifica a un buey y al mismo tiempo se mata a un hombre; se degüella un cordero pero también se desnuca un perro. Se presenta como ofrenda sangre de cerdo y, si queman incienso, lo queman ante los ídolos.
3 Así como se deleitan en seguir sus caminos, y sus almas quedan felices con sus sucios ídolos,
4 así también yo me deleitaré maltratándolos y mandaré sobre ellos cosas de que se espantan.
4 Pues yo llamé y nadie contestó, hablé y nadie se dignó escucharme. Han hecho lo que yo considero como malo y han elegido lo que no me gusta.
5 ¡Oigan lo que les dice Yavé a ustedes que se estremecen por su palabra! Sus hermanos, que los odian y que no se juntan con ustedes por causa de mi Nombre, dicen: «Que Yavé demuestre su poder, para que podamos ver la alegría de ustedes.» Pero son ellos los que serán humillados.
6 Oigo ruidos como un griterío que viene de la ciudad, o como voces que salen del Templo: es la voz de Yavé que da su merecido a sus enemigos.
Nacimiento de la nueva Jerusalén
7 Antes de que llegara el parto, dio a luz; antes de sentir los dolores, tuvo un niño varón.
8 ¿Quién ha oído jamás cosa igual, o ha visto algo semejante, que se pueda dar a luz, en un solo día, a un país entero? ¿Puede una nación nacer toda de una vez? ¡Pues bien, apenas sintió los dolores, Sión dio a luz a todos sus hijos!
9 Yavé dice: Si yo abro el seno materno, ¿podrá ser que no dé a luz? Pues yo soy el que abro el seno y también el que lo cierro.
10 Alégrense con Jerusalén, y que se feliciten por ella todos los que la aman. Siéntanse, ahora, muy contentos con ella todos los que por ella anduvieron de luto,
11 porque tomarán la leche hasta quedar satisfechos de su seno acogedor, y podrán saborear y gustar sus pechos famosos.
12 Pues Yavé lo asegura: Yo voy a hacer correr hacia ella, como un río, la paz, y como un torrente que lo inunda todo, la gloria de las naciones. Ustedes serán como niños de pecho llevados en brazos y acariciados sobre las rodillas.
13 Como un hijo a quien consuela su madre, así yo los consolaré a ustedes.
14 Cuando ustedes vean todo esto, les saltará de gozo el corazón y su cuerpo rejuvenecerá como la hierba. La mano de Yavé se dará a conocer a sus servidores y hará que sus enemigos vean su enojo.
15 Pues he aquí que Yavé se presenta en medio del fuego, montado en los carros de la tempestad. Da rienda suelta a su ardiente cólera, sus amenazas son carbones encendidos.
16 Porque Yavé va a venir a juzgar, por medio del fuego y a probar a todo mortal. Entonces serán muchas las víctimas de Yavé:
17 los que van a los jardines para purificarse y hacerse santos, y se ponen detrás de uno que está en el centro, que comen carne de cerdo, de culebras o de ratones. Sus obras y artimañas cesarán al mismo tiempo, dice Yavé.
Los paganos entran al reino de Dios
18 Ahora vengo a reunir a los paganos de todos los pueblos y de todos los idiomas. Y cuando vengan, serán testigos de mi gloria.
19 Yo haré un prodigio en medio de ellos y, luego, mandaré los sobrevivientes hacia todas las naciones: hacia Tarsis, Lud y Put, Meshek, Tubal y Javan, en una palabra, hacia las tierras lejanas de ultramar que no saben de mi fama ni han visto mi gloria.
19 Ellos darán a conocer mi gloria entre las naciones a lo lejos,
20 y de todos los pueblos traerán a todos tus hermanos dispersos como una ofrenda a Yavé, a caballo, en carro, en carretas, a lomo de mula o de camello. Me los traerán a mi cerro santo en Jerusalén, igual que los hijos de Israel me traen sus regalos para el templo de Yavé en vasos puros.
21 Y Yavé lo afirma: «De entre ellos también tomaré sacerdotes y levitas pa ra mí.»
22 Así como los nuevos cielos y la nueva tierra que voy a crear durarán para siempre, así también tu nombre y tu raza permanecerán siempre.
23 Cada luna nueva y cada sábado, todo hombre vendrá a postrarse ante mí, dice Yavé,
24 y, al salir, verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí. El gusano que los devora no morirá, y el fuego que los quema no se apagará, y todos se sentirán horrorizados al verlos.

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Comentarios Isaías, capítulo 66
66,18

Anuncio del día en que Yavé vencerá a las naciones paganas reunidas contra él, y después las salvará reuniéndolas en su nuevo pueblo. Pocos pasajes de la Biblia expresan una visión tan universal de la salvación dada por Dios «a todas las familias de la tierra». Así se la había prometido a Abrahán, pero se había oscurecido de tal modo con los rencores y los odios entre los pueblos, ciudades y religiones, que casi no se le había prestado atención.

Cuidado con la expresión vengo a reunir. Ya vimos en Isaías 6,9 cómo los judíos hablaban de Dios, por estar convencidos que él lo dirige todo. Cuando alguien emprendía algo decían que Dios lo había movido a emprender, y cuando alguien hacía algún mal que Dios después aprovecharía para sus propios planes, decían que Dios lo había impulsado. Aquí, vengo a reunir significa: «ellos se van a reunir, pero yo aprovecharé para realizar mi salvación.»

Las naciones se reúnen contra Jerusalén como en tiempos de Senaquerib (ver Is 31,4-9) y son vencidas en forma prodigiosa; pero esta vez los sobrevivientes, testigos del milagro, darán a conocer al verdadero Dios por todas partes. Serán admitidos en el pueblo de Dios y compartirán los privilegios de los judíos (de ellos tomaré para sacerdotes y levitas).

El poema concluye con la visión de un mundo definitivamente juzgado por Yavé:

dentro de la ciudad, los que se han consagrado a su servicio y lo vienen a adorar en su templo;

fuera, los cadáveres de los que fueron exterminados permanecerán siempre como signo de la justicia invencible de Dios.

¡Qué visión más tremenda! Pero sería demasiado simplista decidir que estas visiones son propias de un tiempo al que todavía le faltaba mucho que descubrir de Dios y de su bondad, y también de la complejidad de la realidad humana. El Juicio de Dios es una realidad, a pesar de que nos queda muy misterioso, y Jesús alude a este texto en Marcos 9,48.