La Biblia Latinoamericana
作者:神与人
Miqueas (Miq)
Introducción Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3
Capítulo 4 Capítulo 5 Capítulo 6 Capítulo 7
Miqueas (Miq) Introducción
Miqueas es exactamente contemporáneo de Isaías y habló respecto a las mismas situaciones. Era de Moreset, pueblo a orillas de la llanura por donde pasaban todos los ejércitos de Asiria o Egipto. Conocía los sufrimientos y destrucciones de la guerra y también la explotación del campesino. Un día Dios lo llamó y le dio «fuerza, justicia y valentía» para que fuera a denunciar los pecados de Israel. Habló en nombre de un Dios a quien nadie amaba y denunció con suma violencia las injusticias que se cometían por todas partes. Como Isaías, al condenar la sociedad en que vivía, anunció la prosperidad que Yavé reservaba a Jerusalén en tiempos futuros.
Algunas de las palabras que Miqueas dirigió al pueblo de Israel, cuya ruina era inminente, fueron más tarde modificadas para adaptarlas a la situación de Jerusalén y del Reino de Judá, cuando éstos pasaron por una crisis semejante.
Miqueas (Miq) Capítulo 1
1 Estas fueron las palabras de Yavé a Miqueas de Moreset en tiempos de Jotam, Ajaz y Ezequías, reyes de Judá; y éstas, sus visiones sobre Samaria y Jerusalén.
Contra Samaria y Jerusalén
2 Que escuchen todos los pueblos; que ponga atención la tierra y todo lo que contiene, pues Yavé sale de su palacio santo para declarar en contra de ustedes.
3 Miren cómo sale de su santa morada, bajando y caminando por las cumbres de la tierra.
4 A su paso se desmoronan las montañas y los valles se hunden como cera ante el fuego o como el agua que se escurre por la pendiente.
5 Jacob es el culpable de todo esto, y los hijos de Israel con sus pecados.
5 ¿Cuál es el delito de Jacob? ¿No es Samaria? ¿Cuál es el pecado de Judá? ¿No es Jerusalén?
6 Convertiré a Samaria en un campo cubierto de escombros, que no sirve más que para viñas. Echaré a rodar sus piedras por el valle y así quedarán a la vista sus cimientos.
7 Todas sus estatuas serán hechas pedazos y sus ídolos serán tirados al fuego, porque las compraron con el salario de sus prostitutas y pasarán a ser salario de prostitutas.
8 Por todo esto lloraré y gemiré, caminaré desnudo y sin zapatos, lloraré como aúllan los chacales y gemiré como lo hacen los avestruces,
9 porque las llagas de Samaria son incurables y han llegado hasta Judá, alcanzando la capital de mi pueblo, la misma Jerusalén.
10 No lo anuncien en Gat ni lloren por ello en Aco. Los de Betlefrá, revuélquense en el polvo.
11 Habitante de Safi, toca el clarín. Que no salgan de su ciudad los que viven en Sanán. Betaesel es arrancada de sus cimientos, en los que se apoyaba.
12 ¿Cómo podría ser feliz la que habita en Marot, cuando la desgracia que viene de Yavé golpea la puerta de Jerusalén?
13 Prepara el carro con sus caballos, tú que vives en Laquis, pues por tu culpa empezó a pecar la hija de Sión, ya que tú le enseñaste el mal que se cometía en Israel.
14 Por eso, tú deberás pagar una fianza por Moreset-Gat. Betaksib será una trampa para los reyes de Israel.
15 Volverá de nuevo el invasor, habitante de Maresa, y los que eran la gloria de Yavé se irán para siempre.
16 Córtate el pelo al rape por tus hijos tan queridos, quédate pelada como el buitre, pues han sido llevados lejos de ti.

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Comentarios Miqueas, capítulo 1
1,2

Yavé va a salir del Templo de Jerusalén donde está presente, tan escondido que todos lo han olvidado.
1,5

El primer pecado de los reinos de Israel y de Judá son sus capitales. Son las ciudades que han devorado al país. Allí están los que viven de la explotación del campesino y es allí donde las riquezas de la tierra se transforman en palacios lujosos para algunos, o, en nuestros tiempos, en muchos gastos improductivos.

Desnudo y sin zapatos (8), fuera del saco, que era la única prenda de vestir de los cautivos (ver Is 20).

En 1,10: Miqueas anuncia una nueva invasión y la describe jugando con los nombres de varias etapas del camino.
Miqueas (Miq) Capítulo 2
Contra los ricos
1 Pobres de ustedes que meditan la injusticia, que toda la noche traman el mal, y al amanecer lo ejecutan cuando está a su alcance.
2 Si les gustan unos campos, se los roban; si unas casas, se las toman. Se apoderan de la casa y de su dueño, de un hombre y de su propiedad.
3 Por eso, dice Yavé, yo también tramo el mal contra esa gente, una desgracia tan grande que no podrán hacerle el quite ni caminar con la frente en alto.
4 Cuando llegue aquel día, otros se burlarán de ustedes y les cantarán la canción: «Hemos sido saqueados; han repartido nuestras tierras. ¿Quién echará al opresor que se adueñó de mis campos?»
5 Cuando se reúna la asamblea de Yavé, no habrá nadie para reservarles una parcela.
6 «No gastes tu saliva, dicen ellos, en anunciar todas estas cosas, pues nada malo nos pasará.
7 ¿Va a ser maldita la raza de Jacob? ¿Acaso Yavé se pondría nervioso? ¿Es así cómo procede? ¿No tiene más bien palabras de bondad para su pueblo, Israel?»
8 Pero son ustedes los enemigos de mi pueblo, pues le quitan su manta al hombre bueno y hacen la guerra al que vive tranquilo.
9 Arrancan de sus hogares tan queridos a las mujeres de mi pueblo y les quitan a sus hijos la libertad que yo les había dado.
10 Ustedes son de los que dicen: «Levántense y caminen, pues aquí no se descansa.» Debido a sus pecados irán amarrados al cautiverio.
11 Si un falso profeta fuera capaz de decir: «Yavé te va a dar vino y aguardiente», éste sería el profeta de ese pueblo.
Una palabra de consuelo
12 Quiero reunir a Jacob entero, y recoger el resto de Israel. Los pondré como un rebaño en el corral, como rebaño en medio del pastizal, como una multitud alegre.
13 El que abre camino saldrá delante de ellos, y ellos alargarán el paso; les hará pasar la puerta y por ella saldrán; sí, su rey marchará delante de ellos, Yavé los encabezará.

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Comentarios Miqueas, capítulo 2
2,1

Denuncia de los explotadores, que siempre tienen medios legales para despojar a los pequeños. No olvidemos que la Biblia tenía un código de leyes más adelantado que el de cualquier otro pueblo para defender los derechos y la vida de los pobres, viudas, etc. (ver Deut 23,16).

Por supuesto, todos se indignan contra el profeta que perturba la injusticia establecida.

Muy posiblemente los versículos 12,13 no son de Miqueas y fueron añadidos aquí más tarde (ver Ez 34).
Miqueas (Miq) Capítulo 3
Jefes y profetas oprimen al pueblo
1 Yo les diré: Escuchen, jefes de Jacob, señores de las tribus de Israel. ¿No deberían conocer lo que es justo? ¿Por qué, pues, odian el bien y aman el mal?
2 Ustedes descueran vivos a los de mi pueblo y les arrancan la carne de sus huesos.
3 Ustedes pueden comerse la carne de mi pueblo, partir sus huesos y echarlos a la olla,
4 pero cuando me llamen no les haré caso, sino que les ocultaré mi cara por sus malas acciones.
5 Esto dice Yavé en contra de los profetas que engañan a mi pueblo: Si pueden masticar a dos canillas, anuncian la paz; pero si alguien no les llena la boca, le declaran la guerra.
6 Por eso, les dice: «Noche para ustedes, y no más visiones; tinieblas en vez de revelaciones; el sol se pone para los profetas y su día se cambia en tinieblas.»
7 Los videntes se llenarán de vergüenza, y los adivinos, de confusión; unos y otros se taparán la cara porque Dios no les responde.
8 Yo, al contrario, estoy lleno del espíritu de Yavé. El me da celo por la justicia, me llena de fuerza y de ánimo para denunciar a Jacob su pecado, para descubrir las faltas de Israel.
9 Escuchen esto, gobernantes del pueblo de Jacob, ustedes que son los señores de Israel, ustedes que desprecian la justicia y que tuercen mañosamente la ley:
10 Sión se está edificando sobre sangre, y Jerusalén, en base a crímenes.
11 Sus gobernantes se dejan comprar para dar una sentencia; sus sacerdotes cobran por una decisión; sus profetas sólo vaticinan si se les paga. Y todos se sienten tan seguros de Yavé que dicen: Si el Señor está con nosotros, ¿qué desgracia nos puede pasar?
12 Pero precisamente por sus maldades Sión va a quedar como un potrero arado, Jerusalén será reducida a escombros y el cerro del Templo será cubierto por el bosque.

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Comentarios Miqueas, capítulo 3
3,1

Denuncia de los mayores responsables: las autoridades civiles y religiosas.

Había profetas por todas partes; se hacían profetas como se elige cualquier oficio. Contestaban a las consultas particulares respecto al porvenir y al buen tuntún. Pero el verdadero papel del profeta no es sacar de apuros a quienes le pagan su sabiduría (o su engaño), sino el de denunciar el mal.

El párrafo 9-11 vuelve a acusar a los gobernantes y funcionarios que se sienten al abrigo de la miserias y de las calamidades que azotan el país. La confianza secular en Jerusalén, ciudad protegida por Yavé, los asegura en su falsa tranquilidad; por eso, Jerusalén será destruida. Los contemporáneos de Jeremías, ochenta años después de esta maldición, no la habían olvidado (Jer 26,18).
Miqueas (Miq) Capítulo 4
1 En el futuro, el cerro de la Casa de Yavé será puesto sobre los altos montes y dominará los lugares más elevados.
1 Irán a verlo todas las naciones
2 y subirán hacia él muchos pueblos, diciendo: «Vengan, subamos al cerro de Yavé, a la Casa del Dios de Jacob, para que nos enseñe sus caminos y caminemos por sus sendas. Porque la enseñanza irradia de Sión, de Jerusalén sale la palabra de Yavé.»
3 El Señor gobernará las naciones y enderezará a la humanidad. Harán arados de sus espadas y sacarán hoces de sus lanzas. Una nación no levantará la espada contra otra y no se adiestrarán para la guerra.
4 Cada uno podrá permanecer sentado bajo su parrón o su higuera sin que nadie lo moleste; pues así lo dice el Señor.
5 Mientras todos los pueblos caminan cada uno en nombre de sus dioses, nosotros caminamos en el Nombre de Yavé, nuestro Dios, por siempre jamás.
6 Ese día, dice Yavé, recogeré a la oveja coja y llevaré al corral a la perdida, y a la que había maltratado.
7 De las cojas salvaré un resto, y haré de las extraviadas una nación poderosa. Reinaré sobre ellas en el monte Sión, desde ahora y para siempre.
8 Y tú, Sión, torre de donde se vigila el rebaño, recuperarás la antigua soberanía, la autoridad real sobre todo Israel.
9 ¿Por qué ahora gritas de esa manera? ¿Te quedaste sin rey o desaparecieron tus ministros para que te quejes de dolor como mujer que da a luz?
10 Retuércete de dolor y grita, hija de Sión, como mujer que da a luz, porque ahora saldrás de la ciudad para vivir en despoblado. Llegarás hasta Babilonia, pero allí serás liberada, pues Yavé te libertará del poder de tus enemigos.
11 Naciones numerosas se reúnen ahora para atacarte, diciendo: «Sometámoslo al saqueos y gocemos mirando su derrota.»
12 Pero ellos no saben lo que piensa Yavé y no comprenden sus designios, pues él los ha juntado como a las gavillas en la era.
13 ¡Levántate, pues, y aplástalos con tus pies, hija de Sión, porque te pondré cuernos de hierro, y pezuñas de bronce para que tritures a muchos pueblos! Entonces consagrarás sus despojos a Yavé, y sus riquezas serán para el Señor del mundo entero.
14 Ahora ¡ánimo!, fortaleza, pues nos rodean con trincheras y le dan un varillazo en la cara al que gobierna a Israel.

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Comentarios Miqueas, capítulo 4
4,1

Aquí se encuentra un oráculo idéntico al de Isaías 2,2. El párrafo 9-10 anuncia el Destierro. Diferente es el trozo 11-13, que se parece mucho a los poemas de Isaías sobre la invencible Sión (ver Is 29,1 y 31,4).

El párrafo 6-7 dice la seguridad del pueblo de Dios entre las fuerzas hostiles del mundo.
Miqueas (Miq) Capítulo 5
Pero tú, Belén Efrata
1 Pero tú, Belén Efrata, aunque eres la más pequeña entre todos los pueblos de Judá, tú me darás a aquel que debe gobernar a Israel: su origen se pierde en el pasado, en épocas antiguas.
2 Por eso, si Yavé los abandona es sólo por un tiempo, hasta que aquella que debe dar a luz tenga su hijo. Entonces el resto de sus hermanos volverá a Israel.
3 El se mantendrá a pie firme y guiará su rebaño con la autoridad de Yavé, para gloria del Nombre de su Dios; vivirán seguros, pues su poder llegará hasta los confines de la tierra.
4 El mismo será su paz.
4 Cuando Asiria invada nuestra tierra y pise nuestro suelo, le opondremos siete pastores, ocho de nuestros jefes.
5 Con su espada dominará a Asiria, sus armas someterán la tierra de Nemrod. Así, nos librará de los asirios cuando invadan nuestro territorio y traspasen nuestras fronteras.
6 Entonces el resto de Jacob será en medio de numerosos pueblos como rocío enviado por Yavé, como gotas de lluvia sobre el pasto, pues ya no esperarán más en los hijos de Adán ni pondrán en los mortales su confianza.
7 Entonces el resto de Jacob será en medio de numerosos pueblos como león entre los animales de la selva, como cachorro entre los rebaños de corderos, que aplasta cuanto encuentra a su paso, y nadie puede arrebatarle su presa.
8 Yavé, ¡que tu mano quiebre a tus adversarios, y perezcan todos tus enemigos!
9 Aquel día, dice Yavé, te sacaré tus caballos y destruiré tus carros,
10 borraré de tu suelo las ciudades y demoleré todas tus fortalezas,
11 arrancaré de tus manos tus supercherías, y ya no tendrás más a tus adivinos.
12 Sacaré de en medio de ti tus estatuas y tus ídolos; y así no podrás más postrarte delante de algo hecho por tus manos.
13 Arrancaré también tus postes sagrados y no dejaré en pie ídolo alguno.
14 Luego me haré justicia, con indignación y furor, de las naciones que no me obedecieron.

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Comentarios Miqueas, capítulo 5
5,1

Pero tú, Belén Efrata…, me darás a aquel que debe gobernar a Israel. O sea que el Mesías saldrá de la familia de David, cuyas raíces estaban en Belén. No cabe duda que aquella que debe dar a luz es la misma que es llamada «la joven» en la profecía de Isaías 7,14, y seguramente se trata de algún acontecimiento futuro. No está claro que este Mesías liberador deba nacer en Belén, a pesar de que, posteriormente, muchos entendieron que el Mesías debía nacer en Belén: (ver Jn 7,42 y Mt 2,6).
Miqueas (Miq) Capítulo 6
Pueblo mío, ¿qué te he hecho?
1 Escuchen ahora lo que me dice Yavé: «Presenta tu querella delante de las montañas y que oigan tu acusación las colinas.»
2 Escuchen, pues, montañas, la demanda de Yavé y sirvan de testigos los inconmovibles fundamentos de la tierra, pues Yavé tiene un pleito con su pueblo, se ha querellado con Israel:
3 «Pueblo mío, ¿qué te he hecho yo y en qué te he molestado? Respóndeme.
4 Yo te saqué de Egipto y te rescaté de la casa de los esclavos; yo puse para que te guiaran a Moisés, Aarón y Miriam.
5 Acuérdate, pueblo mío, de lo que pensaba hacer contigo Balac, rey de Moab, y de lo que le respondió Balaam, hijo de Beor. Te hizo pasar desde Sitim hasta Guilgal, para que así conozcas a Yavé.»
6 «¿Con qué me presentaré delante de Yavé? ¿Cómo iré a arrodillarme delante del Dios Altísimo? ¿Acaso le traeré holocaustos o terneros de un año?
7 ¿O le gustarán miles de carneros y torrentes de aceite? ¿O será necesario que sacrifique a mi hijo mayor para pagar mi culpa, al fruto de mis entrañas por mi pecado?»
8 Ya se te ha dicho, hombre, lo que es bueno y lo que el Señor te exige: tan sólo que practiques la justicia, que seas amigo de la bondad y te portes humildemente con tu Dios.
9 Resuena la voz de Yavé en la ciudad: Escuchen, tribus, óyeme asamblea de la ciudad.
10 ¿Voy a soportar una medida falsa, un galón disminuido?
11 ¿Voy a aceptar que usen balanzas inexactas con pesas falsificadas?
12 En esta ciudad los ricos se enriquecen en base a crímenes, y los habitantes se han acostumbrado a mentir.
13 Por eso, yo mismo he empezado a maltratarte, a arruinarte debido a tus pecados.
14 Comerás, pero quedarás con hambre; reservarás cosas, pero no podrás guardar nada; y si logras salvar algo, yo lo entregaré a la espada.
15 Sembrarás, pero no podrás cosechar; molerás las aceitunas pero no aprovecharás el aceite; exprimirás la uva, pero no beberás el vino.
16 Tú observas los decretos de Omri y todas las normas de la familia de Ajab, pero si tú sigues sus ejemplos, yo te pondré de ejemplo terrible, para que se burlen de tus habitantes y para que seas despreciada por todo el mundo.

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Comentarios Miqueas, capítulo 6
6,3

. Pueblo mío, ¿qué te he hecho yo y en qué te he molestado? Yavé discute con su pueblo. Es el amor de Dios frente a la indiferencia de los suyos.

La seducción de los cultos cananeos era muy fuerte, y muchos israelitas caían en ella (1 Re 16,3; 2 Re 17,31). Al denunciar, con todos los profetas (Jer 19,5; 32,35), los sacrificios de niños, tan frecuentes en esos cultos, Miqueas denuncia otro error: cuando se pretende obtener favores de Dios, casi siempre se piensa en sacrificios costosos, mientras que Dios espera otra cosa de nosotros.

Practicar la justicia, amar y portarte humildemente con tu Dios (8). La respuesta de Dios es corta y clara:

Practicar la justicia es lo que decía Amós.

Amar con ternura es el mensaje de Oseas (2,21).

Portarte humildemente con tu Dios; eso resume Isaías.

No se detalla un programa de vida ni se indican obligaciones de justicia o de piedad; todo esto podría quedar como simple cambio exterior. Las tres palabras dan a entender mejor que Dios pide un cambio interior y profundo, frente a él y frente al prójimo.
6,9

A continuación, aparecen discursos contra la injusticia, con la amenaza de la invasión del norte (7,4). La conclusión (7,7) se parece a la actitud de fe de Habacuq, 3,16: el justo sabe que la maldad universal trae desgracias; por eso, se mantiene firme y confiado en Dios.
Miqueas (Miq) Capítulo 7
1 Pobre de mí, pues me parezco a los que recogen espigas después de la siega o a los que rebuscan racimos después de la vendimia, pero no hay ni un racimito para probarlo ni una de esas primeras brevas que me gustan.
2 Los creyentes han desaparecido del país, y entre sus habitantes no se encuentra ni siquiera un hombre justo.
3 Sus manos son buenas para hacer el mal: el príncipe es exigente; el juez se deja comprar; el poderoso decide lo que le conviene.
4 Su bondad es la del cardo, su honradez peor que una hilera de espinos. ¡Pobres de ellos! Ahora viene el juicio, el día de su castigo, y ahora no saben qué hacer.
5 No crean en su compañero, ni con fíen en su amigo; cuídate de la que se acuesta contigo.
6 Porque ahora el hijo insulta a su padre, la hija se rebela contra su madre, la nuera contra su suegra, y cada cual tiene por enemigos a las personas de su familia.
7 Pero yo miraré al Señor, esperaré en el Dios que me salva; mi Dios me atenderá.
Poema del tiempo del destierro. Jerusalén se levantará
8 No te alegres de mi desgracia, oh enemiga mía, pues si he caído, me levantaré; si ahora estoy a oscuras, Yavé será mi luz.
9 Por ahora debo soportar la cólera de Yavé, pues me rebelé contra él, mientras examina mi causa y me hace justicia; entonces me hará salir a la luz y yo veré su fidelidad.
10 Mi enemiga, al verlo se sentirá avergonzada, pues decía: ¿Dónde se metió tu Dios? Mis ojos se recrearán viendo cómo es pisoteada, igual que el barro de las calles.
11 Ya llega el día en que se reedificarán tus fortificaciones, el día en que se ampliarán tus fronteras,
12 el día en que vendrán a ti desde Asiria hasta Egipto, desde Tiro hasta el Eufrates, de uno a otro mar, de una a otra cordillera.
13 El país se convertirá en un desierto por culpa de sus habitantes: esto será el fruto de sus maldades.
14 Apacienta con tu vara a tu pueblo, al pequeño rebaño que te pertenece y que todavía permanece extraviado en los matorrales, en una zona de excelentes pastizales. Concédele que pueda ir a pastar en Basán y en Galaad, como lo hacía antiguamente.
15 Haz que presenciemos tus prodigios como en los días de la salida de Egipto.
16 Al verlo las naciones se sentirán derrotadas a pesar de todo su poderío; se taparán la boca con la mano y quedarán atontadas.
17 Morderán el polvo como la serpiente, como los reptiles que se arrastran por el suelo. Saldrán temblando de sus refugios, y en tu presencia se sentirán despavoridos y asustados.
18 ¿Qué Dios hay como tú, que borra la falta y que perdona el crimen; que no se encierra para siempre en su enojo, sino que le gusta perdonar?
19 Una vez más te compadecerás de nosotros, pisotearás nuestras faltas. Tira, pues, al fondo del mar todos nuestros pecados.
20 Concede a Jacob tu fidelidad, a Abraham tu misericordia, como lo juraste a nuestros padres desde los días antiguos.

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Comentarios Miqueas, capítulo 7
7,8

Este salmo de esperanza con el que culmina el libro debe haber sido añadido más tarde en tiempos del destierro.