El Señor es mi pastor.—El es mi pastor: nada me puede faltar. Ante mí está la mesa y la copa de Cristo; mejor que la unción con el santo óleo, he recibido la unción del Espíritu Santo (1 Juan 2,27); espero, no el descanso de la muerte, sino la resurrección junto al Padre.
1 El Señor es mi pastor: nada me falta;
2 en verdes pastos él me hace reposar.
A las aguas de descanso me conduce,
3 y reconforta mi alma.
Por el camino del bueno me dirige,
por amor de su nombre.
4 Aunque pase por quebradas oscuras,
no temo ningún mal,
porque tú estás conmigo
con tu vara y tu bastón,
y al verlas voy sin miedo.
5 La mesa has preparado para mí
frente a mis adversarios,
con aceites perfumas mi cabeza
y rellenas mi copa.
6 Irán conmigo la dicha y tu favor
mientras dure mi vida,
mi mansión será la casa del Señor
por largos, largos días.