1 Del maestro de coro. De los hijos de Coré. Para oboes. Cántico.
Dios está con nosotros.—«Un río con sus brazos regocija a la ciudad de Dios.» A los trastornos expresados en forma figurada en la primera estrofa, el salmista opone una visión de tranquilidad, la de la Ciudad Santa, Jerusalén, la Iglesia.
2 Dios es nuestro refugio y fortaleza,
socorro siempre a mano en momentos de angustia.
3 Por eso, si hay temblor no temeremos,
o si al fondo del mar caen los montes;
4 aunque sus aguas rujan y se encrespen
y los montes a su ímpetu retiemblen:
El Señor Sabaot está con nosotros,
es nuestro baluarte el Dios de Jacob.
5 Un río, sus brazos regocijan
a la ciudad de Dios,
santifica las moradas del Altísimo.
6 Dios está en ella, no puede ceder,
Dios la socorre al despuntar la aurora.
7 Los pueblos bramaban,
los reinos en marcha se ponían...
El eleva su voz y el mundo se hunde.
8 El Señor Sabaot está con nosotros,
es nuestro baluarte el Dios de Jacob.
9 Vengan a ver las hazañas del Señor,
y los estragos que causó a la tierra.
10 Pone fin a la guerra en todo el país,
rompe el arco y en dos parte la lanza
y consume los carros en el fuego.
11 Paren y reconozcan que soy Dios,
muy por encima de los pueblos
y muy alto sobre la tierra.
12 El Señor Sabaot está con nosotros,
es nuestro baluarte el Dios de Jacob.