1 Del maestro de coro. De los hijos de Coré. Salmo.
Al rey de todas las naciones.—Llega el Señor al final de los tiempos para empezar su reino. Aquí se lo muestra subiendo a su Templo en Jerusalén. Ya no es solamente el Dios de un pequeño pueblo, de una Iglesia minoritaria: todos los pueblos lo reconocen. De alguna manera, esta subida triunfal empezó con la ascensión de Jesús resucitado.
2 Aplaudan, pueblos todos,
aclamen a Dios con voces de alegría
3 pues el Señor, el altísimo, es terrible,
es un gran rey en toda la tierra.
4 Bajo nuestro yugo pone a las naciones
y los pueblos a nuestros pies;
5 él eligió para nosotros nuestra herencia,
orgullo de Jacob, su muy amado.
6 Dios sube entre fanfarrias,
para el Señor resuenan los cuernos;
7 canten, canten a Dios;
entonen salmos a nuestro rey;
8 a Dios que es el rey de toda la tierra,
cántenle un himno de alabanza.
9 Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su santo trono.
10 Los jefes de los pueblos se han unido
con el pueblo del Dios de Abrahán;
porque él es el señor de los grandes de la tierra,
él es Dios y es muy excelso.