Dios ama la justicia.—Lo que da gloria a Dios, más que la grandeza y la hermosura del universo, es la sociedad humana basada sobre la justicia. Por eso se alegra la creación entera cuando Dios establece su reino entre los hombres: alegría del universo que hasta aquí fue echado a perder por la ambición desmedida del hombre, alegría de las naciones que descubren su razón de ser en Dios.
1 ¡Canten al Señor un canto nuevo,
cante al Señor toda la tierra!
2 Canten al Señor, bendigan su nombre,
su salvación anuncien día a día.
3 Cuenten su gloria a las naciones
y a todos los pueblos sus maravillas.
4 Porque el Señor es grande
y muy digno de alabanza,
más temible que todos los dioses.
5 Pues son nada esos dioses de los pueblos,
mas el Señor es quien hizo los cielos.
6 Honor y Majestad van precediéndole,
y en su santuario están Fuerza y Esplendor.
7 Ríndanle al Señor tribus y pueblos,
ríndanle al Señor gloria y poder.
8 Ríndanle al Señor la gloria de su nombre.
traigan la ofrenda y entren en su templo.
9 Adoren al Señor en el atrio sagrado,
tiemblen ante él, pueblos de toda la tierra.
10 «El Señor reina», anuncien a los pueblos,
él fijó el universo inamovible,
él juzgará a los pueblos con justicia.
11 ¡Gozo en los cielos, júbilo en la tierra,
bramido del mar y del mundo marino!
12 Muestren su júbilo el campo y todos sus frutos,
lancen vivas los árboles del bosque
13 delante del Señor, porque ya viene,
porque ya viene a juzgar a la tierra.
Al mundo con justicia juzgará,
y a los pueblos, según su verdad.