Dios no te faltará.—El peregrino hacia Jerusalén está pensando en las dificultades del viaje: el camino difícil, el calor del día, quizá en los peligros de parte de ladrones. Pero sabe que Dios ya está con él y que lo acompaña en el viaje.
1 Dirijo la mirada hacia los montes:
¿de dónde me llegará ayuda?
2 Mi socorro me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
3 No deja que tu pie dé un paso en falso,
no duerme tu guardián;
4 jamás lo rinde el sueño o cabecea
el guardián de Israel.
5 El Señor es tu guardián y tu sombra,
el Señor está a tu diestra.
6 Durante el día el sol no te maltratará,
ni la luna de noche.
7 Te preserva el Señor de todo mal,
él guarda tu alma.
8 El te guarda al salir y al regresar,
ahora y para siempre.