Himno nacional.—El pueblo de Dios sabe que está llamado a la gloria y a la alegría. El será instrumento de la justicia de Dios. Dios se sirve de sus pobres, del pueblo de los humildes, reunidos por Cristo para juzgar al mundo y darle la salvación.
1 ¡Aleluya!
Canten al Señor un canto nuevo: su alabanza en la asamblea de los santos.
2 Alégrese Israel de quien lo hizo, festejen a su rey, hijos de Sión.
3 Su nombre alaben en medio de danzas, el arpa y el tambor toquen para él.
4 Pues el Señor se siente bien con su pueblo, con su salvación reviste a los humildes.
5 De júbilo triunfante rebosan sus fieles, de sus esteras gritan de alegría;
6 en su garganta están los elogios de Dios y en su mano, la espada de dos filos,
7 para ejercer venganza entre los pueblos y dar a las naciones el castigo,
8 para atar con cadenas a sus reyes y con grillos de hierro a sus notables,
9 para aplicarles la sentencia escrita: eso es un honor para todos los suyos.