Coro:
1 ¿Adónde se fue tu amado,
1 oh la más bella de las mujeres?
1 ¿Adónde se dirigió tu amado,
1 para que lo busquemos contigo?
Ella:
2 Mi amado bajó a su huerto,
2 donde se cultivan flores olorosas,
2 pastorea su rebaño en los jardines
2 y va a recoger lirios.
3 Yo soy para mi amado y él es para mí:
3 él pastorea entre los lirios.
El:
4 Eres hermosa, amada mía, como Tirsá,
4 encantadora como Jerusalén,
4 imponente como tropas ordenadas.
5 Aparta de mí tus ojos,
5 porque me cautivan.
5 Tus cabellos son como rebaño de cabras
5 que ondulan por las pendientes de Galaad.
6 Tus dientes son como rebaño de ovejas
6 que acaban de bañarse,
6 cada una tiene su melliza
6 y ninguna y ninguna la ha perdido.
7 Tus mejillas,
7 son las mitades de una granada
7 detrás de tu velo.
8 Las reinas son sesenta,
8 ochenta las concubinas,
8 y las jóvenes son innumerables,
9 pero una sola es mi paloma,
9 mi toda perfecta.
9 Ella es la hija única de su madre,
9 la preferida de la que la engendró.
9 Las jóvenes que la ven la felicitan,
9 reinas y concubinas la alaban.
Coro:
10 ¿Quién es esta que surge
10 como la aurora,
10 bella como la luna, brillante como el sol,
10 temible como un ejército?
El:
11 Había bajado a los nogales
11 para ver las flores del valle,
11 por ver si la viña estaba brotando
11 y florecían los granados.
12 No sé cómo,
12 de repente se me oocurrió:
12 encabecé los carros de guerra
12 de mi pueblo.
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Comentarios Cantar de los Cantares, capítulo 6
6,3
Yo soy para mi amado y él es para mí. ¡Cuán lejos estamos de Moisés después de diez siglos de historia sagrada! (Pues el Deuteronomio, que también habla de amor, atribuye a Moisés mucho más de lo que había dicho). Pero es el mensaje de los grandes profetas. Recordemos, sin embargo, que para ellos la prometida, la esposa, es siempre la colectividad de Israel como un todo. Única-mente en la comunidad cristiana (y desde luego en algunos salmos) se leerá la Biblia como la historia del amor de Dios con personas a las que conoció y santificó de antemano. No se debe, sin embargo, separar la búsqueda personal de Dios de la vida de la Iglesia. El autor del Cantar ha sabido expresar tanto su deseo profundo como la espera de Israel: en él vemos, varios siglos antes de Pablo (Col 1,24), uno de los rasgos distintivos de cualquier mística cristiana: el que ama se siente solidario con la Iglesia y asume incluso sus infidelidades.
Si Dios se revela como Amor y Amante, no es tan sólo una manera de hablar, pues con ello nos revela su misma naturaleza. La eternidad de Dios es una fiesta del Amor, con su creatividad de donde proceden las Personas del Hijo y del Espíritu, constantemente reabsorbidos en la alegría de esa unión. Pero, con frecuencia, vacilamos en pensar y en decir eso, pues estamos demasiado cegados por la idea de que si Dios es infinitamente grande, debe serlo según nuestros conceptos de inmensidad y de sabiduría.
6,8
Compárese con el salmo 45. Este salmo escrito tal vez con ocasión del matrimonio de un rey, fue revisado y ahora, bajo las imágenes de la boda real, habla de la inauguración del reino del Mesías. Las reinas y las favoritas son las naciones paganas que vienen para someterse al rey Mesías; pero no impedirán que Israel siga siendo la única.
Una sola es mi toda perfecta (9). Esto que vale para Israel, vale también para quien ha recibido las señales del amor de Dios. Todos son amados «en Cristo» y algunos infinitamente más que otros que no han recibido más que un talento, pero cada uno es amado con un amor único y que lo hace sentirse único, como si ignorara lo que otros pudieron haber recibido, ya sean los mismos apóstoles o la santísima Virgen. Pues el amor sólo puede ser celoso, aunque los celos no tengan lugar en el Reino de Dios.
v. 12 Aquí, con mucha probabilidad, tenemos una de las claves del poema. Una traducción precisa sería: “me vi parado sobre los carros de Mi-pueblo-es-príncipe”. Este nombre forma pareja con el que se lee después en 7,2: Hija-de-príncipes, qué graciosos son tus pasos. He aquí el recuerdo de Oseas 1 y 2: Israel es a la vez el pueblo y la hija que Yavé ha redimido y que lleva a la gloria.